viernes, 15 de agosto de 2014

DOCENCIA, TANGOS Y NATIVISIMO



Desde el 29 de mayo de 1920 funciona en nuestra ciudad la Facultad de Ciencias Médicas, erigida sobre la Escuela de Medicina anexa al Hospital Nacional del Centenario. Una pléyade de insignes profesores dictan allí sus cátedras, por los anos que estamos historiando, a aplicados alumnos que habrán de descollar más tarde en el arte de curar.
Por supuesto que allí no figura como docente Juan Arce y Villafañe, pero alguien recuerda que el tal Villafañe ha dado a publicidad un tratado de anatomía en verso en la España del 1600. Y ese alguien es, ni más ni menos que el doctor Ricardo Caballero quien tiene a su cargo la Cátedra de la Historia de la Medicina.
El viejo doctor, se cala los lentes, toma unos papeles y lee al alumnado De los huesos del cuerpo humano:


"... Tiene, pues, la cabeza veinte huesos ocho en el casco y doce por la cara; dos tiene la quijada que están presos, y en medio la juntura se ve clara; en el pescuezo hay siete, no muy gruesos: de compostura peregrina y rara; también se muestran junto a las assillas1 presas al pecho y a las espaldillas.
Las ancas son dos huesos que se juntan
con el hueso mayor, y hacen tal liga,
que jamás por allí desconyuntan
aunque el cuerpo padezca gran fatiga;
tres partes son aquellas donde apuntan,
la una está debajo la barriga
las otras es su nombre los cuadriles
 y están con comisuras muy sutiles.
De veinticuatro huesos muy extraños
 se hace el espinazo todo entero,
 y están como conductos en los caños,
 pegado cada cual al compañero;
 difieren solamente en los tamaños,
que es mayor el postrero que el primero,
 y pasa por el hueso de estos huesos
un tuétano 2 que sale de los huesos.

Ciento ochenta y dos, sin las ternillas 3
 son los huesos de un cuerpo en sus pedazos
 en la cabeza dos, dos las assillas,
 costillas veinticuatro y seis los brazos,
 cinco el pecho, las ancas y espaldillas,
 sesenta pies y piernas en sus trazos,
 las manos veintisiete un par de veces,
y el espinazo nueve con dos dieces".


   

     El poema de Arce y Villafañe es, por supuesto, bastante extenso, por lo que he suprimido siete estrofas en homenaje al paciente lector y a la tiranía del espacio. Como se trata de una anatomía popular, comprensible para todos los espíritus y tan curiosa, ha merecido los honores de la transcripción de algunas de sus octavas. De la misma forma que con los huesos, Arce y Villafañe ha procedido con los músculos, a los que llama morcillos y que el doctor Caballero lee a sus alumnos de la cátedra.


"... Desde el hombro hasta el codo solamente están doce morcillos corpulentos, unos vienen derecho frente a frente, otros pasan por ellos más esentos; el que llaman molledo es aparente; que engruesa y adelgaza por momentos porque plegado el brazo hace gran plaza y extendiéndolo luego se adelgaza.
Veintiocho morcillos van muy quedos, pasando por el brazo lentamente a vestir los artejos de los dedos a quien dan movimiento diferente, por parte de la palma son molledos y así tienen y aprietan fuertemente todas las cosas ásperas y duras, sin que les duelan nervios ni junturas.
La pierna es muy diversa en armadura que la carne del muslo va de suerte que hace en las rodillas la atadura; la pantorrilla al pie liga muy fuerte; por delante se ve la ligadura que después por los dedos se divierte; veinte morcillos, pues, tiene la pierna con que se entalla, mueve y se gobierna.
Tiene cuarenta y seis rostro y cabeza, ochenta y nueve la barriga y pechos, veinticuatro la espalda y de allí empieza quien los brazos y manos dejan hechos, que son noventa y seis pieza por pieza, y son los que nos causan más provechos; ciento y veinte las piernas solas tienen con los cuales a ser los dichos vienen".
¿Y cómo es que a Caballero se le da por leer estas cosas en la Cátedra por él creada? Quien ha sido vicegobernador de la provincia de Santa Fe por el radicalismo en 1912 - cuatro años antes de que alcanzara la presidencia Hipólito Yrigoyen - quien ocupara una banca de senador nacional y fuera defensor a macha martillo de nuestra argentinidad, nunca ha sido ajeno a los versos y a la música. Creo haber señalado que durante su corta gestión como Jefe Político del Rosario en 1924, cuando llegaba a desempeñar su cargo en el Palacio de la Jefatura, bajaba del automóvil acompañado por dos guitarreros, con quienes subía los peldaños de la amplia escalinata y alojaba luego en un despacho contiguo al suyo. Y ahí está, para corroborar esta inclinación, el poeta Andrés Ivern - quien años más tarde escribirá un libro sobre la vida del Dr. Mazza – nombrado adjunto a su pintoresca cátedra.

Siguen preocupados los rosarinos por el festejo del Día de la Bandera, ya que el
acto central de 1942 se realiza dentro del estadio del Club Boca Juniors, en la Capital Federal, si bien con la presencia del presidente de la Nación, el catamarqueño Ramón Castillo. El tire y afloje  de las celebraciones que tienen que hacerse en Rosario, da como resultado que en 1943 el festejo conmemorativo se haga en el Parque Independencia, junto a la estatua ecuestre de Manuel Belgrano, donada por la colectividad italiana."

 
En 1944 se producirá un hecho novedoso: la marcha de antorchas por las calles
rosarinas y la presentación de una embajada artística de la radioemisora LR3 Radio Belgrano, de Buenos Aires que atrae a 30.000 vecinos. La primera actriz de la obra de la obra teatral que se pone en escena es nada menos que Eva Duarte quien será llamada a protagonizar poco después episodios significativos de la historia argentina4.

Entre tanto, las letras de los tangos, andan por la calle, en la presencia dé la barra esquinera donde siempre se destaca un cantor, o dos; en las páginas de El Alma que Canta, o el Canta Claro o en las ventanas abiertas a la vereda donde se desparraman versos y música provenientes de alguna radio puesta a todo volumen, a todo lo que da, se dice. Están de moda muchos autores rosarinos y porteños.
Anda entre estos últimos Enrique Dizeo, autor de los tangos Andate con la otra, Copen la banca, Quererte y morir, El encopao, Tan grande y tan sonso, Con la voz que tengo, Pan comido, hecho, como otros de su pertenencia, con destacadas figuras del ambiente como Marcucci, "Pacho", Aieta, Pollero, Flores, Cobián, Gentile, Polito... Ha compuesto hacia 1944 más de doscientas letras que le han reportado alrededor de 40.000 pesos. Vive en el barrio Caballito y él mismo pinta su retrato: "Criollo, hijo de italiano; nariz recta, algo mediana / ojos verdes como el pasto, nacido en la Capital / un metro y sesenta y siete. Piel blanca, cara de rana / pelo ondulado, castaño y honrado a carta cabal". Además, señala:
 

"Creo que el tango hay que hacerlo con esto - y se golpea el pecho -. Tanto el verso como la música. Yo tomo mis temas de la vida real. Me gusta pasear por las calles del suburbio, o detenerme en cualquier esquina a observar los detalles de esas vidas humildes que luego volcaré en mis letras. Suelo estar atento a lo que se dice y conversa por ahí, y de una frase simple, pero típica y significativa saco un título, y de ese título surge en tango. ¿Quiere un ejemplo? Con Pugliese cono­cimos en cierto bar a un hombre que había bebido mucho. Hablando con noso­tros nos dijo: "Me llaman el encopao...". Me gustó, y le propuse a Pugliese que se encargara de la música. Y ya conoce el éxito que tuvo El encopao... • Sabemos que Gardel cantó muchos tangos suyos...
- Es cierto. Usted sabe que "El Morocho'' era un gran bromista. Una vez fui a verlo con Pedretti, el conocido guitarrista, para que Gardel escuchara mi último tango: Maniquí, a fin de tomarle la mano. El insistió en que yo lo cantara; y tanto, que tuve que complacerlo. Después, cada vez que se encontraba en rueda de amigos, Carlitos preguntaba: "¿No escucharon cantar a Dizeo? Oigan", e imita­ba mi voz ronca y escasa haciendo reir a todos. Y a propósito de esta voz mía, tan pastosa, debo decir que muchos suponen que se debe a mi afición a las bebidas espirituosas; pero mis amigos, en cambio, saben que mi bebida preferida es... el mate cocido" 5.

Y no solamente el tango conquista los corazones de la gente y los pies de los bailarines, también el folklore. El 8 de noviembre de este año, 1944, a iniciativa del doctorJorge Juan Bosco se crea en Rosario El Centro de la Tradición El Hornero. Cincuenta años después, recordará el señor Alberto Angel Villegas:
 
"- Soy socio fundador del Centro. Mis padres me inculcaron el amor por el folklo­re. Me acerque con mi novia al Instituto Martín Fierro, que en Rosario funcionaba en calle Córdoba 3245, pero en un grupo de gente aparecen anhelos diferentes y se produce la escisión pensándose en fundar otro Centro. Las primeras reunio­nes se realizan en el Salón Blanco del Cifré, de calle Santa Fe y Sarmiento; al tiempo lo hicimos en la casa de nuestro líder, el doctor Jorge Bosco, en la calle Urquiza2181.
Entre los primeros nombres recuerdo a Felipe Ordóñez, los doctores Romeo Cro-votto, Santángelo, Codazzi Aguirre y Alfonso Riva, al arquitecto Ermette De Lorrenzi, Lucio López, Luis E. Aguirre Sotomayor, Luisa Fulco e ing. Angel Villegas, entre tantos otros. Yo, que por aquel entonces tenía 23 años, era el menor.
 Deseábamos tener la casa propia no sólo para reunimos, sino también para la enseñanza de las distintas disciplinas artísticas por lo que alquilamos una c,is,i de altos en San Lorenzo 1282. Recuerdo con emoción la gran fiesta que se reali­zó como inicio de actividades.
En este viejo programa, usted puede ver: Irma Borella con Angel Patino bailaron una Zamba, Pety Calabrés con W. Pérez Márquez - el conocido miniaturista - lu­cieron sus ropas típicas en un Bailecito. J. Carlos Brizuela y su señora Mecha mostraron el tscondidoyae destacaron en la Cueca Domingo Peiretti y su seño­ra Piruca. Yo ofrecí con Flory Yanson (mi novia) el Pala-Pala, que continúa ha­ciendo aún hoy.
Las glosas las realizó el poeta Nicolás Juan Zinni y animaron con sus canciones el dúo Favarel - Palermo. Finalmente, entre todos, hicimos el Pericón Nacional' 6.


Las diferentes danzas fueron preparadas por Luis Ernesto Aguirre Sotomayor, quien en esa época era maestro de escuela rural y venía a enseñar a El Hornero desde la localidad santafesina de Villa Mugueta. Su idea era no sólo enseñar coreografías sino que contaba historia y todo lo relacionado con la cultura nacional.


"... La inauguración fue un éxito, la casa quedó chica, las habitaciones eran de cuatro por cuatro. Empezamos a pensar en tener casa propia. Se encomendó al doctor Jorge Bosco, Ermette De Lorenzi, Nievas Goyenechea, Martín Pérez y Sil­vio Puertas que buscaran una propiedad. Y la hallaron. La compra se efectuó con aportes de socios y amigos. Era una casona antigua, ubicada en la hoy Juan Ma­nuel de Rosas 1147, con un gran patio de tierra al fondo. Tenía tres habitaciones grandes y ahí trabajamos, pensando siempre en modificarla para el futuro. En esa época designamos como Intendente a un catamarqueño de apellido Caro... " 7.


Recuerdos de un pibe


Yo tenía diez u once años cuando mis padres comenzaron a llevarme a "El Hornero". Era un niño de pantalones cortos y muchas veces me aburría porque no tenía con quien jugar, ya que los chicos de mi edad no iban a las tenidas folklóricas, que con mucho entusiasmo allí se realizaban. Lo que yo recuerdo es que el Centro de la Tradición "El Homero" se fundó como un desprendi­miento del "Martín Fierro". Primero estuvo en la calle San Lorenzo, frente al Cine Broadway, y cuando consiguieron la casona de la calle 25 de Diciembre, se verificó el traslado.

"La sede social, hoy remozada, tenía a la entrada, en una sala que daba a la calle, el lugar de reuniones para la Comisión Directiva, después venía el pasillo de entrada y otra salita, que tam­bién daba a la calle, y que se usaba como guardarropa, creo, para los socios. Al trasponer la cancel, el patio era largo y estrecho al que daban tres habitaciones grandes con ventanas custo­diadas por largas rejas de hierro.


"Al final del patio, a mano izquierda, una pequeña salita - que en ese tipo de casas tomaba el nombre de costurero -, servía como Pulpería, no faltando allí ni el vino, ni las empanadas, ni los pastelitos, pero sí las sillas y las mesas, porque como era un lugar muy pequeño había que estar todo el tiempo de pie, rodeando el mostradorcito de madera. El segundo patio era para mí un misterio, porque era enorme, de tierra y con plantas, no tenía luz eléctrica, y sólo se vislumbraba una lucecita en el fondo, que señalaba el lugar del W.C. A ese patio daba la vivienda del casero, que era un hombre gordo, grande, servicial, se llamaba Caro y tenía su esposa, una hija y un hijo mucho mayores que yo y con los cuales me las arreglaba para conversar, pese a las diferencias de edades.


"El alma mater de "El Homero" era el doctor Jorge Bosco, fundador y presidente, y Luisita Fulco. El doctor Bosco era un hombre de gran bohonomía y de hablar muy suave Lo recuerdo a él, a su señora esposa y a sus hijos, los que por lo menos tenían diez años más que yo."


'   Empanadas calientes
"Luisita Fulco era una mujer como de cincuenta y cinco años, ya grande para aquella época, quien no se resignaba así nomás al paso de los años. Hija de un auténtico guerrero del Paraguay, lucía cabellos renegridos, tenía la mirada fuerte, un cuerpo esbelto y no se perdía en el baile, tal es así que era la primera que salía y la última en terminar cuando se daba por finalizada la reunión. Formó parte de la Comisión Directiva y debido a su gran prodigalidad y su cariño por el folklore, hizo importantes donaciones a "El Homero", como ser el piano y, entre otras cosas, un hermoso juego de sillones tapizados en cuero rojo que por muchos años cumplieron su cometido un uno. de las habitaciones o salas que daban al patio.


"Los bailes se hacían en el patio, ya sea en invierno como en verano. Las presentaciones artísticas de cantores y recitadores también. En el transcurso de la reunión folklórica, mi padre recitaba haciendo un par de entradas.  El dúo Favarel - Palermo nos deleitaba con sus ajustadas y hermosas interpretaciones, asi como el payador Colovini y otros artistas que pasaban por allí, como los dúos Maranón - Quinteros y Cuello - Barroso, los bailarines El Pampa y María, el indio Amp •• tinca, y muchos más, entre los que puede nombrarse a Eduardo Falu quien terminó casándose con una señorita que este Centro. 


"Al principio el patio no tenía toldo y se sufría estoicamente la baja temperatura, atemperada por la clásica vueltita por la Pulpería, donde recuerdo haber visto muchos hombres de riguroso sobretodo, guantes de cabritilla  y chalina al hombro, bebiendo de pie y comiendo empanadas calentitas, recién fritas por la señora de Cano.


Fotógrafo a las llamas
"Como había avidez por aprender más danzas que las conocidas, se contrató a un profesor que enseñó a muchísima gente los secretos y los giros de bailes casi desconocidos en nuestro medio. Se trataba de don Luis Ernesto Aguirre Sotomayor, quien, becario luego del Fondo Nacio­nal de las Artes, ha hecho interesantes aportes al conocimiento del folklore del Paqo de los Arro­yos, en escritos y conferencias. El Centro de la Tradición "El Homero" llegó a formar su propio conjunto de danzas criollas, prodigándose en presentaciones que se realizaron en distintos luga­res de la ciudad y pueblos del interior de la provincia. Este conjunto estaba integrado por familias: los Kanner, los Sosa, los Jensen, los López y algunos matrimonios como el de mi padre y mi padre, Peiretti y otros.

"A quien recuerdo bien es a Raúl Quintana, quien tocaba el plano como los dioses y comía asado también como los dioses, pese a tener floja la dentadura. Otro que viene a mi memoria es el que pasaba los discos: bajo, gordito, con unos anteojos de mucho aumento y que fumaba un cigarrillo tras otro. Yo solía reemplazarlo en su tarea cuando abandonaba momentáneamente su puesto y, ojo, que los discos eran los de pasta, de 78 rpm. y había que asentarles la púa con precisión. r
"
"Como sucedía en cada acontecimiento, se llamaba a un fotógrafo para que inmortalizara el momento. El profesional se apellidaba Magallanes, quien acudía cargando su máquina con el trípode. Después de haberla parado en el patio, acomodaba la gente y prendía el magnesio que estaba sobre la superficie de una T de metal, sostenida por su mano izquierda en alto Al encen­derse el magnesio este soltaba un gran destello, seguido por un humo
blanco y espeso, enton­ces, Magallanes con la otra mano accionaba la pera de goma y todos quedábamos retratados



“Un día después del fogonazo, saltó como una bengala de la T donde estaba el magnesio, describió una parábola y cayó en la cabeza de Magallanes, quien, como buen bajito de entonces, lucia una pelambre erguida, frondosa y ondeada. Empezaron a salir llamas del pelo de Magalla­nes y el no se daba cuenta. Hasta que la gente gritó y sintió el calorcito. Enseguida se apagó el incendio ... Pobre Magallanes, era un hombre más bueno que el pan. Tal vez por eso ha sido convocado al cierre de estos recuerdos donde lo he fotografiado a él" '.


NOTAS:
1         Anillos: Clavículas. En algunos diccionarios antiguos figura tomo Anilla o Astilla.
2         Tuétano: sustancia medular.
3   Ternillas: cartílagos.
4         Miguel De Marco (h.), id. id.
5         Martín Alvera. Las letras de los tangos. Rev. ¡AquíEstá! Año 1, nro. 84¿. Bs. As., 15/671944.
6/17 Testimonio de Alberto Angel Villegas, realizado por Ricardo Carbó para el Número Especial 50 Aniversaria, de la revista del Centro de la Tradición "El Hornero". Rosario. Año 1, Noviembre 1994.
8 Héctor Nicolás Zinni. Recuerdos de un pibe, en Número Especial 50 Aniversario, etc. op. cil. / "El primer pr.desor de danza fue Raúl Amelong, después vine yo - señaló [,uis E. Aguirre Sotomayor en la publicación aniversario de “El Homero” . Recuerdo con gran respeto al doctor Jorge Bosco y a su esposa, la señora Videla Dorna; al gran músico Aravena que tenía un conjunto universitario en donde actuaba el eximio charanguisla Jaime Torres; a Ouillerrno Ruiz Díaz,presidente de la Federación de Cooperadoras Escolares; a Carlos P. Sosa, su señora Asimina ya .su hijo Roberto, a Pedro San Martín que decía como nadie los poemas criollos..." "Me parece ver a un criollo muy respetuoso llamado Arroyo que tenía dos hermanas y una de ellas se casó con Antonio Cisnweros Lugones quien venia al Centro, observaba nuestras clases, sabía bailar en forma tradicional y luego formó un famosísimo conjunto infantil de danzas auspiciado por la Municipalidad. También escribió unhermoso  libro sobre las danzas folkoricas”… Concurrían damas muy simpáticas: Marta Viñals. Julia Paz. y la muy bonita Amanda Diaz, que bailaba hermosamente la zamba, sin poses estudiadas ni exageraciones inútiles”.


Fuente: extraído de Libro Rosario era un espectáculo “¡ Arriba el Telón”! de Héctor Nicolás Zinni . Ediciones Del Viejo Almacén . Año 1997