jueves, 19 de marzo de 2020

LAS FOGATAS DE JUNIO



"Costumbre popular arrai­gada, festejo para los chicos del barrio, rito de antiguas resonancias, la fiesta de San Pedro y San Pablo, celebrada el 29 de junio, tuvo hasta en­trada la década del 50 una notoria permanencia en la ciudad. 

"El atractivo principal eran —naturalmente— las fogatas que se encendían a la llegada de la noche, preparadas con madera, ramas secas, trapos viejos, cartones y papeles, y que concitaban la atención, la curiosidad y el entusiasmo de una infancia barrial y bullan­guera. En sus cenizas se asa­ban batatas, papas y alguna que otra castaña, y el milena­rio espectáculo del fuego con­vertía a algunas esquinas de Echesortu, de barrio Belgra­no, de barrio Mendoza, en es­cenarios que atraían al vecin­dario. Al final, las chispas en el aire, el humo, las cenizas voladoras culminaban la cere­monia anual mientras los grandes reunían a los peque­ños para retornarlos a la casa y al descanso... 

"Algunos baldíos, la propia canchita de San Pedro y uno que otro cruce de calles poco transitadas fueron ámbitos propicios para las fogatas de San Pedro y San Pablo. La ace­lerada vida contemporánea, la penetración cultural que prioriza otras costumbres y otros ritos, dejó también en el olvido todo aquello. Pero, co­mo en las inolvidables imáge­nes del Amarcord de Fellini, aquellas fulgurantes llamas sobre la oscuridad de la no­che, aquellas hogueras del re­cuerdo, no se apagarán nun­ca Nunca". (Rafael Oscar Ielpi, en Democracia, 29 de junio de 1983). 

Fuente. Extraído de revista “ Rosario aquí a la vuelta” Fascículo Nº 18. Autor: Alberto Campazas . De Enero 1992