martes, 7 de agosto de 2012

EL TRANVIA EMPIEZA A TRAQUETEAR





Rosario vivió ese primer viaje del tranvía como una fiesta popular. La gente flanqueó las calles por donde circularía el NQ 9, cuyo recorrido comprendía Santa Fe, Maipú, Boulevard Argentino, Hipódromo, La Plata y Cementerio El Salvador, a la ida y Boulevar Argentino, San Martín y Santa Fe a la vuelta, aunque el primer viaje no seria completo.
Tras una mañana lluviosa y surcada por fuertes ráfagas de viento, el sol asomó finalmente y a las tres de la tarde en punto los coches partieron desde Maipú, entre Córdoba y Santa Fe, para llegar hasta la usina de calle La Plata (hoy Ovidio Lagos).
Tras el primer tranvía, que transportaba a las autoridades e invitados de honor, se encolumnaron otros catorce, ornamentados con banderas argentinas, mientras la gente aplaudía a su paso. Al llegar a la usina se suceden los actos de rigor: recorrida a la planta, lunch y discursos: del intendente Vila, del ministro de Gobierno de la provincia, Calixto Lassaga y del concesionario del tranvía, ingeniero Michez. Tras los brindis tradicionales se reparten medallas acuñadas para la ocasión mientras otras 350 son entregadas a las Damas de Beneficiencia para su venta.
Al día siguiente se inaugura el servicio al público, que debe pagar las siguientes tarifas: 10 centavos dentro de la ciudad, 15 centavos hasta los suburbios de Alberdi, Barrio Vila y Saladillo y 5 centavos el pasaje obrero, en viajes y horarios especiales.
La primera flota, provista por la firma belga Ragheno, estaba compuesta por 160 coches. De eran de 16 toneladas. 4 ejes y 40 asientos y estaban equipados con motores Charleroi de 40 HP cada uno. Los 60 restantes eran chicos, con un peso de 11 toneladas. 2 ejes y asientos para 32 pasajeros, con dos motores Charleroi de 29 HP cada uno como planta propulsora.
Al poco tiempo se añadirían a la dotación inicial 60 coches más, repartidos en 20 grandes y 40 medianos de 12 toneladas y 32 asientos.
Ahora, los mayorales pasan a ser denominados "guardas" y comienzan a recibir órdenes estrictas para el fiel cumplimiento de los reglamentos, por lo que las primeras discusiones tienen lugar cuando intentan cobrar dos boletos a los pasajeros que ascienden una cuadra antes del comienzo del recorrido.
La velocidad de las nuevas máquinas es también motivo de quejas, aunque no por' lo vertiginoso de la misma sino todo lo contrario. No son los nuevos coches precisamente "veloces saetas", ya que marchan al mismo ritmo que los viejos tramways. La línea N° 1. por ejemplo, demora una hora y media para dar la vuelta completa entre las estaciones de los ferrocarriles Buenos Aires—Rosario y Córdoba—Rosario. Como siempre, los deseos y las fantasías tienen más alas que la realidad...

Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia de aquí a la vuelta  Fascículo N• 14 de Julio de 1991  Autor Juan Carlos Muñiz