lunes, 26 de agosto de 2013

LA INMIGRACION EN EL SALADILLO


Desde finales del siglo XIX la zona del Saladillo se convirtió en ámbito de asentamiento inicial de inmigrantes de escasos recursos, que venían con la posibilidad de trabajar en el puerto o en el ma­tadero municipal, y que luego lo hicieron en el frigorífico Swift. A estos contingentes se sumaron también transitorios migrantes in­ternos, llegados a la ciudad perse­guidos por las constantes sequías y las invasiones de langostas que por entonces (y como ocurriría hasta la década del 40 al 50 en muchas regiones argentinas) de­vastaban los sembrados. Ellos también llegaban a Rosario sin re­cursos.
El gobierno comunal habilitó, tratando de aportarles una ayuda concreta, galpones y barracas don­de alojarlos y cocinas municipales en las que se les brindaba, a precio reducido, el llamado plato de los pobres.
Los inmigrantes europeos tra­taron, desde el comienzo, de agru­parse en sociedades o institucio­nes por nacionalidad, de las que la ya mencionada "Sociedad Po­lonesa Federico Chopin" (que aún subsiste y realiza actividades para la colectividad) es un buen ejemplo. No se puede establecer, sin embargo, el número exacto de polacos llegados a Rosario, ya que a comienzos de este siglo los mis­mos arribaban con documentación que, en muchos casos, era exten­dida por las autoridades invasoras de su país natal, lo que explica que muchos polacos figuren —en las estadísticas locales de esos anos— como rusos, austríacos o alema­nes.
Recién a partir de la década del 20 dicha situación comenzó a mo­dificarse, sobre todo luego de la proclamación de la República de Polonia en noviembre de 1918 y de la designación de Jozef Pilsudski, cuando llegan al país partidas de nuevos inmigrantes que ya porta­ban pasaportes extendidos por las autoridades de la flamante re­pública.
En Rosario, el movimiento que agrupaba a los inmigrantes pola­cos data de 1919, cuando se cons­tituye en la ciudad la Sociedad Polonesa Dom Polskt. Uno de sus principales pioneros fue Francisco Dembicki, supuesto activista del Partido Socialista Polaco, quien (según lo indica la tradición oral de su colectividad) llegó aqui siguiendo la senda de los Siberianos po­lacos —prisioneros polacos en Ru­sia— á través del Lejano Oriente, Manchuria y China. Dembicki ins­piró a sus compatriotas un espí­ritu de independencia y de soli­daridad nacional.
La "Sociedad Polonesa Federico Chopin", por su parte, aportó mu­chos de sus socios al frigorífico Swift como mano de obra. Uno de ellos, Sylwester, llegó a ser directi­vo del mismo, lo que no impide que se consigne un hecho notorio: al no existir leyes sociales que los pre­servaran de la explotación, de la enfermedad o incluso de la po­breza, y no teniendo ni conoci­miento del idioma local ni pre­paración especializada alguna, los inmigrantes   polacos debieron aceptar las tareas más pesadas y peor remuneradas. Pese a ello, co­mo otros inmigrantes de distintas nacionalidades, pudieron fundar y mantener organizaciones naciona­les donde cultivar y preservar sus tradiciones y costumbres y expre­sarse en su lengua nativa.
"El desconocimiento de la len­gua nacional ha constituido y constituye el obstáculo que se opo­ne a la propia ubicación de un crecido número de inmigrantes", señala "La Capital" en 1928, infor­mando además, sobre el tema que nos ocupa: "Para subsanar las difi­cultades que crea el desconoci­miento del idioma y por consi­guiente la rápida contratación de los servicios personales, se ha es­tablecido en Buenos Aires una ins­titución denominada Asociación Dom Polskt, la cual obrando de consuno con las autoridades po­lonesas, se propone a su vez ins­tituir una oficina de informes des­tinada a facilitar trabajo a los in­migrantes de aquella nacionali­dad".
El testimonio de Miguel Plotrowski señala la función que aquellos pioneros asignaron a es­tas instituciones: "Se comenzó a hablar de fundar la Sociedad Po­lonesa no sólo para ayudar a la gente de allá sino también a los que venían del Chaco enfermos o acci­dentados, que llegaban a Rosario y no sabían adonde ir. Los inmi­grantes que hacia tres o cuatro anos que estaban acá, que ya sa­bían hablar castellano, trabajaron para fundarla y ayudar a la gente en general, como socorro mutuo... Si perdían sus documentos, si es­taban enfermos, haciendo colectas para pagarles el hospital".
Así, el 9 de julio de 1930( coincidiendo con una fecha cara a los sentimientos patrióticos del país que los cobijara ) se tomó decisión de organizar la sociedad Polonesa Federico Chopin" en el Saladillo, para agrupar a los con­nacionales que vivían en el barrio, ofrecerles ayuda material y moral y establecer contactos con otras asociaciones polacas establecidas en la Argentina.

 
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 15 .  De Julio 1991. Autores: Sandra A: Bembo – Nelly I. Sander de Foster – Marisa Rocha