viernes, 2 de agosto de 2013

BARRIO BELGRANO


E1 conglomerado urbano cono­cido como Barrio Belgrano se ex­tiende en límites precisos: al oeste, la Avda. de Circunvalación; al nor­te, las vías del Ferrocarril Mitre; al este, la calle Solís y al sur, la calle Pasco. Pero el centro del mismo está en otro sitio, entrañable para el vecindario.
Las cuatro plazas, en el cruce de Mendoza y Avda. Provincias Unidas, son para los belgranenses algo más que un paseo y un espacio verde tradicionalmente poblado de flores de estación. Son el símbolo del barrio, su referencia obligada, su historia misma. Es el lugar en cuyo entorno fueron surgiendo quintas, campos de alfalfa y humil­des viviendas que, a fines del siglo pasado, conformaron el modesto Pueblo Eloy Palacios
Sus primeros habitantes, en su mayoría quinteros, poblaron el te­rreno de 91 hectáreas adquirido en 1889 por María Echagüe de Vila. La acelerada transformación de ese predio en pueblo hizo que muy pronto Nicasio Vila le diera nombre y presencia física a través del acto de fundación. Eloy Palacios pasó pronto a ser un nombre histórico y el pueblo fue integrándose cada vez más a la ciudad hasta formar parte de la misma, primero como Barrio Vila y más tarde con su actual denominación.
La actual Provincias Unidas y calle Mendoza fueron, de principio, las principales; centros comerciales, y de intersección el barrio fue abriéndose paso. En esa esquina, las cuatro manzanas que en el génesis barrial eran el Parque Mitre o "cuatro plazas”.'San  Antonio de Papua, en 1891. El templo, construido arquitecto Micheletti y el construc­tor Luis Badini, estuvo acompaña­do al poco tiempo por el Colegio de la Inmaculada Concepción, levan­tado en 1903. Ya en 1892, la es­cuela municipal Nº 8, hoy Escuela Provincial Nº 91. había pasado a convertirse en la primera del ba­rrio.
Por aquel entonces, Belgrano era para los rosarinos sólo el barrio por el que se accedía al nuevo ce­menterio La Piedad, todavía cono­cido como el enterratorio municipal. La llegada del tranvía eléctrico, en 1906, y el adoquinamiento de las principales avenidas en 1913, faci­litarían el ingreso a aquel lejano suburbio, que hoy cubre una im­portante superficie de Rosario.
Muchos viejos vecinos recuer­dan aún hoy con nostalgia lo des­campado del barrio no hace mu­chas décadas y cómo, desde cual­quier lugar, se podían ver las quin­tas y sus frutales. O añoran los tradicionales corsos del Club Nue­va Era. los bailes del Salón Cosmo­polita o los picnics de la Quinta Luciani. De los antecesores —los primeros vecinos— se recuerdan también algunos nombres, entre muchos: Bartolo Rocca. que fue propietario de la panadería más famosa de comienzos de siglo; el genovés Esteban Ferrari, a cargo de la primera estafeta postal en 1894; el ejemplo moral del padre Domin­go Pettinara.
Otros reivindican el crecimiento poblacional de la zona alrededor de la estación ferroviaria de Barrio Vi­la parada obligada de los trenes obreros que trasladaban diaria- mente a cientos de trabajadores ferroviarios hacia los talleres de Pérez. Fueron esos obreros y em­pleados del ferrocarril los que construyeron sus viviendas ro­deando a la estación, y a ellos se sumarían luego obreros artesana-les, comerciantes y empleados de algunas de las industrias que co­menzaron a surgir en la zona, co­mo la del tabaco ("Toscanitos Ge­nova", de Fernández y Sust, en Felipe Moré y Marcos Paz, de los que se recuerda aún su rotundo dístico publicitario: "Genova Tos­canitos: / buenos y parejitos"), y más tarde GEMA, industria meta­lúrgica de gran proyección en calle Córdoba y vías del antiguo Ferro­carril Central Argentino.
De esos nombres, varios queda­ron —sin duda injustamente— en el olvido. Los artos borraron la mención de muchos de aquellos pioneros que plantaron las semi­llas generosas de una inmensa quinta que hoy tiene 70 mil habi­tantes... La fisonomía de Barrio Belgrano mantiene, entretanto, aún con su progreso, algo de aque­lla naturaleza silvestre, de grandes manchas verdes y espacios abier­tos, que fuera su característica inicial y parte de su historia...
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 18 .  De Enero 1992. Autor: Alberto Campazas