Confianza en el progreso
Pediatra y puericultor de reconocido mérito, fue
también un gran humanista y un incansable difusor de la cultura. EL Círculo
surgió de su iniciativa.
Por Luis Etcheverry
Nacido en
Córdoba (1871), apenas egresado como médico en la Universidad de Buenos Aires
el doctor Rubén Vila Ortiz se radicó en Rosario. Pediatra y puericultor de
fuste en una época en que la especialidad tenía conspicuos exponentes, los
libros que dedicó al tema -varios reeditados- resultaron para los círculos
científicos elementos de reconocido valor. Tales los casos de "La crianza
del niño", "La alimentación del niño", "La enseñanza de la
puericultura", "El gran problema: la enseñanza de la puericultura en
las escuelas", con prólogo de Lucio V. Mansilla, "Por la salud del
niño", ídem del doctor Gregorio Aráoz Alfaro, y "Los comedores escolares".
Pero su interés médico no se ciñó excluyentemente a su especialidad. Poseedor
de un espíritu inquieto y una clara conciencia social, impregnado del
positivismo de la época, fue también agudo observador de la
realidad, condición que lo impulsó a escribir trabajos como "Algunas
consideraciones sobre profilaxis antituberculosa" y "Cómo debe
encararse la lucha antituberculosa". Ni qué hablar de sus innumerables artículos volcados en
revistas médicas de nuestro país
y Francia, tanto sobre temas de su especialidad como sobre la organización
hospitalaria y la difteria, sífilis (en sus diversas variantes y
consecuencias), meningitis, nefritis y otras enfermedades.
Pero indagar sapientemente en la medicina no le resultó suficiente.
Vila Ortiz también centró su interés en la filosofía, el humanismo y la cultura
en general. De esa inquietud y su vasta erudición clásica y moderna nacieron
reconocidos títulos de prosa clara y austera como "Breves reflexiones
sobre grandes problemas", con prólogo del famoso astrónomo Martín Gil, su
amigo; "Cultura y ética**. "La vida y la muerte", "Dinamita
para el espíritu","Humanismo" y "Reflexiones”. Incluso,. siempre apasionado por el arte y la cultura, dedicó un libro a promover el embellecimiento urbano de la
Capital Federal, al que tituló "Cuestiones edilicias".
En Rosario Vila Ortiz desarrolló además una importante e infatigable
acción en favor de la difusión de la cultura, que pretendía acercar a cada vez
más vastos sectores. Creía, y no podía ser de otra manera vista su posición filosófica, en la
ilustración como acicate del progreso individual y colectivo de todos. A
su idea y poder organizativo se deben, entre otras realizaciones, el nacimiento
en 1912 del Círculo de la Biblioteca o El Círculo, como se la conoce ahora.
Igual que otros autores, Juan Álvarez le reconoce en "Historia de
Rosario" la indiscutible condición de "fundador" de esa
prestigiosa entidad cultural, la más emblemática e de la ciudad, a la cual se
le debe, gracias a la generosidad de rosarinos notables, el rescate de esa joya
arquitectónica que es el edificio de La Ópera. Una sala de dicho teatro
recuerda con justicia al doctor Rubén Vila Ortiz, muerto soltero a los 69 años,
en Buenos Aires, el 10 de septiembre de 1940. Está sepultado en El Salvador de
nuestra ciudad.
Fuente.: Extraído de
la Revista del diario “La Capital” 140 años – (1867-2007)