viernes, 21 de agosto de 2015

EL BOTIN DE PODESTA



Se presentó en 1926 el Real Deportivo Español en cancha de Newell's jugando contra un combinado local. La atracción ma­yúscula era la presencia del "Divino" Zamora, el arquero de lar­ga fama. Apenas empezado el partido, los nuestros empezaron a hacer diabluras. Los gigantes zagueros españoles quedaban una y otra vez desairados ante un concierto de amagues, moños y gam­betas que los sumieron en el desconcierto. Los gritos del "Divino" Zamora se escuchaban en todo el estadio: "Cuiden al pequeñín... cuiden al pequeñín". Naturalmente, el pequeñín, pintoresco, can­chero, dribleador, no era otro que Antonio Miguel, convertido ese día en la figura cumbre de un espectáculo que tuvo varias estre­llas de lujo. Los aficionados que se habían colocado detrás del arco de Zamora, escucharon la azorada respuesta de un defen­sor español al clamor de su arquero: "Pues mira —le respondió— que si cuido al pequeñín se me cuela el "Negro". El Negro no era otro que Gabino Sosa. Aquel día de 1926, Rosario ganó 3 a 0 con dos goles de Antonio Miguel y uno de Sosa. La delantera formó con Peruch, Humberto Libonatti, Gabino, Miguel y García...

Fuente: Bibliografía de Historia de Rosario Central de autor Andrés Bossio