sábado, 19 de agosto de 2023

Rosario, la ciudad hibrída

 



Por Pablo Suarez

El concepto de ciudad híbrida no es nuevo. De por sí, la ciudad es una maraña social a la que sería absurdo catalogar como algo siempre igual a sí misma, única, esencial y homogénea. En ese sentido, todas las ciudades lo son, en la medida en que no son organizaciones unidimensionales, sino que son el escenario de un permanente intercambio de materia, eneroías, personas e ideas.

La más reciente utilización del -término vino de la mano de algunos pensadores relacionados con la ecología, como el gran Eric Swyngedouw, que se refiere a la ciudad como un híbrido de sociedad-naturaleza. Swyngedouw es un estudioso de estos temas y especialmente de la problemática del agua, a la que define en sí mismo como una problemática híbrida, dado que el agua es una parte fundamental de la vida humana, lo que ha llevado a que sea inabordable solamente desde el punto de vista "natural". Si bien el agua -como elemento natural- no es una construcción social, en la medida en que e hombre ha construido su vida con agua, es imposible

hablar de ella sin hablar de la sociedad.

También se ha utilizado el concepto de ciudad híbrida para hacer hincapié en la creciente importancia de la tecnología, las redes y la inteligencia artificial para la conformación de las llamadas Cyborg ciudades. Con esto se alude ¿ los sistemas de geolocalización, al uso de las tecnologías digitales para la ¿dministración municipal, a mecanismos de transparencia en la gestión y nasca del sufragio.

Pero no es a esa hibrideces a las que me quiero referir.

Vamos a un lugar comÚn. La Real Academia de la española nos ofrece cuatro definiciones para "híbrido

1 . adj. Dicho de un animal o de un vegetal: Procreado por dos individuos de distinta especie.

2 .adj. Dicho de una cosa: Que es producto de elementos de distinta naturaleza.

3 adj. Biol. Dicho de un individuo: De padres genéticamente distintos con respecto a un mismo carácter

4. adj. Mec. Dicho de un motor y, por ext., de un vehículo: ( funcionar tanto con combustible como con electricidad

Sorprendentemente, en charla de amigos, caí en la cuenta término "hibridez" está cargado de connotaciones negativas. Por hay una palabra que se asocia de inmediato al término "híbrido" esterilidad" y aunque la mayoría de los híbridos lo son (no todos: debemos tener en cuenta que la esterilidad no es patrimonio exclu híbridos, como ya se sabe. Otra característica de lo híbrido sería identidad, el famoso "ni chicha ni limonada".

Ahora, ¿en cuál de todos estos sentidos -me refiero a los del no a las asignaciones no-remunerativas agregadas posteriormentedecir que Rosario es una ciudad híbrida?

En todas. Incluso en la cuarta, ya que ha sabido poner su movimiento económico utilizando diversos insumos bási< combustibles (el comercio, la industria, el puerto y últimamente el dinero del narcotráfico)

Desde la conformación genética", la ciudad muestra a lo historia una enorme variedad humana, formada por la mezcla de la oleadas poblacionales que combinaron a los migrantes internos y de limítrofes con la gran masa de inmigrantes europeos. Ni siquiera pu una identidad "natal" como algunas otras ciudades que nacieron con como fuerte, o como un punto de referencia político territorial na voluntad de alguna autoridad. En ese sentido, la ciudad no tuvo marca original que revertir.

Pero más allá de la conformación de su estructura de origen, me interesante pensar a la ciudad de Rosario como un híbrido en otro más cercanos al hacer, que fueron modificando y dando pie a la fo una identidad híbrida, en la cual tenían cabida todos los ingredi formación humana, pero también de los diversos combustibles (para la RAE) con que alimentó su movimiento.

En primer lugar, fruto de su situación geográfica, Rosario es rioplatense y también una ciudad del interior. Para muchos gringos fue el segundo destino, después de rebotar en Buenos Aires. provincianos, Rosario fue el último paso antes de meterse en que era la reina del Plata. Para los porteños, Rosario es el lugar no se la bancaron", una ciudad del interior, que en sí misma se quedo en el camino de alcanzar a Buenos Aires, como si alguna vez hubiera existido esa posibilidad o esa ambición, incluso dentro de la burguesía rosarina, una clase siempre tuvo claros los límites de sus posibilidades. Pero para la CABA, es una ciudad de provincias bastante parecida a ella, pero menos cosmopolita.




El reverso de esta cara es la imagen que sobre la ciudad tienen las demás provincias argentinas, sobre todo las litoraleñas y Córdoba, con quienes hay un tráfico de personas e ideas más frecuente y cercano que con las otras regiones. Para muchos de ellos, Rosario es una ciudad rioplatense, en sus edificios, en su fútbol, en su música, en el hablar italianizante (rápido y a los gritos) los rosarinos de clase media. Y por supuesto, en sus pretensiones, en sus aspiraciones de gran ciudad, en su permanente mirada "hacia afuera" y en su parecido con el porteño arquetípico, a quien -en aquella mirada- el rosarino promedio envidia y aspira a emular.

Pero esa hibridez, es parte de la identidad rosarina, que en general siente que es -todo eso a la vez. Siente hermandad con el provinciano, por el odio ancestral

a “ lo porteño”, cultivando “con la leche templada y en cada canción “ pero también siente que “ esta de más” cuando se mira en el espejo de Santa Fe ( sobre todo) y en el resto de las otras provincias y grandes ciudades ( la sombra terrible Córdoba acecha siempre en la comparación).




Rosario mira al río que la conecta con el mundo y el puerto fue durante mucho tiempo parte de la identidad de la ciudad. Pero el hecho de ser un puerto cerealero y de estar demasiado cerca de los lugares de origen de lo que por él salía – además de la gran cantidad de población de sus ciudades cercanas- la obligó a mirar siempre hacías esa tierras desde donde vendría la salvación de una buena cosecha. Mirando hacia el río, la ciudad fluvial se siente comercial, pero se siente griega festejando como un gol cuando el viento del oeste le trae el olor de la lluvia de sus espaldas.

Rosario es una ciudad con una historia cultural poblada de momentos y personajes

que marcaron cumbres de producción intelectual a nivel nacional, que son mencionados con orgullo en la crónica cotidiana porque en definitiva es una ciudad pequeña, donde “ todos se conocen”, uno fue a la escuela con José Cura, otra era vecino de Eduardo Delgado, alguna estudió arquitectura con Rafael Iglersia y aquel vive al lado de la casa natal de Berni.

La ciudad se enorgullece de sus escritores y artistas – a los que casi nunca acompaña económicamente en sus emprendimientos-, pero la construcción discursiva de una galería cultural notable – fomentada sobre todo por el estado municipal a lo largo de la historia- no impide una reivindicación de algunos fenómenos que se ubicaran en el otro extremo valorativo de aquellas

expresiones que le permitirían ubicarse como una capital cultural a regional. La violencia (pasada y actual), el fútbol, la ingestión de ese, el negro Olmedo, pueden ser la contracara de aquella otra Rosario. Y las dos forman parte del acervo identitario de la ciudad, en la medida en que muchos rosarinos se ven representados por ambas expresiones. ¿Apolo? tenemos ¿Dionisios? también tenemos diría un héroe de la resistencia a la dictadura dialogando con Nietzsche.

Seguramente por la buena prensa que tienen las identidades homogé e inconmovibles, y hasta podríamos decir esencialistas, la hibridez sido víctima de una estrategia de negativización que no hace justicia importancia en la conformación de las identidades. Quizás muchos de que desvalorizan la hibridez lo hacen desde un supuesto lugar de pureza de trayectorias pretendidamente homogéneas e inconmovibles, ignorando sólo las influencias que nutrieron sus núcleos identitarios (político, ideológico religioso, etc) sino también la riqueza que anda en la construcción de identidad que se asume múltiple.

Consciente o inconscientemente, los rosarinos han construido identidad diversa, que incorpora elementos que se pensaron como opuestos para convertirlos en valores con los que se sienten representados. Quizas escribir la historia de la ciudad nos permita encontrar como cada pro( histórico, cada acontecimiento, cada novedad incorporada, termino colocando su ladrillo en lo que hoy la ciudad asume como identidad, identidad tan híbrida como productiva, tan híbrida como auténtica, híbrida como asumida y sentida.



Fuente: Extraído del Libro” La Ciudad Hibrida “ Historia de Rosario 1689- 2021. Editoria Spiaggia Año 2021