miércoles, 19 de junio de 2019

La Semana de la Zona Norte



Por Eduardo Nadur




En 1946, el Ing. Pedro Cristiá con el auspicio de la Asociación de Comerciantes e Industriales de la Zona Norte, y la adhesión de la totalidad de las instituciones de carácter cultural, social y deportivo convocó a una reunión de vecinos de la zona norte, a partir de la cual nació la idea de dedicar una semana de cada año a festejar su propia Semana. Un acontecimiento desusado en Rosario que contó con la colaboración de las Escuelas, Asociaciones Cooperadoras, Bibliotecas, Clubes Deportivos y Sociales, Sociedades Vecinales, de Fomento y Socorros Mutuos, Grupos Literarios, Sociedades de Historia, Instituciones Gremiales, Conjuntos Folklóricos y de otras actividades artísticas, movimiento al que adhirieron todos los vecinos de las populosas barriadas del norte de la ciudad, un conglomerado que de acuerdo al IV Censo General de la Nación comprendía una cuarta parte del total demográfico de la ciudad.

Desde 1947 a 1952 en el mes de mayo o junio de cada año se instituyó entonces la Semana de la Zona Norte, un ejemplo de organización, voluntad, tesón, esfuerzo mancomunado, y sobre todo el deseo de cumplir con un objetivo de integración de barrios de vigorosa personalidad.

Después de la Primer Semana, se constituyó la Junta Coordinadora de Entidades de la Zona Norte, una institución que colaboró en la dura tarea de mejorar la organización del importante evento, y a la cual se afiliaron casi todas las instituciones de la zona. Agregado a lo anterior otros de los objetivos eran gestionar ante las autoridades la creación de nuevas escuelas secundarias en el área, mejoras en los servicios de transporte, de comunicaciones, pavimentos, viviendas, soluciones para el duro combate contra las inundaciones y obras varias en la zona, entre otras cosas.

Eran barriadas con pequeñas y grandes industrias, con fábricas y talleres que daban vida al lugar y trabajo a los laboriosos vecinos. En cuanto a lo cultural, era digno de mencionar la gran cantidad de instituciones que llevaban adelante a puro pulmón sus habitantes.

El significado de aquella celebración, probablemente fue mostrar el resultado del esfuerzo, de la lucha, y el progreso conseguido superando dificultades y venciendo obstáculos; una reafirmación de su fuerza vital. Era una manera de divulgar el grado del potencial económico, social y cultural alcanzado. Sin televisión y solo con radios a válvula como entretenimiento diario, los programas de actividades sonarían hoy a risa, con excepción de quienes vivieron aquella época.

Muchas de las actividades eran al aire libre, tales como la gimnasia plástica, donde se destacaban los números de fuerza, en el cual un bloque de granito de 150 Kg colocado en el abdomen del atleta Antonio Cabo "el yunque humano" era roto a golpes de mazazos, o el paso de un camión de 3000 Kg sobre el abdomen de otro atleta y también las maratones nocturnas con antorchas de 5 y 10 Km por las calles y avenidas de la zona.

A pesar del perjuicio económico, y como una manera de involucrarse asimismo y con los vecinos, los Comerciantes e industriales de la Zona decretaban medio día feriado de la Semana para realizar actividades en horas tempranas.

Ninguna institución de los distintos barrios del norte de la ciudad, quedó marginada de las actividades programadas; era una manera de integrar. Entre los actos culturales se incluían varias conferencias organizadas por el Instituto Histórico Literario y Artístico de la Zona Norte, las cuales se realizaban en diferentes Bibliotecas Populares, Festivales literarios musicales, conciertos de piano y violín, recitados poéticos, funciones cinematográficas para escolares, veladas bailables, y matinés danzantes en los clubes sociales amenizadas por importantes conjuntos musicales de la época.

Se realizaron concursos de vidrieras, donde cada comercio se esmeraba para lucir, y en los cuales participaban los principales negocios de la zona: Panadería y confitería La Victoria, Joyería Morganti, Tienda Losada, Foto Valen-ti, Mueblería Renacimiento, Librería La Cubana, Juguetes Raineri, Tienda Jiménez, Café La Virginia, Casa Arte-san¡, Sastrería Martín, Sastrería Chialina, Panadería La Lucha y muchas otras más.

En lo deportivo, no faltaron los torneos de bochas, volleybali, footbal, ping pong, tenis criollo, competencias atléticas interescolares, exhibiciones de patín artístico, campeonatos de ajedrez, exhibiciones de pelota al cesto, carreras de patín, pruebas atléticas y gimnásticas, concurso de esgrima, asaltos de florete y sable.

Otra actividad importante era la Exposición Comercial e Industrial, una demostración del progreso de los establecimientos industriales y comerciales de la zona, que se realizaron en los primeros años en un amplio salón de Av. Alberdi, con concurrencia masiva de vecinos y con muestras de escuelas profesionales, donde se destacó la calidad de los trabajos de la Escuela Provincial Electrotécnica Mecánica y de Carpintería de Ribera (Vélez Sarsfield 641). En 1950 luego de la inauguración del Estadio Norte, la exposición pasó a realizarse en ese espacio.

Algunos de los apellidos de los promotores de aquella patriada liderados por el Ing. Cristiá fueron Manfredi, RoCca, Gallo, Zingale, Placente, Torruella, Rainieri, Losada, Vargas Brunato, etc. No se quedaron con las actividades deportivas, sociales y culturales solamente, sino que se aportaron nuevas ideas y excelentes e importantes proyectos para que todos los barrios pudieran disfrutar del beneficio del agua, pavimento, y luz, que se armonizaran los medios de transporte, mejoras en los servicios hospitalarios, y que la juventud tuviera acceso a las escuelas secundarias sin necesidad de tener que recurrir a las del centro.

Se realizaron informativos radiales por la emisora LT8 donde se planteaba la problemática de la zona norte mencionada más arriba (muchas de ellas no resueltas y vigentes hoy día) y se sugerían las soluciones para mejorar el progreso y desarrollo del área.

Al margen de lo anterior, una red de altavoces a cargo de la Corporación sonora Erbo ubicada sobre Av. Alberdi y primeras cuadras de Bv. Rondeau, se ocupaba de difundir diariamente las actividades, proyectos presentados a las autoridades y otros detalles de la Semana.

Todos los años se agregaban nuevas actividades: obras de teatro, festivales pugilísticos, concurso de composiciones escolares, dibujos y pinturas alusivas a los festejos, conciertos musicales y corales, carreras de bicicletas, motocicletas, motonetas, cuciolos (bicicletas con motor), torneos de baby fútbol, concursos de pesca, exhibiciones hípicas, regatas náuticas, exhibiciones de aeromodelismo, y como mencionara más arriba, actividades hoy totalmente desconocidas y que en los tiempos actuales sonarían como ridículas: carreras de autitos a pedal, de autitos tirados a piolín, de sulkiciclos, de barquitos, de triciclos comerciales, carrera del huevo y cuchara, de embolsados, dobles de pies atados, de obstáculos, cinchadas, posta de banderitas, saltar el bastón, y muchas más.

Conferencias a cargo de historiadores de la talla del Prof Esteban Homet, Ing. Elías Díaz Molano, Félix Chaparro, Juan Gschwind, Prof Sebastián Nomat, completaban los actos culturales, presentando temas históricos y de actualidad.

Se realizaron inauguraciones de plazas y otras obras como por ejemplo el palomar del Parque Alem, el monumento al Dr. Lisandro de la Torre, y no faltaron reuniones con el Concejo para interesar a esa institución en la realización de obras en beneficio de la zona norte. La elección de la reina se convirtió en uno de los eventos más esperados. Hermosas muchachas de los barrios Sarmiento, Empalme Graneros, Alberdi, Talleres, Lisandro de la Torre, La Florida, Industrial, Moreno, Las Malvinas, Ludueña Norte, Nuevo Alberdi,. y Parque Casas, lucían su belleza dando un duro trabajo a los jueces en la decisión final.

Fueron semanas luminosas y de alegres festejos llevados a cabo en salas, calles y plazas. En las actividades participaron 12 bibliotecas, 44 clubes deportivos y sociales, 20 Sociedades y Cooperadoras escolares, 11 vecinales, y decenas de asociaciones comerciales e industriales.

Lamentablemente no se repitió aquel evento que sirvió para demostrar cómo se podía generar un espíritu de cuerpo, de integración y de promoción del desarrollo de la zona.




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región”. Fascículo N.º 152 . Junio 2016.