jueves, 10 de julio de 2014

LAS CURAS MAGICAS



Por Rafael Ielpi

La Asistencia Pública y el Si­filicomio se ocupaban de man­tener vigilada la salud de las prostitutas  rosarinas, con con­troles periódicos que impedí­an muy poco la aparición de las temidas enfermedades ve­néreas, también impiadosa­mente registradas por los in­formes municipales de la épo­ca. Aquellos males tan temi­dos por la población masculi­na -aún cuando algunos las ex­hibieran como una necesaria condecoración de virilidad-per­durarían mucho tiempo y a na­die extrañaba, allá por 1919, leer en el diario La Capital los avisos de una al parecer infa­lible Injection Gadet, que pro­metía "en 3 días cura cierta y sin peligro de las enfermeda­des secretas", desde su centro de producción en la Farmacia Durel, en el parisino boulevard Denain.

Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 8.  De Diciembre 1990. Autor: Rafael Ielpi