lunes, 24 de abril de 2017

LEVI BEPPO - CIENTIFICO (1875-1961)

Por Adrián Gerber

MATEMATICA Y DIGNIDAD

Fue un genio dentro de una disciplina dura y árida. De origen judío, llegó a la ciudad por la discriminación que sufrió en la Italia fascista. Y aquí dejó un legado de humanidad y conocimiento.
Se dice que los hombres de ciencias se dividen en dos tipos: los que crean algo nuevo y genial a los 20 o 30 años, y los que producen sistemáticamente toda la vida. Beppo Levi, uno de los matemáticos más importantes del siglo XX, fue de estos últimos. Su presencia era inconfundible: tenía un físico pequeño (medía menos de 1,50), frente ancha, barbita en punta, mirada profunda y sonrisa amable, y se caracterizaba por una fuerte personalidad. Si bien consideraba que la matemática es una ciencia, más que todo creía que es un modo de pensar, una filosofía.

Nació en Turín (Italia) en el seno de una familia judía. Gracias a su inteligencia y su dedicación alcanzó el doctorado en matemática a los 21 años.
Desarrolló una importantísima obra en la investigación. Creó teoremas propios, pensó ejercicios matemáticos originales que hoy son utilizados en todas las universidades del mundo y resolvió problemas hasta ese momento insolubles, como el de Fermat, que llevaba 300 años sin que se conociera su resultado. Trabajó principalmente en geometría algebraica, aunque también incursionó en otros campos, como el análisis matemático yio que más tarde se llamaría análisis funcional (donde un importante teorema lleva su nombre) y la didáctica de la matemática. Sus cientos de trabajos están recogidos en numerosos libros y revistas especializadas. En su obra "Abbaco, de 1 a 20" , por ejemplo, discute los criterios pedagógicos de acuerdo con los cuales debería introducirse al niño a la aritmética.
Desde el principio se manifestó en contra del movimiento fascista. Las leyes de discriminación implantadas en Italia en 1938 cortaron su carrera al ordenarse la expulsión de los judíos de todas las ramas de la enseñanza. Esta situación amenazó con quebrar su carrera y su vida, pero él adoptó una actitud digna y serena. "Me privaron de la cátedra. Pensé, equivocadamente, que sería transitorio. Perdí gran parte de los contactos con colegas, discípulos, alumnos. La biblioteca de la Universidad fue entonces mi refugio. Pasaba en ella muchas horas por día. Una mañana, al proponerme entrar en la misma, el bedel me informó: “Tengo orden de prohibirle el ingreso a la biblioteca”. Esa misma noche dejé Bolonia", relató Ley. A través de sus contactos científicos pudo emigrar a la Argentina. Así, gracias a las gestiones de Cortés Plá, decano de la entonces Facultad de Ciencias Matemáticas de Rosario (hoy Ingeniería), se lo contrató para que se hiciera cargo de la dirección del Instituto de Matemática.
El 6 de noviembre de 1939 desembarcó en Buenos Aires acompañado de su esposa y sus dos hijas (su tercer hijo decidió emigrar a lo que era entonces Palestina, hoy Israel). Dos días después se instaló en Rosario para asumir la dirección del Instituto, donde inició una verdadera esa matemática y tuvo como alumnos a quienes luego serían importantes matemáticos argentinos. Con su presencia le otorgó prestigio y difusión internacional a esta Facultad. Las publicaciones seriadas del Instituto, las únicas que aparecían con regularidad en el país sobre matemáticas se convirtieron en un centro de atracción. Su adaptación al nuevo ambiente fue rápida, y a ella contribuyeron la cordialidad y aprecio que encontró en Rosario.
Al terminar la 2º Guerra Mundial (1945) pudo volver a Italia, pero decidió quedarse en la ciudad argumentando que no podría abandonar el Instituto por razones afectivas y morales.
En 1948 se hizo cargo de distintas cátedras de la Facultad de Ingeniería, y demostrando toda su humildad, también dio clases entre 1956 y 1960 en el profesorado de matemáticas de la Escuela Normal Nº1 Nicolás Avellaneda.
Levi dejó innumerables alumnos, enseñó todo lo que sabía y creó y recreó prácticas docentes en una especialidad dura árida, casi sin matices.
Murió el 28 de agosto de 1961.a los 86, y tras vivir 22 años en Rosario. En su tumba en el viejo Cementerio Israelita de Rosario hay una placa que simplemente reza: "Beppo Levi: matemático".
Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital de los 140 aniversarios” . De 2007