martes, 25 de abril de 2017

BEPPO LEVI – Difusor del pensamiento matemático

Por Juan Pablo Robledo

El pensador italiano desarrolló una im­portante obra en la investigación. Creó teoremas propios, pensó ejercicios ma­temáticos que hoy son utilizados en todo el mundo y resolvió problemas que has­ta entonces eran irresolubles. Con gran vocación ejerció la docencia, y se incli­nó por la geometría algebraica, incursionando también en otras áreas como el análisis matemático. Vino a Rosario como resultado de la discriminación que sufrió en su país, y dejó un legado de devoción hacia el conocimiento, por sus alumnos y su trabajo.
Sus inicios
Beppo Levi nació en Turín el 14 de mayo de 1875. Fue el cuarto hijo de Giulio Giacomo Levi y de Diamantina Pugliese, su padre era abogado y autor de libros de temáticas sociales y polí­ticas, murió en 1898, dejando a Beppo en la posición de hijo mayor y con ello gran responsabilidad ante su familia y frente a una débil situación económica. Beppo, inicio sus estudios de matemá­ticas en la Universidad de Turín, y se doctoró a los veintitrés años de edad. Tuvo la oportunidad de formarse en la "famosa escuela italiana de geometría algebraica" con profesores de primer nivel que dejaron una fuerte impronta en su mente.
En 1899, después de haber sido durante tres años asistente en la Universidad de Turín, pasó a la docencia secundaria, que ejerció hasta 1906. En ese período publicó diferentes trabajos con aportes originales en el campo de la geometría algebraica. Posteriormente ganó por concurso la cátedra de Geometría Proyectiva y Des­criptiva de la Universidad de Cagliari. Al poco tiempo conoció a quien sería su esposa para toda la vida, Albina Bachi. Se casaron en 1909 y tuvieron tres hijos: Giulio, Laura y Emilia. Entre 1918 y 1920, el matemático fundó y dirigió el Instituto de Matemáticas de la Universidad de Parma y siendo Pre­side (decano) de la Facultad, propuso al Rector la realización de cursos de ma­temáticas superior, que debían poner a la Facultad de Ciencias en condiciones de otorgar el Doctorado de matemáti­cas. A los cincuenta y tres años, Beppo dejó la Universidad de Parma, donde había sido profesor por casi dos déca­das, para hacerse cargo de la cátedra de Geometría Superior en la Universidad de Bolonia. Fue una etapa de intensa labor científica y docente siempre rea­lizada con dedicación y entusiasmo, dándole vida a sus clases. Su vida aca­démica iba en ascenso cuando conoció al matemático argentino Juan Carlos Vignaux, que estaba en contacto con el Comité encargado de la creación en la Universidad Nacional del Litoral, del Instituto de Matemáticas de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico-Quí­micas y Naturales y gracias a sus con­tactos intelectuales, Beppo pudo pensar en la Argentina como un posible país de emigración, a causa de las leyes racistas del régimen fascista. El pensador, desde un principio se ma­nifestó en contra del movimiento tota­litario, cuyas leyes de discriminación fomentadas en Italia en 1938 cortaron su carrera, ya que el edicto ordenaba la expulsión de los judíos de los cargos docentes. Fue así que a los 63 años, de­cidió por la emigración con su esposa e hijas (su hijo mayor decidió hacerlo a Palestina), hacia Rosario para ser con­tratado como Director del Instituto de Matemáticas, recién creado en la Facul­tad de Ciencias Matemáticas.
El instituto de Matemáticas
El 6 de noviembre de 1939 desembarcó en el país y dos días más tarde partió hacia Rosario, acompañado por el ma­temático e investigador Luis A. Santaló. Como director del Instituto inició una escuela matemática y tuvo como alum­nos a quienes luego serían importantes matemáticos argentinos. El Instituto fue inaugurado el 18 de mayo de 1940 y con su presencia le otorgó prestigio y difusión internacional a la Facultad. Varios factores contribuyeron a la adap­tación de Beppo a su nuevo ambiente: la cordialidad y el interés local, la sa­tisfacción y gratitud por encontrarse rodeado de aprecio, y la posibilidad de hacerse cargo promotor del pensamien­to matemático y en forma general al pensamiento humano. Se organizaron dos cursos de postgra­do, sobre temas de geometría proyecti­va y teoría de las funciones, que fueron dictados por Beppo Levi. Asimismo, fue un período de estabilidad y floreci­miento con numerosos alumnos en las tres especialidades: ingeniería, arqui­tectura y agrimensura. También dio cla­ses entre 1956 y 1960 en el Profesorado de matemáticas de la Escuela Normal N° 1 Nicolás Avellaneda. Asimismo, el matemático colaboró en las Publicacio­nes del Instituto y en la revista Mathe-maticaes Notae, creadas por él donde se difundieron estudios e investigaciones relacionados con los números y fueron las únicas que aparecieron con regulari­dad en el país. En 1945, regresó a Italia, negando quedarse en ella argumentan­do que no podía abandonar el Instituto no sólo por razones profesionales, sino por motivos afectivos y morales. Beppo Levi, murió a los 86 años y tras vivir 22 en Rosario, el 28 de agosto de 1961. Dejó un huella imborrable en el co­nocimiento y la investigación, y un lega­do de humanidad a sus alumnos ya que si bien creía que las matemáticas eran una ciencia, más que todo creía que eran un modo de pensar, una filosofía.
Bibliografía Utilizada:
-Archivo Diario "La Capital" -
-”"Beppo Levi: Italia y Argentina en la vida de un matemático" de Laura Levi
- "La matemática en el Litoral La evolu­ción de las ciencias en Argentina" Tomo
1. Sociedad Científica Argentina, 1972.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario y su Historia y Región”. Fascículo N.º 73 de Abril del 2009.