martes, 12 de marzo de 2019

El último café Rosario hace culto de sus bares, billares, y confiterías ( II Parte)



Por Rubén Pereira



Apartir de los primeros años del siglo XXI, fracasados muchos negocios (el de los plazos fijos primero), gastadas las indemnizaciones en aventuras improductivas, el pequeño capital sobreviviente volvió sus ojos a los cafés y a los bares que mágicamente comenzaron a abrirse por toda la ciudad, esta vez con mesas de pool como atractivo, y cuyos locales (hoy también restaurantes) sirven de refugio y esparcimiento a personas de distintas edades sin distinción de sexo. El televisor apaisado, "el plasma", reemplazó a los aparatos de tubo y ambos a la radio.


Los bares modificaron sus comodidades y servicios pero no la principal costumbre de ser un ámbito de encuentro, espera, esparcimiento y refugio. Continuando con la nota entregada en el número anterior, ésta será un recorrido por mis recuerdos, por lo tanto parciales y sujetos a mis vivencias, enumerando a los bares, cafés y casas de té del siglo XX que subsistieron a las crisis, y los que fueron quedando en el camino:


* "El Rosarino" (desde 1923, año en que también se inició LT3) ubicado en la ochava suroeste de San Nicolás y Salta, siguiendo por el pasaje Bordabehere, en pleno cruce Alberdi. Un sitio neurálgico visitado por muchos trabajadores de la harinera Minetti, de Salta e Iriondo; de la Unión Ferroviaria; y del "Palacio de los deportes", situado en el solar donde se ubicó ENTEL, inaugurado en el Mundial 78, y actualmente TELECOM.


Su fundador, Manuel Antonio Castaño nació en Asturias, al norte de España, y llegó a Rosario en 1923 para comprarle un negocio a un tío, que estaba emplazado en el Cruce Alberdi, donde actualmente está el monumento a Eva Perón y hay un gran reloj. Luego se demolió y se trasladó en frente, en San Nicolás al 200. Don Manuel trabajó hasta los 74 años, hasta que murió. Su hijo, Roberto, comenzó a trabajar en el bar mientras cursaba el colegio secundario. Y sigue recordando: "Cuando era chico, mi mamá nos mandaba en el tranvía, desde el negocio que tenía mi abuelo materno, en Juan José Paso y avenida Alberdi, hasta el bar. Entonces mi mamá lo llamaba a mi papá por teléfono y le decía: "van en el tranvía 4, coche 25", por ejemplo. Y el chofer (motorman) nos bajaba a los dos. Tenía 7 años y mi hermano 12", cuenta el Gallego con nostalgia. "El bar es toda mi vida y la de mis padres, es mucha nostalgia, mucho sacrificio, y mucho de lo que disfruto es producto de todo eso. Trabajo igual que mi padre, que me dejó el legado de la honestidad, hoy en día te niegan hasta lo que firman", subraya. "Para mí seguir trabajando es como un hobby. Muchos se quieren jubilar, pero la jubilación llama al ostracismo y al stress, yo en el bar estoy en contacto con la gente. Cuando uno llega a las 8, ya sé lo que pasó, porque me lo cuenta un taxista o un colectivero. Siempre estoy al tanto de los hechos. Por más que vengan y no consuman nada, para mí es una satisfacción porque charlamos y tenemos cierta com-. plicidad con los clientes. Uno conoce gente de toda la vida", concluye detrás de la barra del ya mítico "El Rosarino".


* Bar y pizzería "Salonika" de San Luis 1126, aproximadamente, enfrente de la panadería y confitería "La Europea".


* Bar "Sorocabana", Córdoba al 1040, situado a media cuadra del Banco de la Nación Argentina. Se acostumbraba pasar por él antes o después de ir a los cines del centro, o a comercios como al "Trust Joyero Relojero", o a "Gath&Chaves", a "Los Gobelinos", a Sedería "Eiffel" o a "La Favorita". 
* Bar "Blanco", en la esquina sur este de avenida Pellegrini y Alem, enfrente de la antigua pinturería Grisolía.


* Chopería "Splendid", a media cuadra de la anterior por la misma vereda, aproximadamente en avenida Pellegrini 345, entre Alem y Ayacucho. Ambos visitados en mi juventud coincidiendo con el deber de concurrir al "Politécnico".


*En la intersección de Córdoba y Ovidio Lagos, se daba la singularidad que las denominaciones de los dos bares de sus ochavas hacían referencia a los aborígenes. "El Indio", ahora una concesionaria automotor y "El Cacique", ahora una estación de servicio, ambos muy cercanos al famoso cine "Gardel", de Ovidio Lagos 790.


* "Sinatra", bar y billares, en Pellegrini al 900. Todavía existe.


* Bar "La Sede" Entre Ríos 599. En la esquina noreste de San Lorenzo y Entre Ríos. A pesar de que la información turística le da todo el crédito al bar "El Cairo", los rosarinos que le siguieron los pasos a Roberto Fontanarrosa saben bien que desde 1994 el Negro paraba en "La Sede". Allí también se trasladó la filosofía de la mesa de los galanes, su grupo de amigos, cuando cerró la primera guarida. En 2004, "El Cairo" reabrió moderno y remozado, pero el escritor prefirió quedarse en la planta baja del Palacio Remonda Montserrat. Aunque parte del encanto del café céntrico es la arquitectura art nouveau de principios del siglo XX y un mural de venecitas multicolor, lo que flota en el aire es el tenor artístico. En el subsuelo de este bar fundado por un actor de prestigio, Mario Vidoletti, funcionan el Cultural de Abajo, un centro de artes independientes, y La Subsede, un café concert. Entre la variedad de espectáculos y muestras, vale la pena quedarse para la obra "Faldas largas", casi siempre en cartel.


* "La Follie", en la ochava opuesta de la anterior. Hablamos de esquina suroeste de San Lorenzo y Entre Ríos. Después de ampliarse el local para construir un bingo, ahora es una conocida farmacia.


* "Amambay", en Entre Ríos al 1100, ubicado debajo del edificio erigido de cara a la plaza Sarmiento y el Normal 1. * Bar Americano "Nathalie" en Rioja 1018, al final de esa especie de recova de Rioja y San Martín, enfrente del que fue el Banco de Italia. A principios de los 80, era famoso por sus desayunos de café y leche en jarrita, medialunas de manteca con queso y paleta tostadas al horno y jugo de naranja "exprimido" al momento.


* Bar Americano "Panambí", en Córdoba 1300, a la entrada de una pequeña galería y en las proximidades del antiguo Cine Palace Theatre, ahora la Galería Palace Center. Era famoso por sus licuados.


* Bar "Victoria", de Oroño y Jujuy. Sobre el bulevar más transitado de la ciudad, este bar del barrio Pichincha hoy es café de nostálgicos. Del esplendor que le valió el apodo de Reina queda el encanto de las lágrimas cremosas, una puerta que merece las fotos y medio balcón, lo que resta del escenario en altura donde Gardel supo cantar. En verano, la recomendación era acodarse en alguna mesa de la vereda con vista a la avenida de las palmeras a disfrutar la sombra de enredaderas. Y en invierno, si la panza rugía, había lasaña "alta y humeante" por pocos pesos. En la actualidad, un pocillo de café en este bar de sillas robustas y paredes añosas, pueden hacer las veces de combustible antes de emprender un paseo otoñal por la nutrida feria de antigüedades "El Roperito", en Wheelright y Oroño.


* El otro Bar "Victoria", se ubica en la esquina sureste de San Lorenzo y Presidente Roca.


* "La Perla", fue inaugurada en 1906 en la esquina noroeste de Córdoba y Maipú, enfrente del Jockey Club. Hoy se encuentra un negocio de venta de ropa-


* "Los Dos Chinos", se encontraba en la esquina noreste de San Martín y Rioja y su fundación se remonta a Luis Fontaia en los 80 del siglo XIX. Con diferentes sociedades como dueños, se llega a 1915 con Madariaga y Frascoli como dueños, con una publicidad avisando que al local "concurren las familias y hay una orquesta formada por músicos de mérito". Hoy se ubica una importante empresa de electrodomésticos.


* La "Confitería Florida" estuvo en San Martín 759 perteneciente a Pedro Isern (también dueño del "Hotel España"), que desde 1900 mostraba primacía en una especialidad: los bombones, confites y otras golosinas importadas. 

* Bar "Victoria" (o "Victoria Tea-Room"), entre 1906 y antes de 1930, otro inmigrante español, había iniciado su ascenso económico-comercial con el Hotel Bar Victoria, en la esquina suroeste de Córdoba y San Martín, enfrente del Banco de la Nación Argentina. A este negocio se lo conocía popularmente como "lo de Don Ramón", o más simplemente como "el Cifré". Dijimos que ese lugar fue reemplazado por el nuevo edificio de "Gath&Chaves" hasta su cierre. Ahora se encuentra una sucursal de comida rápida. El Cifré original, a finales de los 2*0 se trasladó al Palacio Fuentes, con entrada por Sarmiento 722 (enfrente de "La Casa Ideal de los Novios"), figurando como "Rotisseire Cifré".


Mucho más cerca en el tiempo, en la década del 70 del siglo XX se hicieron muy famosas, las "confiterías del centro" para una salida "paqueta" junto a una nueva conquista, donde se disfrutaban los recordados "tragos cortos y largos" con muchos "platitos":


* "La bola de nieve". En la planta baja del edificio de Córdoba y Laprida esquina S.E., frente a la plaza 25 de Mayo, es recordada por la esfera que culmina su. cúpula.


* "Hans", Mitre a la altura del 780.


* "Casablanca", a la vuelta, por Córdoba al 1085.


* "La Fragata", al lado de la anterior, en la ochava sureste de Córdoba y Mitre. Si recuerdan, siempre había un pianista amenizando las consumiciones. Hoy se ubica una empresa de telefonía digital.


* "Crystal Palace", en la planta alta de la ochava N.E. de Córdoba y Sarmiento, enfrente de "La Favorita".


* "La Acrópolis", al final de la galería que entra por Sarmiento al 800 y sale por Rioja al 1100.


* "Paco Tío", en la galería Del Patio, en Sarmiento 778, enfrente del matutino "La Capital".


* "Aguiló", en la ochava suroeste de Córdoba y Corrientes, debajo del edificio centenario, donde ahora se encuentra otra sucursal de una empresa de telefonía digital.


También estaban las confiterías emplazadas en la planta baja de famosos Hoteles de cuatro y cinco estrellas, como el "Presidente", el "Libertador", el "Riviera", el "Savoy", el "Majestic", entre otros. •




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 146 de noviembre de 2015