Por Héctor N. Zinni
Fue un caso curioso. Lo prepararon para cantar desde muy pequeño. Cultivó el repertorio de su padre y como él congregó multitudes. Pero más que en la ciudad, en el campo. Artista desinteresado, había heredado la clave para acercarse al pueblo, al desposeído, al ser sufriente. Le tocó vivir una época distinta que a su progenitor. No de tanta miseria, no de tantas angustias y privaciones. Es que la experiencia obrerista alentada por los planes del gobierno peronista, proseguidos por los gobiernos que siguieron hasta el de Raúl Alfonsín, habían calado muy hondo en la población y la cultura del trabajo, que hoy no existe, había hecho escuela en el espíritu de los argentinos.
Los años de triunfo de Agustín Magaldi hijo, fueron signados por el romanticismo que agotaba las revistas de fotonovelas y que, posteriormente, capitalizó la televisión. Su padre llegó a manejar el atractivo de audiciones radiales, grabaciones de discos y presentaciones en vivo, cuando la radio era el único vehículo de solaz, esparcimiento y cultura que, más barata y más doméstica que el cinematógrafo, estaba al alcance de todos los públicos. Al hijo le quedaría la tarea ingrata de imponer un repertorio paterno ante una Argentina que había cambiado bastante, pero cuyas tradiciones seguían refugiadas en las poblaciones apartadas de las grandes ciudades.
Por todo eso, el mensaje de Agustín Magaldi hijo, llegó a ocasionar una avalancha de público rural congregado en torno a su nombre y a su figura de artista. De aquí en adelante, el testimonio de Eduardo Buratti ha de ser de capital importancia para descorrer el velo que oculta los misterios de la herencia artística de La Voz Sentimental de América.
"Yo de tangos, no entiendo nada"
- Yo me rompí todo para que Agustín Magaldi, hijo, entrara en Grandes Valores. En 1967, cuando era Romay el capo de Canal 9, le traen una novela con la vida de Magaldi padre, y la hacen por televisión, pero desfigurándolo a Magaldi. Entonces la señora de Magaldi y el pibe, o sea la mamá y el pibe, le quieren hacer un juicio a Romay. Y yo les digo: "No les conviene hacer un juicio porque éste es un tipo que tiene las llaves de todas las puertas". Se empeñaron, se empeñaron, se empeñaron y lo perdieron como en la guerra.
-Ah, si?
- Usted Zinni puede creer lo que dice la sentencia de ese juicio? Dice que el único que se puede defender es el muerto y el muerto no existe. Apelaron un par de veces y lo perdieron como en la guerra.
- Claro, hay abogados muy hábiles.
- Es que siempre hay algo podrido, no solamente en Dinamarca.
- Y después, qué pasó?
- Entonces el pibe no solamente no entraba en ningún canal, tampoco en ninguna radio entraba. Les cerraron las puertas aquí, iba a aburar al Uruguay donde se ganaba un manguito y después vivía también de los derechos, no? y también lo afanaban. Bueno, un día, cuando viene el gobierno procesista, a Romay lo rajan y lo ponen de interventor a un teniente coronel, un tipo cuarentón con una pinta que parecía artista. Entonces yo le digo a Gago, que era el productor de Grandes Valores que quería hablar con el interventor: ",Para qué?" "Por el asunto de Magaldi" "No te va a dar pelota" "Pero yo quiero hablar, yo quiero hablar..." Me costó mucho, pero llegué. - Lo atendió.
- Si. Me dijo: "Yo de tangos no entiendo nada, yo estoy de interventor aquí pero no entiendo nada. Ahora usted me habla de Magaldi y, bueno, yo sé quién fue… ahora del hijo, sé poco." Yo le saqué grabaciones del sello Magenta y de otras empresas, también fotos y algunas cosas más. Me dice: "Bueno, véngase el miércoles que viene" ",Y usted me va a poder atender?, porque yo soy de Rosario y vengo de allá", le dije. Aparecí el miércoles entrante y me dijo: "Ya di la orden para que entre a cantar".
La otra versión
- La sacó bien.
Sí, pero a Gago le di una patada en los huevos, se enojó conmigo. Yo le dije: "Vos enojate Alfredo, pero esto te va a venir bien a vos, porque las felicitaciones van a ser para vos". El tano Alberto Marino me preguntó: ",Vos qué sos de Magaldi?" "Soy amigo, soy apoderado...", contesté. "Cuidalo porque tenés oro en las manos - respondió - es un pibe extraordinario como cantante y como valor humano" "No me digás a mí si canta bien - le dije - porque yo sé el éxito que tiene por ahí..."
- Y empezó a cantar en Grandes Valores.
- Sí, empezó a cantar, empezó a cantar... Cartas llegaban, nadie recibía cartas. Cuando llegábamos al canal, en la portería nos decían: "Magaldi, esto es para usted" y le daban un paquete de cartas, cada vez más grande. Un día le digo a Gago: ",Recibís esto, vos?", porque, algunos recibían cuatro o cinco cartas. "Ahí tenés", le dije: "Ganaste vos". Ganamos nosotros también, pero a raíz de ello Grandes Valores iba por todos lados y donde se presentaba Magaldi ponía el número. Yo fui dieciocho veces en la embajada artística con ellos, con todo el paquete de Grandes Valores. Y todo eso sirve como expriencia.
- Qué le parece Buratti? A veces del que menos se espera uno recibe una mano, y el que está en el candelero se hace el zonzo.
- "- Yo tengo otra versión. A mi Magaldi me dijo que entré a Grandes Valores por Massera.
- - ¿El Almirante?
- - Sí. El había ido a cantar a una fiesta de la Armada e hizo Fragata Sarmiento... - ¿Se acuerda que también la cantaba el padre?
- - Sí. Bueno, ahí Massera se enteré que no podía trabajar en televisión y lo hizo entrar. "Yo estuve en Grandes Valores, ¿sabe gracias a quien "No" "Al Almirante Massera", me lo dijo a mí Agustín. Un día me viene a buscar con el Torino que tenía y me lleva a un café de Buenos Aires. Allí me presentó al secretario de Massera, así que algo tendrá de verdad todo esto.
- - ,Y el testimonio de Buratti?
- Tiene que ser cierto, lo que pasa es que no ha querido nombrarlo a Massera, porque hoy este personaje es palabra prohibida en el país"1.
Bergara y su Angel
- Mire cómo son las cosas, Zinni. Se lo comento a usted porque veo que hay mucho acá, por lo que leí en El Rosario de Satanás, perdone mi franqueza. Un día entramos con Magaldi al hotel y nos dicen: "Estuvo Bergara Leumann y dejó acá una tarjeta porque quiere hablar con usted". Entonces, al día siguiente, Magaldi lo llamó y Bergara Leumann le dice: "Sí, Agustincito mirá, voy a hacer La Botica del - Angel y quisiera contar con vos' y que esto y lo otro. "Mire - dijo Agustín - va a tener que hablar con mi apoderado porque él es el que maneja las fechas, los contratos..." Bueno, sí, cuando quiera venir yo estoy en tal lado, pero avisame antes hermano". Y viene Agustín y me cuenta todo. El no quería ir. "No te hagás problemas, voy yo, yo soy caradura para esto. Vos sabés que yo tengo un concepto: Golpeo la puerta, me la van a abrir o me la van a cerrar".
- ¿Y, cómo le fue?
-Ahora va a ver. Voy allá y ¡Mamma mía!, espejos por acá, espejos por allá, una caída de agua. Parecía que estaba en las sierras de Córdoba. Era una decoración que ni en película la había visto. Yo casi me llevo un coso por delante y era vidrio. Bueno, el asunto es que entro y estaba Romay con el gordo y yo ahí. Romay, como buen empresario, ya se había olvidado del asunto con el pibe y ahora veía los mangos que traía Magaldi.
- Como pasó con Yankelevich y el padre.
- Exactamente. Y entonces me pregunta: "Y Agustín?" "No pudo venir porque anda con un poco de catarro - respondí - ¿Cómo es este asunto?" "El asunto que yo voy a hacer La Botica del Angel, una especie de Grandes Valores que va a recorrer el país, que va a ir al Uruguay, que va a ir acá y allá..." "Usted quiere contar con nosotros?" "Sr 'Tenemos que arreglar el cachet" "Ah, no me hable de eso. Yo le pago con la pantalla que él hace en televisión. Yo lo voy a hacer popular a Magaldi" "Vea, le dije, Magaldi ya es popular. Yo lo vendo en mi país a Magaldi. Voy a un club o donde sea y la gente sabe quién es Magaldi. Si yo fuera a vender a Juan Pérez, me preguntarían: ¿Qué hace Juan Pérez?, pero este no es el caso. El padre es popular y el hijo es popular" "No, pero yo no le pago a nadie, no le voy a pagar a él" "Vea, lo que usted hace con los demás no sé, pero a Magaldi hay que pagarlo".
- Si la empresa es comercial, hay que pagar, hay que poner los pesos. El asunto ese de la pantalla todavía se usa como una excusa para los que tienen poco o ningún cartel...
- Si usted me dice o me pide que vayamos a una escuelita donde nadie cobra, o a una obra de beneficencia donde no hay un mango más que para la obra, encantado. Pero si ellos cobran el espacio en televisión, nada más justo que todos ganemos un poco. Vea Zinni, en Grandes Valores de diez tipos cobraban dos y ocho no cobraban, ocho ponían. Esa mafia la conozco, era divina... Entonces no hice contrato, ni nada. Era como darle una patada en el culo a Magaldi.
Hasta los floristas
- Pero lo que yo quería contar era otra cosa. A Magaldi hijo no le regalaron nada, le hicieron justicia incorporándolo a Grandes Valores. Y no solamente a él, entró Oscar Alonso, entró Nelly Omar, Libertad Lamarque no entraba porque salía un vagón de guita y Romay no podía pagar tanto. Pero el vagón de guita los tipos lo sacan, me entiende? Porque usted es auspiciante de ellos y por ahí van a jugar al tenis y ahí se arregla todo, arreglan para llevar a Libertad Lamarque pagando un poco más y ganan. Gana usted y ganan ellos, esa es la historia. Los miércoles a la noche se grababan las actuaciones de Grandes Valores que después se pasaban los sábados acá. Bueno, yo le conseguí durante diez años trabajo a Agustín para hacer los jueves, viernes y sábados...
- Eran buenas épocas.
- Sí, los jueves a la mañana nos íbamos al cementerio a llevarle unas flores al padre y otras a la madre. Una mañana... ¿Usted conduce el panteón de S.A.D.A.l.C. allá?
- Sí, lo conozco. Bueno una vez fui y había que bajar una escalera tipo caracol, pero de mármol, allí vi el nicho donde estaban depositados los restos de Magaldi que tenía solamente la clásica foto de perfil con el sombrero, además del nombre y apellido.
-Ahora no está más allí porque le hicimos un monumento grande en el lugar donde sus restos fueron trasladados, en la Chacarita. El sitio se llama Plaza de las Celebridades. Bueno, le quería comentar que al lado del panteón hay una explanada grande, vio?, que es como para reunir gente cuando se hacen homenajes. Un día llegamos y como siempre cuando nos bajábamos del subte o ibamos en el auto de Agustín, ahí, en la Chacarita estaban los vendedores de flores. Nadie le cobraba las flores a él. Le decían "Para tu papá", "para tu papá"... y se las ponían en la mano: "Tomé, para tu papá...
- Si este no es el pueblo... .
Fuente: Extraído del Libro Rosario era un espectáculo ¡ Arriba el telón! . Autor Héctor N. Zinni Edicciones viejo almacén. Año 1997.-