martes, 27 de agosto de 2013

PADRE, ¿ME DA UNA MEDALLITA?


Estamos en los albores de los años 20, cuando migraciones internas llegan a Ro­sario perseguidas por las constantes sequías y las frecuentes invasiones de langostas que han azotado muchas regiones argentinas desvastando los sembrados. Las migra­ciones toman rumbo al barrio Saladillo con la expectativa de trabajar en el matadero municipal o en el Swift.
La comuna, en su afán de brindar una ayuda concreta - habilita galpones y barra­cas en las que aloja a los recién llegados. También instala cocinas municipales en las que brinda, a bajo precio, el llamado plato de los pobres. Pero el asistencialismo oficial no es suficiente, lo que esa gente necesita es trabajo, y esa necesidad determi­na que, en la mayoría de los casos los recién llegados tengan reservadas las tareas más riesgosas y menos remuneradas.
Es necesario volver al barrio Saladillo para comentar cómo la aparición del frigorí­fico Swift había generado cambios edilicios e impulsado el asentamiento de obreros e inmigrantes de afuera y de adentro. Dice al respecto el diario La Capital:
"Algunos historiadores apuntan que Saladillo tuvo tres etapas bien diferenciadas: la fundación, que fue determinada por la creación de los famosos baños de Manuel Arijón; su crecimiento y asentamiento poblacional, y un tercer momento que está mar­cado por la instalación del Swift. Si bien los antecedentes del frigorífico en el país se remontan al año 1907, es en mayo de 1924 cuando se comenzó la construcción de la planta ubicada en la ribera del río Paraná y sobre el arroyo Saladillo.
Apenas pasado el Día de lo Santos Inocentes, el 29 de diciembre de 1924, la fábri­ca comienza a funcionar a pleno al realizarse el primer embarque de 500 toneladas de carne congelada con destino al puerto alemán de Bremenheaven. La empresa llegará a contar con diez mil obreros aproximadamente, que habrán de faenar diariamente un mínimo de 2.000 vacunos. En los horarios de mayor actividad se contabilizarán unas tres mil personas faenando simultáneamente.
La enorme demanda de mano de obra determina que - indirectamente - el frigorífi­co sea el responsable del gran asentamiento de trabajadores e inmigrantes quienes definen un perfil distinto para Saladillo, al dejar de ser un barrio residencial y convertir­se en un barrio obrero. Rápidamente las grandes mansiones - anteriormente casas de fin de semana de algunas familias rosarinas - se transforman en albergues de estable­cimientos públicos o privados, ya que este nuevo barrio tiene nuevas necesidades: más escuelas, centros asistenciales, etcétera.
Como sabemos, la mayoría de los obreros que se habían instalado en la zona eran europeos que llegaron cabalgando en alguna de las tantas olas inmigratorias que reci­bió el país desde 1880. Esta gente de escasos recursos buscaron trabajo en el puerto y, al tiempo en los mataderos y el frigorífico.
En los año 40 el Swift sería poderosísimo, habiendo sorteado con la complicidad oficial el problema de embarque de carnes de contrabando que denunciara en su mo­mento y en el Senado de la Nación, el doctor Lisandro de la Torre. El perfil bélico manifiestamente antibritánico en nuestro país y especialmente en Rosario, determinó que se produjeran sabotajes dentro de las carnes enlatadas cuyo contenido se mez­claba con vidrio molido. Al que se lo creía simpatizando del Eje se le allanaba su mora­da en busca de material probatorio el que, al encontrarse, servía como argumento para el despido.
La colmena obrera que congregaba el Swift era de proporciones:
"Por la calle Lucero no se podía caminar por la cantidad de gente que había cuando salía el personal del Swift a comer. Eran cuatro o cinco mil cosas blancas

que se desplazaban por la zona buscando un lugar para comer. Por eso estaban las fondas de los griegos y las tiendas. Lo que quisieras comprar lo conseguías ahí. Era una cosa de constante movimiento, que con el correr del tiempo prácti­camente se murió."1
Al atravesar la década del 40 muchísimas cosas ocurren en el campo de lo popular. Casualmente un mismo día, el 25 de abril de 1948 fallece el compositor uruguayo Gerardo Mattos Rodríguez, autor del conocido tango La Cumparsita, y en la ciudad de Méjico el compositor y pianista mejicano Manuel M. Ponce, autor de la canción Estrellita.
Mattos Rodríguez, internado en el sanatorio Uruguay, sufría desde hace años de una parálisis que fue progresando hasta llegar a su punto culminante, el corazón. En el acto de la inhumación de sus restos, despidió los mismos por la Sociedad Uruguaya de Autores el creador de La Puñalada, Pintin Castellanos y por S.A.D.A.I.C. Francisco Canaro.
Santiaguito Coso, el futuro dueño del cabaret rosarino Bambú India, es, por ahora, el nuevo propietario del Hotel Restaurant y Bar Metropol - más tarde Hotel Pelayo -ubicado en la Bajada Sargento Cabral 156-58. Este hotel, con el correr de los años será adquirido, remodelado y ocupado por la Caja Mutual de Asistencia y Subsidios del Banco Provincial de Santa Fe, agrupación netamente solidaria formada por los emple­ados de dicho banco.
Pero, volvamos al Swift cuyo personal ha generado una respuesta al problema de las condiciones de trabajo al tomar conciencia sindical. Los obreros participan con más fluidez en el sindicato que los agrupa y los delegados gremiales en las actividades de la fábrica.
"En el año 1950, más o menos, Perón vino a inaugurar un famoso edificio del barrio, frente a la Mandarina, de unos ocho pisos, parecida al Monumento al Po­zo de Balcarce y San Luis. Es una estructura cuya construcción fue parada y abandonada. Originalmente iba a ser un sanatorio para los obreros de la carne y para construirlo se les descontó un día de sueldo a todos los empleados del Swift. Yo digo con tanta seguridad porque mi madre también aportó." 2
Notas
La Capital 2S/8/1996.
La Capital, id. id.

Fuente: Extraído del libro “ Barrios de Tango y otras yerbas”(es la Introducción  del mencionado libro del Autor: Héctor Nicolás Zinni. Ediciones del Viejo Almacén  Año 1997.-