Su apellido ya es una marca registrada
en todo el país. Roberto Paladini, empresario y dirigente gremial, es una
referencia del sector cárnico nacional y uno de los principales promotores de
la marca Rosario. Instalado desde siempre en la región y convencido de que
todavía se puede crecer mucho más de lo que marcan las cifras de los últimos
años, este nieto de italianos de la Toscana, que dirigió
durante años el frigorífico que lleva su nombre, ya dejó la posta empresarial a
sus hijos para dedicarse de cuerpo entero a la actividad gremial como
presidente de la
Federación Gremial del Comercio e Industria. Desencantado
con el momento actual de la industria de la carne, Paladini igual se define
como un optimista y cree que, a la corta o a la larga, las potencialidades de
la región terminarán por consolidar a la ciudad como un polo productor
indiscutido a nivel global.
Para cualquier ciudadano del país de cualquier edad, Paladini
significa fiambres de calidad. La empresa, que hoy lidera el mercado argentino
en su rubro, nació en 1923 gracias al empuje y a la visión de don Juan
Paladini, padre de Roberto. "Mi padre empezó con una muy modesta empresa artesanal", recuerda el empresario,
para quien el primer desafío que hubo que temprana sin conocimientos
previos". Una vez recibido de técnico mecánico y cumplido el por entonces
obligatorio servicio militar, Paladini comenzó a trabajar en 1953 en la fábrica
de automotores Kaiser como proyectista. "Recuerdo que de allí pasé a
Acindar, donde participé en la elaboración de la propuesta para la
planta", dice, para agregar que recién empezó a trabajar junto a sus
hermanos en la empresa familiar en 1961, también proyectando una planta de 880 metros cuadrados
ubicada en el mismo lugar donde hoy se levanta el complejo frigorífico, en
Villa Gobernador Gálvez. A partir de allí la empresa recorrió un largo camino
de la mano de las épocas de crecimiento, pero también de las crisis que
recurrentemente sacuden la vida económica nacional. "Siempre seguimos la
premisa de dar el paso adelante de acuerdo al largo de la pierna. Nunca fuimos
muy proclives a tomar créditos para crecer, en general hemos optado por
reinvertir", declara mientras se muestra receloso de la eterna
inestabilidad argentina. "Este país
siempre ha sido muy cíclico cuestiones económicas", razona.
Desde hace años, Paladini empuja desde lo privado para posicionar a Rosa como
centro de producción e innovación. En 1994 fundamos el Foro Regional Rosario
con la idea de sacar a la ciudad de crisis. En ese momento éramos la capital de
todo lo negativo: los saqueos, los paros de Ubaldini, la industria del juicio
la laboral y hasta del gato colgado", rememora.
Según su visión, Rosario tiene
una particularidad que se desprende de su extraño status de ciudad grande pero
no capital: "Sube mucho con la
bonanza, pero cuando hay crisis no hay un colchón estatal que aguante y cae
rápidamente". Desandan el camino y en pleno boom, Paladini ha un guiño al
empresariado local, "siempre pujante y nunca bien compensado”, y apuesta sin dudar al mediano y largo
plazos: "Estamos en la mejor provincia
del país", concluye.
Jorgelina Hiba