martes, 16 de julio de 2019

El Varieté Avenida



Por Rafael Ielpi




El Varieté Avenida, instalado con posterioridad al anterior en Avenida Pellegrini casi esquina Italia sería el otro centro de atracción del varieté en la ciudad. Como ocurriera con su competidor, también sus años de esplendor transcurrirían sobre todo desde finales de la década del 40 a la del 60 y su escenario sería propicio para la llegada de otro cómico que rivalizaría durante muchos años con El Tano Genaro, obteniendo una vigencia nacional (y temporal) mucho más dilatada. 

El Avenida, cuya propiedad ostentarían hacia 1950 los hermanos Barberio, funcionaría también en invierno, en un local de Mitre esquina Avenida Pellegrini, cuando las inclemencias del tiempo obligaban al cierre de los varietés al aire libre. La empresa apostaba al éxito con los mismos criterios de los Migliazzo: contratación de números de gran predicamento popular, entre los que abundaban los cantores, orquestas, artistas de variedades y los infaltables cómicos. 

En esa nómina se contarían el aludido Pimentel, Faustino Casas -que haría conocidos sus seudónimos de "Gramillita" y "Canto"-, Eduardo Peire, Popof y otros que, como Vicente Quintana "Charola", el dúo Pica y Chupete, ya cerca del fin de la década del 50 o el trío Abrojo, Pampita y Marín, estarían muchas temporadas en las carteleras rosarinas, alternando con artistas como Miguel de Molina, en los comienzos de los años 50 o Pedrito Rico, en 1957. 

Símbolo del Varieté Avenida sería sin duda, entre 1953 y los finales de esa década, el gran rival del Tano: José Marrone, con su pareja permanente, la bailarina y actriz Juanita Martínez. El cómico -recuerda Pimentel- actuaba ya en 1948 en el Varieté Regina, de Alvear y Avda. Pellegrini: "Se los conocía por La Gorda y Rubito. Zapateaba la Gorda, que era su verdadera mujer, porque Juanita fue por muchos años una relación extramatrimonial" En aquella rivalidad Marrone-Genaro ganarían todos: artistas, público y empresarios. "En esa época -añora hoy Migliazzo- corría mucha plata. el Eden Park estuvo siempre lleno, en todas las secciones; se traían orquestas y números de Buenos Aires, de mucha categoría y se llenaba. Un sbow, para ¿ espectador, valía 20 centavos, pero un artista como Marrone nos costaba 6 pesos, para que tengan una idea..." 



Los Barberio, dueños del Avenida en sus mejores temporadas, también había tenido que ver con otros locales nocturnos del género. Hacia 940, Hugo Barberio instalaría el varieté La Conga, en Mendoza y Bvard. Avellaneda, que se contaría entre los primeros de su tipo. Algo similar harían los hermanos Migliazzo, que contemporáneamente con el Eden Park abrirían el Eden Bar, en pleno centro de Rosario, en Santa Fe al 1100: “Antes de eso fue un gran bar, con orquestas de señoritas", rememora Migliazzo. También participarían en la habilitación de otro local nocturno del período, el Can-Can, en Maipú al 700 y se asociarían con Felipe Timpanaro en otro varieté legendario, el Cruce Park, en Salta y San Nicolás, iniciado como Boxing Club y conocido más tarde como Palacio de Variedades, donde debutara Santiago Ayala, bautizado en Rosario como El Chúcaro. 

La noche rosarina iba a tener sin embargo, en el período, otros muchos recintos contemporáneos, en algunos casos de tanta importancia como los anteriores. Sería el caso de dos locales regenteados por Agustín Gaeta, nombre destacado del espectáculo en la ciudad: el Patio Romano, en San Martín y Centeno, y el Patio Mexicano, en Moreno y 27 de Febrero, los dos concurridos y populares y en cuyos escenarios, sobre todo entre 1950 y 1960, se sucederían propuestas que iban desde la rumbera cubana Amelita Vargas a una pelea organizada por la empresa con el Mono Gatica como uno de los contendientes. 


Una enumeración en la que coinciden testimonios de protagonistas y testigos del período permite rescatar, desde 1930 en adelante, varietés y recreos veraniegos emplazados en toda la geografía urbana rosarina: el Olimpo, en Castellanos y Mendoza; El Palenque, en 3 de Febrero y San Nicolás; El Rosal, de Arroyito, en Avda. Alberdi y French, otro de los emprendimientos de los Migliazzo, que contaría entre sus atracciones a Johnny Carson, un "forzudo" capaz de arrastrar un tranvía, doblar una moneda con los dedos o partir por la mitad la guía telefónica, aunque fueran todos trucos preparados para engañar a una crédula platea. "Un día -precisa Migliazzo- le cambiaron la guía. Fue una risa porque no la podía romper, transpiraba como loco y no ¡a podía romper; el público se echó a reír y él nervioso, decía: 

«Público ignorante, público bruto». Yo pensaba.. «Si se llega a enterar que le cambiamos la guía nos mata a todos...» 

Con las mismas propuestas se contarían La Cubana, en Bvard. Avellaneda y Mendoza; la famosa Carpita, de Junín e Iguazú, donde se celebraban desde bailes a espectáculos de variedades; el mencionado Cruce Park, en el que fuera uno de sus números permanentes el cantor José Berón; el Vitam Park, en la bajada al río de Ia
Avenida Génova y el final de Bvard. Avellaneda; el Garden Parki en Avda. Pellegrini 1164; el Patio Criollo, que hacia 1948 funcionaba en San Nicolás y Avda. Godoy; El Ceibo, en Barrio Refinería.; el Palermo Chico, en Avda. Pellegrini y Moreno, un bar que anexaría la condición de recreo; El Plata, en Ayolas al 1200 y muchos otros. 

Fuente: Extraído de la colección de Vida Cotidiana de 1930-1960. Editado por el diario “La Capital”