jueves, 14 de agosto de 2014

ENTRE INDIOS Y ORILLEROS



En Europa a todos los jóvenes que sirvieron en la guerra se los recusa como la generación perdida, porque "no respetan nada y sólo se emborrachan hasta matarse Encontrada antes que perdida, esa generación acrecentará la estatura y los signi­ficantes de una literatura universal que exaltará el pensamiento y poblara la ficción de una polisemia indeclinable. El Ulises, de James Joyce; A este lado del Paraíso y El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald; Cantos, de Ezra Pound y, entre otros, Hemingway que por la misma fecha reaccionaba contra la vieja retórica, son un ejemplo acabado de ello. 1
Mientras en Buenos Aires aparece Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes y prosigue la puja entre los escritores de Florida y Boedo, en Rosario andamos a las pinas:


"Por aquellos años, los últimos de la década del 20, existía en Calle Urquiza entre San Martín y Sarmiento, un establecimiento de manufactura de cigarrillos llama­do La Suiza. Aprovechando su enorme espacio interior y las facilidades que se ofrecían, se armó un ring, el que junto a las sillas que lo rodeaban a manera de ring side, lo convirtieron eventualmente en un escenario de pugilismo, lugar éste donde se desarrollaron finales de un campeonato de aquella época. Fueron muchos de aquellos locales que han sido mencionados anteriormente, lugares muy precarios para el desarrollo de esta actividad, pero que permitieron ir conformando una serie de afamados pugilistas que posteriormente descolla­ron dentro y fuera de la ciudad.
Lo que muy pocos conocen, o tal vez no recuerden, es que quien fuera afamado campeón de ajedrez, el rosarino García Vera, que tuvo en su poder el título de esta ciudad durante 14 años, fue también en su juventud un pugilista de podero­sa pegada"2.


Lo de las pinas es un decir para justificar la inclusión de una curiosidad boxística. En realidad, Rosario tiene una abundante producción literaria y a los nombres de Ló­pez Molina, Marcos Lenzoni, Antonio Robertaccio, Alberto J. Mazza, Defilippis Novoa, Alejandro Berruti, y Jorge Baraldi, agréganse los de Armando Cascella, Augusto César Vatteone, Núñez Regueiro, Amílcar Razzori, Camilo Muniagurria, Raimundo Bosch, Félix Molina Tellez, José Guillermo Bertotto y, entre otros, el poeta José Pedroni que ha estudiado en Rosario y ha sido premiado en 1922 en el Certamen Literario organizado por el Círculo de la Prensa.
Fuera de los cenáculos y círculos literarios de altura, el resto de la población se contenta con otros quehaceres espirituales: la lectura de las novelas por entrega, libros, diarios, el cine, el baile, el varíete, la radiofonía. En 1923 había inaugurado en Rosario sus audiciones Radio Fugardo con disertaciones del meteorólogo Martín Alcorta, recitados del poeta Arturo Coussio y conciertos a cargo de Joaquín Arguelles y de las profesoras Julia Lescano Loyola y Ada Beretervide. También organiza audicio­nes musicales el Radio Club Rosario, actuando el 3 de octubre de aquel año el con­certista de guitarra Bautista S. Almirón y su hija Lalita3.


Hacia 1924 funcionan como broadcastings de clase B, por su menor potencia, la F. 2 de la Sociedad Rural de Cerealistas, instalada en calle Santa Fe 1270; la F. 3, de Boero Hnos, instalada en calle Santa Fe 1043 las estaciones F. 4, Radio Fugardo', en calle Sarmiento 1287 y F. 5, Radio Millelot, en Salta 2133. Otras vendrán después. 4

Decaída la jerarquía del Teatro Colón y el Teatro La Opera, recibe esa herencia de honorabilidad artística el Teatro Odeón, edificado en el solar del viejo galón del Nuevo Politeama e inaugurado en 1927. El empresario Luis Carpentiero, acerado en su sentimentalismo y fortificado en su reputación, cuidará de esa honorabilidad. Una síntesis del itinerario de esa sala lo confirma. El pórtico es Lola Membrives la actriz argentina que enorgullece a la escena hispana. El escenario del Odeón cobijará la última visita de Zaccone; el elenco renovado de Darío Niccodemi,  María Melato actriz con voz repleta de matees; Anita Adamuz; la mejicana Montoya; Franca Boni en el auge de su rango de soubrette; Aída Arce y José  sucesivos conjuntos de operetas de Siddivó, Pibernat Lahoz; la .ñau.Jbuibto Antonia Mercé; el conjunto de La Argentinita y muchísimos artistas mas entre los que se destacan los integrantes de conjuntos operísticos.
   En el Teatro Odeón, entre otras, desfilarán Angelina Pagano, Paulina Singerman Eva Franco. Fanny Breña - Mario Danesi y Pedro Tocci con Los Conquistadores del Desierto; el elenco de Susini y Cunill Cabanellas con Nedda Francy, Mecha Ortiz, Iris Marga, Miguel Faust Rocha y Pablo Donadío. La sala no le será negada, tampoco, al cómico Marcelo Ruggero que con El Teniente Peñaloza comenzará a disponer del gran público. También en el Odeón habrá de estrenarse Súnchales, mala ocurrencia de Vaccarezza al endilgar al público rosarino un arreglo de pieza suya de antigua data que la crítica con presteza individualizará . 5
En esta época aparece un tango insólito: La indiada, con letra de Eduardo Moreno y música de Vicente Catalano: "Raza noble de mi tierra /que al compás de su derro­ta / escuchó la primer nota /de la civilización...! ¡Imborrable raza vieja! / que fue su última queja / una doliente canción / que jamás ha de olvidar la tradición. Las dor­midas soledades / el estero, la barranca / ya no ven las ansiedades / de aquel indio de alma blanca. Porque el mismo suelo pampa / ocultó la altiva estampa / de aquel ínclito varón / dejando una emoción / donde hubo un corazón... !".
 

A decir verdad, el tango - seguramente el género musical que más temáticas ha tocado - incluyó más de una vez el asunto indígena. La lista no es extensa pero han quedado algunos títulos y letras, cuyo estudio y difusión corresponde a Roberto Selles.
"Entre los tangos instrumentales recordamos El pampa, de Juan Carlos Bazán (en algunas listas aparece erróneamente como Pampa); Indio manso, de Héctor Quesada; La Indiada, de José Martínez; La cautiva, de Carlos Vicente Geroni Flores, ¿In­dio?... ¡Sácale el pelo!, de Roberto Firpo y Guaymallén, de Juan de Dios Filiberto.
Otro tango instrumental, Felicia, compuesto en 1907 por Enrique Saborido y cuyos versos iniciales fueron adaptados por Carlos Mauricio Pachecho, llevó más tarde una letra de tema indio debido a Juan Miguel Velich. Dicen esas estrofas: "Embriagao por los amores / de la india tan querida / me jugué con alma y vida / contra una tribu bravia... Y un nidito lleno e' flores / tierno le alcé a mi adorada, / y le puse por almohada / a mi gaucho corazón". Luego, la traición de la india - que curiosamente se llama Felicia - y la venganza del gaucho: "Maté al mandria que sin titubear / hizo sangrar mi corazón", culminando con un barbijo en la cara de la ingrata.
Los indios, de Francisco Canaro y Juan Andrés Caruso tiene por protagonista aun cacique guaraní e incluye algunas palabras en esa lengua "Y pora cuñataí / más llinda que el uropey, / te canta tu cuimba 'é / en idioma guaraní, ay sí. Tanto me has hecho sufrir / que no puedo más llorar, / y aquí te viene a cantar, ay sí / el que fue tu curaí... Y pora cuñataí / a su indio no quiere más? ... / ¿Es que te has enamorado, ay sí / de algún blanco añamembuí?"
El ya citado Velich. con melodía del cantor Juan Rodríguez, escribió también Queja Indiana, que dice: "En la arista del monte, un día / sobre unas matas
estirado, / al pobre indio lo han hallado, / que lloraba en su agonía. Por sus males le pregunta­ron / y al hablar tristemente dijo: / Eia se fue ievando a mi hijo, / por mi cacique moriré". Si aquél habla de un guaraní, éste parece referirse a un coya, a juzgar por los versos que dicen: "En la noche serena / parece una quena / su lamentación". Pero quedan aún otros títulos de tangos cantables, como Mi único tesoro, de Pedro Noda, Emilio y Agustín Magaldi o El Moro, de Carlos Gardel, José Razzano y Juan María Gutiérrez, sobre una vidalita del mismo título" 6.


Transitamos 1927. Ya conócense las primeras manifestaciones del cine sonoro y
causa consternación la muerte en París de Ricardo Güiraldes que el año anterior había dado a las prensas Don Segundo Sombra. España, ganada por Gardel, pregunta si así se habla en Buenos Aires, aluciendo al lunfardo. "Póngale la firma, don Jacinto. No tanto en el "trocen", pero en los barrios hay cada "orre" para el chamuyo... ",le dice Gardel a Benavente.
Se está sobre otra elección presidencial en la Argentina y la agitación política eleva la temperatura, y entre el hundimiento del barco Principessa Mafalda frente a Brasil y la inundación que arrasa al Barrio de la Boca dejando 200 familias sin hogar, se cons­tituye la Confederación Obrera Argentina y los hombres de Leandro Alem se aprestan a inundar al país con votos para Don Hipólito.
No falta el orillero conservador que vuelva a echar al aire sus lamentaciones, como lo hizo antaño:
Yo soy del tiempo pasao
el de ios hombres de lay,
de aquellos que ya no hay
mas que yo, como pesao.
De aquellos de sapatilla
bordada, funyi masera
y faja color bandera
 para crusar la cuchiya.
 Los de pantalón campana,
 pañuelitos voladores,
refraneros, peliadores
y enemigos de la cana.
 Los qu'er. el baile y la farra
 se hasían notar, ¡ay juna!
 marcando una media luna
 o cantando en la guitarra;
de aquellos que con los pies
 en un tango compadrón le hasían una inscrisión al derecho y al revés.
Los qu'iban de serenata
a cantar a su fulana
y desde cualquier ventana
la mina, sin miedo al tata,
agradesía al cantor,
y algún vecino, ¡caracho!
nos rociaba hasta el escracho
con agua de fiero olor.
Yo era de aquellos de asión
que con muy poco trabajo
a golpes y puro tajo
ganaban una elesión
Los qu'en habiendo polleras
pa demostrar su valor
gritaban con fiero ardor
una punta de sonseras
para levantar enojos
y defender sus rasones
destrosando corasones
con la daga y ... con los ojos.
D'esos a quienes las loras
les daban plata y amor
tan solo por el honor
de ser... de ser sus señoras.
Ya no queda nada de eso...
Los gringos nos han matao
 y hasta nos han enterrao
 con el cuento del progreso.
Hoy ya no hay hombres debute
 ni taitas de cuerpo entero
¡Si hoy ya las va de tigrero
cualquier taño tarabute!
Y  toaos son cajetillas
Y   usan tacos de cocote
Y   y se afaitan el bigote
como pa no haser cosquillas.
Son de cuerpo afeminao
 y jieden a vaselina
 y toman, como una mina,
 el sifón asucarao.
Y  a todo lo qu' es de ayer
Y  los maulas lo despresean
y hasta los nombres cambean
pa tener algo que haser;
llaman al tango, furlana...
¡Se necesita coraje!...
¡Y no hay uno que los raje
 al sentir esa macana!
¡La gran siete! ¡Y que parada!
Son todos adotoraos,'
 hablan como diputaos... ¡
Y todo es pura fachada!
Son políticos, ¡chau, digo!...
 y hablan de regolución
 y en cuanto ven un facón
se les trunca hasta el umbligo.
¡Si hasta llevan al Congreso
 a "qui mi cointas" y taños...
como si jueran hermanos
 pa morfar del mismo queso!...
¡Ya no hay patria ni bandera,
 no hay crioyos y no hay rasón,
 ni valor ni corasón,
ni un poco e sangre siquiera!...
 ni amor, ni gusto, ni maña,
ni plata, ni tradisiones,
 ni alegría, ni ilusiones
 (apura la botella)
      ¡Cha, digo! ... ¡Si no hay ni caña! 7


NOTAS:
1    V. Juan Jacobo Bajarlia. La generación perdida. La Capital, 28/1/1996.
2    Roberto Reyna. Cuando lodo era un gran n'ny side. Historia del Boxeo Rosarino. Parte II. en Revista Cablehogar Año 3, Nro. 21, Rosario, mayo 1993.
Amanda Bergnia de Córdoba Lutges. La Radiofonía y la Televisión en Rosario. Rev. Historia de Rosario Año XI Nro. 25, Año 1973.

Fuente: extraído de Libro Rosario era un espectáculo “¡ Arriba el Telón”! de Héctor Nicolás Zinni . Ediciones Del Viejo Almacén . Año 1997