lunes, 16 de septiembre de 2013

"ATENDIDO POR SUS DUEÑOS"


Investigación y textos: María Cristina Calvi, Pablo Monsanto y Fabián Birbe
Desde finales del siglo XIX Rosario se convierte, gracias*al puerto y a su posición geográfica privilegiada, en una de las economías más dinámicas de la Argentina agroexportadora. En esta época (1870/1930) el desarrollo del sector manufacturero (...) se orientó casi exclusivamente hacia la elaboración de productos primarios como complemento del sector agroexportador y hacia el mercado interno en proceso de expansión.
Existían en este período (...) un reducido número de grandes establecimientos (...)y, junto a ellos, una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas productoras de bienes livianos que cubrían espacios del mercado interno. (...) Un primer ejemplo de ello lo representan las empresas que se ubicaban en un estadio transicional entre el taller y la manufactura (...) Sin embargo, la crisis mundial iniciada en 1929 va a golpear duramente a la ciudad cuando se reduce drásticamente el flujo del comercio mundial. Comienza entonces el proceso de sustitución de importaciones que, favoreciendo el desarrollo de la actividad manufacturera, se va a extender con altibajos hasta mediados de 1970. A partir de 1930 (...) la quiebra del sistema de comercio y finanzas internacionales afectó muy duramente a la ciudad, cuya prosperidad dependía básicamente de su función de nexo entre el interior del país y el exterior. Como consecuencia de aquel hecho se redujeron las actividades del puerto y aumentó el peso relativo de las actividades económicas orientadas al mercado interno, comenzando el proceso de sustitución de importa­ciones. (...) Las empresas típicas eran pequeñas y medianas, de capitales nacionales (en su mayoría locales) y utilizaban técnicas de producción intensivas en mano de obra.
Mas tarde (...) hacia 1955 la estructura industrial de la ciudad [se transformó adquiriendo] las características que persistirían durante años. Las actividades siderometalúrgicas y metalmecánicas eran las predominantes, seguidas por las industrias textiles y de confecciones, y luego las alimenticias. A partir de 1958 (...) la industria del área evolucionó hacia la diversificación, surgiendo (...) una importante industria metalúrgica, papelera, química y petroquímica, que elaboran productos de alto valor agregado y elevada tecnología...
Entre estos dos momentos históri­cos y cubriendo los espacios dejados de lado por la importación y por la industria local, comenzaron a surgir tempranamente una enorme cantidad de modestas empresas. Emprendimientos familiares muchos de ellos desarrollados por inmigrantes que en un ámbito de producción generalmente doméstico, establecieron una relación cotidiana con sus clientes. Situados entre el taller y la fábrica producía artesanal o sem-industrialmente elementos destinados a satisface las necesidades diarias de una población en constante crecimiento.
 En 1976 la apertura indiscriminad a la importación, significó el comienzo del fin de la etapa! sustitutiva de importaciones. Muchas empresas y sobre todo muchos de los pequeños emprendi­mientos familiares debieron cerrar | sus puertas.
El Museo de la Ciudad a través de la I muestra Atendido por sus dueños \ propone un acercamiento a la] intimidad de estos oficios, actual­mente transformados por las nuevas 1 tecnologías o relegados por los  cambios en la moda y las políticas  económicas. Reconstruye los procesos de fabricación valorando a sus realizadores en los contextos en los que actuaron y que les permitie­ron, con labor y creatividad, abrirse paso en el mundo del trabajo.
Qué puede verse en Atendido por sus dueños
Fueron diversos los emprendimien­tos familiares que marcaron toda una época en la que la relación diaria entre el fabricante y su cliente estaba cimentada en la confianza del producto elaborado por las manos de un vecino. En esta nueva exhibición del Museo de la Ciudad -invitamos a nuestro público a asomarse a algunos de aquellos oficios.
Dejando la marca
La producción de sellos de goma en nuestra ciudad se entremezcla, en sus comienzos, con el desarrollo de la industria gráfica. A finales del siglo XIX eran fabricados en los grandes establecimientos como los de Ferrazini o Woelflin que tenían talleres anexos. Fue hacia 1884 que se instaló el primer taller para producir estereotipias y sellos de goma de Rosario. Se trataba de "La Minerva" de los hermanos Moreau, ubicado en calle Santa Fe al 900.
Los elementos para la construcción de sellos que se expone, correspon­den a Sellos Rosario y donados por su dueño, Adrián Pereyra.
A los pies de Rosario
El acelerado crecimiento de la ciudad, hacia finales del siglo XIX, determinó la necesidad de incorpo­rar y mejorar obras de infraestructu­ra urbana. La apertura de calles y la traza de nuevas sendas obligaron, alrededor de 1880, a encarar la producción de baldosas a nivel local, tanto en el ámbito público como en el privado.
La necesidad de contar con materia­les de construcción era tal, que durante la intendencia de Esteban N. Morcillo, la Municipalidad de Rosario inauguró en 1932 la Fábrica de Mosaicos Municipal. Los moldes que se exhiben pertenecieron a dicha fábrica.
Las primeras boticas y farmacias del Rosario
Las boticas del pasado eran verdade­ras instituciones dentro de sus respectivos vecindarios. Tenían los boticarios la autoridad y el prestigio del médico, y eran proverbiales el respeto y la fe con que acudían a ellos los vecinos en procura de un consejo o de un alivio a sus males.
La botica no siempre fue el lugar de expendio de medicamentos. Hasta mediados del siglo pasado era también donde se los preparaba. Diversas reglamentaciones estable­cían que las farmacias deberían contar con un local para el despacho al público, otro destinado al laboratorio farmacéutico y final­mente un depósito de drogas y productos químicos. Para 1861 existían en Rosario las Boticas: "Del Águila", "Del Mercado", "Del Cóndor Dorado", "De la Caridad" y "Del Globo o Colón".
En 1869, la clasificación censal de las profesiones revela que había en Rosario 22 farmacéuticos. Ese año, la población sobrepasaba los 23000 habitantes, según el primer censo nacional levantado en septiembre. Al establecerse el servicio nocturno obligatorio de atención al público, en septiembre de 1880, las farmacias habilitadas en Rosario, aparte de las nombradas, eran: "Farmacia Inglesa de Day", "Botica del Pueblo", "Botica de Raspail", "Botica Central" y "Botica de la Sociedad Italiana".
Al finalizar el siglo XIX la ciudad de Rosario contaba con alrededor de 30 farmacias establecidas.
Una típica farmacia
El mobiliario y todos los elementos de esta farmacia, donados por los descendientes de su último titular, forma parte hoy del patrimonio del museo. Ejemplo de las farmacias de antaño, esta es su historia. La Farmacia Alemana, propiedad de Juan Wentzel y Kernba, inicia sus actividades en Rosario en el año 1881, en la esquina de las calles Libertad actual Sarmiento y Rioja. Según la Gran Guía del Rosario de Santa Fe de 1896, es una de las veintisiete farmacias con que cuenta la ciudad. Para esta época se traslada a San Lorenzo 509 (numeración actual 1213/15).
En el año 1898 cambia de propieta­rio, la adquieren el Aux. Farm. Osvaldo Dam y su esposa Teodora Madsen. Los farmacéuticos Juan Steenberg; Félix Laureano Checa y Matías A. Lastra estarán a cargo, sucesivamente, de la regencia de la farmacia, al carecer Osvaldo Dam del título habilitante.
 Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Teodora Madsen, de origen dinamarqués, cambia la denominación del negocio por Farmacia Dinamarca como consecuencia de haber sufrido ataques que relacionan la derrota de Alemania en la guerra y la denomi­nación de la botica.
En septiembre de 1929, compra la farmacia el Farmacéutico Oscar A. Hermida.
En agosto de 1977 trasladan nuevamente el local a San Lorenzo 1219, su ubicación definitiva, a escasos metros del cine Broadway. A partir del 15 de julio de 1989, al fallecer Oscar A. Hermida, se hacen cargo de la farmacia sus sucesores hasta el cierre definitivo el 18 de marzo de 1995.
Sombrereros en Rosario
Hasta la primer mitad del siglo XX, la indumentaria masculina era acompañada por el infaltable sombrero, accesorio imprescindible junto al bastón. Las costumbres determinaban el uso para cada ocasión. El sombrero de copa era considerado como el máximo de elegancia. El "bombín" o sombrero "hongo" se usaba cotidianamente, lo mismo que los sombreros de fieltro blando, mientras que en verano se llevaban los sombreros de paja blanda, llamados popularmente "de Panamá". Hacia fines de la década del 60 su uso masivo decae, reser­vándose para la vestimenta de las personas mayores. Según la Gran Guía de Rosario de Santa Fe de 1896 la ciudad ya contaba con 15 casas dedicadas a la venta de sombreros. Hacia la década de 1930 se instala en la ciudad una nueva carnada de inmigrantes, especialmente italianos y españoles, entre los que se encontraba Esteban Ortega. Como tantos otros, es aquí donde aprende un oficio con el que más tarde instalará su propio taller. Dedicado exclusivamente a sombreros para caballeros, trabajará con la colaboración de su esposa y dos hermanas. Los objetos que se exhiben pertenecen a la fábrica de este último.
Cristales desde San Carlos
La historia de la Cristalería San Carlos es paradigmática de muchos oficios traídos por inmigrantes a nuestra ciudad. Si bien estos inmigrantes no se asentaron en Rosario, el camino seguido permite ejemplificar el de otros emprendi-mientos similares que se establecie­ron aquí.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la situación económica social en Europa no era favorable, particularmente para los jóvenes que anhelaban una transformación en sus vidas.
Un grupo integrado por catorce jóvenes italianos denominado TOVA (técnicos obreros vidrio Altare), provenientes de Altare (pueblo de la región de Liguria) vino a la Argentina con el fin de desarrollar aquí la industria cristalera, aprovechando toda una tradición en la práctica de este arte oficio. Se embarcaron en Genova el 8 de septiembre de 1947 en el barco Mendoza de bandera argentina, con destino a Buenos Aires. Llegados al país se trasladaron a San Jorge donde fundaron la Cristalería SAICA, Sociedad Anónima Industria Cristal Artístico. Tiempo después algunos integran­tes del grupo originario se estable­cieron en San Carlos, Provincia de Santa Fe, donde continuaron con su oficio. Anselmo Gaminara era el más joven de ese grupo y el diseñador de los cristales; en 1950 junto con otros ligures fundaron la Cristalería San Carlos. Se puede afirmar que en la localidad de San Carlos Centro, zona agropecuaria, se adquirió en forma extraordinaria la tradición comenta­da. Poco a poco los campesinos fueron aprendiendo los conoci­mientos al lado de maestros vidrieros. Se formó un núcleo de artesanos, algunos descendientes de pioneros, otros capacitados aquí, que asimilaron perfectamente las distintas técnicas que demanda el caprichoso cristal. Este sector de la muestra se presenta gracias al préstamo del Museo del Vidrio, perteneciente a la Cristalería San Carlos.
Equipo de trabajo
Concepto: Museo de la Ciudad / Director: Raúl D'Amelio / Investi­gación: María Cristina Calvi, Pablo Monsanto, Fabián Birbe / Consulto­res: Agustina Prieto, Jessica Savino, Enrique Ortega, Enrique Hermida, Salvador Demasi / Coordinació María Verónica Rath / Biblioteca Archivo: Nora Fracchia / Archiv Fotográfico: Patricia Bossicovic Andrea Ostera / Textos: Pabl Monsanto, Fabián Birbe / Conser vación:  Annabella Gentile Evangelina Larouelle / Técnicos Héctor Palma, Adrián Rossi Diseñador gráfico: Lucían Ominetti / Servicio Educativo Ernesto Aguirre, Beatriz Mulhall Administración: Juan Luis Manza no, Daniel Olguín / Agradecimien tos: Ricardo Gaminara, Elvi Zotarel, Cristalería San Cario Adrián Pereyra, Alejandro Prei Alfredo Aprile.

Bibliografía
Historia de Rosario: Cap. 2. La evoluci económica rosarina durante el desarroll agroexportador / Oscar Videla y Sandra Fernández Homo Sapiens Ediciones.
2Idem.
3Historia de Rosario: Cap. 5. La economía rosa~ desde la sustitución de importaciones hasta reestructuración productiva / Alicia I. Castagna María L. Woelflin / Homo Sapiens Ediciones.
4Idem.
5Textos basados en La Moda en la Argentina Susana Saulquin / Emecé Editores / Buenos A' 1997.
Basado en textos de Jesica Savino / Museo Vidrio Cristalería San Carlos
 
Fuente: extraído de la revista “Rosario, y su Historia   Fascículo Nº 41 .  De Mayo 2006.