jueves, 8 de agosto de 2013

BARRIO ARROYITO ( Lisandro de la Torre) Un rescate testimonial


Por Miguel A. Di Marco (h)
Hace catorce años, cuando integraba la redacción del dia­rio "La Capital", recibí un sobre que decía "Testimonios históricos de un vecino de Barrio Arroyito". En su interior se encontraban cuatro hojas escritas a máquina a nombre de Luis Manzano, de 87 años de edad. Excedía en ese mo­mento las normas de extensión de las notas publicadas en la sección "Carta de lectores". En aquel entonces aún no se habían creado secciones específicas dedicadas al recate de este tipo de historias testimoniales. Al poco tiempo el diario "La Capital" creó la sección "Capitel", que entre algunos de sus servicios novedosos ofrecía la posibilidad de que los vecinos compartieran sus vivencias históricas barriales.
Una experiencia que duró un par de años y marcó un jalón. Desde la Universidad y la Municipalidad, a fines de la dé­cada del 90 se instrumentaron programas de historia oral. En el año 2001, se realizó un taller de la memoria, en el Centro de Jubilados de la Amistad, de Arroyito, donde par­ticiparon once vecinos contemporáneos a Manzano, se re­copilaron testimonios que coinciden en varios aspectos con el narrado a continuación.
Es por eso que en adhesión a la VI Jornada de Historiado­res y Cronistas Barriales, que se realizarán en Rosario el 14 y 15 de octubre próximo (ver sección noticias), pensamos que un homenaje a don Luis Manzano, un hombre muy que­rido en el barrio, ya fallecido, sería publicar estos recuer­dos que habían quedado en una carpeta. A la misma le he incorporado subtítulos que carecía el escrito original. En todo lo demás se ha respetado el texto de la redacción por disponer de giros y expresiones muy características de una generación. Manzano nació en 1915, y describe al Arroyito de su adolescencia y juventud, entre 1930y 1950, aproxima­damente pero con algunos comentarios sobre un Arroyito inicial, el que existía con mucha anterioridad, por ejemplo, a la inauguración del Estadio de Rosario Central, en 1926. Es una narración sin pretensiones históricas en el sentido de que no busca contextualizar los hechos o emplear una secuencia temporal pero sí existe una evidente motivación por preservar recuerdos valiosos que hace a una identidad pretérita. Se tiende a señalar "un barrio con vida propia" y con una vecindad que disfrutaba de las actividades socia­les, por sobre recuerdos de militancias y conflictos, que los hubo y en abundancia: "mítines", "huelgas", "protestas", "rebeliones", "combates" y hasta el drama de las inunda­ciones del arroyo Ludueña, que por otra parte da origen al primer nombre del barrio: "Arroyito", actualmente Lisandro de la Torre, y que está delimitado catastralmente por la calle French al sur (la de la Iglesia Perpetuo Socorro), Olivé al norte; el río Paraná al Este y vías del Ferrocarril Belgrano al oeste. Es uno de los barrios de menor extensión sin embargo, y precisamente por estar surcado por la gran Avenida Alberdi (sobre la que Manzano efectúa su relato), cataliza la historia de una zona mucho más amplia que comprende los barrios Refinería (Malvinas), Sarmiento, y Empalme Graneros, entre otros.
En la producción de esta nota ha colaborado Oreste Cirimele y María Andrea Babsia, para ilustrar con precisión aspectos aquí abordados.
Dice asila crónica inédita de Luis Manzano:
"Rosario, 10 de febrero de 1997. Hace casi 75 años que resi­do en este barrio.

"Nuestra gran avenida"

La Avenida Alberdi, nuestra gran Avenida, por empezar, primeramente se le cambió de mano y sus adoquines eran muy grandes hasta que se modificó por el asfalto. Por el medio circulaban varias líneas de tranvías, como ser, el 18, el 25, el 4 y el 3, y por la mañana corría un tranvía con acoplado, el mismo denominado obrero, que costaba 5 centavos, según el horario, además varias líneas de ómni­bus, entre ellas la denominada H, con ómnibus con nombres como Ciudad de Leningrado, Coronel Dorrego, etc. Al citado en primer término lo manejaba un gran jugador llamado Jacobo Scheimberg.
De bares y recreos
Siguiendo con la Avenida Alberdi y empezando desde llamada Ocho Vías, tenía la particularidad de que en ca esquina, había un bar o recreo, que en los meses de vera colocaban mesitas en la vereda. Podría citar varias esquinas, siempre por la Avenida: Misiones, French, Carras J. J. Paso, Reconquista, Almafuerte, Ingenieros, Avenida Central (en ese tiempo así se llamaba a la ahora avenida Genova).
En algunos bares actuaban orquestas, con preferencia señoritas, todo un acontecimiento para esos tiempos, la esquina de Paso y avenida Alberdi, donde actualmente está el Banco de la Nación, había un recreo con canchas bochas y juegos de sapo, el mismo era de don Simón, m nombrado en ese tiempo; otro bar donde se especializaba buen chopp, muy famoso en toda la ciudad, era el boliche de Armando. No había otro lugar para deleitarse con unos buenos lisos como ese. Ver á don Armando tirar esos lisos era un espectáculo. No puedo dejar atrás otro famoso boliche como el llama de don Benigno allí se reunían, con preferencia los jugares del Club Sparta, que los había muy buenos.
El paseo dominical
La Avenida Alberdi tenía un paseo muy tradicional principalmente los días domingos, que partir de la calle French hasta calle 10 (en ese tiempo, ahora Almafuerte) sin exagerar no se podía caminar por la cantidad de gente. De allí surgieron muchos romances, después con el tiempo se fue perdiendo ese hermoso y tradicional paseo, cara rizado por la corrección y compostura de la gente que allí transitaban.

Deportes
En la faz deportiva existían varios equipos que militaba la Liga Rosarina Nacional: Sparta, Talleres Nuevo y Talleres Viejo (Rosario Central) que jugaban en un predio cado en calle French y Vías del FFCC. Luego ese campo trasladó a Gorriti esquina Iguazú. En Básquet había varios cuadros entre ellos Reconquista, Atlántida, Internacional, T.V.O., Unión River Paraná, etcétera, época en que dicho deporte tuvo mucho auge hasta sé que se fue perdiendo el entusiasmo por el mismo.
Tuvimos el privilegio de tener en pocos metros de distancia varios cines y recreos.

Recreos
Citaré el famoso Royal Park, que en época de veraneo tenía varios juegos de distracción y también concurso de canto­res, en el cual participaban, buenos y de los otros, pero la gente concurría muchísimo al mismo; al lado estaba una especie de teatro y también venían circos famosos. En las compañías de teatro actuaban actores como Patricio Azcarate, Eduardo Ricart, Valentín, Ramentol y Prada, Elias Siryi, etc., otros que no vienen a mi memoria.

Cinco cines
El citado recreo, propiedad de don Emilio Carchano, famoso en ese entonces, fue también propietario de Cine Avenida, luego adquirido por don Antonio Bornacin; más adelante el Cine Arroyito, que anteriormente era el salón de bailes: Blas del Plata, también de familiares de Bornacin.
 Frente al citado cine estaba la chopería de Fedele y en la terraza del mismo también había función de cine.
También funcionaba el Cine Rex, que luego al inaugurarse el Cine Gran Rex, se le cambió de nombre por el de Cine Opera. Por allí desfilaron grandes artistas a saber: Agustín Magaldi, Magaldi y Noda; Alberto Gómez y Gómez Vila, Ignacio Corsini, Chola Luna, el Trío Surada, Tita Merello, Ortiz Tirado, Luis Sandrini, Francisco Canaro, etcétera.
Eran tiempos en los cuales se pasaban películas del cine mudo, películas de siete u ocho actos, en los entre tiempos actuaba una orquesta, generalmente en el Cine Arroyito eran 4 músicos: piano, bandoneón, violín y flauta, que entre el intervalo y pausas, tocaban y lo hacían muy bien.
Los días lunes, miércoles y viernes, la entrada costaba 0,10 centavos y daban 2 películas, familiar y noche; los días mar­tes, jueves, sábados y domingos era otro precio. Les aclaro que se pasaban acto por acto, no eran corridas como ac­tualmente. Se tenía un sistema de propaganda, repartiendo programas diariamente, y casa por casa para que la gente se enterara de las películas a ver; los chicos entre los cuales me cuento, nos peleábamos para repartir los mismos a cambio de la entrada gracias a la función, la verdad que convenía hacer ese reparto, y además la gente se enteraba de las pelí­culas que se pasaban.
Me olvidaba decirles que había otro cine ubicado en la Igle­sia vieja del Perpetuo Socorro, que empezó a funcionar al inaugurarse la actual y hermosa iglesia del Perpetuo Soco­rro, hace de esto muchísimos años, no los puedo actualizar, pese a mi memoria.
También funcionó otro cine llamado Avellaneda, cito en el bulevar del mismo nombre.

La Biblioteca
Estamos orgullosos de la Biblioteca Estímulo al estudio y de la Escuela Superior 9 de Julio, data de muchos años. An­teriormente estaba en la Avenida Alberdi, altura 300. Es y será un orgullo para todo el barrio, además por la misma pasaron grandes educadoras, las señoritas Adolfina Ortega, Ermelinda Aostri, Escurachio, Ángela Piotto, Sarpi, entre otras, fueron eminencias en el arte de educar, pero no pode­mos hacer comparaciones, si antes eran mejores que los de ahora, para el que suscribe, eran mejor los de antes pero...

"Eran todas calles de tierra"
Volviendo siempre a mi barrio, le diré que la calle Juan José Paso, tiene una particularidad, hay infinidades de cortadas, para el lado sur tienen un nombre y para el lado norte, otro (además eran numeradas: cortadas 17, 19, 21, 23, 25, 27, et­cétera. Las calles, arrancando de las Tres Vías, eran calle 1, (ahora Rubén Darío); French; Aguas Corrientes (ahora Carrasco); calle 8 (ahora Reconquista); calle 10 (ahora Al­mafuerte); calle 12 (ahora José Ingenieros); y calle Avenida Genova, antes Central.
Las calles eran todas de tierra a excepción de Juan José Paso, Almafuerte y avenida Alberdi, que contaba con ad quines grandes.

La anécdota
Ahora tengo una anécdota, verdadera. Les hablo del fama boliche de Armando, la mejor chopería, sin exagerar. No se asomaba jamás a la puerta a tal punto que en una ocasión que ya estaba casi asfaltada la famosa Avenida Alberdi se asomó a la puerta y dijo: "¡Cono que han hecho aquí!",  así era de casero el buen chopero Armando.

Carnavales
Me olvidaba de los Carnavales. Fueron famosos, inolvidables en toda su extensión. Arrancaba de calle French ha el llamado Puente Arroyito (allí había un almacén llamado ¿Quien lo diría?). Eran varias cuadras ininterrupidas, había palcos de los clubes, como ser el de Sparta, que fue famoso por sus arreglos y lindas chicas, que allí estaban. La gente del barrio salía de sus casas con sus sillas para ubicarse frente a la calle y tomar buena ubicación. Era una cosa hermosa la gente como se divertía, se jugaba con papel picado, serpentina y pomos a discreción. Se compraba sandía en gajos, (....) que hacían un desastre al terminar, que no estábamos de acuerdo nadie; pero era Carnaval todo quedaba bien.
 Comparsas, murgas, payasos, tonis... En fin eran algo extraordinario los festejos que se hacían

Bailes
De los bailes puedo decirles que en toda la ciudad no había otros para comparar, amenizados por orquestas famosas. En los bailes de la sección nocturna no se podía entrar en mangas de camisa, todo el mundo con trajes, y las mujeres vestidas a la alta escuela. Eran noches de algarabía y belleza.
 ¡Que espectáculo! imposible de olvidarlo pero ya todo pasó. Viviremos añorándolo. ¡Dichosos años vividos!, humilde­mente, decentemente. Eran otras épocas, dirían algunos.

Estadios y recintos deportivos
Me estoy olvidando del famoso "Estadio Norte" en el que desfilaron notables figuras del boxeo argentino e inclusive mundial, saber: Sandi Sadler, Federico Thompson, que hi­cieron exhibiciones entre otros con Oscar Pita, además tam­bién vino José María Gatica, y entre los nuestros Amelio Piceda, José Ríos, Alfredo Bunetta, Oscar Pita, etcétera. También estuvieron realizando una exhibición, los famosos Glober Trotter, entre otros. También debemos recordar que en el remo el Club Regatas Rosario ganaba todos los años el premio al mejor remo Argentino: los remeros gloria de nuestro deporte fueron los siguientes; Demidi; J.C. Gómez, Pechenino, Guerci, Ombrela, Manzano, Pirchio, M. Fernán­dez, quizás me olvide de algunos.

Del fútbol pasión

Del estadio de Rosario Central justo es reconocer lo maravi­lloso que es, muy distinto al antiguo donde la tribuna oficial tenía techo y visera, y las populares había un sector que tenía una tribunita de madera, claro que ahora todo es distinto pero si se pudiera recrear una anécdota de cuando se jugaba la liga Rosarina, sería la siguiente: Faltaban dos partidos para ter­minar el campeonato y el penúltimo era de Central contra el Club Sparta. Local era Sparta pero le convenía por la recau­dación que pudieran jugar de visitante. Central había hecho unas invitaciones para festejar la obtención del campeonato con una cena, y baile para después del mismo. Que pasó, que Sparta venció al que presumía equipo invicto de central, de­rrotándolo y así le ahogó la fiesta. Lo mismo Central salió campeón pero con una inmensa amargura por dicho traspié. Solían enfrentarse siempre en el fútbol amateur rosarinos y tucumanos; rosarinos y porteños. Resulta que en el fútbol porteño hubo un problema y para jugar contra los rosarinos enviaron un equipo prácticamente de suplentes, la única fi­gura reconocida era Carlos Peucelle, que jugaba en Sportivo Buenos Aires. Habrán dicho, total a los rosarinos le manda­mos cualquier equipo. El resultado fue de once a uno a favor del equipo local, y que baile... De esto calculo hace más de 60 años.
Hubo otro partido también con una goleada a favor de los rosarinos frente a un gran equipo porteño: seis a uno, pero los porteños traían un gran equipo: Aranda Forrester y De Saa, Arrese Minella y Whelfiker, además Zozaya, Moreno, el chueco García, y entre los rosarinos estaban entre otros Freyje y el gallego De la Mata. ¡Qué baile mama mía! Seis a uno para la historia. Del barrio Lisandro de la Torre, eran entre otros grandes jugadores, de aquella época, y que se destacaron en el fútbol Argentino: el alemán Cravero, Lean Strembell, Trik, Oviedo, Suarez, los hermanos Juan y Fede­rico Vairo, Pagani, Marangoni, D. Bianchi, etcétera.
 Posiblemente mi memoria no da para tanto, todo es perdo­nable para este pibe, próximo a cumplir 82 años, que vive en barrio Lisandro de la Torre, siempre en la misma casa, calle inolvidable, Juan José Paso N° 1435, hace de esto 77 años, mire si hay para contar.”
Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo N• 98 de Julio 2011.-