martes, 19 de enero de 2021

EL OCASO DE FLYNN. LA ASCENSION DE BOERIO



Por Andrés Bossio 



Al iniciarse 1965 una cuestión decisiva acaparaba la atención de los centralistas. 

Un grupo caracterizado de asociados había comenzado a plantear la necesidad implementar cambios en la entidad auriazul; reconocían los sobrados méritos que prestigiaban la inmaculada figura del legendario presidente Flynn pero reclamaban mismo tiempo un "aggiornamiento", una actitud más acorde con los tiempos que corrían. Así fue cómo acaudillados por don Adolfo Pablo Boerio, se presenta a disputar las elecciones con el grupo encabezado por Flynn un sector en el que se agrupan en principio Juan F. Navarro, Roberto Rizzo, Silvio F. Joul, Víctor José Vesco, César E. Martínez, Gregorio E. Arranz, Alfredo A. Fogel, Sergio Siryi, Gerardo Salemi, Dionisio Alonso, Mario Terzano,Benito y Gerardo Rodríguez y Juan A. Quilici. Posteriormente, este último, Fogel y Siryi dejan sus puestos a Ignacio Nazei, Manuel Diñeiro y Antonio F. Colomar. Esta lista gana las elecciones realizadas el 31 ce enero de 1965, iniciándose una nueva era en Rosario Central. Costaba imaginar a esa institución sin la mano firme, honesta y abnegada de don Federico J. Flynn. Pero así lo había dispuesto la masa societaria y el mítico presidente auriazul, el autor de tantos logros, el dirigente lúcido y el ex destacado jugador, se retiró de la conducción del club con la misma dignidad con que había encarado tantos momentos difíciles en la vida de Rosario Central. El cambio, para la mayoría, se imponía, ahí estaba la gente liderada por Boerio para afrontar un nueva etapa, que dejaría también para siempre la impronta del espíritu emprendedor de don Adolfo, que en un lustro como presidente dejó realizaciones de significativa importancia. 

Una de las exteriorizaciones primeras de aquel cambio de conducción estuvo dado por la actitud asumida por los nuevos dirigentes para conformar un plantel de relieve. Más de 40 millones de pesos —una fortuna entonces— se gastaron para lograr las incorporaciones de los uruguayos José Sasía y Julio César Cortés, a los que se agregaron José Agustín Mesiano y Norberto Canseco, de Argentinos Juniors, y Adolfo Bielli, de Estudiantes de La Plata. Se fueron al equipo de La Paternal y en la negociación que trajo a los mencionados jugadores, Storti, Malleo y Ramos, en tanto que el peruano Loayza fue cedido a Huracán. Ese año debutarían en primera Hipólito, buen marcador de punta; Perico Raimondo y Aldo Pedro Poy. La dirección técnica e fue confiada nuevamente a don José D'Amico. Con el correr de las fechas, al comenzar a declinar el equipo superior, se recurrió una vez más a don José María Casullo, con quien colaboraron Alejandro Mur y César Castagno. 

En realidad aquellos tamaños esfuerzos no dieron el resultado esperado. El equipo se ubicó, al término de la primera rueda, en la mitad de la tabla, registrando una paridad destacable en materia de resultados obtenidos: ganó cinco partidos, empató seis y perdió seis. Uno de ellos en el Parque ante Newell's OId Boys, por uno a cero. La segunda rueda siguió peor: dos partidos perdidos y un empate ante Boca llevan a la cuarta fecha a introducir modificaciones, especialmente en el ataque; aparecería entonces Cartitos Bulla, que ya había jugado en primera, comandando la línea delantera en cuyo extremo derecho hizo su estreno en el fútbol grande una de las figuras relevantes de los últimos tiempos en la institución 

de Arroyito: Aldo Pedro Poy. Fue el 3 de octubre de 1965 y Central le ganó 3 a O a Huracán en Parque Patricios, formando con Andrada; Casares y Sesana; Raimondo, Mesiano y Manilo; Poy, Borgogno, Bu-ha, Manfredi y Bielli. Dos goles fueron de Borgogno y uno de Biehhi. Fue de lo más importante de ese año, ya que la revancha ante los rojinegros dejó otra decepción: ganaron los visitantes por uno a cero, con gol del brasileño Cardoso. La tabla final lo encontró ah equipo en una pálida colocación, en ha mitad de la misma, con 9 partidos ganados, 14 empatados y 11 perdidos, sumando 32 puntos. Eh "honor" fue salvado por la reserva que, contando en su mayoría con jugadores del club, logró ganar ese año el certamen de la A FA. 

Al finalizar ese año de 1965 —exactamente el 10 de diciembre— una noticia sacude el corazón de la familia centralista: ese día murió don Federico J. Flynn. Uno de los pilares básicos del engrandecimiento centralista —que había resignado su cargo en las elecciones de ese mismo año— abandonaba este mundo para seguir tutelando desde el más allá la marcha de ese club que fue la gran pasión de su vida y al que le entregó todo, sin pedirle nada. 



Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. Autor. Andrés Bossio