jueves, 31 de julio de 2014

DADOS, TIMBAS. . . y ALGO MAS



La "cuarta" alegre, entretan­to, sobrevivía agregando, a partir de 1919, un interés adicional a su repertorio de ofertas al parroquia­no masculino: la posibilidad siem­pre atractiva del salón de baile o de los bailes en recreos, hoteles y ca­fés, autorizados por ordenanza de ese mismo año. Y entre las razzias policiales que buscan guardar las apariencias, moralizar un poco el ambiente eliminando las "timbas" y buscar, por otro lado, la necesaria coima que engrosara los bolsillos del comisario de turno, la vida de esa zona rosarina transcurriría sin sobresaltos, acuñando historias im­posibles de verificar, como la que ubica a Aristóteles Onassis entre los parroquianos de un café y co­medor de griegos, en Güemes y Weelwright, por aquellos años de la década del 20. . . O memorando, a través de las amarillentas páginas de algún periódico como La Nota o El Norte, denuncias que nunca en­contraron demasiado eco en las au­toridades, o campañas moralizado-ras que tampoco pasaron de las buenas intenciones de algunos pe­riodistas honestos. .
En realidad, el cambio de ámbito no fue tan radical: la cuarta y Pi­chincha estaban tan cerca que só­lo una calle -Santiago- las separa­ba como una frontera fácilmente superable. De allí que, por lo menos en la primera época del esplendor de esta última, ambas fueran casi un solo y único conglomerado don­de la mala vida y la buena fortuna de los rufianes y madamas parecía, en verdad, eterna.
La estación Súnchales, actual Rosario Norte, -que mantiene aún su primigenia estructura, desactualizada en una ciudad que ha crecido en forma notable- se convertiría, entonces, en el punto de partida de los rosarinos viajeros y en el de arribo natural de miles de pasaje­ros provenientes de otros puntos del país, que en muchos casos só­lo conocían de la ciudad su lado menos grato pero más famoso: el de los quilombos. Un interés curioso que compartían incluso los también miles de marineros extranjeros que llegaban al puerto y que sólo sabían de castellano la mágica palabra que les abriría las puertas de un efímero placer rigurosamente pagado: Pichincha.
El centro de ese barrio lo consütuía, sin duda, la estación ferroviaria de Súnchales, cuya denominación aludía a la localidad del norte de la provincia de Santa Fe en la que concluía el tendido ferroviario aprobado en 1884 y que nacía precisamente en Rosario.
Súnchales era también, en cierto modo, la frontera última de una ciudad poblada y en crecimiento. A muy poca distancia de allí, cuadras tan sólo, comenzaba un sector de rancheríos y viviendas precarias donde se hacinaban -como en los conventillos porteños de principios de siglo- los habitantes de esos reales e insalubres ghettos urbanos. En esos mismos terrenos y en esa zona crecería, por los años finales de la década del 10 y comienzos de la siguiente, un barrio muy distinto a aquél: en el mismo, los ranchos serían reemplazados por construcciones mucho más lujosas, con abundancia de vitraux y mayólica, espejos y ornamentos. El hacinamiento dejaría lugar a otro tipo de promiscuidad más encubierta y legalizada pero no por ello menos peligrosa: la de la prostitución.
Este paisaje urbano de principios de siglo en lo que después seria Pichincha se vería modificado de modo abrupto por la decisión de otro de los intendentes que Rosario recuerda como modelo de eficiencia: Luis Lamas. La paulatina proliferación de viviendas precarias, la falta de higiene general en la ciudad, la carencia de limpieza, etc.; movieron al activo intendente a proyectar una operación de grandes proporciones para erradicar esos males de raíz.
Los terrenos donde después se levantaría el barrio de Pichincha habían sido limpiados por las cuadrillas eficientes del intendente Lamas y sólo quedarían en pie dos o tres rancheríos que también terminarían por extinguirse, en los años del 10 al 20 ante el avance de la   construcción  de viviendas destinadas  a   prostíbulos  y a negocios de todo tipo en la zona. Entre aquellos conglomerados de ranchitos,   caballos,   perros y pastizales, la memoria urbana ha rescatado algunos nombres: los ranchos de Pereyra, en Guemes y Suipacha y La exudad perdida, que tras su poético nombre encubría a un real dédalo de callecitas de tierra y   rancheríos   donde   no se escatimaban   ni  trifulcas ni milongas, en Vera Mujlca entre Jujuy y Brown, sin   excluir por cierto a alguna que otra riña de gallos de nutrida concurrencia.
Aquel  perímetro  comprendido I entre La Plata (que pasaría a ser Ovidio Lagos después de 1915) y Avenida  Francia  (hasta 1904 Boulevard Timbúes) y Salta y Guemes, había quedado listo para que se convirtiera en terreno apto de su nuevo destino: enclave de la zona "prohibida" de la ciudad. No extrañaría a nadie, en consecuencia, que entre 1913 y 1915 la actividad se multiplicase en aquel barrio prácticamente inexistente, con la llegada de un pequeño ejército de trabajadores de todo oficio: desde albañiles a carpinteros y desde electricistas a artesanos o plomeros, que   tomarían   parte   en la construcción y edificación del nuevo ámbito  de  los  quilombos. El municipio, por su lado, contribuyó con algo que fue también una atracción: luminarias flamantes que otorgan al predio donde se instalan los burdeles un aire de fiesta nocturna permanente,  casi de verdadera feria pueblerina.
Los prostíbulos, al contrario de los de la cuarta, que en muchos casos carecían de denominación que los Identificara, contaban aquí con sus carteles respectivos o tenían un nombre que en muchos casos los haría perdurables en el tiempo. Así, en calle Suipacha, en la cuadra que corre entre Salta y Jujuy, se sucedían tres: el Marconi, el Royal y El Gato Negro, que entonces se llamaba Torino y cuyo posterior cartel, que mostraba a un gato oscuro en posición de salto, fuera pintado por un hombre muy joven que luego seria el pintor José Pereiro, ganador del primer Premio de Pintura en el Salón Rosario de Artistas Plásticos, en la década del 80, muy lejos de aquellos años. . .

En esa conjunción de perfumes, luces, olor a permanganato, tufos de comida y ruidos diversos, todos encontraban alguna manera de satisfacer su ansiedad sexual. Para los que apenas podían Juntar los centavos que completaban el peso Pichincha tenia también sus prostíbulos con nombre, entre muchos otros clandestinos que se perdieron en el olvido: el Venecia, en Brown entre Pichincha y Suipacha y el Sevilla, en Pichincha entre Brown y Guemes, mucho más modestos que los anteriores pero .no por ello abandonados por una clientela que no tenía mejor opción que ellos. Por calle Suipacha, entre Brown y Guemes, otro quilombo de a peso ofrecía algunas francesas a la voracidad masculina, bajo un nombre que tenía otras resonancias no prostibularias sino futbolísticas: Rosario Central.
La arteria principal del barrio era Pichincha, en recordación a la batalla de las guerras de la Independencia, que más tarde perdería aquel histórico nombre por el de Ricchieri. Sobre sus veredas, de ambos lados, se sucedían la mayoría de los prostíbulos de mayor lujo y concurrencia cotidiana. De esa galería de locales han quedado incólumes los nombres de algunos de los más famosos: el PetitTrianón, cuya ficha tenía una imagen femenina orlada por las palabras díscretion et securité, ubicado por Pichincha entre Jujuy y Brown, en la misma cuadra y vereda que dos de sus competidores: el Chantecler y el Italia.

Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 8.  De Diciembre 1990. Autor: Rafael Ielpi

miércoles, 30 de julio de 2014

La segunda ciudad de la República



Por Miguel Angel Di Marco (h)
En conmemoración del primer centenario de la Revolución de Mayo de 1810 la ciudad -que a partir del censo de 1895 ya detentaba el segundo lugar en importancia y población de la República- con sus doscientos mil habitantes, construyó por suscripción popular el Hospital del Centenario y la Biblioteca Argentina.
Para 1910 había 18 sociedades de beneficencia y 26 sociedades de socorros mutuos. En aquel entonces Ja  masonería  rosarina  en auge también cumplió tareas asistencia-Ies.
Entre 1898 y 1904, Rosario contó con la continuidad de intendentes hacedores, de feliz memoria para el progreso de la ciudad: Luis Lamas. Isidro Quiroga y Daniel Infante. Una conquista urbanística la constituyó el Parque Independencia, con 60 hectáreas de extensión, habilitado al servicio público en 1902, que albergó desde entonces al Jardín Zoológico, al Hipódromo del Jockey Club y la pista ciclística del Veloz Club Rosario. Ya en ese entonces Rosario contaba con las siguientes entidades deportivas, por orden de antigüedad, Rosario Cricket Club, Rosario Athletic Club, Plaza Jewell, Club Alemán, el Polo Club, Rosario Rowing Club, Rosario Central, Gimnasia y Esgrima y Newells Oíd Boys. En 1890 la provincia se hizo cargo de las escuelas municipales, y la reiterada crisis del presupuesto estatal santafesino hizo que la enseñanza oficial sufriera hasta 1910 un notorio deterioro, al punto de que todas las escuelas funcionaron en edificios que no le eran propios. Esta situación y la demanda educativa de la población inmigrante ayudaron a la proliferación de institutos privados y la llegada de congregacio­nes religiosas, que vinieron a cubrir el vacío existente.
Dentro de los establecimientos de enseñanza media oficial, de principios de siglo XX, merecen destacarse la labor del Colegio Nacional, la Escuela Normal de Maestras, la Escuela de Comercio, la Escuela Industrial de la Nación, y la Escuela Normal Nacional N2. Rosario se destacó por una pléyade de destacados docentes: Isidro Aliau, Eudoro Díaz, y Juana Blanco, entre otros, y por personalidades de la cultura y la política que transcendie­ron la patria chica y se destacaron en el concierto nacional: Federico Valdés, Estanislao Zeballos, José Olegario Machado, David Peña, Manuel Caries, Rodolfo Rivarola^ David Peña, entre otros. A la intensa actividad lírica del Teatro Olimpo se agregó en 1894, el teatro La Comedia, que en 1902 estrenó Canillita, de Florencio Sánchez. En 1895 abrió sus puertas
el Nuevo Politeama, en 1904 el Teatro Colón, un mes más tarde La Opera, y en 1917, el teatro Odeón. La ciudad también contó por entonces con la primera sala cinematográfica de Sudamérica, a tres años de darse a conocer ese invento en París, y que se denominó Cinematógrafo Lumiére. En 1916 se inauguró el nuevo edificio de la Jefatura Política, frente a la plaza San Martín, reemplazando al antiguo de Córdoba y Buenos Aires.
El vigoroso crecimiento que comenzó a adquirir la cultura rosarina en ese entonces estuvo reflejado por la creación de un gran nosocomio para solemnizar el centenario de la revolución de Mayo, el Hospital Escuela del Centenario. En 1912, se inauguró la Biblioteca Argentina, y se organizó la asocia­ción El Círculo.
Nuevos grupos políticos vinieron a romper el exclusivismo del oficialis­ta Partido Nacional y la opositora Unión Cívica Radical. En noviembre de 1908, se concretó la constitución definitiva de la Liga del Sur como partido, en las instalaciones del Teatro de la Opera. La flamante fuerza, sustento del Partido Demó­crata Progresista que nació en 1914, estuvo liderada por don Lisandro de la Torre, y una de sus banderas fue el traslado de la capital provincial a Rosario, y la reforma del régimen municipal.
Dos años después se dictó la Ley Sáenz Peña, que garantizaba el sufragio universal, secreto y obligatorio, y la provincia de Santa Fe fue el lugar donde se aplicó por primera vez la nueva experiencia electoral, que llevó al radicalismo a la gobernación, y a destacados dirigentes de ese partido y de la Liga del Sur al Congreso de la Nación. En el campo el malestar que atravesaban los colonos por los altos arrendamientos, los desalojos arbitrarios y la baja cotización del cereal hicieron eclosión con lo que se conoció como "el Grito de Alcorta", que desde ese pueblo se extendió a las provincias vecinas. Para dar un cause institucional al movimiento rural quedó constituida en ese mismo año, en agosto de 1912, la Federa­ción Agraria Argentina. El descontento de los obreros y empleados por los bajos salarios hicieron eclosión en reiteradas huelgas y manifestaciones callejeras.
La de los empleados de tranvías de 1913 motivó que por sus dimensio­nes el gobierno provincial solicitara al nacional la presencia de regimien­tos del Ejército, que ocuparon la ciudad. Una situación similar se originó en 1917, durante la huelga de ferroviarios, marítimos y tranviarios. El estallido de la Primera Guerra Mundial conmovió a la ciudad formada por inmigrantes italianos, ingleses, franceses o alemanes, y la mantuvo en vilo hasta 1918. La prensa seguía cotidianamente el desarrollo de la contienda y con suscripciones populares, las colectividades giraron donativos hacia los países en guerra. La revolución rusa de 1917 y la expansión del comunismo estimuló aún más el clima de agitación en Rosario, y la reacción de la Liga Patriótica Argentina, nacionalista. La sanción de la Constitución Provincial de 1921, impregnada por el ideario demócrata progresista introdujo reformas radicales para la modernización de Santa Fe y el municipio de Rosario, pero fue vetada por el gobernador Enrique Mosca.

Fuente: Extraído de la revista “Rosario y su Historia”  Fascículo N• 57 de  Octubre de 2007.

martes, 29 de julio de 2014

LOS TUGURIOS DE LA 4a



En aquella pintoresca aun­que no menos censurable Babel pe­caminosa y de juerga corrida, la vi­da nocturna adquiría contornos de verdadera romería, con parroquia­nos que entraban y salían de los distintos locales, marineros prove­nientes de los barcos anclados en el puerto rosarino, carreros, estiba­dores y señores de pro que no trepi­daban en sumarse a esos verdade­ros "tours" a la cuarta de los quilom­bos.
De esa mezcolanza de sexo, alco­hol, naipes y diversión que incluía asimismo una gastronomía varia­da, quedan -casi siete décadas des­pués - sólo nostalgiosos testimonios de los sobrevivientes, y datos registrados por la documentación policial, los informes y digestos mu­nicipales y algunas noticias en el periodismo de la época, fuentes don­de se consignan nombres de boli­ches, fondas, comedores y lugares de encuentro exclusivamente etíli­co. Entre ellos, de la larga lista, pue­den mencionarse El Guaraní (Bv Oroño entre Jujuy y Brown), el Victoria (en el mismo boulevard y Jujuy; éste subsiste todavía aunque sin demasiada lozanía); el de La Blanca Rosa (y su cónyuge apoda do Juan, el Sucio), en Bv. Oroño y Salta; La Madrugada, en Pueyrredón y Salta; Los Genoveses, en Guemes y Balcarce; Los Chivos, en Weelwrighty Balcarce, que resistiría el paso del tiempo hasta entrada la década del 60; El Charrúa, en Pueyrredón y Guemes; El Baturro, en Brown, y Balcarce; El Ebro, en San­tiago esquina Brown; el bar de Cue­nto, en Bv. Oroño entre Brown y Jujuy, y su vecino, el del RusoMoishe, en Jujuy entre Alvear y Bv. Oroño; La Carmelita o Gianduia, en Weelwright al 1500, luego trasladada a Guemes y Bv. Oroño, antes de su instalación y fama posteriores en el barrio de Pichincha, y muchos otros.
La sección cuarta no agotaba allí sus atractivos para el público mas­culino: el centro del interés de esa concurrencia que pululaba por sus calles estaba en los prostíbulos de todo tipo, que habían convertido a la zona en un indiscutido ghetto pe­caminoso. Los había de real lujo en su ornamentación y "servicios" a los clientes de toda edad, condición y procedencia, como el de Madame Trance, en Balcarce 42 o la pensión de Mongardin, en Jujuy entre Balcarce y Moreno, con una tarifa de 5 pesos, muy alta para la época.
Ambos locales ejemplifican la pre­eminencia que los franceses tení­an, por entonces, en la sección cuarta, donde dominaban el nego­cio prostibulario, algo que seguirí­an haciendo sin problemas hasta su desplazamiento por las corpora­ciones de polacos y judíos, como ocurriría en el resto del país y especialmente en la Capital Federal, donde aquella real guerra de rufia­nes alcanzó proporciones mayores que en Rosario.
Los franceses, calificados por la jerga rosarina como panzoñes, de­nominación genérica que se endilgaba a los rufianes, proxenetas macrós o como quiera llamárselos tenían incluso su lugar de cita en la sección: un café, de ignoto nombre ya, instalado en la esquina de Brown y Moreno, en el que se reunían pa ra tratar los asuntos de pupilas y arreglar cuentas del negocio. Está preeminencia de los "franchutes duraría desde 1905 a 1920 aproximadamente, para apagarse luego aunque la fama de las francesas los sobreviviría luengamente. . .

Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 8.  De Diciembre 1990. Autor: Rafael Ielpi

lunes, 28 de julio de 2014

EL APACHE CORDOBES




A esta altura del relato, las casas de tolerancia en Pichincha continúan el laborioso ajetreo diario que reporta, como ya dijimos, pingües ganan­cias a la larga cadena de "asociados" que, sin distingos de categorías so­ciales, viven cómodamente a expensas de los sudores de las infelices pros­titutas. Las primeras en llenar la bolsa, son las madamas o "propietarias" -en realidad, alcahuetas de los auténticos dueños—, que, a ocho años de habilitado el barrio prostibulario, siguen urgiendo a sus pupilas en la tarea de ordeñar clientes. Testimonios de sobrevivientes, corroboran los nom­bres y apellidos de la "plana mayor" que, con pocos cambios, se acuarte­la desde 1918 en los registros de impuestos municipales y detrás de las ca­jas registradoras.


En el Chavannes, de Pichincha 17, las chicas obedecen a la batuta de Josefa Maller, en tanto que el Charleston y el Sevilla, ubicados en la mis­ma arteria bajo los números 65 bis y 29 bis, tienen como encargadas a Raquel Paperdú y Diana Prado (sucesora de Rosa García). La regordeta Berta Sucher conduce con firmeza los negocios del Victoria, en Pichincha 77, y lo propio hacen Eva Weissman, Ana Lecovich (sucesora de Sara Grimberg), María Peña López (sucesora de Luisa Gueri), Sara Grutgold, Rosa Neuman y Rosa Ritter, en el Chantecler, el Norteamericano, el Petit Trianón, el Italia, el Armenonville (ó 90) y el Elegante, con ubicación en los números 73, 82, 87, 89, 90 y 105, respectivamente, de la calle Pichin­cha.
En Jujuy 2943 funciona el Internacional, a cargo de Matilde Marcóvich; sobre el número 2961 está el Moulin Rouge, comandado por Elena Zelcer, en tanto que el España, sito en la misma arteria a la altura del 2976, responde a las órdenes de María Ríos. El Venecia, en Brown 2950, tiene a su frente a Ana G. de Ganzer.
Dentro del Torino (luego Gtato Negro), en Suipacha 122, matronea la figura de Ana Marchisio, colega de las "propietarias", gerentes o patrañas del Royal y el Marconi, Elena Smidt, e Ida (o Aída) Ferrero, cuyos lupa­nares abren sus puertas en Suipacha 150 y 164. En Jujuy 2911, casi es­quina Pichincha, ya existe el varíete Mitre, cuya dueña es Julia Carvelli. Pero, la historia de esta esquina no deja de tener su enredo.
La Carvelli, que se iniciara explotando un bazar en el Mercado Modelo y supiera tener clandestinos en la sección cuartal, ha sido la primer pro­pietaria de un prostíbulo instalado en Jujuy 2911, el que fuera transferi­do al año siguiente a Ana Perelman. La Municipalidad retira el permiso a la Perelman el 31 de octubre de 1919 y, seguidamente, se hace cargo del establecimiento Elena Ribak. Vuelve a comprar la Carvelli el lugar, que transforma en café El Gato Negro (no confundir con el prostíbulo que llevará el mismo nombre en la calle Suipacha), luego en varíeté Mitre -donde se presentan artistas y se proyectan peliculas-, más tarde en Va­ríete de Doña Julia y, finalmente, al retirarse ésta a cuarteles de invierno, unos japoneses instalan el café Osaka.


Los boliches de la zona, donde no faltan cantores para entonar la pri­mera letra de El choclo, escrita por Angel Villoldo, también autor de la música —"Hay choclos que tienen / las guedejas de oro / que son las que adoro / con tierna pasión . .."—' no solamente son asiento de truqueado-res que repiten aquello de "por el río Paraná / navegaba una tortuga / con la panza para arriba /y una flor en cada arruga". También albergan parro­quianos que comentan "lo que le pasó a Victoria", según algunos, "una mina mareada por las luces del trocen". Es que La Reacción ha traído un suelto melodramático sobre el caso, con un cierto tufillo a chantaje por parte del órgano periodístico.
CORRUPCION DE MENORES
"Con marcada repugnancia y solamente en nuestro deseo de velar por los fueros de la moral ultrajada, nos vamos a ocupar de los rumores que llagan a nuestra mesa de redacción por conducto que nos merece fe y que vimos a relatar para que los lectores de La Reacción conozcan de lo que son capaces algunos hombres que pasan por honestos y que no hacen otra cosa que engañar a la sociedad en que actúan.
Sentado, pues, este preliminar, pasamos al asunto que da motivo a estas líneas. Trátase de un comerciante con negocio establecido en la esquina de Santa Fe y General Mitre, cuyo nombre reservamos por el momento, sin perjuicio de darlo a conocer si ello fuere necesario.
Este "buen señor", que es casado y con familia, se ocupa de hacer presa de su garras a las pobres cajeras que prestan servicio en su casa de negocios valiéndose para ello de mil artimañas, engaños, promesas que no cumple y hasta amenazas de dejarlas sin empleo.
Tenemos varios concretos al respecto, pero hoy hacemos solamente uso de uno, que se refiere a una joven menor de edad de nombre Victoria y que muy lejos de cantarla, como suele decirse, hoy está sumida en la desgracia, haciendo vida de prostíbulo, que es por lo general el fin de las pobres mujeres que, creyendo a los hombres sin conciencia que las pervierten y corrompen,  se ven luego abandonadas y hasta despreciadas de su familia.
Y es eso, precisamente, lo que ha ocurrido con la mencionada joven que era cajera del negocio y que estuvo días pasados a visitarnos. Victoria debilidad de creer a su patrón, que la requirió de amores una y mil veces, prometiendo protegerla, regalándole joyas y buenas sumas de dinero en diferentes ocasiones, hasta que logró su intento y después que pasó tiempo la abandonó y despidió de su casa dejándola en condición de rodar por la pendiente de la vida hasta dar con su cuerpo en una casa de prostitución en la vecina ciudad de Casilda.
 Después de enterarse de esta ligera narración de hechos, nuestros lectores se darán cuenta de la clase de sujeto que es el dueño de esa casa de negocio de la esquina de Santa Fe y Mitre. Basta por hoy y hasta el pró­ximo número".2


La misma edición del periódico, que anuncia al dúo Magaldi—Noda en la Bolsa, a la Compañía Italiana de Comedias en el Odeón, al circo ecues­tre de A. Spadoni en el Colón y otros espectáculos, da cuenta de la pre­sentación en el Cine Teatro Nacional, de calle San Martín entre las de San Juan y Mendoza, de la Compañía Argentina de Grandes Revistas del Tea­tro Maipo, con "Lindas chicas las del Maipo" y "La gran milonga", para la sección familiar, a las 17.15, y noche a las 21.
Estamos en la época del cine Belgrano con la orquesta típica Bedrune, a 0.80 centavos la entrada, que, además, habilitaba para ver las películas "Cadenas de oro", en siete actos y "La última carcajada", con Emil Jannings, en diez actos. También es la época de letras de tango con pre­tensiones de "parodias futuristas", como ¡No hay cianuro!, de "El Ciru­ja" y Andrés Viñals, de cuyo desaguisado perdurará aquella estrofa que dice: "Era de noche y llovía / el cielo estaba estrellado / los faroles apaga­dos / la luna sale de día / en la quema yo apoliyo / y en el fondo de mi casa / hay una planta de trigo / que en carnaval se disfraza".3
Con voz melancólica y desmayada, las féminas prostibularías entonan un tango que hace furor: Hijo mío, de L. Martínez Serrano: "Nadie escu­cha los lamentos / que desgarran mi corazón / nadie tiene por mis penas / ni un gesto de compasión. Lloro sola, sin amigos / sin amparo ni piedad / a mi pobre hijito que se ha muerto / al hijo que hallé yerto / volviendo de bailar. ¡Hijo! / Hijo mío, mi tesoro / todo / era tan solo por ti / ¡Hijo! / yo que me vendido al oro / perdí mi honra y mi decoro / y ahora te he perdido a ti. ¡Ríe! / la patota me ordenaba / goza / del champán y la co­co / mientras / que mi corazón sangraba / sonreía y se acordaba / de mi hijito que murió .. ."4
Sin embargo, la sociedad en general —salvo excepciones— da la espalda a la tímida protesta cantada, y prefiere reír con las parodias del tango Mí noche triste que, desde 1918, se escucha en castellano —"Percanta que te espiantastes / de mi bulín decidida /dejando en tranquila vida la este po­bre curdelón . . . "5—; en cocoliche —"Percanta qui t'hay volato / in pie-na note serena , / m'hay decato tuto in pena / sumergito il curaón . . ."6—, y en "ruso": "Pircanta qui ti aspiantaste / in la mijor dil programa, / ti vas mi dejas in cama /anfermo dil corazón, / sabiendo qui ti ha quirido / qui por vos anda mi tido / con vierdadero furor, / di rabia mi tiro il pelo / voy in café, mi incordíelo / pir olvidarme tu amor..." 7
En las parodias del mentado tango que circulan por Rosario, no faltan alusiones a conflictos obreros. "P.B.", misteriosas siglas que identifican a un enigmático seudónimo —El Rosarino—, firman una composición que dice: " . . .Cuando voy a lo de Míhanovich / lo encuentro desarreglado / porque la huelga ha dejado / a todos sin trabajar. / Me detengo largo rato/ campaneando los vapores / que se mandan a mudar. . ."8. Tampoco se escapa, ya no de la parodia, sino de la métrica, una epidemia de gripe que azota a la ciudad: "Echale alcanfor al "grippe" / para que espiante el bacilo / y píllate un te de tilo / que es lo mejor de querer. Al escabío no recules / y fájale cual Regules / que escabea por "píacher" / y si la bronca tu mina / propínale una fagina / pa' que sepa comprender! . . ."9
No para ahí la fiebre parodiesca, sino que alcanza hasta al gran derrotado de la Primera Guerra Mundial, Guillermo II, ElKáiser. "De noche cuando te acuestes / cerrá con tranca la puerta / pues si la dejas abierta / seguro te cascarán, / lleva siempre un buen bufoso / para cuidar el repo­so / de Von Hindemburg y vos / y si vieras que cabrera / está la Alemania entera / lo que se han ido los dos .. ."10
Un tango prostibulario de Ernesto Ponzío, que alude a una expresión muy popular en este medio, es ejecutado con asiduidad por algunos músicos  que recalan en los piringundines porteños y., claro está, en el barrio Menino de Pichincha también. Quiero papita, tal el nombre de la obra, había sido muy popular en París a principios del siglo, llevado por Enri­que Saborido y bailado por Bernabé Simara, Casimiro Aín, etcétera.
Apenas salido de su encierro en Rosario, el Pibe Ernesto comenzó a presentarse  con el gordo Bazán en diversos lugares de entretenimiento, tanto de Rosario como de Buenos Aires. En la Capital Federal –donde según algunos aparece en 1928, siendo recibido con un homenaje por parte del mundo artístico—, el conjunto Ponzio—Bazán—Aspiazu, tiene oportunidad de actuar en LR3 Radio Belgrano. El director de la emisora, Jaime Yankelevich, de origen judío, al leer en el programa el nombre del tango, llamó alarmado al Pibe Ernesto para manifestarle que debía cambiar el título de la composición o renunciar inmediatamente. Ponzio, tras recordar a su interlocutor que todos los grandes prostíbulos eran de propiedad judia, terminó con estas palabras que dieron fin a su actuación " Y me extraña, don Jaime, que un "sorru" como usted se tire contra los quilombos".11
Uní tango, Cotorro Azul, esta vez de autor desconocido, es el colmo de la cursilería aniñada que gasta noches y dineros en el Madame Safo en el cotorro azul / parece mi Popó / la reina de Estambul / brindándose su amor. Al lado de mi hurí / que es mi ángel tutelar / me siento un Pierre Lotí/ que vive para amar. Gocemos del amor, / borrachos de placer/ que no hay nada mejor / que mi chateau de fler . . ."12

Sin embargo es Milonguita el tango que suscita más adhesiones. Alguien, desde le el anonimato, escribe un tango que, titulado La muerte de Milonguita, gana celebridad al amparo del éxito que cobijara el original de Samuel Linning: "Se marchitan las flores del fango / enlutado ya está el cabaret/ enmudecen las notas del tango / Milonguita del mundo se fue… 13. Pero, a un autor rosarino, Santiago París, se le ocurre resucitar quien los hombres le habían hecho mal. Y entonces aparece otro tango, llamado esta vez Resurrección de Milonguita. Porque Milonguita, que tuvo  sosias, imitadoras y sucedáneas en Rosario, no podía morir mientras existieran antros perdularios. La farsa tendría que continuar hasta la extinción de los cabarets de lujo y los prostíbulos ilumina­dos donde, la noticia de que una Milonguita había volado al otro mundo, colisionaba al descubrirse otra muchacha de las mismas característi­cas y alias. De ahí que la letra de este tango, no solamente resulte una va­na descripción de lo imposible, sino, además, la realidad insoslayable del momento, fuera de la mas pura ficción.


Se animaron de nuevo los bailes
la alegría Otra vez resurgió,
ya no existen tristezas ni llantos
Milonguita a la vida volvió.
Fue su muerte hondamente sentida,
 todo el mundo por su alma lloró
y hoy que vuelve, feliz, a la vida
el ambiente tristón alegró.
Hoy gozosos
y contentos, todos bailan,
 se divierten, ríen, cantan,
 al compás del bandoneón.
Tus amigas
satisfechas por la vuelta
extrañadas te contemplan
y te creen un nuevo Dios.

Ya los lutos de los cabarets
 transfomáronse en luces y flores,
de variados y bellos colores
festejando el regreso de Esther.

 Renació nuevamente la dicha
 el dolor para siempre se fue,
 se acabaron las tristes desdichas
Todo es hoy, alegría y placer. 14



Hacia 1927, La Reacción se ha propuesto, en una acción destinada tener pleno éxito en el próximo quinquenio, socavar, a fuerza de denuncias, los cimientos de la prostitución en Pichincha. Así, el 18 de diciembre de aquel año, levanta su clamor en primera página, debajo de la ma del periódico, este encabezado:

SANEAMIENTO MORAL DEL BARRIO NORTE
Fue multado el Petit Trianón
Continúan las cosas en el mismo estado
¡HASTA CUANDO, CATILINA! ...
 "De acuerdo con nuestros propósitos de seguir sin desmayos ni vacilaciones, la propaganda en pro del saneamiento moral del barrio Norte, hasta  conseguir que las cosas cambien y que aquel paraje de Rosario sea puesta en condiciones de que en él puedan vivir tranquilas las personas honestas, insistimos hoy nuevamente, señalando el peligro constante que allí existe con la permanencia de las casas de lenocinio, debido a la tolerancia Inexplicable de las autoridades comunales, que ya va picando en historia y se presta a variados comentarios de parte del público.
En verdad, no se acierta a comprender que la Municipalidad proceda < i >n energía en otros asuntos, si se quiere de secundaria importancia, y se i ruca de brazos ante la necesidad imperiosa de que el barrio mencionado sea  puesto en condiciones de verdadero progreso moral y material, lo que un puede ocurrir mientras la prostitución patentada tenga allí sus domi­nios.
  Existen disposiciones terminantes al respecto y se ha cumplido con so el plazo concedido para el desalojo de los prostíbulos y en tal virtud pues, la Intendencia o Inspección General deben proceder de inmediato. con firmeza y energía en un asunto de tan vital importancia.
  Existen intereses lesionados, que son los de las personas que han adquirido  propiedades, esperanzadas en que, cumplido el plazo de referencia, Pichincha y sus contornos quedarían en condiciones habitables (mi H in» familias decentes. Es necesario que el ruso Moisés, caften reconocido, los dos socios de su calaña, propietarios de casi todos los lenocinios y gozan  por ahí de mucha influencia y libertad, no continúen Imperando en el barrio Norte. Hay que desalojarlos a todo trance.
  No es posible que esos tenebrosos continúen traficando con mujeres rusas y menos imponiendo castigos inhumanos a las infelices pupilas que no acatan las órdenes impuestas por la infame comandita en las casas en que aquellas habitan.
  Es de absoluta necesidad que el comisario de la sección 9a., funcionario honesto y que goza de prestigio en las esferas policiales, trate de conservar la aureola  moral que lo rodea y vea de cortar de una vez por todas  esos desmanes.
  Los fueros de la moral pública así lo exigen, y un elemental deber dehumanidad lo impone.
PETIT TRIANÓN

 
“ Este es el nombre  de una casa de prostitución patentada, establecida en Pichincha 87, cuya dueña y patrona es María Peña López, mujer escandalosa, que vive odiada de las demás patrañas de prostíbulos, por la forma que se conduce ella y su marido.
   De esta mujer, publicaremos en la edición próxima sus antecedentes policiales , que los tiene  bien comprometedores por cierto, pudiendo ade-i". una especialista en corrupción de menores francesas y trata de blancas.
   La Municipalidad ha  ha impuesto a la María Peña López una multa de 300 pesos moneda nacional, por carecer la casa de gerenta, de acuerdo a las ordenanzas  en vigencia. Al consignar este dato nos cabe la satisfacción de que ello se ha debido en gran  parte a nuestra activa campaña sobre sa­neamiento moral del barrio Norte.
TITULADA CASA DE PENSIÓN
"En Güemes, o Brown, al 2069, existe una titulada casa de pensión, que se halla a cargo de un tal Enrique (Enrique Chatel. N. del A.), marido de la Peña López, conocido macrof, y que es una casa de prostitución clandestina, donde viven mujeres menores de edad, que comercian con su cuerpo.
La policía debe intervenir de inmediato, clausurando este foco de co­rrupción y deteniendo al dueño, o al que por lo menos simula serlo. Así se procede hacerlo sin contemplaciones de ningún género y esperamos que el comisario de la 4ta. tome en el asunto la intervención que co­rresponde.
Poco a poco, en ediciones sucesivas de esta hoja, iremos consignando datos de otras casas de esta misma índole para que la policía las conozca sino tiene noticias de ellas". 15
Como un conocido político rosarino que hará furor años después, La Reacción denuncia y amenaza con el escándalo. Hasta que alguien "arre­gla" las cosas de la manera mas conveniente. Entonces, queda únicamente la denuncia impresa, a la que se suman más tarde otras denuncias, adviene un nuevo "arreglo", y así siempre. Pero La Reacción, sabe hasta que pun­to hace mella en los espíritus su afilado y a veces venenoso dardo perio­dístico. Para demostrarlo, basta esta solicitud de "arreglo" que no se tuvo que publicar dos veces:




TOME NOTA
José Torti:

"El propietario de la Confitería Los Dos Chinos, de esta ciudad, con cuyo nombre encabezamos estas líneas, se niega a pagar lo que nos debe por avisos mensuales, sin mas razón para ello sino que no quiere solventar la deuda.
Torti debe estar embriagado todavía con el perfume de las flores chilenas; y ese estado lo conduce a extravíos de la naturaleza del que nos ocupa. Sepa, Torti, que si no nos paga lo que nos debe, nos veremos en la necesi­dad, en la próxima edición de esta hoja, de insistir en nuestro reclamo en forma que no ha de serle muy agradable.
Mientras tanto, procure que las masas que se expenden al público en su establecimiento estén en mejores condiciones, elaboradas con más esmero y con mejores ingredientes". 16


TITULADA CASA DE PENSIÓN
"En Güemes, o Brown, al 2069, existe una titulada casa de pensión, que se halla a cargo de un tal Enrique (Enrique Chatel. N. del A.), marido de la Peña López, conocido macrof, y que es una casa de prostitución clandestina, donde viven mujeres menores de edad, que comercian con su cuerpo.
La policía debe intervenir de inmediato, clausurando este foco de co­rrupción y deteniendo al dueño, o al que por lo menos simula serlo. Así se procede hacerlo sin contemplaciones de ningún género y esperamos que el comisario de la 4ta. tome en el asunto la intervención que co­rresponde.
Poco a poco, en ediciones sucesivas de esta hoja, iremos consignando datos de otras casas de esta misma índole para que la policía las conozca sino tiene noticias de ellas". 15
Como un conocido político rosarino que hará furor años después, La Reacción denuncia y amenaza con el escándalo. Hasta que alguien "arre­gla" las cosas de la manera mas conveniente. Entonces, queda únicamente la denuncia impresa, a la que se suman más tarde otras denuncias, adviene un nuevo "arreglo", y así siempre. Pero La Reacción, sabe hasta que pun­to hace mella en los espíritus su afilado y a veces venenoso dardo perio­dístico. Para demostrarlo, basta esta solicitud de "arreglo" que no se tuvo que publicar dos veces:


TOME NOTA
José Torti:

"El propietario de la Confitería Los Dos Chinos, de esta ciudad, con cuyo nombre encabezamos estas líneas, se niega a pagar lo que nos debe por avisos mensuales, sin mas razón para ello sino que no quiere solventar la deuda.
Torti debe estar embriagado todavía con el perfume de las flores chilenas; y ese estado lo conduce a extravíos de la naturaleza del que nos ocupa. Sepa, Torti, que si no nos paga lo que nos debe, nos veremos en la necesi­dad, en la próxima edición de esta hoja, de insistir en nuestro reclamo en forma que no ha de serle muy agradable.
Mientras tanto, procure que las masas que se expenden al público en su establecimiento estén en mejores condiciones, elaboradas con más esmero y con mejores ingredientes". 16


Siete días después y en la sección espectáculos, donde se anuncia el afel treno de "El Pirata Negro" con Douglas Fairbanks en el Empire Theatra, y se imprimen comentarios favorables a la actuación de Luis Arata en fjB Teatro La Comedia —con Ignacio Corsini como "chansonier" de la or-1 questa típica de Scatasso— un título de página dice
SANEAMIENTO MORAL DEL BARRIO NORTE UN TRIUNFO DE "LA REACCION"
El Petit Trianón fue clausurado. Hubo en la 9a. una buena razzia de rusos.
"No obstante lo que decimos en un suelto del presente número, sobre nuestras campañas moralizadoras, que hemos suspendido por hoy en ho­menaje a la fiesta de Navidad, no podemos menos que reincidir publican­do en estas líneas una noticia que nos llega, y que significa un triunfo periodístico de nuestra hoja.
   Nos referimos a una batida policial en la sección 9a., contra los tenebrosos, llevada a efecto el viernes último por el celoso comisario, señor Manuel Frontini. La acción policial, se dirigió a los caftens rusos que me­an por aquella sección y que viven al margen de la ley, quienes han sido detenidos  provisoriamente.
   La nómina de los detenidos es la siguiente: José Kuta, Jacobo Kupersich,  León Vikler, Simón Sopaizman, Israel Artmed, Salomón Isobisky, Terzon Widansky, Jacobo Sysik Rozaufky, Wolka Sisnecky, Abraham Mniplif, Rafael Aifenkeypel, Najma Filch, Jack Sverman, Jacobo Malina, i .mué Kremer, Jacobo Sifman y Bernardo Blum.
Falta aún por detener a un tal Moisés, que es uno de los jefes de los tenebrosos, quien ejerce sobre ellos gran influencia y que ha logrado evadir la acción  policial por el momento.
     No podemos menos que hacer llegar nuestras sinceras felicitaciones al señor Frontini, por su actitud moralizadora, que esperamos continúe desarrollando  en lo sucesivo en pro del barrio Norte y ojala podamos decir lo mismo cuanto antes  del inspector general, señor Moreno, en lo que a él concierne.
En el  próximo número nos ocuparemos con amplitud de este asunto de capital importancia ". 17
    La clausura del Petit Trianón no durará mucho, como tampoco será notable  el lapso en que los cafiolos estarán a la sombra. Pichincha proseguirá su actividad en forma impertérrita, con su incesante ir y venir de gentes, sus  luces de colores, los llenos del Teatro Casino, la colmena de  vendedores ambulantes,  el jugoso crepitar de la carne asada en La Carmelita y el Infierno  y los numerosos artistas de todo género que anclan en los cafetines. Desde un fakir que se hace enterrar vivo, hasta Agustín Magaldi, cantando aquello de "Yo soy Trapo Viejo/así se me nombra/yo soy una sombra / del guapo que fue/y al oír de las gentes / decirme ¡ canejo!: /  “Ahí va Trapo Viejo . .." / ime da no se que!. Ayer cuando firme / mi brazo se alzaba /ya pérdida echaba / mi vida un querer / se oyó a muchos guapos / allá en la ribera, / decir: "Con Contreras / no van a poder …”18

    No falta la presencia de de Ciríaco Ortiz, estirando en su bandoneón cordobés las notas del tango de Juan A. Caruso Cap Polonio, mientras al-
canta las seculares estrofas que dicen: "Piba del alma mía / ¿por
que te fuiste?             / ¿quién te engrupió? / ¿y, por que te embarcaste / en el Cap Polonio / con otro amor? . . .". Ni tampoco algún "tapado", traído de la mano por el famoso "Ciriaquito", con fama de cantor, verseador y guitarrero mediterráneo, esgrimiendo sobre el tablado del café Mitre la ri­ma sonora de
El Apache Cordobés, curioso tango perdido entre las bru­mas y el polvo del tiempo y rescatado ahora por el autor de este libro pa­ra conocimiento de las generaciones presentes y futuras:


"Soy apache cordobés
 nacido allá por la sierra,
el que no teme a la guerra
ni al mas pesado revés,
 el que la yira a través
 de su china coquetona
y que no aguanta carona
 si se la quieren poner.

Soy de la tierra de Paz,
el general más valiente,
apache pierna y conciente
 para fajar un fastrás.
Para chorrear soy audaz,
que de mi marca no hay otro
nunca me muerdo el poroto 
y esto el decirlo es demás.



Soy para el tango un resorte



 y al marcar la media luna

 quedan los mixtos ¡ay una! 

mirando pal lao del norte, 

y si les marco otro corte 

manyan los giles cabreros;

 porque, es al ñudo aparceros,
         no hay cordobés que me corte


Soy apache cordobés
nacido en tierra argentina
 tengo una mina, ¡que mina!
 que de su marca no hay tres
 cuando le fajo un revés
 como primera caricia,
 ella enseguida malicia
que ando en curdela otra vez

Soy amante al piquillín
morfo patai de la sierra
porque es fruto de mi tierra
 como lo es mi querubín;
 escabio anís marca "Esplín"
para pillar la curdela
y entonando la canguela
 espianto para el bulín". 19

NOTAS

1      Ver Prostitución y Rufianismo, op.cit. Págs. 162/163.
2      La Reacción. 23.10.1927.
3    Cancionero Popular. No 597. El Ciruja (tango). Sin pie de imprenta ni men­ción de editorial. Contiene los siguientes tangos: El Ciruja; Trago amargo; Bajo Belgrano; Oro muerto; No te quiero más; Muñeca de carne; ¡No hay cianuro!. Además, incluye La Leyenda del Mojón.
4    Cancionero Popular. No 567. ¡Hijo mío!. Sin pie de imprenta, ni fecha de edi­ción.
5 Cancionero Popular. No 501. Mi noche alegre. Sin fecha, pie de imprenta y editorial.
6  Cancionero Popular. Mi noche alegre, id.id.
7 Cancionero Popular. No 502. Mi noche triste. Sin pie de imprenta, fecha y mención de editorial. Contiene: Mi noche triste, y las parodias: Mi noche tris­te en ruso y Echale alcanfor al'grippe, además de otras letras como El Redo­món; Versos para Pericón, y Dos años a la Marina.
8 Cancionero Popular. No 527. Parodias de Mi noche triste. Sin pie de imprenta, lo ha y mención de editorial.
9 Cancionero Popular. No 502. Mi noche triste, id.id.
10 Cancionero Popular . Parodias.. ., id.id.
11  Fueye Querido. El Pibe Ernesto. En Estudios de Tango. Revista de Historia,  Crítica y Polémica. Publicación del Instituto Argentino de Estudios sobre el  Tango Año 1. No 4. Pág. 158, agosto 1971. Hurlingham. Bs. Aires.
12 Cancionero Popular No 608. Carro Viejo. Sin fecha, pie de imprenta y mencionada editorial.
13 Cancionero Popular. Cap. Polonio. Contiene letras de tango. Edit. P/Longo  y Argento Rosario; sin fecha.
14 Cancionero Popular. No 571. Edit. p/Longo y Argento. Imprenta y Librería Americana Sarmiento 1173. Rosario; sin fecha.
15/16 La Reacción  18.12.1927. i
17     La Reacción. 25.12.1927.
18 Trapo Viejo, tango con letra de Benjamín Tagle Laray música de Magaldi—No­da.
19 Biblioteca Rosarina. . No 197. ¿Quiere Ud. reir?. Ed. Longo y Argento. Sarmiento 11173. Rosario; sin fecha.
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Fuente: Extraído del Libro “El Rosario de Satanás del Autor Héctor Nicolás Zinni, el Capitulo 2, del Tomo II . Editorial Fundación Ross. Año 2000