No puede desconocerse la importancia de la provincia de Santa fe y particularmente de Rosario en cuando al emprendimiento cooperativos ya en los albores del siglo XX. Favoreció ello la fuerza corriente inmigratoria que, desde 1875 a 1914, contabilizó el ingreso de personas de todas la latitudes, pero marcadamente italianos y españoles. Rosario, por ejemplo contaba en 1910 con 200 mil habitantes, de los cuales el 46 por ciento era extranjero.
Por esa época se fueron instalando las primeras fábricas y el incipiente ferrocarril se convirtió en fuente de trabajo y desarrollo. El puerto de Rosario fue un real embudo para la exportación de la producción primaria del Litoral, que lo tenía como boca de salida. Las primeras cooperativas fueron creadas durante el primer cuarto del siglo, en forma paulatina, fundamentalmente en el campo del consumo y como consecuencia de luchas por reivindicaciones referidas a problemas de carencias en el área de la alimentación.
Buena parte de estas entidades fueron inspiradas en la labor desarrollada por afiliados al Partido Socialista, quienes - juntamente con vecinos – fundaron, hasta 1915, cooperativas en las que participaron activamente obreros y empleados ferroviarios. Fructificaban de ese modo las semillas que desde las bibliotecas populares venía sembrando el Partido Socialista desde fines del siglo pasado, con la intensa difusión de las doctrinas cooperativistas.
En 1904, un grupo de obreros y empleados ferroviarios se reunió en una casilla de madera en la calle Jorge Canning próxima al portón Nº 1 del Ferrocarril central Argentino. Después de lagos cabildeos y escuchada la lectura de un modelo de estatuto enviado por el doctor Juan B. Justo, en la madrugada del 5 de abril de 1904 se creó la Cooperativa Panadería de Trabajadores. Se emitieron acciones de 10 pesos cada una, y se redactaron los pertinentes estatutos. El 15 de marzo de 1905 la cooperativa inició la elaboración de pan y en 1923 se reformaron los estatutos y la entidad pasó a llamarse Cooperativa Obrara de Pan y Consumos.
La segunda cooperativa de consumo se fundó en setiembre de 1905, igualmente entre obreros y empleados ferroviarios, debiendo destacarse, asimismo la creación, en 1914, de una similar, entre trabajadores del Ferrocarril Central Argentino a la que, denominaron Instituto Tráfico.
La fundación de estas cooperativas – en marcadas inicialmente más en el entusiasmo de sus integrantes que en aspectos legales constitutivos- fue la respuesta de gran parte de la sociedad, que buscaba beneficiar a las patronales. Lo irritante de estas injusticias propició el surgimiento no sólo de cooperativas sino, paralelamente, de partidos políticos y sindicatos obreros.
El acelerado crecimiento se explicaba y comprendía, al margen de los reclamos no satisfechos de los trabajadores, por los ya mencionados aportes que trajo consigo la inmigración europea. En efecto: además de su presencia y fuerza de trabajo, los inmigrantes trajeron en las alforjas un bagaje cultural impregnado de reivindicaciones sociales y experiencias concretas vividas en sus países de origen.
No debe extrañar entonces que al conectarse con la realidad social que sobrellevaban los trabajadores en la Argentina, con situaciones como descarada explotación en la comercialización de los productos del trabajo, contratos leoninos, créditos escasos, etc., acicatearan la formación de cooperativas que llegaron a cubrir el espectro económico de la ciudad con una red de entidades auténticamente populares, de bien público, que por decenios caracterización la vida de Rosario.
Los problemas de los años fundacionales del movimiento cooperativo probaron a vastos sectores la imposibilidades de superar las dificultades económicas si no se ejercitaba la acción solidaria. De ahí a comprender la premisa filosófica de los pioneros de Rochadle de “profundizar los cooperadores que la meta más importante a lograr es la defensa y promoción de los derechos sociales y económicos del pueblo” había un paso muy breve.
Fuente: Bibliografía publicada en la Revista “Rosario Historia de aquí a la Vuelta “ Fasciculo N• 12 Autores: Héctor G. Deppele – Ricardo Roccuzzo. Ediciones De aquí a la Vuelta de mayo 1991