martes, 24 de junio de 2014

EL PAISANO DIAZ



"—¿Cómo vino a Rosarlo El Paisano Díaz?
"A El Paisano lo trajo El Negro Pancho. Venancio era entonces un pobre muchacho que andaba en alpargatas".
                                                                                                                              Antonio Sciara.
"—¿Era tan bravo El Paisano, o es mas el cartel que le hicieron? —El hombre estaba ubicado en ese tiempo que era el de la ley individual. Casi no se hacían muertes a bufoso . . ., toda esa gente criolla se desafia­ba a la daga. Después, cuando empezó el bufoso, se terminaron todos los guapos".
                                                                                                                              Osvaldo Berrini.
"—Bajó del auto el finado Cotocho y sacó una daga y dijo: "Si no te mata el, te mato yo", y le amagó así, como para ensartarlo. Se contuvo. ¿Sabe quién lo operó?. El colorado Baraldi, y estaban todas las madamas en la Asistencia Pública rogando que no muriera. Era mantenido el Paisano Díaz por siete mujeres en ese entonces".
Calixto Gallo.
Cuando  Venancio Pascual Salinas llegó de San Nicolás —donde había i un 1o de abril de 1888— a la ciudad de Rosario, no imaginaba la \m, con el tiempo, iría cobrando. Fama que lo persiguió hasta su muchos años después de clausurados los prostíbulos. Alto, bien  da físico privilegiado, al arribar a Rosario es un hombre mas que entra trabajar en la estiba portuaria, siempre necesitada de brazos jóvenes para cumplir la monótona y cotidiana tarea de cargar y descargar. bodegas Aunque, a decir verdad, la experiencia de bolsero iba a servirle una lejana y no vaticinada jubilación.
"—¿Cómo fue que se jubiló?
¿El Paisano?. Dicen que en su juventud había trabajado en el ferroca­rril, en la estiba ... Y los que lo jubilaron en el primer tiempo del pero­nismo, o sea los que se pusieron de acuerdo, fueron El Hueso Urraco, que se llamaba Valentín Urraco; este otro Huaso que lo mató a Facha Bruta allá adentro . . . Gregorio Berón, y Mene o Mela, que era el que mas sabía de hablar y era secretario del sindicato. Entonces los tres, como este Pai­sano había trabajado un tiempito, le sacaron la jubilación ... Este hom­bre que está aquí con nosotros también anduvo en los trámites.
¿Ah, si?. ¿Fue muy difícil?
—Vea, por ese entonces se presentó la oportunidad, y como yo estaba vin­culado con la gente del sindicato, le di una mano ... A El Paisano se le vi­nieron buscando unos años anteriores en que había trabajado por Villa Constitución, porque el estuvo trabajando en las bolsas. Los que dicen que no había trabajado nunca macanean. Cuando El Paisano vino a Rosa­rio, se le dio una aliviada y estuvo trabajando de costurero en el puerto. Después se hizo correr la libreta del hombre. Ahora que, en la libreta el iba con la mitad, es decir que le daban la mitad del sueldo. La otra mitad se la tragaba el delegado, como todos estos asuntos, ¿no?. Ahora que lo único que El Paisano Díaz agarraba entero era el aguinaldo, porque el por invalidez".!
Mientras ganábase el sustento como todos, crecía entre los hombres del puerto su prestigio de hombre de acción, rápido para el cuchillo y na­da lerdo para el entrevero. Hasta que un caudillo político, necesitado de un buen guardaespaldas —o "custodio" como se decía con frecuencia— so fijó en el, nada hacía presumir que Venancio Pascual Salinas iba a trans­formar su nombre en Venancio Díaz primero, para luego utilizar el alias con que pasó a la historia tenebrosa del bajo fondo: El Paisano Díaz.
Venancio ya había sido detenido por lesiones en 1909 y condenado I tres años de prisión. En 1912 ostentaba otra detención por atentado a ll autoridad y lesiones. Sentenciado a dos años de cárcel, la condena hablo sido disminuida al máximo: solamente tres meses de arresto. Tal vez  aquellos años viniera su amistad con Juan Cepeda2, quien, desde 19M hasta 1920 sería senador por el departamento santafesino de Constitución.

"—Ahora otra: el caso de El Paisano Diaz. Era un hombre en su extremidad ... en algunos casos, estee . . ., para algunos que procedentes de Cór­doba, venían de esto y lo otro. Y cuando a el le gustaba la mujer del que venía, se quedaba con la mujer y al tipo lo echaba. Y no se le daba pieza a esa mujer que venía a ejercer la prostitución sin orden del señor Paisano Díaz, porque todas las madamas y los dueños de quilombos le temían In­mensamente a El Paisano Díaz. — ¿Y a quién respondía El Paisano allí?.
—En ese tiempo, a Juan Cepeda. Después se abrió de Juan Cepeda y ahí fue la muerte de el. Otro aspecto de El Paisano Díaz era cuando ganada las elecciones en Villa Constitución; las ganaba por la fuerza, porque la policía ... en fin. En ese tiempo, no se si usted recuerda porque es un muchacho joven, las elecciones se ganaban por la fuerza. Era la época d« Juan Cepeda, Ricardo Caballero, los radicales de Santa Fe, que eran loi que automáticamente dominaban la situación del país".3

En su nada tranquila actividad El Paisano Díaz es detenido entre los años 1913 y 1921 mas de una docena de veces bajo las imputaciones  | lesiones, averiguación de antecedentes, homicidio, infracción al artículo 72, desacato, ebriedad, caften y juegos prohibidos. Hay un paréntesis bastante largo en sus cuentas con la policía: es la época de oro que cubre su triste memoria por los años que median entre 1921 y 1933. Cerrados los prostíbulos en Pichincha, diversos motivos le hacen caer en las redes poli cíales desde 1933 hasta 1948: indagación por encubrimiento de evasión, de la, que es sobreseído; por el artículo 840 (caften o cafishio); corrupción de menores, lesiones y toda la corruptela a que se inclinan sus antiguas predilecciones. Pero, ¿quién es en realidad El Paisano Díaz?. ¿Un matón?. ¿Un compadrito?. ¿Un guapo?. ¿Un tratante de blancas?. Sobro la memoria de este personaje, querido y odiado a la vez, se extiende u legendaria aureola que el tiempo no borrará fácilmente.
"Trajeado con pantalón fantasía, saco negro cruzado, pañuelo al cuello —a veces hecho galleta— con una rastra chica en la que lleva un puñalito de plata que nunca se le cae de la cintura, es el prototipo del Rey del Hampa y aún mas: cafisho de cafishos"4

"Sombrero alón, tipo Mitre.
Alto, linda pinta, pelo crespo, cara lisa.
Fumaba cigarrillos comunes.
Vivía en La Chiquita.
¿No sería al lado de La Chiquita?
No señor, en la misma parrilla. Ahí en el patio, le habían dado lugar para que viviera; tenía la cama y unas cosas. Ahí mismo era . . ."5
Sus trenzadas con El Peligroso, otro personaje de avería que tenía el barrio de Pichincha por escenario de sus andanzas, son recordadas por los infaltables testigos de aquel ayer. Es que ambos —El Paisano Díaz y El Peligroso— ofrecen al público habitué de los prostíbulos, a los parroquia­nos de los cafés, bares y restaurantes, a los tahúres que pululan por la zo­na como aves de rapiña haciendo causa común en cuanto a sus intencio­nes con los caftens importados y los panzones criollos, a los buhoneros y vendedores de maníes y lupines, a los lustrabotas y a los marineros de to­dos los países del mundo, insólitos desplantes de guapeza.
"El Paisano Díaz y Pedro Mendoza eran cepedistas. Cuando El Paisano se encontraba con El Peligroso, sacaban el cuchillo y meta nomás . . ., en la puerta de la casa de juego se peleaban. — ¿No harían un poco de exhibición?
               —Vea, eso no lo se. Lo que le puedo decir es que la policía se los llevaba
                vuelta a vuelta por andarse peleando a cuchillo en la calle. A veces no los
llevaban porque disparaban. El Paisano se metía en la parrilla esa ... La Chiquita, y El Peligroso en el almacén de Don Pablo, enfrente del Casi­no"

"Me acuerdo cuando se agarraron una vez El Paisano Díaz y El Peligro­so .. .
¿Cómo se llamaba, en realidad. El Peligroso?
—Saturnino Mungio, hijo de vascos era. Gordito, medio panzón . . .
¿Y cómo fue la pelea?
—Fue a primera sangre. Se habían pegado algunos planazos . . . hasta que un cambista que vio que El Paisano se estaba peleando lo quiso ayudar y le tiró a El Peligroso una piedra de la vía y lo lastimó en la cabeza, en la parte de atrás. El Paisano lo corrió al cambista con el cuchillo".7

"—Esa pelea fue en El Camino del Pasto. — ¿El Camino del Pasto?
—Si. Calle Balcarce abajo . .., en el embarcadero Galli. En las calles More­no, Dorrego .. ., todo eso abajo era El Camino del Pasto".8
Presente siempre en la memoria de quienes lo frecuentaron, de aque­llos que lo conocieron de vista y aún de los que oyeron hablar acerca de su persona, el anecdotario o las mentas acerca de Venancio Pascual Sali­nas son numerosas, aunque siempre existen algunas referencias casi desco­nocidas.
"—Yo lo estimaba mucho a El Paisano Díaz ... de pibe, de muchacho jo­ven. Después ... el hombre se hacía el manco ... Lo que una vez me lla­mó la atención fue un gesto que tuvo con uno de los Bigote, de Casilda. Este tipo era un vicioso empedernido, si tenía diez pesos se lo jugaba en lo de Pedro Mendoza enseguida ... No comía por ir a jugar a la taba. Se llamaba Antonio y era medio sordo, aparte de cuentero. Tenía otros her­manos menores que el: José, Melitón, Domingo, Horacio y Pascualito, to­dos buenos amigos de aquel entonces. Antonio lo fue a ver a El Paisano que estaba en La Chiquita con Roberto Gómez, alias Cara de Madera, y le contó que se le moría la madre en Buenos Aires y que de aquí y allá . . . El Paisano tenía plata encima y le dio a Antonio treinta pesos. Entonces Cara de Madera dice: "... Paisano, es mentira". Y Venancio Díaz contes­tó: "¿Y usté eré que yo no lo he cálao. . .?. Puede haber, de cien, noven­ta y nueve que sean mentiras y puede ser una cierta, ¿y por treinta pesos no va a ir al velorio de su madre?". Eso le demuestra a usted que, a pesar de todo, el hombre tenía sus sentimientos . . . — ¿Es verdad que no sabía escribir?.
—Si, y le voy a contar algo ya que trajo el tema. Una vez, allá por el año 24, cuando las famosas partidas de taba, andaba entreverado El Loro Acosta que tenía su fama . . . bien vestido, de cuello duro, era analfabeto. Tiraba la taba bien. El Paisano también tiraba bien. Casi pelean un día, pero después se hicieron muy amigos. Bueno, el asunto es que El Paisano para las mujeres era medio débil, en el sentido de que le mostraban los dientes y ya era querendón .. . Una mujer de el, que después fue la mujer de Miguelito Martínez, aquel de Cañada de Gómez, estaba presa. Como El Paisano quería escribirle una carta a la mujer, le dijo al otro: "Vea..., señor Acosta . .. ¿usté no querría venir hasta donde yo vivo...?." " ¡Pe­ro como no. Paisano!". Fueron hasta la pieza que Venancio tenía en La Chiquita, empezaron a tomar y que se yo, hasta que por ahí se le descha-va El Paisano: "Mire, amigo Acosta, disculpe que yo lo haya molestao, pero lo que yo quiero es que me haga unas lineas para Carmen.. . porque yo no se escribir". Y el otro se empezó a reir y le contestó: "Yo tampo­co". Entonces El Paisano exclamó: "¡Cómo!?. . . ¡¿con esa pinta e'do-tor que tiene?/ . . . ¡Pero vean la pinta e'dotor y no sabe . . .! ¡Usté es igual que yo!".
Tenía una hermana que era media brava El Paisano, ¿no?. —Si es la que digo yo, se llamaba Timotea. Después tenía otra, la casada con Juan González, bigotudo y caudillo. Todos los permisos que El Paisa­no Díaz conseguía aquí de Juan Cepeda, eran para Juan González, su cu­ñado"9
La influencia de El Paisano Díaz parece no tener límites. Temido y respetado aún por la Zwi Migdal —la implacable organización internacio­nal de tratantes de blancas— es protagonista en muchas ocasiones de he­chos como los que describe Julio L. Alsogaray en su libro La trilogía de Ja traía de blancas. Dice Alsogaray: "Consentida la apertura de un lenoci­nio, su funcionamiento no puede obstaculizarse en adelante sino por in­fracciones que la ordenanza prevee y castiga con penalidades que varían desde la multa al cierre temporal o definitivo; pero los rufianes, sin mayo- íes preocupaciones, obtienen cualquier solución justa o injusta, cuando sus intereses actúan de por medio. Para ello recurren a ciertos arbitrios 3je generalmente no acusan diferencias mayores, y solo con el propósito de ilustrar al lector y cumplir lo prometido, referiré algunos, cuya veraci­dad certifico por la intervención personal tomada en los mismos.
"En la mayoría de los casos atemorizan a la pupila, con amenazas que no siempre hacen efectivas, y como las comisarías seccionales no prestan amparo a las prostitutas, terminan éstas por abandonar el local para es­conderse o buscar refugio donde se consideren a cubierto de sus implaca­bles perseguidores, quienes envían otras mujeres a la casa abandonada, para ejercer la prostitución clandestina, y luego "ordenan" al inspector municipal la comprobación pertinente. Este funcionario, que apela al tes­timonio de la policía para reunir la prueba indispensable, eleva una actua­ción sumarísima al Inspector General, y el cierre definitivo de la casa, por el señor Intendente, se opera en breves días.
"Fue así como en determinada oportunidad un inspector municipal concurrió a mi despacho en la comisaría 7a., manifestándome que acaba­ba de comprobar la presencia de dos mujeres en el prostíbulo de la calle Lavalle, entre las de Jean| Jaurés y Ecuador, y como no estaban autoriza­das para ejercer su "comercio", por falta de inscripción, había dispuesto su comparendo a la comisaría, para dejar la constancia respectiva.
"El hombre, que por lo visto sintió la necesidad de justificarse de algo que nadie ponía en duda, textualmente dijo: "Yo se que ésto es una ma­niobra de los rufianes y que sirvo de instrumento a sus fines deleznables: pero, ¿qué quiere?. He recibido un anónimo con la denuncia y, ante su evidencia, no me queda más recurso que intervenir". Luego abandonó la comisaría; pero su actitud, por conocida, no dejó de sorprender. En efec­to; averiguando lo ocurrido con mayor calma y seriedad, se comprobó lo de siempre: la mujer inscripta para ejercer la prostitución en esa casa, qui­so independizarse del rufián, y éste, valido de su poder, "ordenó" la clau­sura.
"La prevención sumaria, iniciada por denuncia de la víctima, aportó un sinnúmero de comprobaciones relativas a los actos de crueldad y salva­jismo sufridos por la misma, cuando las enfermedades le impedían ganar dinero. El acusado fue detenido en su domicilio particular, donde me in­cauté de fotografías y correspondencia que lo presentaban como tratante de blancas en plena actividad, el cual, por otra parte, hacía gala de su condición. Sin embargo, elevado el proceso, y pese a las pruebas acumula­das, no tuvo mejor éxito que los otros.
"La Justicia sobreseyó en favor del imputado, y para completar la far­sa, la Municipalidad, que oportunamente conoció esos antecedentes, mantuvo el cierre de la casa. Con esto la perseguida quedaba a merced de los rufianes: o buscaba otro para desenvolverse en su medio o sometíase at* mismo. El dilema era terrible: ninguna mujer puede ejercer la prostitu­ción sin cargar con el correspondiente explotador". 10
Claro que la prostitución oficializada en Buenos Aires difería en sus normas reglamentarias con la que se practicaba, ordenanzas por medio, en Rosario. Pero, en el fondo, el color y el sabor eran iguales: "ninguna mujer puede ejercer la prostitución sin cargar con el correspondiente ex­plotador". Tan cierto es ello, que viene a cuento un hecho del que fue protagonista el mundialmente célebre especialista rosarino de enfermeda­des de la piel, Dr.; José María Fernández,, quien, junto con el doctor Juan M. González (Gonzalito)12 atendía por aquellos lejanos años pa­cientes con enfermedades sencillas y de las otras bravas.

"—Sucedió que estos doctores atendieron una vez a una francesita de esas que llegaron engañadas. La chica estaba a la miseria y el cafiolo la dejó para que la internaran. La cuestión es que, cura va y cura viene, la jermu se deschavó en franchute y batió el justo. Él doctor Fernández, que apar­te de ser un buen doctor era muy buena persona, le dio lástima y por las suyas, una vez que la hubo curado, le dio unos mangos y la fletó de vuelta a Francia.
¿Y el cafisho?
¿El cafisho?. Cuando un día la fue a visitar al hospital, no la encontró. "Dígame dotor —dijo entonces—, ¿dónde está mi mujer?". "No se . . . —contestó Fernández— de aquí le dimos el alta y se fue". El tipo se man­dó a mudar y empezó a revolver cielo y tierra para encontrar la francesa que se le había pirado. Como había entrado a sospechar, volvía a ver al doctor Fernández dos por tres, y este negaba. "Usted sabe donde está dotor . . . ¡devuélvamela . . .!", gemía. Fernández se hacía el que no sabía nada, hasta que un día agarró y le dijo: "Vea, amigo, su mujer cruzó el charco" . ..
¿Y entonces?
¿Entonces?. Ahí le entró la desesperación al otro. Lloraba como una Magdalena. "¿Y ahora? —decía mientras se agarraba la cabeza con las dos manos— ¿Que hago dotor?. ¿Que hago? . . . IEstoy arruinado!, ¿Usted se imagina dotor que desastre? ¿cómo voy a vivir ahora que no tengo mujer? ¿que hago?. Esta es mi ruinal". Al final, casi lo internan a el". ¡3

El caso mas resonante en que interviene El Paisano Díaz sucede un 2 de abril de 1925. Ese día festeja su cumpleaños. Será inolvidable para mu­chos y entre la gente del ambiente perdurará el sucedido por muchos mo­tivos.
"—El que le encajó el balazo a El Paisano fue el petiso Tom Mix. —Pero el asunto lo cargó El Turco Bacha.
—Para mi, fue el petiso Tom Mix. El Paisano no valía nada. Valía por los guardaespaldas que tenía . . .Yo estaba en la esquina de Ovidio Lagos y Jujuy cuando el asunto del tiro y vi que la gente corría para allá, para el almacén de Don Pablo. Fue en esa esquina . . . —Si, fue en esa esquina.
—Mi suegro vendía maní ahí. Le tiraron el carro a la mierda, para colmo mi suegro era rengo y todo. Tengo una anécdota de mi suegro. El vendía maní y le faltaba una pierna . . ., tomaba diez litros por día con la medida y se orinaba ... Un día orinó encima de los maníes, y viene uno y dice " lEeeehhl, líos manises están mojados... I, y el respondió: "Non te da­se coenta zonzo?, é una nébula c'a passatto...". Una nube había pasado
mojando los maníes ... IFIor de nube . . .I".14
Lo cierto es que el viernes 3 de abril de 1925 el diario La Capital pu­blica los siguientes titulares:
EN LA ESQUINA DE JUJUY Y PICHINCHA SE PRODUJO ANOCHE UN HECHO DE SANGRE.
Un chauffeur atacó a balazos a Venancio Di'az (a) El Paisano Díaz — Dos de los proyectiles dieron en el blanco — El estado del herido es grave — Detención del agresor.
La crónica, al igual que otras de este libro reproducida íntegramente por primera vez desde aquella época, es la siguiente:
"Desde las últimas horas de anoche las autoridades de la comisaría 9a. realizan activas diligencias tendientes a obtener el total esclarecimiento de un grave hecho de sangre que se produjo en aquella jurisdicción minu­tos antes de las 23 horas.
"Del suceso fueron protagonistas Venancio Díaz, argentino, soltero, de unos 39 años de edad, quien registra malos antecedentes en la policía, y el chauffeur Felipe Bacha, brasileño, de 24 años, soltero, con domicilio en Gral. Güemes 2939. Las declaraciones de varios testigos presenciales del hecho han permitido establecer debidamente la forma en que se co­metió. Aproximadamente a las 22.50, en momentos en que El Paisano Díaz abandonaba el comercio de comestibles y bebidas establecido en la esquina NE de las calles Jujuy y Pichincha, Bacha, que, según parece, aguardaba esa salida, le descerrajó desde escasa distancia cuatro tiros con un revólver que extrajo de entre las ropas.
"El primero de los proyectiles lo recibió Díaz en la espalda, otro en la cabeza, región frontal, y los dos restantes no dieron en el blanco.
"A pocos metros del lugar hallábase acostado el cabo Pedro González, chapa 709, de la comisaría 9a., quien acudió en el acto y luego de desar­mar y detener a Bacha requirió ante la gravedad del hecho la presencia de sus superiores, mediante los toques de silbato reglamentarios.
"Llegaron instantes después, el comisario seccional, don Manuel V. Frontini subcomisario don José L. Molina y auxiliar de servicio señor Tel-mo Méndez, los que dispusieron sin pérdida de tiempo las providencias del caso. Recogido del suelo, donde se hallaba tendido sin conocimiento, Díaz fue trasladado en una ambulancia al consultorio central de la Asis­tencia Pública y, al ser reconocido y atendido por el facultativo de guar­dia, se estableció la extrema gravedad de su estado.
"El balazo que recibió Díaz en la espalda tiene orificio de salida por el hombro izquierdo. En cuanto al proyectil de la región frontal, éste quedó alojado en la cabeza. Presenta además unas contusiones en el rostro, que se presume fundadamente sufrió al rodar herido por tierra.
"En el primer momento Bacha fue conducido rigurosamente incomu­nicado al local de la seccional y más tarde, una vez realizadas en el sitio
del suceso las averiguaciones pertinentes, lo interrogaron al comisario Frontini y el subcomisario Molina. El detenido expuso las causas determi­nantes de la agresión. Según estas manifestaciones, El Paisano Díaz habría-se negado en varias oportunidades a abonar el importe de un viaje realizado en el automóvil de alquiler a cargo de Bacha. Se lo adeudaba desde tiempo atrás. Al principio, parece que Díaz prometió pagárselo tan pronto como dispusiese de dinero. Más tarde, ante los requerimientos de Bacha, se negó a abonárselo y últimamente, a estar siempre en sus manifestaciones, lo ha­bría amenazado. Las amenazas fueron formuladas minutos antes de produ­cirse el hecho, es decir, al penetrar Díaz en el comercio de la esquina de Jujuy y Pichincha.
"Bacha aguardó entonces la salida de Díaz para cometer la agresión. El acusado agrega que lo atacó en la forma antes descripta en razón de la fa­ma de maleante de que goza en jurisdicción de la comisaría 9a. El Paisano Díaz. Este, después de haber recibido el proyectil en la espalda, dióse vuel­ta rápidamente para repeler la agresión pero no tuvo tiempo. Acto seguido, al agacharse para tratar de esquivar los nuevos disparos, recibió el otro ba­lazo en la frente. Díaz no alcanzó a extraer un cuchillo que llevaba en la cintura. Los dos disparos últimos que, se dijo, no dieron en el blanco, pare­ce que Bacha se los hizo a Díaz cuando este ya se encontraba en el suelo.
"Del suceso relatado se dio aviso desde el primer momento al juez ins­tructor de turno, doctor Luis S. Pedroni.
"El Paisano Díaz registra en su prontuario dos o tres procesos de homi­cidio, el último en el departamento Constitución. Esta madrugada a las 2.30 su estado era desesperante".
La madeja sobre el insólito ataque comienza a desenredarse al otro día, sábado 4 de abril, en que La Capital hace saber que
SE CONOCEN NUEVOS PORMENORES DEL HECHO DE SANGRE DE LA SECCION 9a.
La policía ha realizado un sinnúmero de averiguaciones tendientes a esta­blecer las verdaderas causas de la agresión — El acusado se mantiene en su primera declaración.
"Las autoridades de la comisaría 9a. han continuado realizando durante el día de ayer activas diligencias tendientes a obtener el total esclarecimien­to de las causas que determinaron el grave hecho ocurrido en la noche an­terior en la esquina de Jujuy y Pichincha.
"Protagonistas del suceso fueron, como se sabe, Venancio Díaz, o Ve­nancio Pascual Salinas (a) El Paisano Díaz, argentino, de 37 años, soltero y Said o Felipe Bacha (a) El Cordobés o El Turco Felipe, brasileño, de 24 años, de oficio chauffeur.
"En el lugar indicado, al salir de un comercio de comestibles y bebidas allí establecido, Díaz fue atacado a balazos por Bacha y recibió dos de los proyectiles que le disparara, uno en la cabeza región frontal, y otro en la
espalda con orificio de salida en el hombro izquierdo.
"El agresor fue detenido en el acto y, según anticipara LA CAPITAL, declaró que las causas determinantes del ataque tenían origen en las ame­nazas formuladas por Di'az al requerirle el pago del importe de un viaje en el automóvil de alquiler con el que trabajaba. Conducido en grave estado el herido al consultorio central de la Asistencia Pública, el comisario sec­cional don Manuel V. Frontini dio inmediato aviso al juez de instrucción de turno, doctor Luis S. Pedroni. Dicho magistrado se constituyó a la 1.15 en el local policial y tomó declaración indagatoria a Bacha quien se ratificó en sus manifestaciones anteriores.
"Dijo Bacha que Díaz se había negado a abonarle el importe de un via­je realizado tiempo atrás en el automóvil de alquiler a su cargo. En los primeros días, habíale prometido abonárselo tan pronto como dispusiese de dinero, pero, más tarde ante sus requerimientos le hizo saber que no le pagaría un centavo. Mas tarde lo amenazó y, finalmente anteayer, al re­querirle por última vez el pago, Díaz le habría aplicado una bofetada. Ba­cha agregó que de esa agresión resolvió vengarse en la primera oportuni­dad que se le presentara. Justificó lo inopinado del ataque con la fama de matón de que gozaba Díaz.
"Mientras el juez doctor Pedroni interrogaba al acusado, la policía de la sección 9a. realizó un sinnúmero de diligencias relacionadas con el he­cho de que se trataba. Contrariamente a lo que se creyera en un princi­pio, se pudo establecer que Bacha no era un hombre honesto. Desde hace tiempo explota a una mujer que hasta días atrás perteneció al personal de la casa de la calle Pichincha 77. Está registrada con el nombre de Pastora Sosa y se hace llamar Lidia. Así las cosas, se comprobó que tanto Díaz como Bacha eran tenebrosos con la diferencia de que aquel tiene gran as­cendiente entre el elemento de referencia.
"Proseguidas las averiguaciones destinadas a establecer en debida for­ma las causas originarias de la agresión, se citó a varios chauffeurs que tra­bajan en jurisdicción de la comisaría 9a. y todos manifestaron que en nin­guna ocasión Díaz dejó de abonarle los viajes que realizaba en automóvil. Siempre los pagaba al desocupar el vehículo y con largueza.
"Por disposición del juez, doctor Pedroni, se encaminaron luego las in­dagaciones hacia el campo de acción de individuos y mujeres que viven al margen de la ley, obtuviéndose una serie de datos de importancia para el proceso. Como ya se ha dicho, Díaz tiene gran ascendiente entre los tene­brosos, especialmente tratándose de polacos o argentinos.
"Una de las tres o cuatro mujeres explotadas por Díaz es polaca. En cualquier "asunto" que se producía entre elementos del hampa, era Díaz el encargado de arreglarlo. La fuga de una de las explotadas, la falta de "respeto" a un amigo en las relaciones con la mujer del mismo, etcétera, todo eso corría por su cuenta. Díaz salía en busca de la "fugada" y llama­ba íla atención del que, en el segundo caso había sido "incorrecto".
"—Yo viví de cerca la primera parte de un caso. La segunda no la conocí jamás.
—Hable tranquilo.
—Una noche, siendo aproximadamente la una y media de la madrugada, en la calle Plata (hoy Ov. Lagos) y Córdoba, paseaba una mujer envuel­ta ... en un tapadito de tela tipo inglés. Rubia y bonita. Y un muchacho que era un mantenido y que, realmente, no tem'a ni pieza ni mujer en ese momento y que se llamaba Carlos Ferrari, alias El Dientudo —que así fi­gura en los prontuarios—, se le acercó a la mujer. La tomó del brazo, co­menzó a hablar, y la mujer no contestaba porque era francesa y no enten­día. Entonces le pidió una pieza a un amigo. La consigue en la calle San Luis, entre Callao y Plata. Era una gran casa con patio, una gran parra y carnicería al frente, y allí pone a la mujer. El dueño de la pieza, a poco llegar, le avisa que espera a alguien y que se tendría que retirar. A la mu­jer podría llevársela al otro día. —¿Y al dia siguiente?
—Al otro dia, cuando El Dientudo llegó a buscar la mujer, ésta no quería salir. No quiso irse con el. Al segundo dia, el dueño de la pieza y la francesita recibían la visita de don Venancio Díaz, el famoso Paisano Díaz, cafisho de cafishos, quien vem'a a interceder para reintegrar la mujer a un francés que tenía tres o cuatro mujeres en el prostíbulo Petit Triarían y en el Madame Safo. Evidentemente, a nadie,¡fuera del francés, le convenía quedarse con esa mujer, porque no se la podía hacer trabajar en ninguna parte del país. Estaba fichada, tenía dueño y no convenía. En todos lados la iban a devolver. —¿Y después?
—Bueno, ese muchacho, que carecía de experiencia, le dijo a El Paisano Díaz que pedía doscientos pesos para devolverla. Se fue El Paisano y mandó la respuesta.,No había caso. La oveja tenía que volver al redil y no había pago. Don Francisco Malatesta, que era dueño del París y, a la vez, socio de otra persona en el Madame Safo, ofrecía, simplemente, un regali-to por la devolución.
—Como ahora cuando alguien pierde un llavero o un documento de iden­tidad ...
—Exactamente. A todo esto se había movilizado la policía rosarina ha­ciendo allanamientos en casas de citas, hoteles y pensiones. Así iban transcurriendo los días, cuando una mujer criolla, muy agalluda y amiga de este muchacho, dijo: "Yo la voy a acompañar, para que esta mujer pueda retirar sus documentos. Y una vez que se tengan los documentos, entonces veremos que se hace". Y este muchacho, falto de experiencia, le entregó a esa criolla de ley —que se llamaba Margarita Melgarejo, oriunda de Rojas, provincia de Buenos Aires—, la francesita. —¿Y se fueron nomás?
—Si, señor. Las dos mujeres fueron hasta el Madame Safo. Tocan timbre, aparece el portero y para a la criolla, aunque la hace pasar, con "Un momentito". La francesa pasa y se dirige a su habitación en busca de los do­cumentos. Cuando había transcurrido una hora, vuelve el portero y le di­ce: "¿Qué espera, señora?". Dice, "Estoy esperando a una chica. "No. Aquí no hay ninguna chica". La tomaron del brazo y la sacaron afuera. Al otro dia, se da a conocer por los diarios que en la calle Brown y Rodrí­guez, mas o menos, se había encontrado la mujer fugada quien, simple­mente: "había ido de visita a la casa de una amiga". El que la tuvo no consiguió, ni los doscientos pesos ... —. . . Ni el regalito . . .
—. . . Solamente pudo tomar una copa de coñac importado y un pocilio de cafe de don Francisco Malatesta en el propio . . . París, la casa de citas de la calle Santiago y Pellegrlni que todavía (sic) está. Maiatesta fue pos­teriormente deportado a Italia, porque el era italiano. Fue deportado an­tes que Juan Galiffi, el Chicho Grande de la Mafia rosarina".1S
"Ahora bien —sigue diciendo La Capital—, hace 15 días aproximada-~-ente, Bacha estuvo con una mujer que explota un tal Julio, amigo suyo v de Díaz. Al enterarse, el "ofendido" se lo hizo saber a Díaz quien, en el acto, fue en busca de Bacha y como no fueran satisfactorias las explica­ciones le aplicó una bofetada. En esas circunstancias, Bacha nada dijo y se retiró.
"Anteanoche, festejando el 37 aniversario de su nacimiento, Díaz ofreció a algunos amigos una comida en su domicilio que está situado en 'a calle Pichincha entre las de Jujuy y Almirante Brown. Entre los asisten­tes figuraba el compositor de un caballo que probablemente ganará una carrera clásica mañana en el Hipódromo Independencia. La reunión ter­minó a las 22.45 y poco después Díaz salió a acompañar al compositor hasta la esquina de Jujuy y Pichincha donde el aludido tomaría un auto­móvil. Antes de esto, por una de las puertas que dan a la calle Pichincha, penetraron ambos al almacén allí establecido y minutos después salieron por la esquina. Fue en ese momento cuando desde escasa distancia, Bacha pronunciando unas palabras, atacó a balazos a Díaz con el resultado que se conoce. El revólver empleado en el hecho es de reciente adquisición.
"Bacha continúa alojado aún en el local de la comisaría 9a., donde probablemente se constituirá nuevamente el juez doctor Pedroni a fin de ampliar el interrogatorio y tomar otras declaraciones. En cuanto a Díaz, su estado sigue siendo de extrema gravedad y por tal causa ha sido impo­sible interrogarlo. En la mañana de ayer se le trasladó al sanatorio de la calle Laprida 1162 y se encuentra allí internado. Como complemento de esta Información se reproducen enseguida los antecedentes que la policía de Rosario registra de los protagonistas del hecho:
"Venancio Pascual Salinas (a) El Paisano Díaz. Nació en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, el 1o de abril de 1888. En su prontuario que corresponde a la sección Seguridad Personal de Investigaciones, registra los siguientes antecedentes judiciales:
27 de setiembre de 1909, proceso por heridas en Villa Constitución; 19 de marzo de 1912, lesiones y atentado a la autoridad, sección 5ta. de policía de Rosario; 27 de diciembre de 1913, lesiones a una mujer, sec­ción 4ta.; 4 de enero de 1915, atentado a la autoridad, sección 9a.; 27 de diciembre de 1917, homicidio en Pérez; 4 de junio de 1918, desacato a la autoridad, sección 9a.; 7 de noviembre de 1919, lesiones y desacato poli­cía de Investigaciones; 3 de mayo de 1920, homicidio en Paz, departa­mento Constitución y 2 de julio de 1921, lesiones a una mujer, sección 4ta.
"Además en Rosario, Díaz fue detenido siete veces como tenebroso, una por ebriedad y otra por juegos prohibidos. En cuanto a las condenas sufridas, figuran tres años de prisión por el proceso del 27 de setiembre de 1909; seis meses de arresto por las lesiones del 27 de diciembre de 1913 y 16 meses, también de arresto, por el de atentado a la autoridad del 5 enero de 1915. En los dos procesos por homicidio, Díaz fue absuelto y en los restantes se sobreseyó.
"El chauffeur Said o Felipe Bacha, El Turco o El Cordobés Felipe, na­ció en San Pablo (Brasil) el 10 de enero de 1901, es soltero y también tie­ne prontuario en la sección Seguridad Personal de Investigaciones. La pri­mera entrada lleva fecha 27 de diciembre de 1921. Se trata de un proceso por lesiones en accidente, hecho ocurrido en jurisdicción de la comisaría 1ra. La segunda y última data del 17 de febrero de 1923 por atentado a la autoridad en la sección 4ta. En ambas causas se dictó sobreseimiento".
La última información sobre El Paisano Díaz, en relación con el acon­tecimiento que le ha tocado protagonizar, la da el diario La Capital con fecha 5 de abril de 1925. La noticia es escueta y no excenta de curiosi­dad, al mejor estilo de Ripley. Es de hacer notar, además, que en ningún momento, el cronista —Manzuoli—, ha llamado a El Paisano Díaz por su verdadero apellido, o sea Salinas.

         "VENANCIO DIAZ HA MEJORADO.
"En las actuaciones relacionadas con el hecho de sangre ocurrido noches atrás en la esquina de las calles Jujuy y Pichincha, jurisdicción de ia comi­saría 9a., no se han producido mayores novedades. Felipe Bacha, el heridor de Venancio Díaz, continúa alojado en el local de dicha seccional cuyas autoridades instruyen el sumario correspondien­te. En cuanto a Díaz, que no ha sido sometido a ninguna intervención quirúrgica, permanece internado en el sanatorio de la calle Laprida. Se ha notado ayer en su estado una sensible mejoría. Como se dijo desde un principio, la herida que presenta en la espalda no es grave. Respecto a la de la cabeza, parece que no ha interesado a la masa encefálica. Según una versión recogida anoche el proyectil había quedado alojado sobre el maxi­lar superior, precisamente en el lugar donde Díaz tenía un diente de oro. Parece que Díaz al notar allí una molestia se sacó el diente y seguidamen­te el plomo de la bala".

"—Este señor, como era prepotente y dominaba la sección, siempre se quedaba con la mujer que le gustaba. Entonces andaba molestando a la mujer de un chofer taxista que se llamaba. .. Bacha, El Turco Bacha. La mujer no quería decirle nada al marido, para evitar. Pero, llegó el momen­to que se lo tuvo que decir... Al enterarse del asunto, Bacha fue y lo lla­mó a El Paisano como quien dice al orden. El hombre le dijo: "Vea ... don Venancio ..." y recibió una patada. Bacha se quedó con la patada. A los pocos días, el hombre, como paraba ahí, en la calle Jujuy donde esta­ba el famoso almacén de Cacciabue, lo volvió entonces a llamar y salió afuera porque era un cumpleaños de él ... -¿De El Paisano?
—Si, de El Paisano . . . Y ahí lo tirotearon entre varios. Díaz cayó herido y perdió un ojo, pero se hizo cargo este hombre. — ¡¿Ah!, ¿fueron varios, entonces . ..?
—Bue... desde ios autos fueron varios. La condición era de que El Turco Bacha se debería hacer cargo. Y así fue, el hombre se hizo cargo del asunto: estuvo cuatro años y salió. Y cuando salió se fue Bacha a Alta Córdoba donde puso un prostíbulo que yo conocí. No se que incidente tuvo con otro patrón de prostíbulo ahí. La cuestión es que se agarraron y con el mismo revólver de el, el otro patrón de prostíbulo lo mató. Y ahí terminó su vida este muchacho. El Turco Bacha".16
El esplendor de El Paisano Díaz dura hasta poco mas del cierre de las as de lenocinio en Rosario17. Luego, ya en franca decadencia, volverá as andadas, siendo objeto de algunas detenciones —como se consignara principio— que culminarán en el año 1950 al ser puesto preso por infracción al artículo 807. A poco, se jubila. "El Paisano Díaz declina ya, evidentemente, aunque sin perder la popularidad. Ya no viste como en > mejores tiempos, ahora se lo ve pasar enfundado en un traje oscuro, gastado y brilloso en algunas partes. En verano, luce pantalón común, za­patos —a veces alpargatas—, camisa de seda —color crema o a rayitas—, pañuelo galleta al cuello y un infaltable sombrero de paja desde donde ¡a la punta de un pañuelo blanco que le tapa el ojo ausente: los lentes n pasado al olvido ... A pesar del saludo respetuoso de muchos hombres y mujeres para quienes siempre conserva el gesto amistoso de levan-' el brazo, las nuevas generaciones, los que no han vivido "su" época, ran entre indiferentes y curiosos a ese hombre entrado en años, de ca­llos crespos y blancos, que cuenta historias de riñas y duelos en los es-ios de Villanal, El Nexo, El Aviador, Los Dos Pibes, Becaccese, Basso, Gambrinus, boliches que con el tiempo se mantienen custodiando la peri-ia de Pichincha".18
"—El Paisano Diaz quedó bastante arruinado después del tiroteo, ¿ver­dad?
—Si, señor, de un ojo y un brazo. Después de ahí siguió su trayectoria me­dio jodido, a lo último ya empezaba a manguear. Lo habían jubilado del puerto y el puerto no lo conocía a el; después le quitaron la jubilación porque hubo denuncias, y esto y lo otro y le quitaron la jubilación. Al fi­nal, murió en el Asilo de Mendigos, arriba de un banco, en Ayolas y Necochea. Así murió".19

"—¿Cuánto hace que murió El Paisano?
—Hace como doce años, en el Asilo de Ancianos. Como dos años antes de que muriera Zocco, El Cara de Payaso ... y ya van para siete u ocho años que venía a tirar la manga… “ 20/21.


NOTAS
1 Osvaldo Berrini y otr., id.id.
2  Juan Cepeda. Biog. Político, funcionario, n. en Rosario el 4 de mayo de 1869; m. en la misma ciudad el 10 de mayo de 1954. Ingresó en la administración provincial en su juventud; fue encargado de la mesa de recaudación de la Re­ceptoría de Rosario; Receptor de Hacienda en el Departamento General Ló­pez; jefe Político del Depto. Constitución, donde fuera designado el lo de fe­brero de 1895; diputado provincial en el período 1898—1902 por el Depto. Constitución. Él 3 de diciembre de 1919, por renuncia del gobernador Lehman y en su carácter de presidente pro—tempore del Senado asumió el cargo de gobernador hasta el 9 de mayo de 1920. Desde el 9 de mayo de 1924 hasta el 9 de mayo de 1928 fue vicegobernador de la provincia. En setiembre de 1936 se lo designó jefe de Policía de Rosario, cargo en el que lo sustituyó su hijo Juan Carlos Cepeda en mayo de 1937. Luego fue administrador general de contribución territorial y patentes de la Nación y en 1938 electo senador na­cional, desempeñándose hasta 1943. Se lo consideró caudillo político de pres­tigio. Wladimir C. Mikielievich. Diccionario de Rosario (en preparación).
3          Calixto Gallo, id.id.
4/5       Prostitución y Rufianismo, op.cit. Pág. 197 y sigs.
6    Pablo Miguel, entrevista realizada en el bar "El Riel", el 22.1.1976.
7    José Rico, id.id.
8/9 Osvaldo Berrini, id.id.
10   Julio L. Alsogaray, op.cit. Págs. 49/50/51.
11   José María Manuel Fernández. Leprólogo y dermatólogo, n. en Tucumán en 1902; m. en Rosario el 21 de julio de 1965. Egresó de la facultad de medicina de Rosario en 1928. Fue becado para estudiar la lepra en Carville, Estados Uni­dos; en Honolulú; en Hawaii; en Filipinas; asistió a la escuela de medicina tro­pical en Calcuta; perfeccionó sus conocimientos en el departamento de histo-patología de piel en París y en el departamento de profilaxis de la lepra en Sao Paulo, Brasil. Fue profesor titular de clínica dermatosifilográfica en la facultad de medicina de Rosario y jefe de la sección mujeres del servicio de leprología del hospital Carrasco, de Rosario. Perteneció a numerosas entidades científicas en su especialidad, nacionales y extranjeras; fue rector interino de la universi­dad nacional del litoral en 1965. Autor, además, de estudios y monografías que hallaron amplia difusión en el exterior. El hospital dependiente de la Fa­cultad de Ciencias Médicas que funciona en la localidad de Granadero Baigo-rria —ex Paganini—, aledaña a Rosario, lleva desde 1966 el nombre de "Dr. Jo­sé María Fernández". V. Diego Abad de Santillán, op.cit. TJ.
12   Juan M. González (Gonzalito). Médico de brillante trayectoria, dueño de una notabilísima idoneidad. Nació en Rosario en 1894; graduóse en la Universidad de Buenos Aires en 1919 con diploma de honor. Fue profesor, consejero, vice-decano y decano de la Facultad de Medicina del Litoral. Presidió diversas enti­dades científicas del Hospital Español de Rosario. Descolló por su versación en congresos realizados en Tokio, Praga y Copenhague y fue asistente, además, del doctor Gustavo von Berman en "Segunda Innere Medicin", de Berlín. Efec­tuó aportes valiosos a la literatura médica con una treintena de obras escritas. Falleció en Rosario a los 82 años, el 19 de agosto de 1976.
13   Antonio Sciara, testimonio efectuado el 6.1.76.
14   Julio Schiavone, id.id.
15   Antonio Sciara, id.id.
16   Calixto Gallo, id.id.
17   En 1929 arriba a Rosario, por dos días, el entonces famoso cantante de tangos y aires criollos Ignacio Corsini —El Caballero Cantor—, "Tuve el placer de acompañarlo por el barrio conocido como "Pichincha" —escribe Lito Bayardo en sus Memorias—, rincón de la noche donde proliferaban los peringundines y casas de mujeres alquiladas, con prontuarios enlutados y hombres de acción. Corsini quería conocer algunos de estos personajes de ese submundo, donde reinaba el "paisano Díaz", gran admirador de Corsini a través de sus grabacio-
nes . . .". Díaz, Corsini, Bayardo, el payador Víctor Galieri y otros, habrían compartido una noche que, según Bayardo, El Caballero Cantor nunca olvidó y que después de muchos años recordaría con emoción. Lito Bayardo, op.cit. Pág. 145.
18   Prostitución y Rufianismo, op.cit. Pág. 201.
19   Calixto Gallo, id.id.
20   Osvaldo Berrini, id.id.
"Rosario, 19 de mayo de 1978. Señor Zinni: tengo el agrado de dirigirme a us­ted, a los efectos de poner en su conocimiento, que el señor Venancio Pascual Salinas, no falleció en nuestro hospital. Estos son los datos que figuran en la fi­cha que tiene la oficina de Estadística: Venancio Pascual Salinas. Nació el lo de abril de 1888. Argentino, soltero, hijo de doña Francisca Salinas, jubilado, con domicilio en calle Ricchieri 69 bis. Se internó el 13 de noviembre de 1)62, en la sala 14. Salió el 19 de noviembre de 1962. Salúdale atentamente, Francis­co Miguel Haro. Jefe del Depto. Intendencia. Hospital Centenario".

Fuente: Extraído del Libro “El Rosario de Satanás del Autor Héctor Nicolás Zinni, el Capitulo 2, del Tomo II . Editorial Fundación Ross. Año 2000.