lunes, 29 de junio de 2015

CARLOS GARDEL



      El nombre de La Bolsa, encuéntrase muy ligado al de Carlos Gardel, en Rosario. Es que 'Gardel fracasó en La Bolsa y triunfó en La Bolsa, dos salas rosarinas distintas. El hoy cine San Martín, ubicado en la calle San Martín entre Santa Fe y San Lorenzo, fue el primitivo Café de La Bolsa que, frecuentado por elementos portuarios, compadres, y hasta atildados corredores de Bolsa, estaba constituido hacia junio de 1906 por
". .. un salón de 14 metros de ancho por 27 rn. de largo, con pisos de ma­dera y mosaicos, techo de bovedilla, tres puertas cancel y dos ventanas sin reja. Su propietario, Antonio Lluch, es también dueño del Café Puerto y hermano de Juan Lluch, el pionero de los espectáculos cinematográficos del interior del país y fundador, además, de lá Empresa Cinematográfica Rosarina, establecimiento que, en la segunda década de este siglo, surtiría de películas a la mayor parte de las salas de Rosario, ciudades del interior e, incluso, algunas de Buenos Aires . . ." ". . . Juan y Antonio Lluch, vi­ven, por ahora, en los altos del Café La Bolsa, lugar donde bajo una ilumi­nación eléctrica y a gas, cien mesas y quinientas sillas dan cabida a un nú­mero no despreciable de espectadores que apestan el aire con sus cigarros y cigarrillos de fuerte tabaco negro.
Cloacas, dos letrinas grandes y seis mingitorios en un galpón con grandes respiraderos, completan el cuadro ofrecido a la vista de Heuser, quien considera como buena la higiene apuntando la existencia de "nuevas me­joras".!
Esta referencia, elaborada en base al informe que un inspector munici­pal rosarino llamado Luis Heuser escribiera a principios de siglo, caracte­riza con verosimilitud la conformación de aquel famoso café con cinema­tógrafo, instalado en la calle San Martín 681 y que debió su nombre a la cercanía con la Bolsa de Comercio, ubicada entonces en la esquina de las calles San Lorenzo y Sarmiento y que en el mes de agosto de ese año, precisamente, se trasladaría a un local provisorio en calle San Martín 522 hasta que, un año y medio mas tarde —el 4 de enero de 1908— se ubica­ría en un edificio especialmente construido en la calle San Lorenzo, entre las de San Martín y Sarmiento, con salida a Santa Fe. Este edificio, re­cientemente demolido, habría de servir largo tiempo como asiento del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, delegación Rosario.
En el año centenario de la Revolución de Mayo, el Café de la Bolsa, se denominaba Concierto Gran Café La Bolsa. La fecha de presentación de Carlos Gardel en compañía de José Razzano en este sitio, es aún incierta -presumiblemente ha sido entre 1915 y 1918—, pero existen dos testi­monios de indudable valor historiográfico. Uno pertenece a Horacio Co­rreas.
"El ex cine—teatro La Bolsa daba espectáculos f fílmicos, las secciones diarias que ofrecía -café a las 13; matinée, 14 a 17; familiar , a la 18 y noche, s las 21- presentaba únicamente como cierre                                                    de las dos números vivos, de) género del "music-hall', qua antas habían actuado el teatro Casino de la Capital Federal, sala dedicada a reunir las : clones que fulgían en el cielo escénico da Europa, preferentemente París, entonces centro de Interés para las grandes atracciones mundiales -por las excelente* retribuciones que otorgaba.
Un día, el empresario de la sala obtuvo el concurso da un binomio cantores que iniciaba su vinculación con los públicos del interior: a) dúo, Gardel—Razzano. Ellos mismos se acompañaban en guitarra. El público presentación se mostró circunspecto para los debutantes, ajenos al siasmo que luego, afirmados en su arte, despertarían por la via de las grabaciones y de sus presentaciones sobre los escenarios de la metrópoli.
Tan poco gustaron a juicio de la empresa los cantores, que el empresario  llamó al hombre de su total confianza, Mariano, muy popular en el Rosario de entonces, que además de desarrollar diversas tareas en el local - sobre todo la de vigilar y hacer guardar la debida compostura a los espectadores—, había cultivado la lucha greco—romana y que, al dejar este rudo deporte, alternó como arbitro local con el dibujante Milo Zavattaro certámenes de esa clase que se realizaban en el ex cine—teatro San ' con la participación de notables ases de la lucha, como Constant Le Marin, Trabaglini y otros, y le dijo: "Mirá, cuando terminen esos cantores, dale estos pesos y que se vayan . “.  (Oh! , tiempos donde no  firmaban contratos .. .!)2

La otra narración corresponde a Francisco García Jiménez y al p José Razzano, quienes unieran sus nombres para dar a conocer una casi inhallable biografía de Carlos Gardel.
"En salas del interior donde Gardel—Razzano cantaron por veinte diarios, cinco años después ganaban ochocientos. Ahí está, como pío, el local de espectáculos La Bolsa, de Rosario. En el primitivo ma—concierto—varíeté de ese nombre, trabajaron a comienzos da carrera por los susodichos veinte pesos . . . y el empresario manifesté les pagaba demasiado por lo poco que hacían", mostrando tal despego la presentación y restringiendo a tal extremo la propaganda, que los cantores no lograron la menor atracción en el público. Tiene la palabra Razzano:
—De la noche a la mañana, la empresa del cine retiró nuestros no los programas y nos encontramos en Rosario a la ventura, en lamentable situación, con unos pocos centavitos que no alcanzaban ni para cuarto del mas modesto hospedaje. Nuestro salvador fue Carlos Morganti el buen actor y amigo, que en esos momentos también comenzaba des artísticas juveniles en una compañía de mala muerte. El nos llevó al altillo que ocupaba en los fondos de una casa de vecindad rosarina su pequeña cama de hierro dormimos los tres, con los cuerpos atravesados, colgándonos las piernas, que tapábamos con nuestras prendas de vestir. . .".3
Este fracaso en Rosario, se convertirá en triunfo rotundo años después. Y sería paradójicamente —muchas cosas resultaron ser parad' en la vida de Carlos Gardel—, primero, en el viejo cine La Bolsa do dúo sería contratado a razón de mil quinientos pesos diarios, y luego del solo, en una sala del mismo nombre de cuya existencia damos cuenta seguidamente.
Entrada ya segunda quincena del mes de agosto  en 1927, la ciudad asiste  un verdadero acontecimiento: la Inauguración del  Cine Varíeté La Bolsa hoy cine Broadway, ubicado en la calle San Lorenzo 1239 y cons­truido en le superficie que fuera cancha de pelota vasca de los hermanos Celli. Dice una publicación de la época, refiriéndose a este hecho:
"Cine Varieteé "La Bolsa"
"El jueves 18 del corriente fue inaugurado el local del Cine Varieteé La Bolsa el que sin duda alguna es en el actual momento uno de los salones que ofrece más amplias comodidades al público espectador, (la nueva sala que, como decimos, se halla dotada de todas clases de co­modidades y que tiene capacidad par» 2.000 personas cómodamente ubi­cadas ha sido construida con todos tos adelantos de la época. Tiene la característica de un teatro de estilo moderno, que aparte de una espaciosa platee donde se hallan diseminadas 1.000 butacas, consta a sus lados de dos hileras de palcos altos, como así de un amplio hall en el pri­mer piso destinado para la colocación de dos hileras de butacas y mesitas para el servicio de confitería.
En eI segundo piso van, convenientemente dispuestas, mesitas que llegan hasta la baranda para mejor comodidad del público, terminando en un tercer piso en forma de "tertulias" con capacidad para 300 persones. En el segundo piso se halla habilitado un amplio y elegante salón para confitería y buffet cuyo servicio esmerado está a cargo de un personal muy competente.
El Cine Varieteé "La Bolsa", sito en la calle San Lorenzo entre las de En­tre Ríos y General Mitre, posee una situación especial y digna de mencio­narse en lo que respecta a confort, ventilación, etc., pues reúne todas las condiciones indispensables para dejar complacido al espectador más exi­gente.
En una palabra: su conjunto presenta un aspecto señorial y somos noso­tros los que gustosos hacemos resaltar la obra llevada a cabo por un gesto emprendedor del señor Emilio Quarantelli a quien deseamos un completo éxito.
Su debut fue todo un acontecimiento, además del programa cinematográ­fico se presentó el atrayente número "Focas y Ninfas" del Capitán Winston, conjunto novedoso que desde su primera función que viene actuan­do, va conquistando del público rosarino los mejores elogios. Interesante también resultan las presentaciones de Natal, célebre fantasista francés; y Biagis Frescojas, miscelánea sobre el trapecio".4
En setiembre de 1925 se ha disuelto el dúo Gardel—Razzano; el 17 de octubre parte Gardel a España en el Príncipessa Mafalda. Con Gardel va el guitarrista José Ricardo. Actúa en Barcelona y Madrid con un éxito sin precedentes. Tanto, que vuelve en 1928.
"—Estábamos en Madrid actuando para la misma empresa en distintos teatros. Después del cabaret nos reuníamos todas les noches en un ca­fé .. . Primeramente nos encontrábamos en el cabaret porque a el le gus­taba mucho bailar. Finalmente, Gardel tenía que volverse a la Argentina y en aquella ocasión le dije: "Miré, Carlos, a ver si te gusta esto...". Le re­cité, "Dandy, ahora te llaman los que no te conocieron . . .". "¿Y de quién es?". "Mió y de Fugazot, la música es de Demare". "¿Por que no me lo das?. ¿Por que no me lo diste antes?". "Ehh . . . por no jorobatee . . .". "No, vamos. Mañana lo ensayamos". Al otro día agarró a los negros, los ensayó, se lo aprendió, lo grabó en ese año 28 en España y lo treno en el cine Paramount de la calle Lavalle cuando vino de vuelta Buenos Aires. Yo tengo varias anécdotas con Gardel y  nunca las he… . ¿sabe por que?. Porque murió Gardel y todo el mundo sacó a relucir anécdotas de cuando le dieron plata para que se comprara el primer ~ brero y cosas por el estilo. Dijeron tanto, inventaron tanto, que ni cuatro "gardeles" podrían haber protagonizado todos los sucedidos que atribuyeron". 5
Pero, nos hemos adelantado, porque entre uno y otro viaje es cua Gardel es contratado para actuar en la flamante sala rosarina.
"—La última vez que vino a Rosario cantó en La Comedia, pero antes lo hizo en el Cine Teatro La Bolsa, o sea el cine Broadway ahora, que en la calle San Lorenzo y que antes era de Max Gtucksman.
—Antes de cantar en esos lugares, ¿dónde lo hizo? —Bueno, antes cantó en el cine La Bolsa, el otro mas viejo que e la calle San Martín entre Santa Fe y San Lorenzo, donde hoy está San Martín. Yo lo vi allí y cantó sin micrófono. Cobraban un peso la entrada. Debe haber sido por el año 27 ... En otras oportunidades que aquí recuerdo haberle oído escuchar La cieguita. El ciruja. Siga el Insomnio, Rosas de Otoño, Talán, talán . . . mis padres lo admiraban yo, por supuesto, salí á ellos en eso de ser hincha de Gardel".6
"En la (presentación) que allí (Rosario) efectuara Gardel en 1928, llevar de su mano a la popularidad a dos autores locales, Juan Raazzano y Lito Bayardo, estrenando el melodioso tango Duelo criollo. Su-rosarinos fueron legión; entre ellos: Caffaro Rossi, Robertaccio, Bravo, Berruti, Raúl Franklin, Nicolás Viola, Marianito de la Torre .. ."7-
El antiguo Café de La Bolsa, recién cedería su nombre en 192 do a llamarse cine Rosario desde 1929 a 1935 y luego cine San W_ Cine Varieteé "La Bolsa", también cambiaría su nombre por z: denominándose como en la actualidad, Broadway. ¿Las razo" 1929 la Bolsa de Comercio volvió a mudarse, esta vez al emplazamiento actual, esquina de las calles Córdoba y Corrientes. Fuera de su primitiva, el sugestivo nombre ya no tenía razón de ser...
En cuanto a las otras oportunidades en que Carlos Gardel vista Rosario, dice Horacio Correas: "Ya solo, secundado por un conjunto de guitarras, en el que se contaban Aguilar, Pettorossi y otros eficaces ejecutantes. Gardel viajó varias veces hasta Rosario para actuar como número final en varias temporadas a cargo de compañías teatrales porti teatro La Comedia. Era viejo amigo de los empresarios de esa sala – Luis Bravo y Alberto Robertaccio—, y nunca, al producirse el llamado de estos, cuando la penosa marcha de la temporada así lo aconseja” la solicitud amistosa.
"Su incorporación al espectáculo conducía a la empresa a precio de cada localidad en la cantidad, hoy irrisoria como incomprensible para el vivir contemporáneo, de treinta centavos. Esos treinta centa­vos estaban destinados a pagar al cantor y a sus músicos, exclusivamente. Así, muchas actuaciones que se habían iniciado con una decepcionante frialdad por parte del público, se caldearon finalmente y salvaron los inte­reses comprometidos por obra del zorzal criollo".8
"-Yo tenía berretines de cantor y fu! a verlo a Gardel en su camarín de La Comedia pare que me escuchare. Entonces Guillermo Desiderio Bar-bien me dijo: "No lo va a escuchar porque está ocupado con la Maizani. Pero, venga, amigo, yo puedo oírlo...". Entonces yo le canté Añoranzas. Fue en el año 29 cuando conoció y trató al Zorzal en la confitería Los Dos Chinos, elevada en la calle San Martín, en diálogo con Rioja. Carlitos, que nunca sufrió el vértigo del fatuo le contó en la esplendidez de ese me­dio día sus proyectos. Hasta la comisión de los discos que grababa, unos ocho mil mensuales (patacones gordos). —¿Y que le dijo Barbieri?
- Tiene buena voz, edúquela y andaré bien", me aconsejó. Lico se des­vió de ese berretín. Otras tareas le hicieron cambiar de rumbo pero se si­guió viendo con Carlitos, no se extranguló el afecto por el hombre que si­gue estando en el templo gardeliano que Lico tiene en su casa. Allí La Tribuna pudo escuchar las más variadas grabaciones del cantor abatido en Medellín*'.9
"¿ Y vos sos aquel pibe?"
"En Talcahuano y Corrientes vi por primera vez a Carlos Gardel. Estaba con Tito Lusiardo ... el Negro Seré,..
- Marino Seré?, ¿el actor que trabajó en la película Mandinga en la sierra, y el que encarnó a Gabino Ezeiza en El último payador?
- Si, Marino Seré, y este . . . muchas veces también Alippi. Y se juntaban en ese café alli. Yo no salía de ahí. Después me iba dos cuadras hasta Sarmiento y Paraná da había otro bodegón lindo para pasar la noche.
-¿ A Que hora llegaba Gardel?
- A la tardecita. Ellos llegaban ahí de tarde y tomaban ... al pie de la vaca. Ese bar Conocido por El Estaño, porque tañía el mostrador todo de estaño. Decían ...  “¿Vamos al estaño, che?". Hará un par de meses estuve allí, ya no existe mas. tn El Tropezón que pasaba?
- Bueno, yo iba porque sabía que ahí estaban ellos. Yo en ese entonces andaba a los y me corría la liebre . . . Entonces me llamaban: "Che, vení. .. ¿comiste?. , . .". "Bueno, sentate, veni, come algo". Y todas las noches Gardel me tenía lente en El Estaño y en El Tropezón. Después de muchos años, tuve la satisfac­es saludarlo a Gardel. Yo era hombre ya . . . grande. El fue a Bahía Blanca a cantar en un cine que estaba en la calle Chiclana. Yo y unos amigos estábamos tomando unas copas en El Nacional, que si mal no recuerdo estaba en la esquina de las callesi O'Higgins y Brown, cuando uno dice: "Che... está cantando Gardel en el .. .". "¿Ahsi?,¡mirá!    .. . . ¿Quiere jugar una apuesta alguno de ustedes?, quieren jugar, que cuando termine la función viene Gardel a tomarse unas copas aquí7". Y jugamos la apuesta ... "Si no viene pago yo, y si viene pagan ustedes” A la  hora de eso, se aparece . . . ¡Carlos Gardel ¡. . ., con la comitiva serían seis. Se sentaron en una mesa y . . .¡ que me va a conocer, un hombre grande era levanto yo de la mesa y voy y lo saludo, le digo: "¿Que dice don Carlitos, va?. Dice . . . "Bien, ¿y usted?. . .", dice, "¿pero sabe una cosa?, no me *, Digo: "Ya lo voy a hacer acordar. ¿Se acuerda de un pibe que en Talcahuano y Comentes usted lo convidaba a tomar alguna cosa y yo pedía un semillón? ¿Y que después me iba para El Tropezón y usted lo llamaba por la vidriera preguntándole si había comido . . .?". "¿Y vos sos aquel pibe?. ¡Pero, ven i.. .1". Me un abrazo. Dice: "Bueno, sentate", digo "Perdóneme porque estoy con unos amigos  y les he ganado una apuesta". "¿Que les has jugado?".Y le conté todo el asunto, sabía que Gardel iba a ir a El Nacional porque el iba siempre donde paraban los calaveras . . . Era un tipo macanudo, derecho, conocedor, vivo, se había criado ambiente este ... de nosotros, y a el le gustaba, nunca tuvo orgullo para ayudar cualquiera. Tenía alma .. ."10
Alguien mas tiene una inquietud que manifestar respecto a Gardel. trata de Julio Schiavone, a quien he tenido la oportunidad de citar muchas veces en el transcurso de esta larga relación sobre la historia ocult popular de Rosario. Con su sinceridad característica Mantequita confiesa:
"-Yo a Gardel lo vi en Montevideo. Lo vi en el Teatro Florida, una que fui a hacer un cambio en la orquesta de Caravelli...
—¿Siempre como baterista, no?.
—Si. Y ... lo vi acá en Rosario con Cayetano Lico que tiene la di-de Gardel mas completa. Es un gran amigo, un gran amigo, un gentleman. Después con Angelini cuando una vez pasé por la calle San Martín donde' está el negocio ese de ropas; después lo vi en la puerta del cine La Bolsa.. y nunca lo hablé ... Y cuando murió, tuve un arrepentimiento…¡ uuuhhhl!... No se porque no lo hablé. No me simpatizaba porque que se pintaba mucho, se daba .... no me gustó. En el Florida fue donde lo vi mas de cerca. Tenía la jeta así..., toda llena de pintura. Petiso do, panzón era.
—Después, cuando fue a los Estados Unidos lo pusieron en linea. Ya había adelgazado ...
—Era muy fotogénico. Yo sabía que era Carlos Gardel, porque lo visto en el cine Ideal, cuando cobraban diez centavos la entrada, aquella película Flor de durazno."
Por último, y para cerrar este capítulo donde he querido evocar el paso de Gardel por Rosario, cederé a Horacio Correas las palabras "La última vez que Carlos Gardel actuó en ésta, casi a dos años de trágica muerte en Medellín, lo hizo en el actual cinematógrafo Broadway,  dirigido por el empresario Florentino". Fue el 21 de abril de 1933. El  22, en la sección "Ecos de Sociedad", firmada por Lady T, decía  la rosarina Cinema Para Todos:
Las últimas funciones de Carlitos Gardel en el Broadway
"Tal como estaba anunciado, se presentó ayer ante nuestro público sala del Broadway el celebrado intérprete de la canción popular Gardel. Acompañado por los excelentes guitarristas Pettorosl, Riverol y Vivas, Gardel actuará por última vez en esta sala hoy y' La justa expectativa que ha despertado el solo anuncio del de del, se confirmará, a no dudarlo, en esos tres espectáculos en el Broadway".12
"Nunca se vio —continua Correas—, como en aquellos dias/ tan febrilmente la taquilla del Broadway, lo que hacía que el localidades desapareciera como por encanto apenas puesto al alcance del pedido de los interesados ...". "... Su voz había adquirido todas las to­nalidades que la caracterizaron entre sus émulos y que le conquistó el pri­mado de que gozó en vida y sigue conservando muerto ...". "Aquí estre­nó Silencio, cuya música compuso y que lleva letra de Le Pera. Tenía una preocupación que siempre lo acompañó: la propensión a engordar. Mu­chas mañanas, a temprana hora, los transeúntes de las veredas del parque Independencia habrán vuelto la cabeza para contemplar a quien corría por la calzada enfundado en una gruesa tricota deportiva, con la aplica­ción de un boxeador entregado a la exigencia del "footing". Aquel pre­sunto deportista no era otro que el creador de Mano a mano tratando de lograr la rebaja de algunos kilos".13
NOTA
 1 Héctor Nicolás Zinni. Vida y Pasión del Cinematógrafo Rosarino, en Revista de Historia de Rosario. Año XI. No 25. Págs. 69/70. Rosario. 1973. 
2 Horacio Correas. Un famoso dúo: Gardel-Razzano. La Capital. Rosario. 8.4.1965.
3   Francisco García Jiménez. Vida de Carlos Gardel, contada por José Razzano.  4ta. Edic. de los autores. Págs. 183/184. Bs. Aires. 1951.
4   Revista Comercial Rosarina. Publicación mensual ilustrada. Sociales—Teatros y Foot-Ball. 
   Año 1. No 5.   
Pág. 36. Rosario, 28 de agosto de 1927.
5 Agustín Irusta, id.id. |
 6 Cayetano Lico, id.id.
7   Francisco García Jiménez, op.cit.
8   Horacio Correas, art.cit.
9 Justo Palacios. Lico, la voz de la gran fiesta. La Tribuna, 19.8.1975.
 10  Plinio Montenegro, id.id. 
11 Julio Schiavone, id.id.
12 Cinema Para Todos. Año  IV. No 191. Pág. 33. Rosario, 22.4.1933.
13 Horacio Correas, art. Cit
Fuente; Extraído de Libro “El Rosario de Satanas” Autor Héctor Nicolás Zinni. Tomo I Editorial Fundación Ross. 3ra. Edición 2000.