lunes, 9 de mayo de 2022

PINO, Carlos. MÚSICO [1940]

 




Por Marcelo Morichetti

ENTRAÑA DE ARBOL

En el agitado año de 1955 llegó a Rosario un joven chaqueño de 15 años custodiando un equi-.paje con más sueños que prendas. Carlos Pino Pino se llamaba el muchachito nacido en Colonia Baranda, un pueblo donde La Forestal había agotado los recursos madereros y el éxodo de los jóvenes hacia las grandes ciudades se tornaba inevitable.

Junto a su padre, clasificador de maderas, Pino había pasado su infancia esquivando cachapés cargados con enormes rollizos de quebracho y su curiosidad no alcanzaba para abarcar todo lo que aquella vida le ofrecía. Los sonidos del monte dejaron su huella en el niño, junto con el ritmo acompasado de las hachas y el sapucay que presagiaba la caída del árbol: eran chamamés tocados por el hombre en el instrumento de la naturaleza que impregnarían su alma convirtiéndolo en músico. Ese sería el germen y el sello distintivo de su producción artística posterior.

Su primer empleo en Rosario fue en una herrería artística donde trabajaba otro joven amante de la música como él: Pancho Romero. Pasó poco tiempo desde ese encuentro y el momento en el que Pino cantó sus cosas ante un auditorio de sobremesa, admirado por su arte.

Los integrantes de un conjunto musical recién formado supieron de esa voz joven y tentaron al chaqueño de 17 años para que se sumara a Los Trovadores del Norte. En 1959, el grupo rosarino recibió una invitación para participar en un festival en Viena. Ese viaje consolidó los lazos de Pino con el grupo y en su transcurso conocería a Eduardo Gómez, excelente arreglador de voces que se sumó al conjunto. Tras el regreso a la Argentina comenzaron las actuaciones en "El patio de Jaime Dávalos", programa de televisión que conducía el poeta salteño.

Al poco tiempo iniciaron sus transmisiones en Rosario los canales 3 y 5y después llegó el cable que trajo las transmisiones del Canal 7 porteño a la ciudad, lo que permitió al conjunto hacerse conocer.

La efervescente década del 60 en la que se produjo el resurgimiento del folciore argentino sería clave para el conjunto Los Trovadores del Norte se consagrado en Cosquín con "Puente Pexoa" y medio país folclórico cantó el chamamé con ello En ese grupo la voz de Pino sonaba clara fuerte y distinta. Con un color que nrarr una de las singularidades del conjunto vocal folclórico más importante y original que dio Rosario.

La dictadura militar instaurada en 1976 frustró un viaje del conjunto a EEU patrocinado po la Organización de los Estados Americanos. Después llegaron la persecuciones, el acoso y un largo silencio. Hasta que en 1983 Carlos Pino dejó la agrupación, que ya no encontraba espacios para expresarse.

No obstante los contratiempos, con el advenimiento de la democracia Pino fundó junto a Eduardo Gómez el grupo Melipal, con el que grabaron dos álbum hasta que, en 1985, el chaqueño inició de camino solista junto al bandoneonista Ca cho Montes.

Volcado exclusivamente a los ritmos del Litoral, el músico retomó el trabajo compositivo y así como había escrito ti mas memorables como "Entraña de árbol con los versos de Armando Tejada Gómez que cuentan la historia de Pino, luego surgieron "Juan Maciel" y "Santa Fe al norte", con letras de Rafael lelpi; "La niña de Chajarí" y "La crecida", con versos de Hugo Diz, y más recientemente "Marcelino Medina" con poesía de Estela Zeballos, citar algunas de sus más sentidas obras.

Dos discos dejan testimonio de su presente: "Entraña de árbol" y "Tiempo cosecha". Mientras, el espíritu de e cantor sigue tan inquieto como el de aquel jovencito que dejó su Chaco natal para buscar su destino. Hoy Pino o clases de folclore en los colegios rosarinos, canta sus composiciones sigue soñando con devolver al norte aquellas impresiones recibidas en la infancia. Cantando.

Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital” 140 aniversarios. 2007.