martes, 25 de junio de 2013

EL MOMENTO ITALIANO


Exigencias clasificatorias, lle­van a elegir un título determinado, sin perjuicio que en el mismo riñón del período considerado se avizo­ren mezclas aparentemente con­tradictorias, aunque el énfasis de lo que se realiza en el momento consi­derado lleve una marca definitiva por características de obras impor­tantes, participación de decisión de la ciudad.
Desde muy temprano, el siglo XIX mostró inclinación general ha­cia lo italianizante en Rosario, que fue más ostensible en la segunda mitad y especialmente en las últi­mas décadas.
Este lapso confluye hacia la uni­ficación del país, el nacimiento del modelo liberal que desplazaría "lo italiano" y la necesidad de dotar al territorio de infraestructura que consultara a la organización y diera apoyo a las decisiones de gobierno.
 Aparecen los FF.CC, puertos, y en ciudades como la nuestra se realizan aperturas de boulevares, ornamentación de plazas y paseos públicos, instalación masiva de luz eléctrica y puesta de líneas de transporte público.
Lo italiano, ha quedado parte en la memoria a través de desaparicio­nes: depósitos aduaneros de San­tiago Danuzio (1856), el monumen­to a la Constitución en Plaza 25 de Mayo de Demetrio Isola (1855), también autor del Mercado Sud (luego, con otro edificio mayor lla­mado Central). El monumento es reemplazado en 1882 por un grupo escultórico debido a Alejandro Biggi.
Hacia 1850, se tiene el nuevo Teatro "La Esperanza", con facha­das netamente italianizantes y uno de los primeros relojes públicos en la torre de la Iglesia Matriz, debido a Juan Barbagelatta.
El genovés Nicolás Grondona, hacia 1858, levanta un plano urba­no y dibujos complementarios que ilustran sobre la tendencia de la ciudad por circunscribirse a una altura uniforme de edificación pro­pia de los cánones peninsulares, profusión de pretiles en azoteas, marcado uso del arco de medio punto, cornisamentos complicados de impacto volumétrico, umbrales de mármol, elementos propios de la arquitectura clásica griega con motivos dóricos y corintios, todo en méritos a lograr un cierto orden monumental.
En los años 60 se suma el Colegio del Huerto y la Jefatura Política hoy está allí el Correo Central- con atributos de una arquitectura ita­liana para la época.
Avanzada la década de los 70, Juan Bautista Arnaldi tiene a su cargo el proyecto de la nueva Iglesia Matriz (actual Catedral, hoy con algunos cambios realizados en los años 20 del presente siglo, espe­cialmente el ingreso principal y el remate de sus torres y Cúpula cen­tral.
Gaetano Rezzara es padre de otra "solución a la italiana", en el edifi­cio histórico de nuestra Municipa­lidad (1896), sumando a su obra el desaparecido Teatro "Politeama" (en un edificio de este siglo, funciona hoy allí la Fundación "Héctor I. As tengo").
Completan la pléyade de diseña­dores italianos, aquellos que deja­ron verdaderos mojones en la ciu­dad. Italo Méliga, autor del Hotel Italia (1890) -hoy rectorado de la Universidad local con reformas de importancia en su parte posterior-levanta también en 1896 el Palacio Castagnino de Maipú y San Juan que incluye frescos de Salvador Zaino en su interior, siendo tam­bién suyo el desaparecido Palacio Pinasco de Córdoba y Oroño.
Juan Bosco, asociado en esta úl­tima obra con Méliga, es autor de la mítica "Casa de Comas" (desapare­cida al comenzarse las obras del Monumento, estaba en la esquina de Av. Belgrano y Santa Fe, con su interesante planteo aterrazado as­cendente como solución atípica de la esquina, así como su otra obra para la Logia Masónica Unión de Laprida al 1000) .
Un ítalo-suizo, constructor de valía, fue autor de varios edificios notables en su acto constructivo El "Hotel Savoy". "La Bola de Nieve", la sede de la importadora "Máspoli y Chiesa" y su famoso mirador (desaparecido), y varias residencias privadas, se debieron al  avezado de Alejandro Máspoli
Felipe Censi, un particular artista turinés, llega a Rosario en 1889 con su titulo de Ingeniero -Arquitecto y deja también obras de valor como su propia residencia en San ta Fe y Entre Ríos (hoy en pie con su extraña cúpula color verde de base elíptica, única en la ciudad). El actual Obispado en Córdoba y España, la antigua Bolsa de Comercio de San Lorenzo al 1000 (desaparecida), el Hospital Español de Sarmiento y Gaboto y el conjunto de viviendas de Maipú al 1500 con uso de un monumental pasillo central a cielo abierto, nacieron en su table­ro. necesaria para atender a la gran arquitectura y cuya acción abarcó hasta casi la década del 70 de nues­tro siglo en algunos casos, fijan los apellidos de Candia, Ferrarese, Micheletti, Isella, Taiana, Pascuale y otros en el origen italiano.
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 23 .  De Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci