Federico García Lorca llegó a Rosario
afines de 1935 para protagonizar un recital poético y una conferencia.
Juego y teoría del duende, en el
desaparecido Teatro Colón. Arribó a la vieja estación Súnchales el 22 de
diciembre a mediodía, feliz por el éxito de Bodas de sangre en Buenos Aires, representada
por la legendaria Lola Mernbrives.
Vestido
de frac y portando una carpeta negra se presentó ante las 150 personas que
asistieron a escucharlo. Luego de la disertación —según recordaría
Horacio Correas en "La
Capital"— una asistente le
ofreció el Romancero gitano para que leyera alguno de sus poemas ya que, según
confesó el propio poeta, no ios
recordaba de memoria. De esa manera y
ante un auditorio de admiradores ávidos, concluyó la velada.
Su último
día en Rosario fue para asistir a una comida de la colectividad y mantener encuentros informales con las
autoridades del Consulado. Otra vez en tren, partió hacia Buenos
Aires luego de insistentes llamados telefónicos que requerían su presencia
allí antes de Navidad. Su sonrisa amplia —recordaría Correas en su nota "Imagen de García
Lorca en Rosario"— fue
guardada por muchos rosarinos que aquella
lejana tarde de nace casi sesenta anos lo vieron
de pie en el estribo del vagón, despidiéndose (él no sabía que para siempre; de la ciudad...
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la Vuelta. Fascículo nº 13 Junio 1991. Autor: Hilda Habichayn.