viernes, 24 de julio de 2020

BARBIERI, Ernesto ( Gato MUSICO ( 1932)



PorJosé Luis Cavazza 




SAXO ETERNO 




Renovador del espíritu de la música, iconoclasta genial el Gato es un símbolo de la libertad, marca de fábrica del mejor jazz. A los 15 años partió rumbo a Buenos Aires, pero lleva a Rosario en el corazón. 
 

Dicen que el primer sonido de Gato salió de aquí nomás, muy cerca del río marrón: fue un chillido rabioso y prolongado, y dicen también que su padre, carpintero como José, imaginó para el recién nacido una vida indómita, nómade y nada común. Claro que se dicen demasiadas cosas sobre este rosarino que apenas detuvo su apasionada carrera durante aquellos largos años 90, tras la muerte de Michelle, su mujer italiana. 

Aseguran además que el saxo tenor de Gato Barbieri siempre como un rastreador del sonido nuevo, a pesar de las figuras señeras de John Coltrane y Sonny Rollins. 

Pero esta claro también que Gato no es solo el dorado y viejo Selmer lanzando rugidos desgarradores. Li clave no fue su frasco y ni siquiera su sonido, sino la expresión que recorrió la diversidad de su arte, desde su etapa salvaje free jazz en los 60, a las texturas y ritmos latinoamericanos en los 70 y los climas melosos del pop en los 80. 

Encima, el hombre supo moldear la imagen como si fuera Andy Warhol y el como si hubiera muerto hace un siglo, joven e inalcanzable. 

La magia negra de su figura: el sombrero de alas anchas y los enormes lentes de sol. ¡Hay que verlo sentado en el carruaje y paseando por la Quinta Avenida ! en la película de Fernando Tueba, “ Calle54”! .


El propio Trueba bromea al intentar defirnirlo como a la conciencia errante de lo: años 70, como al último de los militante: del Tercer Mundo con piso en la avenida, Central Park South de Nueva York. 

Rosario sigue en la ruta del recuerdo de Gato, ciudad donde nació el 28 de noviembre del 32. Sobrino del clarinetista Mario Barbieri, que tocó en varias orquestas lo cales y en la de Osvaldo Norton, empezó a estudiar, música a los 12 años junto su hermano mayor, Rubén, en la Escuela lnfancia Desvalida. Pero a los 15 se fue vivir a Buenos Aires junto a su familia y empezó a trazar su camino errante. Michelle lo arrancó en los 60 de Argentim y, tras un breve paso por Brasil, arribó Italia. De su etapa europea queda todo su sonido free. En el 65, en París, conoce al trompetista Don Cherry y graban dos grandes discos para Blue Note, pero se vuelve mundialmente famoso cuando su convierte en, el tercer protagonista de "UItimo tango en París", a partir de una banda de sonido inmortal y repleta de una tristeza infinita. En los 70 puso ancla en Nueva York y desde allí trazó un reencuentro con sus raíces latinas. 

En "Bolivia" relata con su tenor la agonía de otro rosarino ilustre, el Che, y en sus discos pinta paisajes imaginarios de ríos, montañas, espesas selvas y también la pampa. 

A Rosario Gato regresó tras 52 años una noche amenazante de lluvia de marzo del 99. Emocionado, casi sin poder hablar, sopló del caño dorado para 10 mil personas en el Monumento. Dos años después volvió. Esta vez en El Círculo, pero se lo vio cansado y triste. 

Hoy, casi ciego y con un triple bypass, Gato sigue rugiendo en el mítico Blue Note neoyorquino. Y haciendo algunas últimamente, al tocar en un club de Miami y terminar un show un tanto accidentado, al subir a la limusina que lo estaba esperando bastó que un grupo de argentinos le gritara "Gato, ¡viva Newell's!", para que casi pierda el avión. Dicen que demoró una hora su regreso al aeropuerto, perdido en la ruta de los recuerdos rosarinos. 

Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital” 140 aniversarios del 2007