miércoles, 17 de junio de 2015

LOS INTERESES REGIONALES SEGÚN LAS INSTITUCIONES COMERCIALES DE LA CIUDAD PUERTO



El presidente de la Unión Industrial Argentina, Luis Colombo, dirigente rosarino que presidiera la Bolsa de Comercio de Rosario, dijo que este tipo de organismos eran "verdaderos ministerios", "con la ventaja de que en ellos no existían pequeños problemas en sus objetivos, al resumir aspectos magnos y serios para el desenvolvimiento de la República", aclaró, en clara distinción con el sector público. Colombo fue por entonces uno de los más decididos opositores a la política del proclamado librecambismo internacional, advirtiendo que la Argentina no debía dejarse seducir por cantos de sirenas, y que debía establecer cuanto antes barreras proteccionistas que protegieran sus mercados de un porvenir oscuro. "Ya no hay candidos en el mundo, y si los hay solo puede serlo en nuestro país que es el único que mantiene sus aduanas entregadas a la manufactura extranjera".64
Además manifestó su convicción de que la Bolsa haría sentir su influencia nacional propiciando la evolución económica que el país necesitaba y que se relacio­naba con la industrialización de sus materias primas, como única forma de asegurar el bienestar agrario.65
El presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Manuel Ordóñez, en 1929, precisó las principales preocupaciones, propuestas y prioridades de la élite dirigente rosarina en materia de obras públicas:66 Prestigiar y apoyar la construcción y adqui­sición de propiedades para las reparticiones nacionales, la mayoría de las cuales se encontraba en edificios alquilados e inadecuados. Por eso proseguían en su empeño de que se terminara el edificio de la Aduana, y se levantara un nuevo edificio de Correos y Telégrafos. Específicamente en materia vial habían propiciado la realización de caminos terraplenados y la consecución de los que se encontraban en ejecución: Rosario - Casilda, Rosario-Santa Fe, y Buenos Aires-Rosario-( Córdoba. Habia quedado también a realizarse "una obra de gran importancia para la economía del país: la canalización del arroyo Tortugas y Cañada de San Antonio en el límite interprovincial con Córdoba y que permitiría el saneamiento de más de 400 mil hectáreas". Según la Bolsa de Comercio el puerto y la estación del Ferrocarril Central Argentino, con sus vías de acceso a la ciudad, cían los principales problemas que afectaban el progreso rosarino.  "El puerto, en ningún momento ha respondido ni  por capacidad ni por sus instalaciones, a las necesidades del movimiento en constante aumento", aseguró la institución. y explicó que al decretarse su concesión se habría previsto un movimiento de 1,101.000 toneladas de cereales en 1905, aumentando progresivamente hasta 2.500.000 en 1930, pero ya en 1927 había alcanzado 6.839,000 toneladas, sin que ello hubiera significado una mejora en sus instalaciones o métodos de trabajo Para competir con otros países proveedores de materias primas se imponía la construcción de elevadores y evitar las consecuencias del almacenamiento en la intermperie.
Siendo el segundo puerto de la República ni siquiera contaba con una sala de tránsito o espera de pasajeros, situación que con elocuencia indica el tipo de relación di la compañía francesa con la sociedad rosarina y que su interés se limitaban a explotar el puerto como terminal exportadora. A insistencia de la prensa, en 1928, se construyó una simple casilla para que los usuarios se cubrieran de la lluvia.67 Actitu­des más propias de una factoría privada que de un servicio público.
La Capital, decía que poco había hecho el gobierno nacional por lograr que la empresa concesionaria ampliara sus instalaciones: "El puerto de Rosario no alcanza en la actualidad a llenar ni en una mínima parte las exigencias de un movimiento comercial en vertiginoso aumento y el comercio, las industrias y todo cuanto actividades se hayan ligadas por su interés a la solución de este asunto, recla­man de una vez por todas se lleven a cabo los trabajos de ampliación bosquejados y se permita así a la ciudad contar con un puerto en condiciones de servir el amplio movimiento de ultramar que por él se realiza".68
Esta situación se contradecía con la potencialidad mercantil del puerto rosarino demostrado por un informe elaborado por el matutino, en base a cifras obteni­das de la Cámara Compensadora de Cheques -único medio que por entonces se dispo­nía para este tipo de análisis porque las instituciones privadas guardaban reserva acerca del movimiento de sus operaciones- y que lo consagraba al movimiento comercial de Rosario como el más importante del interior del país, que superaba en más de tres veces a Bahía Blanca, Córdoba, Tucumán, y La Plata reunidas69.
El 24 de agosto de 1928 se produjo el primer embarque de semillas fiscali­zadas al exterior, dentro de la política de fomento del Ministerio de Agricultura de la Nación, con maíz proveniente de la estación Carreras, del FCCA.71
Debido a la tensa situación de huelgas de los empleados del puerto y las manifestaciones de descontento de la dirigencia rosarina hacia la Sociedad Puerto de Rosario, viajó a la ciudad el ingeniero Jorge Hersent, titular y representante de la firma constructora del puerto, permaneciendo cuatro meses. Su última visita había sido en 1901 por lo que públicamente destacó que las transformaciones beneficiosas da la cuidad eran coincidentes con el funcionamiento del puerto y que las dificultades estructurales que  afectaban a Rosario se relacionaban, según el empresario, con una urbanización  deficiente que "no había estado a la altura de las actividades portuarias” Asimismo criticó la situación de los barrios "directamente abandonados", sorprendiéndole que ni siquiera tuvieran una plaza de recreación, repercutiendo en su opiniones de vida sus habitantes. También se lamentó porque no se hubieran proyectado amplias avenidas ni un camino de circunvalación. La solución pasaba, en su opinión, “por la congregación de voluntades que quisieran abordar la temática con la energía que ésta requería” 72
La  segunda gran preocupación manifestada por la dirigencia se relacionaba con el estado de las vías férreas de acceso a la ciudad y la ausencia de una gran estación única de pasajeros, prédica que ya llevaba 20 años de infructuosos cometi­dos. Los numerosos cruces ferroviarios en todas las direcciones, eran un obstáculo para el tránsito y la producción. Se hacia necesaria la construcción de viaductos. Esta misma situación fue una de las razones qui atentó contra la marcha de aquella empresa visionaria que significó el Ferrocarril de Rosario a Mendoza (antecedente del actual corredor bioceánico), concesionada la empresa Selva y que no pudo cumplir su cometido.73
Las repercusiones y consecuencias de las huelgas de los estibadores del
puerto son una cabal demostración del peso alcanzado por la actividad  portuaria en el conjunto de la sociedad rosarina, y de la magnitud del movimiento obrero local, con una solidaridad gremial altísima. Entre 1928 y 1929, época  esplendorosa para la ciudad y región del cereal, abundaron las manifestaciones de protesta de los trabajadores y el estallido de extensos conflictos y negociaciones entre los sectores enfrenta-dos, que concentraron la atención de la prensa y los dirigentes.
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Notas
64 Luis Colombo, El frente "único" económico europeo, para La Capital, 26 de septiembre de 1929.
65 La Capital, 12 de noviembre de 1929.
66 Ibidem.
67 Ibidem, 22 de junio de 1928.
68 Ibidem, 20 de junio de 1929.
69 Ibidem, 29 de septiembre de 1928.
71   Ibidem, 25 de agosto 1929.
72   Ibidem, 9 de julio de 1929.
73  Ibidem, 5 de noviembre de 1929.
74  Ibidem, 1 de agosto de 1929.