martes, 10 de febrero de 2015

LOS QUE LLEGARON EN EL SIGLO XX



En 1901 el uruguayo Caye­tano Silva compone en Rosario su famosa marcha de "San Lo­renzo", con letra de Carlos Javier Benielli; en ese año, María Barrientos, la notable soprano espa­ñola, con 17 años de edad, enlo­queció a los rosarinos con su voz maravillosa. En junio de 1902, Florencio Sánchez estrenó en el "Nuevo Politeama" "La gente ho­nesta" y en ese mismo año se produce en "La Comedia" el es­treno de la famosa obra "Canilli­ta". Por entonces dos aconteci­mientos extraordinarios arraigan en la memoria de los ilustres visi­tantes de Rosario: Isadora Duncan, revolucionaria en el decir y en el hacer y Ana Pawlova, una mujer de ensueño, de una suavi­dad irreal.

"Isadora Duncan, paseando por las barrancas del Paraná, quiso avecinarse al río. Magnífico -exclamó- vendré una noche des­nuda a bailar la Bacanal de Tan-hauser. Aquí no me mandarán a la correccional como cuando bailé en el Chatelet (La Capital, 15 de noviembre de 1967). Sabrán imaginar el revuelo que el atrevi­miento de la diva causó en la ciu­dad.

En 1910 llegó a Rosario aquel pintoresco, tierno e inolvidable personaje que varias generacio­nes conocieron como el "Poeta Aragón". Habla nacido en Zarago­za, cuna de Francisco de Goya y Lucientes, en 1891. Por muchos años representó al Rey Momo en los carnavales rosarinos. Fue de los que se quedaron. Falleció en Rosario el 22 de noviembre de 1974.

El doctor Francisco Netri, ita­liano, fundó la Federación Agra­ria Argentina el 31 de agosto de 1912, al liderar la huelga agraria llamada "El grito de Alcorta". En setiembre de ese año fundó el pe­riódico "La Tierra", escrito por chacareros. Fue asesinado en Ro­sario el 5 de octubre de 1916.

En el segundo decenio del si­glo nos visitaron tres notables representantes de la cultura eu­ropea: Ramón del Valle Inclán, Enrique Ferri, socialista italiano que polemiza con Juan B. Justo y el batallador George Ciernenceau; en 1916, José Ortega y Ga-set, para dictar conferencias. En 1922 nos visitó Jacinto Benavente, el aviador Santos Dumont, el poeta francés Le Gofrid y Raniero Nicolai. En 1924 -el 11 de agosto- Rosario vivió un aconteci­miento que la conmovió al arribar el príncipe Humberto de Saboya, heredero de la corona de Italia, quien fue muy agasajado por la colectividad radicada en la ciu­dad.

En marzo de 1926 llegó Ra­món Franco piloteando el "Plus Ultra", siendo agasajado en el Club Español por toda la colecti­vidad. En 1915, con la visita del gran Enrico Caruso, ganamos al maestro italiano Nicola Mignone, integrante de su elenco y que se radicaría definitivamente en Ro­sario dedicado a la enseñanza. Fue maestro de canto de Agustín Magaldi.

El 10 de setiembre de 1930 el obrero catalán Joaquín Penina, que vivía en la calle Salta 1581 fue fusilado en las Quebradas del Saladillo. Hecho increíble y dolo­roso. Un baldón para la ciudad. Fuimos los rosarinos los prime­ros en fusilar a un obrero.

En 1939, nos visitó el gran es­critor Stephan Zweig que poco tiempo después se quitaría la vi­da en Brasil. En junio de 1942 brinda una serie de conferencias el escritor Waldo Frank y en julio, de ese año, el dramaturgo Alejan­dro Casona diserta sobre "Las mujeres de Lope de Vega". Los universitarios vivieron una jorna­da inolvidable el 18 de julio de 1946, con la conferencia ofrecida por el profesor Sir Howard Florey, co-descubridor de la penicilina y premio Nobel de Medicina.

En octubre de 1950 el legado papal Cardenal Ruffini, presidió en el Parque de la Independencia, las memorables jornadas del V Congreso  Eucarístico Nacional.

El 15 de abril de 1961 nos visitó el presidente de Italia Giovanni Gronchi, en medio del cariño y la emoción de la colectividad.

Todos recordamos la visita de los reyes de España, Juan Carlos I y su esposa Sofía, el 17 de abril de 1985, como una jornada jubi­losa e inolvidable, especialmente en el lugar en donde en octubre de 1992 será inaugurado el Complejo Cultural Parque de Es­paña, símbolo de hermandad y festejo por el quinientos aniversa­rio del descubrimiento de Améri­ca, quizás el hecho histórico más trascendente de la humanidad, y que nos conduce a reflexionar que nuestra Argentina se convir­tió en un "crisol de razas", en tie­rra de promisión y esperanza pa­ra los miles de inmigrantes que pisaron nuestra tierra generosa, ésta Patria nueva que cubrieron de mieses, hijos y obras impere­cederas.
Fuente. Extraído de revista “ Rosario aquí a la vuelta” Fascículo Nº 21. Autor: Héctor Sebastianelli . De Junio 1992