Por Ulises D. Lanza
LOS EMPRENDEDORES PIAMONTESES
Esta historia comienza en el pequeño y agreste poblado italiano de Barge ubicado al norte de Italia, en la región de Piamonte. El territorio en donde este pueblo está asentado fue disputado durante largos años por italianos y franteses. La gran proximidad con Francia generó constantes vaivenes y contiendas territoriales que hicieron que muchas familias del lugar viesen alterados sus apellidos galos por apellidos de acento italiano una vez que la zona pasó definitivamente a los dominios del reino de Cerdeña que más tarde sería parte de la Italia unificada del rey Víctor Manuel. Por todo esto, el apellido "Minetti" originariamente fue "Minett".
Barthelemí Minett, nacido en el año 1785, contrajo matrimonio con Marguerita Caffer y dieron vida en 1810 a Jean Minett, quien en 1837 contrajo matrimonio con Lucía Turma y engendraron a Bartolomeo (1840), Giovanni Batista (1842, aunque moriría un año después), Margarita (1846), Doménico (1849), Teresa (1856) y Angela Minetti (1858).
Un censo realizado en Barge en 1857, registró a la familia Minetti como arrendatarios de una pequeña chacra. Buscando, como muchos lo hicieron, la oportunidad del progreso y la prosperidad, los Minetti se embarcaron desde el puerto de Génova hacia América. Incluso el hijo más grande de Jean y Lucía, Bartolomeo, quien había contraído matrimonio con Teresa Ambrosio y dieron vida a Juan Minetti.
Quienes decidían emigrar buscando algo mejor, estaban destinados a la lucha eterna contra las adversidades en su suelo natal; el desapego y el desarraigo; y una vez acabado el viaje, bregar por la subsistencia en el país receptor. En el año 1867, la familia desembarcó en Buenos Aires. Su posición, que distaba de ser acomodada pero no era tan humilde como la de la mayoría de los inmigrantes que arribaban a nuestro país, les permitió alquilar una pieza en la ciudad y evitar el Hotel de Inmigrantes.
Argentina, era un país nuevo y su gobierno enfrentaba desequilibrios financieros registrados, entre otros motivos, por los gastos que insumía la guerra contra el Paraguay. A este panorama general se sumó el particular problema de que la familia perdió muchas de las• pertenencias que traía consigo.
EN LA PROVINCIA DE SANTA FE
Durante los años 1868 y 1869, los Minetti se trasladaron por la provincia de Santa Fe en busca de un lugar donde echar raíces. Recalaron en Rosario, ciudad próspera en la que las posibilidades de progresar parecían no ser suficientes. Por eso la familia decidió internarse en la más profunda ruralidad santafesina donde el "desierto" esperaba manos laboriosas como las suyas para hacer producir la tierra. Se instalaron primero en San Agustín, a pocos kilómetros de la ciudad de Santa Fe para después hacerlo en otra localidad cercana: San Carlos. El primer censo de la República Argentina del 15, 16 y 17 de septiembre de 1869, arrojó que la provincia de Santa Fe tenía poco más de ochenta y nueve mil habitantes. Parte de ellos eran los Minetti, que fueron registrados en San Carlos como "Minetto".
A base de esfuerzo y del capital traído desde Italia, los Minetti lograron adquirir pequeñas extensiones de tierra en las localidades mencionadas. La familia del mayor de los Minetti, Bartolomeo, siguió creciendo y pronto al italiano Juan (1867) se sumaron hermanos argentinos: Lucia (1869), María Juana (1871), Domingo (1873), José (1875) y Bartolomé (1883).
Aleccionados con el ejemplo familiar en la vida cotidiana, los hermanos Juan y Domingo comenzaron desde muy corta edad a labrar la tierra de sol a sol. Pronto, por supuesto, siguieron José y Bartolomé.
Con espíritu emprendedor y con un gran oficio para recoger el trigo que brotaba a borbotones del suelo santafesino, los hermanos lograron instalar, en 1893, un pequeño molino en la localidad de Santa Clara de Saguier, junto a José Marconetti, y con ayuda financiera de su padre Bartolomeo, que si bien al principio desconfió de la idea de instalar el molino, terminó ayudándolos. Doménico Minetti, hermano de Bartolomeo, ya estaba asentado allí desde hacía algunos años y fue seguramente de una gran ayuda para sus sobrinos. A su vez, Marconetti, era ya un entendido en la materia de molinos lo cual también debió ser un punto a favor para los hermanos. Así, los Minetti ponían la piedra fundamental de una historia de logros y progreso.
LA EXPANSIÓN
La actividad creciente del molino transcendió el territorio santafesino. En la pequeña localidad cordobesa de Devoto, Juan y Domingo abrieron en 1897 otro molino: "El Plata", en sociedad con otra familia piamontesa abocada al trigo: los Boero. En 1898, instalaron el que sería uno de los molinos más importantes de la firma, el "Letizia", en Córdoba capital, que para 1901 era el único molino de toda la provincia que movía sus maquinarias con electricidad, mientra los demás lo hacían con motores & vapor o sistemas hidráulicos.
Ya en la primera década del siglo XX los hermanos Juan, Domingo y los y crecidos José y Bartolomé dieron origen a las sociedades "Juan y Domingo Minetti" y "José y Bartolomé Minetti" Se fueron transformando entonces en un verdadero grupo empresarial que sin dejar de tener como premisa básica la actividad molinera, comenzaron a perfilarse hacia otros sectores: Juan y Domingo, con su compañía, se dedicaron al control y el trabajo diario en el molino "Letizia"; José se encargó d la compra y acopio de cereales, maqui. nanas e insumos y junto a Bartolomé se abocó al molino de la familia en Devoto. Este último, a su vez, comenzo además a adentrarse en actividades d colonización en la zona de Calchín Córdoba.
Hacia 1910, ante una competencia má ardua en la escena molinera, se unie ron todos bajo una misma sociedad "Juan y Domingo Minetti y Compañía". Juan, Domingo, José y Bartolo mé centraron sus fuerzas en el molino "Letizia" y en realizar colonizaciones en la provincia de Córdoba en zona como Río Tercero y Tancacha. Comprar tierras y colonizar era fundamental para la empresa: en las colonias se generaría la materia prima para los molinos de la firma y de esta forma, los Minetti controlarían todas las fases de su producción.
En abril de 1914 se registró una nueva mutación de la firma dando origen a "Minetti y Compañía" con sede administrativa en Rosario. La casa central de la empresa se ubicó entonces en un local del Pasaje La Previsora con salida también a calle San Martín 731. Con un poder ya incontrastable, en 1915 compraron el molino "Escudero" en la localidad cordobesa de Marcos Juárez y tiempo más tarde José compró el ingenio "Fronterita" en Tucumán para comenzar a incursionar en la explotación del azúcar; en 1916 la empresa compró el molino "Iris" en Rufino y el molino y fábrica de fideos "La Argentina", un establecimiento ubicado en Rosario que fue durante largo tiempo el más grande de Sudamérica en el rubro. Esta adquisición la hicieron asociándose con Adami, Monteggia y Trabucco, tres clásicos fabricantes de pastas de la ciudad. Al arrollador paso de los hermanos, se sumaría la apertura en 1919 del molino "Centenario" en la ciudad de Córdoba y yéndonos un poco más adelante, en 1920 el molino "Buenos Aires" y en 1922 el molino "Colegiales" en Capital Federal. Por supuesto, las grandes exportaciones que en 1916 realizó la empresa a una famélica Europa golpeada por la primera guerra mundial, ayudó muchísimo al progreso.
En 1920 se constituye también en Rosario una nueva mutación societaria de los hermanos: la "Sociedad Anónima Minetti y Compañía Limitada Industrial y Comercial" la cual tendría sucursales en Capital Federal, Tucumán y Mendoza. Las oficinas de la empresa se asentaron ahora en calle Santa Fe 1049 como "segunda expresión de Casa Central"(1).
Por estas épocas, comenzaron a incursionar en sus diferentes colonias diseminadas a lo largo de miles y miles de hectáreas en la región pampeana, en la cría de ganado y producción de algodón.
La empresa también se encargó de brindar préstamos y ayuda financiera a productores y comerciantes cordobeses en localidades como San Marcos Sud, Oncativo y Río Segundo (2).
Ya asomando la década del '30, la empresa trascendió fronteras: se mstaló en Brasil y Paraguay producto de alianzas comerciales con empresas locales.
Ya avanzado el siglo XX, los Minetti se diversificarían y acrecentarían su poder: Domingo compró vastas extensiones de tierras y se adentró en la actividad ganadera, José se centró en la molienda de caña de azúcar, Juan comenzó a incursionar en la industria del cemento y Bartolomé abandonaría la empresa familiar para dedicarse a los negocios inmobiliarios.
EL PALACIO, LEGADO DEL PROGRESO
por influencia de Domingo Minetti, presidente del Directorio de la empresa, surgió la idea de construir un gran edificio propio en donde se concentrara la administración de la compañía. La ciudad elegida fue, por supuesto, la que venían eligiendo desde hacía años: Rosario. En un acta de la sociedad, fechada 9 de octubre de 1928, se dejó sentado que "( ... ) nuestra sociedad necesita su edificio propio en las proximidades de la nueva Bolsa de Comercio [la cual todavía no había sido inaugurada], y ha decidido por unanimidad adquirir para edificarlo dos lotes de terrenos, situados en esta ciudad, en la calle Córdoba, entre Corrientes y Paraguay"(3)y (el agregado entre corchetes es propio).
De esta forma, la empresa compró dos lotes en pleno centro rosarino: uno a Justiniana Adalid de Gallo y otro a la familia Travella, para comenzar a materializar lo que sería "el escritorio" de la empresa. Por supuesto que debía ser un edificio que expresara el poder de los Minetti, no podía ser un edificio común y corriente y de hecho no lo fue, pues aún hoy es "el monumento mayor del art decó" (4) en Rosario y, sin lugar a dudas, bien puede ser uno de los referentes de este movimiento arquitectónico en todo el país.
El proyecto fue encargado a José Gerbino y Leopoldo Schwarz cuya tarea fue complementada por la del arquitecto Juan Bautista Durand y su colaborador Manuel Ocampo. Después de esta obra, Ocampo se asociaría con Gerbino y Schwarz en otros trabajos. La ejecución estuvo a cargo de la empresa Candia (familia constructora por excelencia de nuestra ciudad) a la cual la firma también le confió otras obras como ser la edificación del molino "Minetti" de Rosario (en las actuales Salta e Iriondo), y trabajos en el molino "El Plata" y el "Letizia" en la provincia de Córdoba y algunas ampliaciones hechas en los molinos que la empresa poseía en Rufino.
El edificio, ubicado en calle Córdoba al 1400, se proyectó con una entrada principal (Córdoba 1452) que serviría de acceso a pisos superiores, adornada con una imponente puerta de doble hoja de fundición de bronce, y dos salones laterales con ingresos diferenciales que albergarían las oficinas administrativas de la firma (Córdoba 1460 y 1446) en los cuales aún hoy pueden observarse exquisitos detalles arquitectónicos. También se lo dotó de un subsuelo que sería complemento de los salones de la planta baja y en donde se alojaría una caja de seguridad, una sala de máquinas que abastecieren a todo el edificio más un taller y depósitos. El resto del edificio se reservó a oficinas de la empresa y otras destinadas a arrendamiento.
El palacio se inauguró en noviembre de 1929 (5) (aunque se le realizaron importantes trabajos en las décadas del 30 y el 40).-Su inauguración pareció mostrar que nada podía parar a estos incansables italianos, pues fue solo un mes después de que colapsara el sistema económico y financiero global a raíz del crack bursátil de Walt Street. El proyecto inicial de Domingo Minetti fue rematar la cumbre del edificio con un gran y elegante reloj. Sin embargo la idea fue desechada, en parte porque algunos consideraron que eso le daría un carácter "gubernamental" a la construcción. En lugar de ello, se optó por situar allí una imagen que simbolizara algo representativo de la firma. Así, Manuel Ocampo proyectó dos figuras femeninas de verde pompeyano que representan a la agricultura, sosteniendo en lo alto una espiga de maíz y un manojo de trigo emulando antorchas.
Estas estatuas aún hoy decoran las alturas de calle Córdoba y son parte de la identidad urbana rosarina. De hecho, y a modo de curiosidad, fueron vistas alguna vez como algo más que estatuas, casi como talismanes. La gran crisis de los treinta condujo a las ideas más bizarras: dejándose llevar por la supersticiosa creencia de que el trasero mirando al norte trae mala suerte, estando las estatuas del Minetti en esa dirección, se sugirió girarlas. La dirección de las "mellizas" no cambió y el impacto de la crisis de 1929 empalideció a muchos durante algunos años. Por supuesto, las estatuas nada tuvieron que ver.
El palacio Minetti es, en palabras de Domingo Minetti en el acto de inauguración del edificio, un "testimonio para Rosario de nuestra intención y de nuestro paso por esta 'capital del trabajo—, un homenaje a una ciudad que "nació sola" y fue elevada por "vecinos nativos e inmigrantes luchadores", un soberbio edificio que, a pesar de su elegancia y riqueza, fue entregado Rosario "sin jactancia de capacidad ni vanidad alguna7.(6)
El palacio procuró en su momento re presentar la fuerza de una familia que había poblado desiertos, surcado la tierra, recogido sus frutos y fomentad la industria. Asimismo la construcción se proponía demostrar el éxito logrado a través de la industrialización del trigo hasta la actividad cementera y una huella trazada.
A Rosario legaron un magnífico y emblemático edificio que enorgullece a la ciudad e invita a interpretarla, lo cual es fundamental pues, como escribió José Mario Bonacci: "Interpretar mejor el lugar en donde se vive, significa también amarlo sin frenos, y defenderlo con entusiasmo y convencimiento, sabiendo que es el mejor para nosotros, porque es el único que tenemos y por lo tanto nos pertenece en todas las dimensiones imaginables" (7).
Citas
(1)BISCHOFF, Efrain Urbano, El sol en las manos. Del surco a la grandeza industrial. Minetti, E. U. Bischoff, Buenos Aires, 1990, p. 197
(2) GONZALEZ AGUIRRE, Angela, Grupos de poder en la región cordobesa. La familia Minetti ..., p.244
(3) BIS CHOFF, E., op. cit., p. 223
(4) En Rosario, historia de aquí a la vuelta, N° 23: Momentos Arquitectónicos por José Mario Bonacci, Rosario, 1992.
(5) BIS CHOFF, E., op. cit., p. 228
(6) Ibid.
(7) En Rosario, historia de aquí a la vuelta, ob. cit.
Fuentes
BISCHOFF Efrain Urbano, El sol en las manos. Del surco a la grandeza industrial. Minetti, E.0 Bischoff, Buenos Aires, 1990. (Sobre la historia familiar y el progreso comercial)
GONZALEZAGUIRRE, Angela, Grupos de poder en la región cordobesa. La familia Minetti,
su actividad en la industria molinera, 18671920 en Travesía. Revista de Historia Económica y social. Tomo temático: "Elites, cuestión regional y Estado nacional" V II, Tucumán, segundo semestre de 200 -primer semestre de 2001, pp. 233-248. (Sobre el progreso comercial de lafirma "Minelti").
- Rosario, historia de aquí a la vuelta, N° 23: Momentos Arquitectónicos por José Mario Bonacci, Rosario, 1992. (Sobre el Palacio MinettO.
- Arquitectura en Rosario, Juan Carlos Caride y María Cristina Butteri Editores, Rosario, 1998. (Sobre el Palacio Minetti).
- Rosario mirando arriba: cúpulas, torres y remates. Asociación Pro Rosario, Rosario, 2008. (Sobre el Palacio Minetti).
- Primer Censo de la República Argentina, Imprenta del Porvenir, Primer Censo de la República Argentina, Buenos Aires, Imprenta del Porvenir, 1872.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 136 de Diciembre de 2014