viernes, 20 de marzo de 2020

LOS GALLEGOS




La importante colectividad ga­llega fue una de las que contribu­yó, con su empeño y laboriosidad a consolidar la inserción de los inmigrantes españoles en la Argen­tina y en Rosario en particular. Ya se ha mencionado la dedicación al rubro comercial de gran cantidad de hijos de Galicia, y el hecho de que algunas de las grandes e im­portantes empresas rosarinas ten­gan como impulsores a gallegos llegados con las corrientes inmi­gratorias de finales del siglo pa­sado y comienzos del actual, ra­tifica esa integración.

La entidad que los nuclea desde 1956 es el Centro Gallego, cons­tituido el 5 de noviembre de ese ano en una reunión realizada en el domicilio de Manuel Camino, en Alvear 190, donde funcionara inl-cialmente. La asamblea constitu­tiva designó entonces como primer presidente a Manuel Gómez. 

Aquella sede transitoria fue re­emplazada tiempo después por las instalaciones del Club Policial, en Entre Ríos al 100, donde funcio­naría luego, y por las del Club Español, donde también el Centro Gallego albergó sus actividades. En 1960 se adquiere finalmente el solar de calle Buenos Aires 1137, donde un ano más tarde queda inaugurada la casa propia, en la que las verbenas españolas ponen una nota de colorido y alegría todos los sábados de mayo de cada año. 

En 1963 se crea la sección cul­tural, la que (previa aprobación del célebre crítico y filólogo, otorgada en una carta personal del 8 de mayo de dicho año) pasa a de­nominarse Ateneo Ramón Menéndez Pídal y lleva a cabo una des­tacada tarea, a través de activi dades diversas y de su biblioteca de autores gallegos. 

En enero de 1987 el Centro se fusiona con la Asociación Saviñao, adquiriendo el predio de Maestro Massa 525, en el barrio de La Flo­rida, donde se llevan a cabo desde entonces las actividades veranie­gas y las grandes reuniones de la colectividad. Debe recordarse asi­mismo que todos los anos ésta par­ticipa de una celebración cara a los nacidos en Galicia: la fiesta de Santiago Apóstol, el 29 de julio. 

Esta y otras festividades son acompañadas siempre por el plato clásico, la empanada gallega y por las danzas folklóricas de la región, laptayla muñeira (literalmente "la muchacha del molino"), aplau­diéndose a la vez a los cuerpos de baile de la entidad, cuyas evolu­ciones devuelven a los gallegos la gracia y la galanura de una tra­dición firmemente resguardada del olvido, a través de la música y de versos entrañables como los de Ro­salía de Castro. En 1990, la visita del presidente del Gobierno galle­go. Fraga Iribarne, movilizó entu­siastamente a una colectividad es­trechamente ligada a la ciudad y a sus habitantes. 



Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la Vuelta. Fascículo nº 13 Junio 1991. Autor: Hilda Habichayn.