Alicia
Megías
Pese
a que en Rosario no hubo imprentas hasta 1854, la prensa escrita tuvo
una rápida expansión. En ese extenso catálogo de publicaciones
-más de 300 títulos producidos por un nutrido elenco de actores-
este trabajo explora algunos de los semanarios satíricos y las
revistas publicadas entre 1870 y 1914. Cada semanario fue un
emprendimiento colectivo que supuso la intervención de distintos
oficios: desde los encargados de las redacciones (periodistas,
cronistas, editores, dibujantes, coiaboradores) hasta los
trabajadores de los talleres de impresión y grabado (tipógrafos,
litógrafos, maquinistas, etc.), los fotógrafos y los encargados de
la distribución l.
Tanto
los semanarios como quienes los produjeron, constituyen objetos de
estudio atractivos; sin embargo, las indagaciones sobre el tema en la
ciudad de Rosario no abundan, y son menos aún las centradas
específicamente en los staffs2 . Algunas de sus
características explican, por lo menos en parte, esa relativa
escasez. Los semanarios satírico-políticos del siglo XIX y las
Entre
1854 y 1914, se publicaron en Rosario más de trescientos semanarios
(excluidos las publicaciones obreras y sindicales) y aproximadamente
un centenar de diarios y periódicos.
Sólo
a modo indicativo, pueden mencionarse algunos trabajos que han
estudiado el tema para el caso de Buenos Aires: Eduardo ROMANO,
"Escritores, intelectuales e industria cultural en la Argentina
(1898-1933) en Prensa y cultura de masas", Rehime, Cuadernos de
la red de historia de los medios, N.0 4, Buenos Aires,
2015-16. SZIR, Sandra M. "De la cultura impresa a la cultura de
lo visible. Las publicaciones periódicas ilustradas en Buenos Aires
en el siglo XIX" en Marcelo H. GARABEDIAN et al., Prensa
Argentina siglo XIX. Imágenes, textos y contextos, Buenos Aires,
Teseo, 2009. Laura MALOSETTI COSTA, Laura y Marcela GENÉ (Comps.)
Impresiones porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de
Buenos Aires, Buenos Aires, Edhasa, 2009. Claudia ROMAN, Prensa,
politica y cultura visual. El Mosquito (Buenos Aires, 1863-1893),
Buenos Aires, Ampersand, 2017.
revistas
de los primeros años del siglo XX fueron efímeros, no buscaron
trascender y se apoyaron en temas coyunturales habitualmente
protagonizados por actores locales3. Así, los textos y
las caricaturas, con apodos y detalles físicos, muy reconocibles
para los lectores de la época, suelen convertirse en documentos
crípticos que el investigador necesita descifrar. Además, el
anonimato, el uso de seudónimos y la ausencia de datos sobre tirajes
dificultan iluminar a los redactores, establecer secuencias certeras
o avanzar sobre su real impacto entre los lectores.
Si
bien esas condiciones convierten a los semanarios y las revistas
rosarinos en un escenario algo opaco, habitado por actores difíciles
de identificar, hay materiales disponibles para reconstruir parte de
sus características. Esto sobre una convicción: quienes
participaron en esas producciones editoriales siguieron el ritmo de
la modernización de la ciudad; intervinieron en la
profesionalización del trabajo periodístico y editorial y
paulatinamente, conformaron una franja de intelectuales. Fueron
activos y cambiantes: afrontaron las alternativas de ta vida
económica, social y política; tuvieror éxitos generalmente más
breves que los fracasos; se enredaron en conflictcs políticos;
frecuentemente sufrieron problemas financieros y de casi esos temas
hablaron en sus publicaciones.
El
siglo XIX: Los semanarios
Los
semanarios satírico-políticos fueron tan diversos como la
cosmopolitz sociedad rosarina. A Eo largo de la década de 1870, se
definieron sus rasgcs Tuvieron corta duración; buscaron lectores
entre quienes se interesaban en política y en menor medida, en temas
comerciales y asuntos concernientes las distintas nacionalidades:
hubo semanarios en italiano y sus dialectos, fracés, inglés,
alemán, croata, lenguas eslavas y hasta uno, El Coyuyo (1871), cluyó
el quechua. Fueron menos los que se pretendieron literarios; entre
ellCE varias pequeñas hojas a cargo de jóvenes estudiantes, para
los cuales Eudc-Carrasco (periodista y coleccionista de la prensa
local del periodo) acuñó categoría ad hoc: los definió como del
"género tonto" 4
El
primer semanario rosarino conocido fue El Ernbustero, el suplemer.--:
dominical "satírico, burlesco, locuaz y entrometido" del
diario El Progre: :
3.Afirma
Beatriz Sarlo en la "forma revista", "su tiempo es
(...) el presente", no busca reconocimiento futuro, sino "la
escucha contemporánea". Sus textos, ponen ('el acento sa: Io
público, imaginado como espacio de alineamiento y conflicto. Su
tiempo es, por espresente (...), no se planean para alcanzar el
reconocimiento futuro (...) sino para la esc•-: contemporánea".
Beatriz SARLO, "Intelectuales y revistas: razones de una
práctica América: Cahiers du CRICCAL, Paris, N. 0 9-10,
1992.
4.EL
SOL, 16 de diciembre de 1877.
siguieron
otros semanarios y bisemanarios satírico-políticos; órganos de
trinchera que respondieron a las facciones políticas cruzándose
"las más espantosas injurias y calumnias"5. Todos
remedaron el estilo y la estética de los de Buenos Aires -en
particular de El Mosquito (1863)- e incluso de los europeos; El
Tábano(1869), Diablo Cojuelo (1876) y Látigo(1884) tomaron sus
títulos de la prensa española y Figarilio (1886) apeló al
seudónimo de Juan B. Alberdi o quizás, al referencial Fígaro
parisino (1826).
Ha
quedado poca información fehaciente sobre el modo en que se
financiaron. Seguramente, recibieron apoyo del partido o la facción
para la que batallaron; un respaldo tan inestable como esas
agrupaciones y que siempre ocultaron6. De hecho, esa
condición efímera muestra que la venta, las suscripciones
adelantadas y los pocos avisos publicitarios que ocasionalmente
incluyeron, no alcanzaron para sostenerlos. A excepción de El
Embustero no fueron suplementos dominicales, simplemente contrataron
los servicios de imprenta en los talleres de los diarios. El
frecuente cambio de los lugares de impresión y los reclamos de los
litógrafos e impresores por falta de pago, confirman las
dificultades financieras de la mayor parte de esa prensa.
Es
probable que estar siempre ai borde de una inminente desaparición
haya intervenido en el interés con el cual buscaron el
reconocimiento de sus pares. Ante los de la ciudad, el reconocimiento
mutuo tomó, por lo general, forma de provocaciones y "chicanas"
políticas; frente a los editados fuera de Rosario no faltaron esos
comentarios punzantes, pero al mismo tiempo mostraron gran
satisfacción al ser mencionados o sa[udados. El crédito que
confería aparecer -aun en unas pocas líneas formales- en un diario
o semanario de Córdoba o Buenos Aires, merecía una transcripción
completa.
La
Cabrionera sintetizó muchas de las características de los
semanarios satíricos rosarinos del siglo XIX. A diferencia de otros
logró sostenerse, aunque con intermitencias, durante varios años.
Dominical y con editor anónimo, apareció en 1871 como "Periódico
satírico burlesco y de caricaturas". Se imprimió en el
establecimiento de Monzón y Frías, donde también se editaba el
diario La Opinión Nacional; en los primeros números los dibujos
fueron de Manuel Frías y unos meses después, de José Müller, del
taller
Eudoro
y Gabriel CARRASCO, Anales de la Ciudad del Rosario de Santa Fe,
Buenos Aires, Peuser, 1897.
Ese
tipo de informaciones suele aparecer en medio de peleas y
provocaciones políticas. En 1889, por ejemplo, Caramelo aplaudió
el cese de aun papelucho iturraspista" (Fígaro, de
Santa Fe Capital), porque su sostenedor, Iturraspe, "le cerró
su bolsillo". Caramero, 12 de mayo de 1889. El editor de El
Cosmopolita (1884) fue "apremiado por el impresor por pagos,
dejó de publicarlo muy pronto". Del mismo modo, Enrique
Covani, director de Ej Sol de mayo (1884), "no pudo pagar la
imprenta". Wladímir MIKIELIEVICH, "El periodismo
literario-artistico y anexos culturales en Rosario (1854-1900)"
en Revista de Historia de Rosario, N.0 35, 1983.
litográfico
Müller & Fleuti. Durante sus primeros cinco años estuvo a cargo
de un redactor de La Opinión Nacional, Gualberto Escalera y Zuviría
(con el seudónimo Aben Deíd) y de Emilio Ortiz (padre del poeta
Emilio Ortiz Grognet) 7. Su número inaugural del 23 de
abril de 1871 incluyó una aguda nota titulada "La Caricatura",
un manifiesto temprano sobre los dibujos satírico-po[íticos. El
articulista anónimo -que firmó "Cabrión N. 0 1"-
aseguró que la caricatura requería "ingenio". Por lo
tanto, suponía "un grado honroso de adelanto sociaf"y la
ciudad de Rosario estaba "ya al nivel de la caricatura. No es
poco decir".A su juicio, los dibujos satíricos que antes eran
vistos como ofensivos, comenzaban a ser aceptados y algunos
individuos hasta deseaban ver su "rostro desfigurado en un
rincón de la lámina". Suponían honores que no se prodigaban a
“tipos oscuros" o "personajes inútiles" porque los
dibujantes necesitaban "paño en que cortar": sólo quienes
se distinguían "por algo de extraordinario" proporcionaban
materiales "a la crítica simbótica y a la suspicacia del
espíritu". Enfático, destacó el valor de los dibujos -un
trazo de lápíz vale más que un "tomo escrito por Girardin"-
y de los litógrafos: "La elocuencia de todas las lenguas
reunida en una sola, no da el resultado de las líneas trazadas sobre
la piedra ". Con un entusiasmo que, en la mayoría de los casos
no fue confirmado por los hechos: consideró a la prensa satírica
-la llama 'festiva"- más atractiva que "los diarios
comunes' porque era capaz de interesar a distintos tipos de lectores:
Un
diario festivo es una reforma plácida: una reforma entre carcajadas;
y es mayor su eficacia precisamente porque todos ríen; y tiene que
ejercer más influjo porque mayor es su circulación, tiene que ser
más prestigioso porque fija más la atención y más entretenido por
el trabajo de la definición y más comunicativo por la malicia, y
más duradero por su condición artística (...) Los diarios comunes
no tienen más porvenir que el rato del almuerzo; la caricatura entra
por el salón y toma asiento por todo el día.
La
gente que parece seria lo mira con cierto desdén, pero lo mira y
remira. Los viejos a fuerza de creerlo inmoral desde antes de nacer
le cierran la puerta, pero el diablillo se cuela por la ventana.
Las
muchachas se juntan, lo toman con avidez, lo descifran a su manera y
atruenan los aires.
Los
aludidos lo esconden, Eo rompen; pero estas precauciones dan más
valor a la mercancía porque aumenta el consumo.
El
éxito de los semanarios caricaturescos y satíricos le pareció
indudable:
La
caricatura va extendiéndose como el aceite, va colándose, va
haciéndose lugar y muy luego es la dueña de casa, cortejada por
muchos y buscada por todos.
7. Apuntes
Biográficos Contemporáneos, Rosario, Imprenta de El Comercio, 1878
(s/a).
La
lámina (...) resume la parte inteligente de la prensa en su trapecio
moral, haciendo todas tas pruebas acrobáticas del periodismo y
arrostrando todos los peligros de la cuerda floja en que baila todos
los días8.
En
efecto, La Cabrionera estuvo siempre en un inestable equilibrio. Su
Económico y relativamente numeroso staff agitó a los vecinos, al
resto de la zona en local y a la de otras provincias con notas
cáusticas que desencadenaban enredos políticos o sociales ante los
cuales, los redactores redoblaron el sarcasmo 9 de sus primeras
crisis fue provocada por el áspero anticlericalismo de una
caricatura donde aparecía el canónigo Piñero (el cura de la
ciudad) dándole una hostia a un burro. Por supuesto, La Cabrionera
contestó las quejas con más insolencia: quienes se habían sentido
ofendidos habían hecho una Interpretación falsa y maliciosa"
porque no se trataba de una hostia sino de una bolita para que la
tragaran todos los que se han alarmado, representados --tan al
natural... Eso es todo... no hay tal hostia ni bueyes perdidos"
10.
La
situación de sus finanzas fue una preocupación constante.
Incluyeron publicidades y, a veces, anunciaron aumentos de tiraje o
éxitos económicos; obstante, esas informaciones son inciertas y
parecen ser simples ironías ll . Conseguir el
reconocimiento de sus pares fue un anhelo constante. La Cabrionera
reprodujo los comentarios de otros diarios y semanarios y se quejó
cuando no fue mencionada:
Querido
Mosquito: Se me ocurre dirigirte esta por puro capricho, que al fin
mujer soy y basta. No sé si ha llegado a tu noticia que estoy
levantando polvareda y, que como esto siga, voy a meter más ruido
que el bombo de Héctor Varela. Me he tomado la molestia de hacerte
algunas visitas, pero ni siquiera te has dado por entendido.
Parece
que la quieres echar de desdeñoso conmigo y tengo fundados motivos
para creer que no te alcanza la talla. (...) estás muy desabrido.
(...) Ten siempre presente esto que te dice una mujer de fundamento y
trata de esmerarte (...). Aquí tenemos gracia a patadas y tipos de
sobra (...).
Con
que hasta siempre (...) recibe un púdico abrazo de quien bien te
aprecia y cuando quieras escandalizar el barrio no tienes sino
hacerme una seña.
Un
besito a los chicos. Cabrionera12
la
Cabrionera, Año I, N.0 1, 23 de abril de 1871.
La
Cabrionera, 20 de agosto de 1871, describe una reunión del equipo
del semanario a la que concurrieron 8 0 9 individuos.
La
Cabrionera, 20 y 27 de agosto de 1871.
La
Cabrionera, 6 de agosto de 1871. Ese número informa que agotaron el
tiraje y una reimpresión de otros cien ejemplares. Pero a
continuación, dice que con las primeras utilidades del periódico
comprarán "un gran carri-coche, tirado por mulas blancas"
en el cual saldrán los redactores para agradecer personalmente a los
lectores.
La
Cabrionera, 23-7-1871. En el mismo número, agradece a los diarios
rosarinos "los galantes
Alrededor
de 1874, aumentó su equipo de redacción "con varios muchachos
picantes», pero dejó de salir por un tiempo y reapareció en
diciembre de 1875, con la leyenda "Segunda Época". La
primera nota editorial habló de la "desaparición y reaparición
de La Cabrionera" y cambió la imprenta de Monzón por la del
diario La Capital. Sin embargo, el intento fracasó y volvió a
interrumpirse13.
Desde
el primer día de 1877, comenzó una "Tercera Época". Por
primera vez, publicó el nombre del editor -Eugenio Terroso- y tuvo
nuevo dibujante -"Lima"-. De esta tercera época casi no se
conservan ejemplares, pero es claro que el staff era distinto.
Todavía vinculada a los talleres de La Capital, La Cabrionera se
involucró en la larguísima pelea entre Ovidio Lagos editor y
propietario de ese diario y Eudoro Carrasco -antiguo socio de O.
Lagos- y su hijo Gabriel -propietarios del diario El Sol- 14.
Ovidio Lagos negó cualquier vínculo con el semanario, pero G.
Carrasco insistió en señalarlo como "editor responsable de
aquella afrenta al Rosario. Lo aseguramos"15
Los
únicos datos sobre La Cabrionera a fines de la década de 1870,
provienen dei diario de G. Carrasco empeñado en su campaña contra
Lagos. Escribió que el semanario había "resucitado" por
tercera vez, por lo tanto. tos vecinos debían prepararse para
recibir sus insultos porque ia difamación estaba en la naturaleza
del semanario. En esa interminable disputa, Carrascc reivindicó los
primeros años de La Cabrionera (cuando salía por la imprenta de La
Opinión Nacional). En esa época, se había mantenido debido "a
IE caballerosidad e ilustración de los jóvenes que la redactaban y
a ia manere mesurada con que trataban las cuestiones". Pero no
había logrado prosperar: a mediados de la década de 1870, "La
Cabrionera se fundía viva (ya diremos la causa por la cual se funde
en el Rosario todo periódico que no sea insultedor y cueriador)
(sic)". Tras ese fracaso económico, el semanario había pasoa
otras manos:
Una
porción de muchachos de aquellos que se mueren por ver en letras de
molde algo escrito por ellos. Arreglado ai pájaro es el nido, como
arreglado a los redautores es la redacción (sic).
y
nobles artículos... recomendando a nuestro humilde periódico".
En el número siguier.-= anuncia que tiene 75 suscriptores más y que
su fama "ha pasado los Andes" porque mencionado en un
diario de Chile.
13.La
Cabrionera, I de noviembre de 1874 y 19 de diciembre de 1875.
14.Sobre
esas disputas, Cf. Alicia MEGíAS, "La prensa en los estrados
judiciales. {Rosario, 1877-¯en Alicia MEGíAS et al. Rastrear
memorias: Rosario, historia y representaciones sociales, IE:E 1950,
Rosario, UNR Ed., 2017.
15."La
Cabrionera: El redactor de La Capital aseguraba en su diario, ha
pocos días, que nada te- que ver con la Cabrionera y sin embargo
sabemos que es el Editor y responsable de este narío".
¿Qué
había de escribir aquella manga de muchachos tontos e ignorantes si
los hay? Chismes e indecencias...
En
fin, se convirtió aquello en una feria de necedades, estupideces y
cuando esto ya fue poco, apeló al insulto, arma común de los
necios. En La Capital se insultan hombres, en La Cabrionera se
difaman mujeres. Rol tan miserable y tan vil, está reservado a la
escoria de la sociedad, a Io que en un castellano enérgico y
apropiado a la cosa se llama a la inmundicia lé.
Pese
a todo, La Cabrionera sobrevivió hasta abril de 1877. Por supuesto
Gabriel Carrasco se mostró complacido cuando cesó: "Por sexta
vez ha —.uerto este periódico de caricaturas que tanto ha difamado
a los habitantes Rosario. Ha muerto de hambre, porque nadie prestaba
protección a ese de la difamación pública. Nos felicitamos» 17
Esa
desaparición coincidió, casi exactamente, con dos episodios que
conmocionaron fa ciudad y en los que estuvieron involucrados los
dueños . parte del personal de La Capital. El primero, giró en
torno de una publica impresa en los talleres de ese diario: unas
cuarenta páginas tituladas Bocetos al Carbón donde se injuriaba
fuertemente a comerciantes, políticos y profesionales de la naciente
burguesía rosarina. El asunto terminó en el estruendoso juicio
cuyos detalles Carrasco hizo públicos con detalle 18 .El
segundo, fue la participación de Ovidio Lagos (h) junto con algunos
de -os tipógrafos de su diario en una sublevación y un complot para
asesinar Gobernador Servando Bayo. La crisis fue importante: Lagos
(p) logró fugarse, su hijo terminó en prisión y seguramente, el
trabajo en los talleres de La Capital se alteró 19 .
A
esas dificultades se sumaron problemas económicos. Su histórico
litógafo, el suizo Eduardo Fleuti, reclamó el pago de sus trabajos
en una solicitada de prensa. La queja fue significativa: por un lado,
dudó sobre quién era el responsable del semanario -"sí existe
una Redacción de La Cabrionera que tenga derecho al título de esa
publicación"- y por otro, la deuda acumulada era importante.
Irritado, declaró "ni Diablo Cojuelo, ni Linterna, ni Cabriora
era o llámense como quieran, no se harán más en mi
establecimiento, ni ninguna publicación con caricaturas" hasta
que no apareciera "una persona
E/
Sol, 3 de marzo de 1877.
E!
Soj, 2 y 3 de abril de 1877.
Esas
hojas aparecieron con el título "Álbum de bocetos al carbón
de las notabilidades en todos los ramos del saber y de la bestialidad
humana. Que existe en la provincia de Santa Fe bosquejados por un
carbonero. Imprenta La Capital". En los siguientes días, El Sol
dedicó casi todas sus columnas a criticar a O. Lagos y a alentar la
indignación de los mencionados: "La Capital degradada.
Difamación pública. El pasquín insultador (...). Hace tiempo que
'La Capital' venía anunciando la aparición de un Álbum de Bocetos
al Carbón', diciendo que era una crítica imparcial... que causaría
gran sensación".
Ej
Sol, 13 de mayo, 8 de setiembre de 1877 y 1 de mayo de 1878.
que
pueda responder a las obligaciones contraídas y a las eventualidades
que puedan surgir"20
En
ese contexto de agitaciones, complots políticos y obstáculos
financieros, La Cabrionera desapareció durante los siguientes diez
años. Volvió a publicarse en 1887, con cambios transcendentes:
nuevo director -Enrique Ferreyra- y nueva imprenta -la del diario El
Municipio, propiedad del belígerante periodista Deolindo Muñoz- 21
. En esta etapa, tomó como propias las batallas que libraba El
Municipio. Como se vio, a finales de la década de 1870, el semanario
se imprimía en los talleres de La Capital y sus antagonistas eran
los Carrasco, propietarios del diario El Sol. A finales de la década
de 1880, esas querellas se invirtieron: La Cabrionera querelló
constantemente con La Capital, tal como [o hacía; esto es, no cambió
el estilo, sino los destinatarios de sus provocaciones.
El
nuevo director (declarado como propietario) de La Cabrionera habíê
sido durante muchos años redactor de La Capital, de donde se había
retiradc en conflicto con O. Lagos (h), circunstancia que El
Municipio se encargó de destacar22. El director de ese
diario promocionó abiertamente a Ferreyra; pcblicó halagadoras
notas sobre su casamiento, que él mismo apadrinó, con e mismo tono
grandilocuente que solía usar para las familias socialmente
encumbradas, condición que no parece coincidir con la de un joven
reportera Un tiempo después, desde La Capital llamaron
"pasquinero" a Ferreyra quien respondió calificando al
director de ese diario de cínico, imbécil, y acusó de haber
traicionado su anterior posición política a cambio de "un
merdrugo convertido en banca de diputado"y al propio diario como
despreciab 'porque durante veinte años fue y es el caño de desagüe
de ia bilis de su directores". Él, en cambio, había sostenido
honradamente "mi semanario Cabrionera, que ha llegado a
convertirse en el escudo de la gente honorable'
20.El
Independiente, 4 de junio de 1878 y El Sol, 5 de junio de 1878.
21.Deokindo
Muñoz (1845-1912) fue un personaje central en la historia
periodística rosarina. _ inició en el comercio, luego se involucró
activamente en política desde finales de la décad.? 1870, cuando
presidió el Concejo Deliberante Municipal; en 1882 fue Jefe
Político de Rosar _ en 1884 ministro de Gobierno de Santa Fe. En
1887 fundó su exitoso diario Ef Municipio. : bablemente el único
diario local que se vendió en Buenos Aires. En la década de 1890
e: : intensamente los levantamientos radicales.
22.Caramelo,
11 de agosto de 1889, asegura que La Cabrjonera es costeada por
Deolindo ML "Enrique Ferreira. Este joven que durante once años
ha colaborado en la crónica de La Caz _ dejo ayer de formar parte
del cuerpo de reporters de ese diario. El colega pjerde un activo
borador. Ferreira se dedicará exclusivamente a la dirección de La
Cabrionera, semanario de es propietario. No se retira, pues, de la
prensa". El Municipio, 30 de octubre de 1887.
23. Anuncia
la boda de Ferreyra de la que participaron "varias familias de
nuestra sociedad numerosos caballeros conocidos, entre las que se
notaban altos funcionarios, fuertes cc— ciantes y miembros de la
prensa El Municipio, 7 y 15 de julio de 1888.
24. O.
Lagos fue electo diputado provincial en 1887. El Municipio, 27 de
setiembre de 1888.
El
Municipio siguió defendiendo sin condiciones a La Cabrionera y a
director. Cuando en setiembre de 1888, Enrique Ferreyra fue preso por
¿na denuncia promovida por ef propietario de otro diario -El
Mensajero de Felipe Moré- publicó notas denunciando arbitrariedad
policial y judicia1 2S . No obstante, en los primeros años
de la década de 1890, la relación entre =erreyra y Muñoz se
deterioró. A fines de 1891, el semanario dejó de imagen los
talleres de El Municipio y lo hizo en Buenos Aires26. En
1892, . diario La Razón, reprodujo una nota de Las Instituciones,
afirmando que Ferreyra se radicaría en ese pueblo para continuar
editando La Cabrionera, afectado por las "persecuciones" y
"asedios de las autoridades enfermizas" Rosario "que
lo habían obligado a emigrar "27. No hay rastros de que haya
sa!ido desde San Nicolás ni menciones a ello en otros periódicos.
Obviamenla armonía entre Enrique Ferreyra y su protector (y probable
propietario/ =narcista) Deolindo Muñoz, se había desbaratado. Es
posible que se haya pasado de un distanciamiento por asuntos
personales o comerciales, ya que :omparían militancia en las filas
radicales. De hecho, en el diario de D. Mutoz nunca más se habló de
su antiguo protegido.
Después
de una breve interrupción La Cabrionera reapareció el primer z'.a
de 1893 continuando su numeración, con otro subtítulo -"Semanario
Civico Radical"- y sin editor reconocido. Con su pública
adhesión al radicaismo, se fue alejando del tradicional formato de
la prensa satírica28 . E. Fereyra, por su parte,
persistió en el negocio editorial: en noviembre de 1892, Editó en
otro periódico "joco-serio y de caricaturas" titulado
Sancho Panza cuya administración funcionaba en el mismo domicilio
declarado por La Cabrionera. En su editorial inaugural se reconoció
como "pariente muy cercano de la tan conocida Cabrionera que
tantos buenos ratos hizo pasar a este público alegre y chacotón".
El Municipio sólo mencionó la aparición de Sancho Zanza en tres
líneas formales29.
Fin
de siglo: El boom y la(s) crisis
Desde
la década de 1880, editores y redactores trataron de capturar
catanción de un público lector cada vez más numeroso y diverso.
Hubo algún
25
E! Municipio, 23 de seiembre det888.
26Cabrionera
no pudo aparecer porque se había roto la piedra litográfica de la
caricatura y, "como tanto la parte litográfica como la
tipográfica se hacen en Buenos Aires" prometía volver a la
normalidad "como cuando se imprimía en esta ciudad". El
Municipio, 2 de diciembre de 1891.
27
La Razón, 25 de abril de 1892.
28
Dos semanas más tarde, el número de fin de ese mes volvió a salir
con su tradicional encabezado. La Cabrionera, y 29 de enero de
1893.
29La
Razón, 20 de noviembre de 1892, Sancho Panza, 20 de noviembre de
1892. Ef Municipio, 22 de noviembre de 1892.
esfuerzo
temprano por publicar un semanario literario -El Álbum (1881)donde
prometieron difundir la literatura nacional -"que será el
principal resorte que levantará bien en alto el amor a las letras"-
y hacer conocer las bellas artes y la música publicando partituras y
copias de cuadros notables. Aunque se declararon prescindentes de los
partidos políticos, su adhesión fue inocultable: la portada del
primer número fue un enorme retrato de Julic A. Roca. Apareció tres
veces por mes y sólo se conocen once números30.
A
lo largo de la década, continuaron los semanarios satírico-políticos
como El Clavo (1880), El Serrucho (1883), Martín Fierro (1884-1886),
El Campeón (1885); los especializados en noticias comerciales, al
estilo de El Avisador (1885) o El Valor de la Propiedad (1888) y
ediciones orientadas a grupos específicos, particularmente, a los
extranjeros: L'Ecodelle Colonie (1880), La Carit(1881), Rosario Po
(1882), L'Avenir (1883), II Bersagliere (1885), ll Commerc:.: (1885),
The Rosario Observer (1886-87) y L'Italo Rosarino (1887).
Hubo
también varias revistas redactadas por estudiantes del Coleg::
Nacional, la única escuela secundaria de una ciudad donde no existía
univesidad: La Aurora Literaria (1877), El Estudiante (1885-1886), El
Sof de Ma•, : (1884), La Alborada (1877), El Bazar Literario
(1874-1876), La Propaganc: (1885), El Semanario (1885) y El Trovador
(1887), entre otros. Más allá c su condición efímera y
probablemente, de su escasa repercusión, estos semanarios
estudiantiles/literarios cumplieron otro roi: fueron escuelas en
cuales muchos jóvenes se iniciaron en el periodismo y la literatura.
La
Idea, una revista semanal de ensayos literarios y temas sociales e:
tada desde 1888 por algunos estudiantes del "Nacional", fue
clave en eE experiencias: se sostuvo durante más de dos décadas. Su
primer director fue Arturo Suárez Pinto y el secretario de
redacción, José Ramón Gómez. siempre le fue sencillo conseguir
colaboradores. En 1894, uno de ellos escribió al director para
ofrecerle ayuda con algunas notas literarias y añadió reflexión:
"El Rosario no está para letras: demasiado tiene con su lucha
electoral; la muchachada no habla más que de política"y
lamentó que A. Suarez Pinto estuviera obligado a desatender la
revista, para trabajar en La Plaza semanario comercial y de
publicidad que había aparecido ese mismo De hecho, el director
parece tratar de conciliar su actividad periodístico sus necesidades
económicas.
Años
más tarde, en una de sus novelas, Carlos Suríguez y Acha imaginó
un individuo que parece referir el perfil del Director de La Ideo. Lo
presentó como Ufundador y propietario de La...! (sic) la
revista más antigua y gloriosa
30.E!
Álbum, 15 de enero de 1881.
31. La
Idea, 28 de enero de 1894.
de
Rosario. En ella casi todos nos hemos iniciado"; empeñado en
conseguir colaboraciones y vender números de su revista. En el
satírico el diálogo que entraba con otros personajes, describe el
número extraordinario que planea publicar: "Cuenta con muy
buenas colaboraciones, a las que agregará el -relato de cada
colaborador, el de las principales autoridades, el de las más
distinguidas
damas, y algunos fotograbados de ciertas casas de comercio, pues eso
deja mucho, lo menos cincuenta pesos cada una, si se le da un buen
bombo … ¡se entiende!32
Más
allá de las esperanzas del director, varios de los colaboradores de
La Idea se transformaron -en la primera y segunda década dei siglo
XX- en
periodistas
cuasi profesionales o profesionales, en escritores y poetas y en
muchos
casos, trabajaron juntos. Entre los colaboradores de este semanario
que
siguieron esa trayectoria hacia la profesionalización estuvieron:
Herman Both Modesto Barroso, Dermidio T. González, Francisco
Velázques Pujadas, Carlos Lac Prugent y José Cibils33.
El
camino debió ser difícil, ya que la mayoría de ellos (sobre)vivió
con otras actividades y empleos34.
Desde
finales de la década de 1890 la actividad editorial local fue más
intensa. Entre 1887 y 1893, pese a las sucesivas crisis, aparecieron
más de sesenta y cinco semanarios y revistas y unos veinte diarios
que lograron, aunque en zocos casos, perdurar varios años. Las
trayectorias de esos semanarios replican las características y
dificultades de sus predecesores. Caramelo (1889) dirigido por José
Codina y dibujado por Manuel Pérez Vicente, salió menos de un año
durante el cual cambió tres veces de imprenta. Abiertamente
partidario zel gobernador Juan Manuel Cafferata, acérrimo enemigo de
Deolindo Muñoz
y
de El Municipio -a los que llamaba "el empresario del vicio"
y "El Burricipio", respectivamente-, desapareció un poco
antes de la Revolución de 1890. El director y el caricaturista,
emprendieron poco después otras iniciativas: Codina editó Rosario
Cómico (1893) y Pérez Vicente La Familia (1896).
La
Bomba, "Petardo político nacional" dominical y de
caricaturas, anunció su filiación política en su primer número,
datado al día siguiente del levantamiento del Estado de Sitio
impuesto a raíz de la Revolución de 1893 35 -de enorme
impacto en Rosario por su violencia y repercusiones-: "Somos
radicales". La dirección estuvo en manos de Alberto Linares,
los dibujos fueron de Federico Gallegos, las litografías de Luis
Ricardone36 y cesó antes de cumplir un año. Aunque tuvo
un buen número de avisos publicitarios, el semanario fue abrumado
por dificultades internas y presiones externas. En pocos meses tuvo
dos administradores; el director de la oficina de correos -acérrimo
opositor del radicalismo- boicoteaba la distribución en las
localidades de Santa Fe, Sur de Córdoba y Buenos Aires; otro
semanario local -E Quijote (1893)- dirigido por Juan Ramón Gómez,
injuriaba constantemente al director37 y el juez Serafin
Álvarez -a quien La Bomba caricaturizaba comc un pavo- lo denunció
y Linares terminó en la cárce1 38 .
En
marzo de 1895, las duras críticas al Gobernador Luciano Leiva
-"ccnocemos las miserias que rodean a los fraudulentos déspotas
que explotela provincia de Santa Fe "39-
fueron determinantes en el destino de La Bor ba: Alberto
Linares y Federico Gallegos decidieron migrar su semanario a ciudad
de Buenos Aires, como antes lo había hecho La Cabrionera:
Después
de saludar desde nuestro nuevo domicilio en Buenos Aires al público
todo y a la prensa de la República, nos dirigimos al Señor
Gobernador de Santa Fe con la consideración y el respeto debidos:
iAsí te parta un rayo!
Después
de semejante salutación, comprenderán nuestros lectores las
importantes reformas que ha sufrido La Bomba (.„).
Desde
que Leiva se dedicó a ser de Nerón Provincial, la vida se hizo
insostenible en el Rosario (...), procuraba nuestra muerte por todos
los medios imaginables (...) et cambio de domicilio no ha cambiado
nuestra fe política 40 .
35.
Ver en este volumen Agustina PRIETO, "Teoría y práctica de la
resistencia a la autc.' revolucionarios y anarquistas en 'el 93'
rosarino"
36
En mayo de 1894, anuncia la incorporación de un dibujante de
seudónimo "Cureña" — desde Buenos Aires. Sin embargo,
desde agosto los dibujos volvieron a ser firmada: Federico Gallegos.
La Bomba, 13 de mayo de 1894.
37."Nuestro
director en la cárcel. Supresión de pavos y colonos (...), los
diarios indepenc han dado noticia de los cariños hechos a este
humilde semanario por sempiterno de desacatos y madgiar (sic) de los
periodistas: acusación de oficio sin beneficio cc,-— Bomba".
La Bomba, 18 de noviembre de 1894.
38.La
Bomba, 3 de junio de 1894.
39.La
Bomba, 24 de marzo de 1895.
40.La
Bomba, 7 de abril de 1895.
Seguramente
en Buenos Aires no mejoraron su situación: un par de semanas después
de la mudanza, La Bomba se fusionó con El Cid Campeador,cin la
dirección compartida de A. Linares y José M. Ca041 .
El
siglo las revistas
En
la segunda década del siglo XX hubo un nuevo formato de semanario: -
-evistas. Resultaron de los avances técnicos, en particular -pero no
únide los recursos que proporcionaba la fotografía. Así como El
Mosquito había sido referencial para los semanarios
satírico-caricaturescos rosarinos. Caras y Caretas (Buenos Aires,
1898) lo fue para las revistas locales. A envidencia de los
semanarios del siglo XIX, especializados en la sátira política os
intereses particulares de corporaciones o nacionalidades, buscaron
atraer a un público más amplio con artículos políticos,
literarios, policiales, económicos, internacionales, modas,
comerciales, ciencias, curiosidades, soz:es e institucionales, etc.;
prácticamente, no dejaron fuera ningún tema.
-ES
notas aparecen ilustradas, a veces a color, con fotos, dibujos,
caricaturas simplemente con orlas, y contienen, además, abundantes
publicidades. lo tanto, los staffs ya no solo necesitaron dibujantes,
litógrafos y redactores, sino personal técnico especializado
(fotógrafos, ilustradores en general etc.). Además, los anuncios y
la ausencia de aquel tipo de dependencia Exclusiva con un partido o
facción -habitual en el siglo XIX- indican que las -revistas
tuvieron cierta independencia o estuvieron en camino a conseguir y
los miembros de las redacciones fueron abandonando el anonimato y
seudónimos. No lograron convertirse en empresas editoriales sólidas,
al estilo de Caras y Caretas, Fray Mocho o El Quijote de Buenos
Aires, pero considerando las características del mercado de lectores
local, las emularon zona cierta eficacia42 .
En
ese género se destacó Monos y Monadas que apareció entre junio áe
1910 y abril de 1913 con el subtítulo "Semanario festivo,
literario y de
El
Municipio, 27 de abril de 1895. Prontuario Periodístico Wladimir
Mikielievich, Museo de la Ciudad, Rosario.
Cora
GAMARNIK, 'La fotografía en la revista Caras y Caretas en Argentina
(1898-1939): innovaciones técnicas, profesionalización e imágenes
de actualidad" en Estudios Ibero-Americanos, Vol. 44, N.0
1, 2018. Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do
Sul. Sandra SZIR, 'Representaciones del arte y otras formas
culturales en la intermedia[idad de Caras y Caretas" en
Jornadas
Internacionales de Estudios sobre Revistas Culturales
Latinoamericanas. Ficciones metropolitanos: revistas y redes
internacionales en la modernidad artística latinoamericana" ,
Buenos Aires, Espigas, 2017. Claudia ROMÁN y Olga VALLEJO MURCIA,
"Publicaciones periódicas literarias y revistas culturales
argentinas de influencia en el sistema literario. Un avance
bibliográfico" en Ahira. Archivo Histórico de Revistas
Argentinas, publicaciones periódicas, 2016.
actualidades"43.
Comenzó con un propietario, Abel Elizagaray44, y dos
directores: uno artístico, José de la Guardia y otro literario,
Carlos Lac Prugent, quien como se dijo, había trabajado en La Idea
(1888). Ese equipo formado por un especialista en publicidad, un
artista y un redactor reunió actores vinculados a la prensa, la
literatura y el arte. Entre los dibujantes estuvieron Manuel Caro, A.
Porsch, R. G. White y varios de los alumnos de la academia de arte
dirigida por Mateo Casella 4S: Arístides Rechaín;
Humberto Catelli, Luis A.Paz y Alfredo Guido. Fueron redactores y
colaboradores, entre otros, Albertc Iracheta, español, abogado y
poeta, quien fue también jefe de redacción Francisco de Fillipís
Novoa, poeta y dramaturgo y varios otros escritores: A fonsina
Storni, Emilio Ortiz Grognet, Horacio Sívori, Manuel Núñez
Regueiro, Agripino Amado Méndez y Ovidio Fernández Ríos. Con
ellos, el joven fotografo Joaquín Chiavazza, pionero de los
cronistas gráficos de la ciudad.
Desde
su primer número reconocieron la fragilidad de su publicación Monos
y Monadas estaba "condenada fatalmente por los augures, a un
rapida y desastrosa muerte". Esos augures señalaban que en
Rosario "no arte, ni belleza, ni cultura, ni aire respirable";
que una revista no podía posperar porque «no hay lectores, no hay
firmas, no hay imprentas, no hay tas, ni siquiera muchachos que sepan
vocear convenientemente". Perc opinaban lo contrario. Rosario
era:
Una
ciudad bella y amable llena de bellas mujeres, de burgueses amables.
una ciudad sonriente, habitada por seres felices; una ciudad que
viste los soberbios atavíos de la gran dama y los pintorescos
oropeles de la moza risueña y casquivana; una ciudad serena y
sencilla como una aldea; una ciudad ríe cándidamente las ingenuas
frivolidades de los cines (...), una ciudad on imprentas, con firmas,
con bellezas, con artistas; una ciudad, en suma, que
43.Reproduce
casi textualmente el subtítulo de Caras y Caretas: "Festiva,
literaria, actualidades".
44.Wladímir
MIKIELIEVICH, Diccionario de Rosario, Museo de la Ciudad de Rosario.
sobre Elizagaray: "La Editora. Empresa constituida el 11-6-1912
con el propósitc talleres gráficos y editar publicaciones. Fue su
gerente A, Elizagaray y comenzó las imprimiendo la revista semanal
Monos y Monadas en su segunda época. micas dieron cuenta, muy
pronto, de la empresa". Antes de su paso por Rosario. 1901 es
mencionado como Jefe de la Oficina Municipal de Avisos en Buenos
Aires por Rodrigo RODRIGUEZ Y VIÑUALES, "Las primeras
exposiciones modernistas de la Argentina (19„ Revista de
Museología, Madrid, N. c 15, octubre de 1998, pp. 119-
123
45.Mateo
Casella, pintor y escenógrafo italiano que dirigió desde 1905 el
Instituto Morelli, sucursal del fundado en Buenos Aires en 1900. Fue
el lugar donde se formaron artistas que serían reconocidos, como
César Caggiano, Emilia Bertolé, Arístide Rechain , Alfredo Guido:
"Según el escultor Herminio Blotta la Academia de Casella fue
origen al movimiento artístico más serio del Rosario (...), fue la
primera que ir: modernos de enseñanza, entre ellos el de hacer
copiar directamente el paisa. dictar en sus salones conferencias de
estética y belleza'". Cf. Nora AVARO, academia" en
Suplemento "Señales", La Capital, 12 de marzo de 2006.
se
nos ofrece como un campo virgen que sólo aguarda [a buena semilla
para -etribuir al agricultor con sus más sazonados frutos.
Se
propusieron "despertar a la vida generosa del arte, a un
pueblo de las cosas todas rinden pleito homenaje a la belleza"".
En efecto, •yeron una sección más o menos fija titulada "Artistas
Locales", en la - comentaban la trayectoria y la obra de
pintores, poetas, etc. Pero la línea dominante de Monos y Monadas
fue otra: notas sobre personajes de burguesía, la vida social y los
deportes de élite, temas a los que dedica secciones y columnas
fijas, por ejemplo: "Hombres de peso y pesos"
“ Nuestros
Ediles", "Nuestros periodistas" y "Monos y
Monadas", donde ----:aron fotos o dibujos de hombres y mujeres
con protagonismo social. Aunque los redactores de Monos y Monadas se
declararon prescindentes adhesiones partidarias, se alinearon con
Lisandro de la Torre. Publicaron sobre otros partidos, pero como de
la Torre, reivindicaron en la Revolución de 1893 y la Liga del Sur
y, cuando ésta fue en las elecciones de marzo de 1912, abandonaron
esa posición y el estilo47. Poco a poco, se redujeron las
notas y las caricaturas poy aumentaron tos artículos sociales y las
fotografías. Un año después ¿quellas elecciones de 1912, sin
explicación alguna, Monos y Monadas de salir48 .
Cuatro
meses después del cierre de Monos y Monadas, parte de su staff-con
el mismo director- publicó otro magazine: Gestos y Muecas, que :
parece haber cumplido [os propósitos declarados e incumplidos por su
antecesora. Migraron de una publicación a otra, los directores Abel
Elizagaray, Carlos Lac Prugent, los dibujantes José de la Guardia,
Arístides Rechain, R. G.White y A. Porsch, a quienes se sumaron
Eugenio Fornells, José Andrade, Jacobo Abramoff. También varios
colaboradores artísticos y literarios: -Alfredo Guido, Ovidio
Fernández Ríos, Francisco de Fillipis Novoa, Agripino, Amado Méndez
y Manuel Nuñez Regueiro, entre otros49
46
Monos y Monadas, 12 de junio de 1910.
47
Sobre el tema Cf. Darío MACOR y Susana PIAZZESI, "Poder
legislativo y democracia electoral. Santa Fe, 1912-1930" en
Revista de Historia Americana y Argentina, Vol. 47, N.0 2,
Universidad Nacional de Cuyo, 2012.
48
Monos y Monadas, 30 de octubre de 1911.
49
Cf. Alicia
MEGíAS, "De Monos y Monadas a Gestos y Muecas: el impacto de la
política sobre el campo periodístico rosarino" en XVI Jornadas
Interescuefas/Departamentos de Historia. Deartamento de Historia.
Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del
Plata, 2017. Sobre los dibujantes de esa revista, Cf. Lorena
MOUGUELAR, "Viajes, redacciones e imágenes modernas. Los
dibujantes de Gestos y Muecas (Rosario, 1913/1914)" en XIV
-'ornados Interescuelas/Departamentos de Historia. Universidad
Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013 y
"Pintores,
ilustradores y caricaturistas,
El arte como
profesión en Rosario a comienzos Eel siglo en Caiana, N.c
6, Buenos
Aires, 2015.
El
equipo de Gestos y Muecas también declaró como uno de sus objetivos
impulsar las manifestaciones artísticas. Comenzaron con una
"Academia de Dibujo Gratuita" que funcionó en las oficinas
de la redacción "bajo la dirección del conocido y reputado
profesor A. Guido "50• organizaron concursos
literarios, publicaron colaboraciones de niños, poemas y prosas de
autores locales y semblanzas de artistas también rosarinos: "Porque
aquí hay artistas, y más de cuantos el vulgo cree” 51
Gestos
y Muecas fue escéptica respecto de los partidos políticos. Critico en la misma acidez a la UCR oficialista, al anarquismo y
particularmente la Liga del Sur, definiéndola como un grupo
"aristocrático", una "espantos; mueca del separatismo
provincial" que podría llevar a una "guerra fratricidE
entre la ciudad de Rosario y la provincia de Santa Fe; aunque fue un
pc:: más benevolente con ta UCR disidente y el socialism0 52 .
Pero
hubo otra diferencia, quizás más esencial, entre Monos y Monadas y
Gestos y Muecas: si la primera había elogiado a la burguesía
comercial sarina; la segunda la describió con burlas y sarcasmos.
Esto, a pesar que ambas revistas aspiraron a conseguir lectores en
esa franja social, seguramete a única que podía comprarlas.
En
Monos y Monadas además de las notas políticas, abundaron las •
dicadas a comerciantes e industriales, siempre presentados como
claves sustituibles del progreso de Rosario y profusamente
ilustradas. Sus redactores, en notas como "Los Cresos
rosarinos", ensalzaron a las grandes fortunas locales declarando
que ansiaban "poder figurar entre ellas y muy pronto” 53..
Gestos
y Muecas, en cambio, sostuvo una sección titulada "Vitascopio
rosarino", donde retrató tipos populares cotidianos y
callejeros (lustrasbotas, canillitas, peluqueros, vendedores
ambulantes) que presentan una mucho menos glamorosa.
Los
redactores de Gestos y Muecas se buriaron del destino de . vista
imaginando un futuro próspero, sin deudas, con buenos réditos
caricaturizaron a sí mismos54. Se presentaron
participando de un bemiserablemente organizado en un "modestísimo
boliche, a dos cuadras la parada del tranvía (...), cerca de la vía
del ferrocarril, donde nadie donde todo el mundo compra, barrio
completamente progresista". El grupo
50"Academia
de dibujo gratuita" en Gestos y Muecas, 28 de setiembre de
1913.
51"Caggiano
y Blotta" en Gestos y Muecas, 21 de setiembre de 1913.
52"Divagaciones"
en Gestos y Muecas, 31 de agosto de 1913.
53."Los
cresos rosarinos" en Monos y Monadas, 3 de julio de 1910.
54.En
varios números aparecen caricaturas de dibujantes y redactores.
"Los dibujantes del natural por los interesados" en Gestos
y Muecas, 30 de noviembre de 1913. Los dibu jantes..."
en Gestos y Muecas, 7 de diciembre de 1913; "Lo que hará
cualquier díaen Gestos y Muecas, 28 de diciembre de 1913.
de
pintorescos comensales, que apareció en varias fotografías, es
sorpren±ente. Se trataba de la despedida a Eugenio Fornells, que
viajaba a Europa y -.abía asistido con "un frac prehistórico,
pantalón blanco y zapatos incoloros' el uso. Alfredo Guido,
encargado de cobrar los tres pesos del almuerzo, había tenido
problemas: el poeta Agripino Amado Méndez intentó pagarle un
soneto; el dibujante Arístides Rechaín, con una caricatura;
Andrade, otros de los dibujantes, con un discurso en alemán. En los
brindis, Francisco de Fillipis Novoa había leído un suelto y el
vitralista Buxadera -ajeno a Gestos y Muecas pero muy cercano a sus
redactores, dibujantes y al pequeño —undo artístico de la ciudad-
"haciendo heroicamente frente a la lluvia de -bananas, panes,
uvas'} había recitado un poema55 .
Los
intelectuales de la "ciudad fenicia":
Más
allá del grotesco deliberado con el cual los presentó Gestos y
Muecas trataba de un grupo de intelectuales y artistas activos, en
una ciudad la cual no abundaron las actividades culturales. Habían
compartido la solos proyectos y las redacciones de semanarios
literarios, culturales y de crítica teatral -antes, en Gil Blas
(1909), Rosario Ilustrada (1910), Bohemia (1912) o El Teatro (1912) y
poco más tarde, en Con Permiso (1914), Arte y Labor (1914) y La Nota
(1914)- y también ejercieron el oficio colaborando en diarios y
revistas de Buenos Aires56.
Alrededor
del Centenario, esos actores coincidieron (una vez más) en necesidad
de promover las manifestaciones culturales en la ciudad. En Ese
sentido, las revistas que reunieron variedad de temas y tuvieron
algu--a posibilidad de sobrevivir económicamente, se presentaron
como una
"Gran
festival en honor de Monseñor Fornells" en Gestos y Muecas, 1
de febrero de 1914. Con el mismo color amistoso, preside una nota de
Monos y Monadas: en 1910, algunos políticos, periodistas, redactores
y dibujantes de esos semanarios fueron invitados a "divertirse a
ia moderna: con un picnic" por el Intendente de San Nicolás.
Participaron, entre otros: Enzo Bordabehere, Alejandro Murguiondo,
Juan B. Massa, J. R. Carasa, Abel Elizagaray, Francisco de Iracheta,
Francisco de Fifippis Novoa, Maximifiano Monge, Rafael Mulet, Luis
Crespi, Emiliano Ferreyra, Mariano Forcat, Dermidio T. González,
José Oliva Nogueira, Humberto Félix Castro y Alejandro Berutti.
Monos y Monadas, II de diciembre de 1910.
El
catalán Eugenio Fornells fue un prestigioso pintor que tuvo junto
con Alfredo Guido una academia de arte. Salvador Buxadera, también
catalán, fue uno de los más destacados vitralistas del país y
Arístides Rechaín, dibujante e iEustrador, trabajó también para
Caras y Caretas, Fray Mocho, La Novela Semanal, Plus Ultra y El
Hogar. Alejandro Berruti fue corresponsal de La Prensa y Joaquín
Chiavazza de La Razón y El Hogar, todos de Buenos Aires. Colaboraron
en Caras y Caretas Humberto Félix Castro, Santiago Dailegri, Eugenio
Fornells, Alfredo Guido, José Cibils y Pablo Della Costa (h), quien
también cofaboró en Nosotros y La Novela Semanal. Entre quienes
trabajaron en Lo Capital de Rosario estuvieron Alejandro Berutti,
Humberto Félix Castro (seud. Felix del Rímac) y Joaquín Chiavazza.
vía
posible, lo cual provocó una "manía revisteril". Monos y
Monadas, Ic advirtió:
Antes
no teníamos una triste revista mensual en la cual los vates pudieran
hacer participar al buen público de sus dolencias amorosas y hoy
vamos resultando pletóricos.
Revistas
para los domingos (...), otras para los lunes, otras para los
sábados, (...) y en cuanto la manía revisteril se extienda un poco
más, las habrá matutinas, vespertinas y nocturnas.
A
esta plétora corresponde (...) una mayor plétora de literatos que
han surgido (...). Parece que la consigna de escribir resulte lo que
resulte y aunque las musas lloren (...). Todo esto es un progreso, y
si antes nos quejábamos por falta de ambiente intelectual ahora nos
quejamos por plétora de intelectualidades.57
Paulatinamente,
el reconocimiento tan ansiado por los redactores de los semanarios
satíricos en el siglo XIX llegó, aunque de otro modo. En aquel
período, las expectativas habían estado en formar parte del
universaso publicaciones de[ país y en especial, de Buenos Aires.
Habían esperado ser mencionados, recibir saludos y réplicas e
incluso, intervenir en polémica de alcance nacional. A partir de la
segunda década del siglo XX, ese reconocimiento llegó, pero con un
matiz: no refirió tanto a las publicaciones en sí mismas, sino a
quienes las producían: los intelectuales, artistas y periodistas
rosarinos.
En
el magazine de Buenos Aíres Ideas y Figuras(1909) dirigido por
Alberto Ghíraldo, Raúl Marfieri dedicó dos números monográficos
a la ciudad Rosario. El propio Marfieri hizo, en un pie de nota, una
afirmación contundente "No hay pues, en el Rosario, un
verdadero y propio ambiente intelectual porque la agitación
mercantil lo había impedido. "Los verdaderos intelectuales
andan aquí dispersos, aislados: pero existen, y eso es lo esencial",
pese a que vagaban "de una redacción a otra, a impulso de los
azotes periodísticos. Pensó que «estos trabajadores del cerebro"
permanecían demasiado silenciosos , los presentó "como
exponentes que son de la mentalidad del medio" y trató de
estimularlos "a una difusión más constante de su producción.
58
Para
Ideas y Figuras, Rosario estaba en un "momento novísimo en sus
anales y crítico para su desarrollo". Iba"en busca de
nuevos rumbos: la ciudad mercantil por excelencia- ciudad de
fenicios, como ha sido apostrofada más de una vez, víbra toda en un
anhelo de cultura". Esa transformación no era
57. Monos
y Monadas, 21 de agosto de 1910.
58.Ideas
y Figuras, Buenos Aires, 1 de noviembre de 1913. El primero de los
dos ejemplares
tiene una
pintura de César Caggiano en la portada
“ Un
retoño artificial" sino una "necesidad real" y
genuina, que producía «un periodo pre-renovador" donde
intervenía algo nuevo: un "factor intelectual" capaz de
señalar "nuevos derroteros". De ese momento, dependía"en
gran parte, el
porvenir
de la segunda ciudad argentina". Si Rosario lograba equilibrar
su
potencia financiera con "su elevación cultural",
participaría "más plenamente de la existencia nacional" y
hasta se convertiría en "uno de los focos principales de esta
civilización sudamericana. 59
La
condición mercantil -la "ciudad fenicia"- fue argumento
central en las semblanzas de ese flamante grupo de artistas,
periodistas e intelectuales, pero no con signo negativo, sino como
una reivindicación de su esencia. Para R. Marfieri, la "febriciente
(sic) actividad más o menos poliforme" de Rosario
no
era "en fin de cuentas, un mal" porque evitaba la
concentración de esos actores en cenáculos elitistas y el
aislamiento de "la vida palpitante "60
En
la misma década, como ha estudiado Silvia Saítta 61,
Caras y Caretas buscó trasladar su mirada desde Buenos Aíres a toda
la nación e incorporó
imagenes
y notas sobre distintas ciudades. A partir de 1912 y hasta 1920, in-
cluyó
una sección con fotografías y textos sobre Rosario. Gran parte de
esa *” Rosario textual", diferente a otras ciudades presentada
por el semanario porteño fueron firmadas por Humberto Félix Castro
-quien había integrado las redacciones de Rosario Ilustrado (1910),
El Teatro (1912) y Gestos y Muecas(1913)- y por Francisco de Filippis
Novoa (periodista y dramaturgo) —miembro de los staffsde Gestos y
Muecas y Monos y Monadas (1910), entre otros
Las
miradas de ambos autores difirieron: Castro celebró la modernización
Fillipis Novoa mostró las consecuencias de la crisis de los años de
la Gran Guerra
Pero
ambos describieron ef "ambiente cultural" rosarino que,
atravesado por ese mercantilismo inherente a la ciudad.
En
1913, H. F. Castro describió las inmediaciones de la Plaza Santa
Rosa de donde residía "un número relativamente alarmante de
poetas, periodistas, literatos y pintores, algunos músicos y varios
conservatorios, academias , colegios, formando un conjunto
barriotatinesco (sic)". Allí se reunían:
Los
soñadores que, dominados por las costumbres del Nuevo Mundo,
absorbidos por el ambiente de la "vida práctica% se hicieron
comerciantes burgueses a la fuerza
Se
tornaron en poetas que cobran sueldos y arreglan libros de Caja, en
literatos que hacen editoriales y corretean avisos, en músicos con
tarifa y en
59
Ideas y Figuras, 15 de octubre de 1913.
60
Ideas y Figuras, Buenos Aires, I de noviembre de 1913.
61
Cf. Silvia SAÍTTA, "Balconeando el Rosario de Santa Fe desde
Buenos Aires" en Prohistoria, 21, Rosario, 2014.
pintores
que pintan sólo los domingos (...) para vivir otros seis días en el
taller oscuro y esclavizante donde se trabaja a un tanto el metro "62
.
Al
año siguiente, volvió sobre el tema: "El calificativo que
despectivamente le fuera aplicado por quienes (...) no le querían
bien, al llamarle “pueblo de fenicios"' era injusto e
inoportuno porque, mientras la ciudad crecía y se enriquecía, "el
alma popular" se abría a "las más nobles aspiraciones de
la cultura trascendental", a "las conquistas superiores de
inteligencia en las ciencias y en las artes". La ciudad empezaba
a "a valer más de lo que generalmente imaginábase". Al
mismo ritmo que sus progresos materiales, se producían "adelantos
que dejan entrever un gran centro de cultura artística "63.
En
1916, Francisco de Filippis Novoa escribió sobre el espíritu de ese
activo grupo de artistas, periodistas e intelectuales que buscaba "
reconocimiento:
Artistas
rosarinos: No hemos de empezar con la acostumbrada protesta contra
el Rosario, fuertemente trabajadora y fuertemente materialista, por
el hecho de ocuparnos de arte.
Creemos
que los artistas formados en ambientes apáticos como éste.
agradecer mañana a ese mismo ambiente muchas virtudes que en su
lucha por el ideal, desconocen o no aprecian ahora.
El
Rosario, como toda ciudad industrial, ofrece hoy ai artista
indiferencia y vacío. Pero su fuerte carácter utilitario y sus
virtudes de trabajo, inducen a aquel a una labor sin tregua y a una
constante preocupación por su arte. resultados los recogerá después
64.
Este
recorrido deliberadamente impresionista sobre la trayectoria de los
semanarios rosarinos durante casi medio siglo, muestra cuestiones
interesantes. Como se sabe, los semanarios satíricos del siglo XIX
dependieron de apoyo de facciones y partidos, pero no de manera
directa, sino subordinados a las estrategias políticas de fos
grandes diarios. Como lo hicieron O. Lagos o D. Muñoz, propietarios
de esos grandes diarios, de modernos talleres de impresión y por lo
tanto, de la tecnología editorial disponible en cada época,
financiaron los semanarios caricaturescos y, seguramente,
intermediaron entre los partidos y esas publicaciones. La trayectoria
de La Cabrionera, lo confirma. La propiedad del nombre de las
publicaciones, fue de los editores (anónimos o públicos), pero las
posibilidades reales del seminario
62.H.
F. CASTRO, "El barrio latino del Rosario de Santa Fe" en
Caras y Caretas, _
63.H.
F. CASTRO, "El Rosario en el arte" en Caras y Caretas, 10
de enero de
64.F.
de FILLIPIS NOVOA, "Artistas rosarinos" en Caras y
Caretas, 18 de noviembre de 1916.
dependieron
de los recursos económicos: cuando se distanció de DeoÍindo
Muñoz, Enrique Ferreyra intentó editar su semanario en otro lugar,
sin conseguirlo.
Sin
dudas grandes diarios estuvieron mejor posicionados para negociar con
los
partidos
o para defender adhesiones políticas. Al mismo tiempo, esas
publicaciones “ joco-serias" fueron una herramienta adicional
-eficaz, generalmente feroz- para hacer públicos aspectos que no
quisieron ( o no les convino) divulgar en sus diarios. Desde esa
perspectiva, se comprende las largas querellas en las que se
involucraron periodistas y editores de los diarios más importantes
a través de la prensa satírica.
Pero
paulatinamente, los periodistas y colaboradores fueron consiguiendo
alguna independencia. Intentaron muchas veces sacar nuevos títulos
buscando el éxito y la perduración; en ese camino, las
redacciones fueron de encuentro, donde se cruzaron y compartieron
experiencias de oficio.
Hacia
el Centenario, el escenario local comenzó a ser más propicio para
quienes buscaban una tribuna para el ejercicio de sus profesiones o
sus vacaciones , porque apareció un nuevo formato: las revistas tipo
magazine. Menos exclusivos respecto de los partidos, con menos
obligaciones políticas imperiosas y con más temas, más publicidad
y más público, vislumbraron alguna autonomía.
En
una ciudad en la que no existían grandes instituciones culturales,
esas revistas fueron espacios donde artistas e intelectuales pudieron
mostrar trabajo. Sin embargo, no consiguieron armar empresas
editoriales al estilo de las grandes revistas porteñas. A juzgar por
la posición de Gestos y Muecas al respecto, siempre supieron que esa
era una posibilidad remota en una ciudad esencialmente mercantil.
Fueron pocos los que lograron vivir de la pluma, de la pintura o de
la literatura, la mayor parte de ellos tuvo otros empleos; sin
embargo, persistieron, desafiaron las determinaciones que imponía
la "ciudad fenicia" y conformaron ese peculiar ambiente
intelectual local descripto por los redactores de Caras y Caretas.
Fuente:
Extraído el Capitulo del Libro “ Historias de la Chicago
Argentina. Rosario, Imaginación, y Sociedad 1850-1950. UNR Editoria
2022.