viernes, 30 de agosto de 2019

TODO HA CAMBIADO



Por Héctor N. Zinni 




Pero, no nos apresuremos. Porque debemos reseñar un suceso de vital importancia para la ciudad de Rosario: ocupando el Vasto predio donde en otro tiempo funcionara, la vieja estación del Ferrocarril Santa Fe, enclavada sobre la intersección de las calles Cafferata y Santa Fe, una mole gris y gallarda, nominada durante mucho tiempo como Estación Francesa —en alusión inequívoca a la procedencia de la empresa propietaria—, convenientemente remodelada ha pasado a prestar servicios desde el 10 de diciembre, con el nombre de Estación Terminal de Omnibus Coronel Perón. 

"Es única en Sud América y es la más grande", pregona la promoción oficial. Y es cierto; tan cierto que pasará mucho tiempo antes de que en otras ciudades comiencen a levantarse construcciones similares. Los brindis correspondientes a la inauguración de la flamante estación de ómnibus, a cuya ceremonia asistía el ministro de Transportes de la Nación, coronel Juan Francisco Castro, junto a las correspondientes "autoridades nacionales, provinciales y eclesiásticas", no presagiaban lo que iba a ocurrir al día siguiente. 

El 2 de diciembre comenzó a llover, y el agua a brotar repentinamente en la estación de ómnibus. Decenas de hombres, mujeres y niños, portando valijas y otros bártulos, se atropellaban entre sí tratando de ganar algún sitio elevado. Los mostradores de los dos únicos negocios establecidos —un bar lácteo y un quiosco de revistas—, se convirtieron en racimos humanos, en tanto que los viejos bancos de madera, luciendo todavía la inscripción FCSF (Ferro Carril Santa Fe), parecían islotes en medio de un panorama insólitamente acuoso. "Cayeron cuatro gotas y se produjo lo que muchos preveíamos cuando rellenaron los andenes con cemento", recordará José Kanter, propietario del restaurante y ex dueño, juntamente con sus hermanos, del primer bar lácteo que existió en la Terminal. 

Un memorioso librero de la estación, ya desaparecido, don Luis Raschia, supo testimoniar al autor: "Con los quioscos pasó algo muy notable. Se nos ordenó levantarlos de cartón prensado. Pero no podíamos comprarlo donde queríamos, sino donde nos indicaron las autoridades. Los compramos en cuotas y cuando terminamos de pagarlos, vino otra orden: la de tirarlos abajo y levantarlos de material. Vuelta a gastar. Pero, al final, valió la pena, porque un año después de inaugurada la Estación un violento incendio destruyó las instalaciones de tres negocios de cartón que aún se mantenían: una parrilla, una mercería y una armería"1 

Se van perfilando los últimos días de 1950. El año de la Loción Ballet Russe "la última creación de Atkinsons", los postres Royas, soutiens "Mistinguett" y cocinas General Electric. Año en que el mercado interna ha consumido, entre otros productos, camisas Tahití —"la camisa del hombre feliz"—, pantuflas Pirelli con suela "espuma de goma" y lavarropas Martinco, lrupé y Lav-ogar, este último publicitado como "el primer lavarropa argentino completamente automático". En los hogares de clase media han empezado a campear los combinados all uso nostro o tato in casa, en competencia con los RCA Victor que ya vienen con cambiador automático. Se han impuesto los polvos de belleza Coty, la crema de' afeitar Williams (lujosa y mentolada), las máquinas de sumar Under-wood Sundstrand y de escribir 'Royal Gray Magic; las brillantinas, fijadores, talcos, antisudorales, jabones y lociones faciales Devon, las lanas Mamita y Masllorens; las ginebras, gin y licores BoIs, la marca de "cada día su copita, estimula y sienta bien". Entre los cigarrillos de más aceptación, los fumadores de tabaco rubio han recibido con beneplácito a los cigarrillos Carrington, de 0.50 centavos y a los Wilton, de 0.60, los que, como todos, vienen en paquetes de diez unidades y sin filtro todavía. 

Por LR1 Radio El Mundo y su Cadena de Emisoras un locutor se gana la simpatía del público: Arnoldo Chamot, quien ha compartido con Julián Bourges el microprograma auspiciado por vinos Gargantini "Almacén de curiosidades" y ahora es conductor de "El Relámpago", audición cómica que se transmite lunes y jueves a las 13.05, por obra y gracia del aceite Olavina. 

Las farmacias han ido incorporando más y más artículos de tocador y perfumería. Se acabaron las boticas. Ahora, al lado de la tradicional Emulsión de Scott, se apilan pequeñas estibas de crema dental Kolynos, potes de crema de afeitar Lanoleche o Pamolive y loción para después de la afeitada marca Karanuva. En los cajones del mostrador primero y en artefactos con tapa de vidrio después, al alcance de la mano del idóneo de farmacia y al lado del rollo de papel para envolver están las hojas de afeitar Gillette azul y doradas, en envases de diez unidades, cuya popularidad comienza a dejar opacas hojas como las de marca Boina Blanca y Legión Extranjera, cuya reclame en la segunda de las mencionadas, se hace más insistente por radio y a toda hora: "Si quieres que ella te quiera, usa Legión Extranjera". Otras hojas de afeitar de vida efímera han sido las "60" ("Sabés una cosa? ¡Yo me afeito con hojas "60"!). También durará poco la pasta dentífrica Ipana. Pero, se mantendrán con más vigencia en el tiempo el fijador Brylcreem, las cremas de afeitar, lociones faciales y talcos Mennen; las cremas Pond's S y C, el jabón Lux de tocador y la gomina Brancato. 

Ha pasado el tiempo del gofio y casi casi, el del maní japonés. Y si el whisky Canadian Club es para la clase alta, por su elevado costo, la clase media —para quien hablarle de whisky es como, nombralrle la luna—, gran consumidora de caña Piragua y Pecho colorado, vive la ilusión del whisky bebiendo Habana Brandy Panamericana o Cubana Brandy, sello verde y sello rojo de Padilla Hnos. 

En Buenos Aires se impone la sastrería Casa Perramus y los Helen Harper SweaterS cruzan el país en todas direcciones. Y mientras los porteños son reconocidos desde lejos por los sombreros que usan, generalmente marca Laguito, "producto Lagomarsino, fabricante del flexil", las provincias han sido invadidas por el jabón granulado Rinso, las boquillas Crisol, el maquillaje Elizabeth Arden, el digestivo Uvasal, los neumáticos Dunlop, las conservas La Campagnola —"con una receta de cocina en cada lata"—, las medias Reina Cristina, los tejidos Arciel, las lapiceras Escritor 47 "con tapa enchapada en oro", la yerba mate Aguila, las máquinas de coser Singer, los.pomelos Pindapoy, el lustra-muebles Shell, las sábanas Grafa que "se lavan, se lavan y nunca se acaban" con la famosa "marca en el orillo", la gran sidra Real y el comed Beef con papas Wilson. 

Desde la zona rosarina salen los lavarropas Goldix y, entre otras marcas, las heladeras Viliber, las marcas de yerba La Hoja, Santos Vega y El Charrúa, las cocinas a querosene Dominicis, las máquinas de coser Lander, Godeco y Gardini. Se ha popularizado el Amargo Obrero y el vermouth Henzi, de Calatroni y Tacconi, comienzan a surgir industrias vinícolas como Vaschetti Hermanos y son tantas las marcas de vino que se suman al tradicional vino Toro "tinto y clarete' que comienza la agonía de la cadena de vinerías La Supériora. 

Es la época de las prendas deportivas Polo, de la porteña sastrería Braudo, "con 2 pantalones en cada traje" compitiendo con Belfast, y de roperías famosas en Rosario como Marino, Waterman, El Elegante y The Lasting, entre otras. La casa GoId, en Buenos Aires, vende relojes, joyas y fantasías por contrarrem bolso, medio que también use la zapatería Fanacal, y se imponen los relojes Gladiador, la grappa La Tusquita "única rosada" y la brillantina Rizolina, de Lakmé. Los fideos Letizia y Olímpico, se venden como el Geniol y el Mejora] más que el Genio¡, mientras los pibes abandonan definitivamente la pelota de trapo para usar las de cuero marca Cañonazo, La Criolla y Superval, así como la Super Boca Juniors, sin tiento y con tiento, que fabrica en Rosario Sebastián Barraza. Es evidente que la sociedad ha cambiado. El mundo ha cambiado. 

El cine, que en cierta forma ha sido el reflejo de los gustos del momento también ha cambiado. El debilitamiento en Hollywood del Star system ha comenzado apenas unos años atrás, cuando los italianos se atrevieron a buscar sus intérpretes entre la multitud anónima de la calle. Este recurso desesperado ha demostrado que la personalidad y la potencia expresiva no están únicamente en los rostros sabiamente maquillados de Hollywood, sino también en la gente del montón. La clausura de la contienda ha señalado el fin de una época, de una manera de vivir y de una filosofía: las experiencias bélicas y las proposiciones existencialistas invitan a abandonar el mundo ficticio y acolchado que "sólo existe en las películas", para mirar al hombre con otros ojos. Pero estas razones, que no pasarían de ser puramente marginales, toman cuerpo al precipitarse una crisis contenida durante los años de guerra: el problema de los excesivos impuestos sobre las ganancias de los actores. 

En los Estados Unidos se ha descubierto el quid este año: un actor debe pagar hasta el 75 por ciento de sus ingresos si está contratado por un estudio, pero ¿qué ocurre si se convierte él mismo en empresa productora? En tal carácter, la tasa desciende por lo menos a un 50 por ciento. Como la competencia de la televisión es grave, los estudios reciben la novedad con los brazos abiertos y hasta invitan cordialmente a sus estrellas a participar en la competencia. Muchos fracasarán, hasta la consolidación, años más tarde, de dos triunfos rotundos como actores-empresarios de sí mismos: Burt Lancaster y Kirk Douglas. 1950 es el año de la despedida de las grandes compañías cinematográficas y las grandes estrellas. En el transcurso de la década siguiente habrán de morir muchos encumbrados actores y actrices que otrora dejaron sus marcas en las veredas del Hollywood Boulevard, donde las últimas hojas del otoño-invierno, como un presagio, se pudren sobre las losas, y el agua de la lluvia se estanca en los huecos que dejaron manos y pies ilustres. No falta más para que revelen lo que realmente son: lápidas. 

Pero, volvamos a Rosario, donde el 21 de diciembre el gobierno provincial ha dado comienzo al pago del sobresueldo anual complementario de 1950 al personal de la administración. Para ello dispone de la suma de siete millones de pesos que ha girado el gobierno federal en concepto de participación de impuestos nacionales, calculándose que se abonarán por este renglón nueve millones de pesos. Suma que sería inferior en cuatro millones a la que se necesita realmente para toda la administración. Asimismo se ha dispuesto la entrega de cierta cantidad a la Caja de Jubilaciones, para que se pague a cada afiliado el 500/o de sus haberes en concepto de la ley NO 13.478 de salario móvil, a los efectos de destinar el otro 500/o restante para solventar el pago del aguinaldo para los ex servidores.2 

Hay desperdicio de agua por una canilla rota en la playa de lecheros ubicada en las calles Vera Mujica y San Lorenzo. "Dicho artefacto --dice La Capital— pierde constantemente una cantidad apreciable de líquido, pero, a pesar del tiempo transcurrido en que se advirtió tal cosa, nada se ha hecho para reparar el deterioro y evitar así la pérdida de muchos litros de agua potable".3 El 27, la Comisión Departamental contra el Agio y la Especulación reitera el precio máximo del hielo, insistiendo en la conveniencia de denunciar toda transgresión. Dichos precios son los siguientes: venta por repartidores al público, a domicilio: por barra entera $ 2; por media barra (peso mínimo 12 kilogramos, 500 grs.) $ 1; por cuarto de barra (peso mínimo 6 kilogramos, 200 grs.) $ 0.55; por octavo de barra (peso mínimo 3 kilogramos, 100 grs.) $ 0.30. Venta por comerciantes al público, en trozos menores, a razón de $ 2 la barra.4 

Entre pitos, matracas y algarabía se despide 1950. Dice La Capital: "Otra etapa de su derrotero cubrirá la Tierra a las 24 de hoy. En su milenario viaje, ese andar de 365 días y 365 noches ha sido apenas un nuevo paso en la eternidad; pero para nosotros, los mortales, el término de un año y el advenimiento de otro, tienen un significado y un encanto excepcionales cuya esencia, tal vez, sea el gozo de poder seguir hilvanando esperanzas. Esa emoción patentizó ayer la ciudad, que puede decirse se lanzó a las calles,y colmó los negocios en las afiebradas compras de fin de año. En atareado enjambre se convirtió por obra de la culminación de 1950 y el advenimiento de 1951, y en la vida urbana, casi siempre pausada, ese trajín puso su nota propia, sobre todo al cierre de los comercios, cuyos personales rodearon mesas cordiales en bares y confiterías, a manera de anticipo de las muy próximas reuniones familiares".5


NOTAS 

1 La Estación recibió el nombre de Terminal de Omnibus Rosario después de 1955; y el 25 de mayo de 1957, al descubrirse el busto del Secretario de la Primera Junta, frente al pórtico central, sobre la calle Cafferata, se la nomino Estación de Omnibus Mariano Moreno. Ese día, ademas de habilitarse una muestra de la Sociedad de Artistas Plásticos de Rosario con obras de pintura, escultura, grabado y cerámica, se inauguró también una ya desaparecida biblioteca pública con 600 volúmenes. Los interventores y directores fueron numerosos, recordándose a Cacace, Merlo, Garcilaso, Pablo Salabert y Antonio Sardi. Bajo la dirección de este último se instaló en 1961 y con el aporte de los comerciantes, luz de mercurio en todo el perímetro de tránsito. Luego vinieron Emelio Scandel en 1962 y César Torriglia en 1963. 

El 30.8.1962 se autorizó al Banco Municipal de Rosario para la ocupación, en uso precario, de los locales que dan por ni frente a la calle Cafferata, con clausura de sus ir.!re sos a la gran sala, lo que anuló las primitivas intenciones de instalar una .. afitería en ese mismo lugar. En 1963 seproyectó el ingreso a la estación de los automotores de transporte urbano, aprovechándose la apertura de la calle C t'llanos. Fijáronse entonces nuevas zonas para boleterías y baños, en un intento de desconcentrar el entorno a la gran sala de entrada y crear perspectivas de utilización a todas las plataformas de ambos andenes. Así se independizaron los accesos, en beneficio de la mejor circulación y se afectó la gran sala al uso del público, creándose interés en la expansión comercial, lo que posibiitó nuevos recursos al erario municipal. 

Los directores, Francisco Albano en 1964, y Enrique Tedini en 1965 - bajo cuya dirección se inauguró el 8.5.1965 el destacamento policial—, así como Juan Miguel Piñero, lograron, en estrecho contacto con los comerciantes de ese pequeño gran centro de la ciudad de Rosario, dar una fisonomía de avanzada a la Estación Terminal de Omnibus, que volvió a llamarse Coronel Peron entre 1973 y 1976, para volver a lucir el nombre de Mariano Moreno, en el transcurso de este último año. En el perímetro de una manzana conviven roperías, comedores, pizzerías, bares, disquerias, casas de artículos regionales, quioscos, librerías, así como puestos de diarios y revistas. El pasajero que accede a nuestra ciudad desde los cuatro puntos cardinales del país puede mandar una carta, hablar por teléfono a corta y larga distancia, proveerse de zapatos, medicamentos, armas, pan, masas, regalos. frutas y hasta cortarse el cabello sin salir de la estación, en cuyo entorno funcionaban en 1977 cuatro restaurantes de corta importancia y cinco hoteles. 

Dentro del enorme complejo, algo más tiene cabida. Desde ci 12 de agosto de 1968, la sensibilidad municipal, policial sanitaria de la ciudad, ha cedido la oficina número 47 a un grupo de seres anónimos que ofrecen gratuitamente m colaboración para combatir el problema del alcoholismo. 

2 La Capital. 21.12.1950. 

3 La Capital. 22.12.1950. - 

4 La Capital. 27.12.1950. 

5 La Capital. 31.12.1950. 

Fuente: Extraído del Libro “ El Rosario de Satanás” Tomo III. Editorial Fundación Ross. Año 2000.