miércoles, 30 de julio de 2014

La segunda ciudad de la República



Por Miguel Angel Di Marco (h)
En conmemoración del primer centenario de la Revolución de Mayo de 1810 la ciudad -que a partir del censo de 1895 ya detentaba el segundo lugar en importancia y población de la República- con sus doscientos mil habitantes, construyó por suscripción popular el Hospital del Centenario y la Biblioteca Argentina.
Para 1910 había 18 sociedades de beneficencia y 26 sociedades de socorros mutuos. En aquel entonces Ja  masonería  rosarina  en auge también cumplió tareas asistencia-Ies.
Entre 1898 y 1904, Rosario contó con la continuidad de intendentes hacedores, de feliz memoria para el progreso de la ciudad: Luis Lamas. Isidro Quiroga y Daniel Infante. Una conquista urbanística la constituyó el Parque Independencia, con 60 hectáreas de extensión, habilitado al servicio público en 1902, que albergó desde entonces al Jardín Zoológico, al Hipódromo del Jockey Club y la pista ciclística del Veloz Club Rosario. Ya en ese entonces Rosario contaba con las siguientes entidades deportivas, por orden de antigüedad, Rosario Cricket Club, Rosario Athletic Club, Plaza Jewell, Club Alemán, el Polo Club, Rosario Rowing Club, Rosario Central, Gimnasia y Esgrima y Newells Oíd Boys. En 1890 la provincia se hizo cargo de las escuelas municipales, y la reiterada crisis del presupuesto estatal santafesino hizo que la enseñanza oficial sufriera hasta 1910 un notorio deterioro, al punto de que todas las escuelas funcionaron en edificios que no le eran propios. Esta situación y la demanda educativa de la población inmigrante ayudaron a la proliferación de institutos privados y la llegada de congregacio­nes religiosas, que vinieron a cubrir el vacío existente.
Dentro de los establecimientos de enseñanza media oficial, de principios de siglo XX, merecen destacarse la labor del Colegio Nacional, la Escuela Normal de Maestras, la Escuela de Comercio, la Escuela Industrial de la Nación, y la Escuela Normal Nacional N2. Rosario se destacó por una pléyade de destacados docentes: Isidro Aliau, Eudoro Díaz, y Juana Blanco, entre otros, y por personalidades de la cultura y la política que transcendie­ron la patria chica y se destacaron en el concierto nacional: Federico Valdés, Estanislao Zeballos, José Olegario Machado, David Peña, Manuel Caries, Rodolfo Rivarola^ David Peña, entre otros. A la intensa actividad lírica del Teatro Olimpo se agregó en 1894, el teatro La Comedia, que en 1902 estrenó Canillita, de Florencio Sánchez. En 1895 abrió sus puertas
el Nuevo Politeama, en 1904 el Teatro Colón, un mes más tarde La Opera, y en 1917, el teatro Odeón. La ciudad también contó por entonces con la primera sala cinematográfica de Sudamérica, a tres años de darse a conocer ese invento en París, y que se denominó Cinematógrafo Lumiére. En 1916 se inauguró el nuevo edificio de la Jefatura Política, frente a la plaza San Martín, reemplazando al antiguo de Córdoba y Buenos Aires.
El vigoroso crecimiento que comenzó a adquirir la cultura rosarina en ese entonces estuvo reflejado por la creación de un gran nosocomio para solemnizar el centenario de la revolución de Mayo, el Hospital Escuela del Centenario. En 1912, se inauguró la Biblioteca Argentina, y se organizó la asocia­ción El Círculo.
Nuevos grupos políticos vinieron a romper el exclusivismo del oficialis­ta Partido Nacional y la opositora Unión Cívica Radical. En noviembre de 1908, se concretó la constitución definitiva de la Liga del Sur como partido, en las instalaciones del Teatro de la Opera. La flamante fuerza, sustento del Partido Demó­crata Progresista que nació en 1914, estuvo liderada por don Lisandro de la Torre, y una de sus banderas fue el traslado de la capital provincial a Rosario, y la reforma del régimen municipal.
Dos años después se dictó la Ley Sáenz Peña, que garantizaba el sufragio universal, secreto y obligatorio, y la provincia de Santa Fe fue el lugar donde se aplicó por primera vez la nueva experiencia electoral, que llevó al radicalismo a la gobernación, y a destacados dirigentes de ese partido y de la Liga del Sur al Congreso de la Nación. En el campo el malestar que atravesaban los colonos por los altos arrendamientos, los desalojos arbitrarios y la baja cotización del cereal hicieron eclosión con lo que se conoció como "el Grito de Alcorta", que desde ese pueblo se extendió a las provincias vecinas. Para dar un cause institucional al movimiento rural quedó constituida en ese mismo año, en agosto de 1912, la Federa­ción Agraria Argentina. El descontento de los obreros y empleados por los bajos salarios hicieron eclosión en reiteradas huelgas y manifestaciones callejeras.
La de los empleados de tranvías de 1913 motivó que por sus dimensio­nes el gobierno provincial solicitara al nacional la presencia de regimien­tos del Ejército, que ocuparon la ciudad. Una situación similar se originó en 1917, durante la huelga de ferroviarios, marítimos y tranviarios. El estallido de la Primera Guerra Mundial conmovió a la ciudad formada por inmigrantes italianos, ingleses, franceses o alemanes, y la mantuvo en vilo hasta 1918. La prensa seguía cotidianamente el desarrollo de la contienda y con suscripciones populares, las colectividades giraron donativos hacia los países en guerra. La revolución rusa de 1917 y la expansión del comunismo estimuló aún más el clima de agitación en Rosario, y la reacción de la Liga Patriótica Argentina, nacionalista. La sanción de la Constitución Provincial de 1921, impregnada por el ideario demócrata progresista introdujo reformas radicales para la modernización de Santa Fe y el municipio de Rosario, pero fue vetada por el gobernador Enrique Mosca.

Fuente: Extraído de la revista “Rosario y su Historia”  Fascículo N• 57 de  Octubre de 2007.