sábado, 12 de enero de 2019

UN TRASPIE INESPERADO: MULTA A LOS JUGADORES



Por Andrés Bossio


Las sucesivas presentacio­nes centralistas hilvanaron una serie de victorias: 4 a 0 con Defensores de Belgrano; 3 a 2 con El Porvenir, 2 a 0 con Almagro y 4 a 1 con AlI Boys, matizadas ellas con una ines­perada derrota ante Colegiales (3 a 0), que había ocurrido en oportunidad de jugarse la 12* fecha. No obstante, lo curioso aconteció en oportunidad de disputarse la 16º fecha, cuan­do el sorteo le marcaba a Cen­tral la obligación de visitar al modesto equipo de Sportivo Dock Sur. Lo que se pensaba sería un triunfo sin mayores sobresaltos llevó quizás a los jugadores auriazules a subes­timar al adversario que sor­prendió a todos al derrotar al gallardo puntero por 4 a 3. La cosa no terminó ahí, puesto que la Comisión Directiva, dis­puesta a no tolerar ninguna clase de tropiezos (ni siquie­ra los que podían considerar­se lógicos dentro de la activi­dad deportiva), tomó una drás­tica como curiosa determina­ción al sancionar a todos los jugadores con una multa. La resolución —firmada por Agustín Rodríguez Araya co­mo presidente y Erland N. Ross como secretario— decía así: "No teniendo ninguna ex­plicación la actuación desga­nada y deficiente del conjun­to que disputa el torneo de as­censo, se resuelve: 1') Aplicar una multa de $ 100 m/n a to­dos los integrantes del equipo que enfrentó a Sportivo Dock Sur. 2') Esta sanción queda­rá sin efecto si el cuadro, en los próximos tres encuentros en que actuare como visitan­te, no retorna vencido a esta ciudad. 3') Queda absoluta­mente prohibido a los jugado­res por un término de 15 días solicitar autorización para en­trevistarse con los miembros do la Mesa Directiva". Como se podrá apreciar de la simple lectura de semejante disposi­ción, los directivos no anda­ban con vueltas y se confirma, de alguna manera, la metodo­logía que solía utilizar don Agustín Rodríguez Araya du­rante el breve'aunque trascen­dente período en que le tocó actuar como titular de la en­tidad. Su personalidad avasa­llante y su enorme pasión cen­tralista lo llevó, más de una vez, a no reparar demasiado en las formas cuando de de­fender los intereses auriazules se trataba; con todo, algunos de quienes estuvieron muy cerca suyo en aquella campa­ña de 1942 descalificaron to­talmente ante este cronista al­gunas absurdas versiones so­bre supuestas actitudes del ex político, parlamentario y diri­gente auriazul que partes in­teresadas se encargaron de hacer circular en su momen­to y que muy poco le favore­cían. Lo cierto es que aquel partido con Dock Sur no se podía perder y se perdió. Y que los dirigentes, con Rodrí­guez Araya a la cabeza, vieron extrañamente desganados a sus jugadores por lo que tes aplicaron la sanción mencio­nada aunque dándoles la po­sibilidad de que la misma que­dara sin efecto. No pudo ser porque dentro del período fija­do Central perdió en Buenos Aires con quien más luchaba —muchas veces deslealmen­te— por ascender: Vélez cero, siendo el último tras­pié centralista hasta la con­quista del título. El tercero en discordia, Quilmes, le sacó un punto al igualarlo 2 a 2 en la 24º jornada. Esos tres puntos, más uno que dejó al empatar en Arroyito con Excursionis­tas (0 a 0) en la apertura de la segunda rueda, fueron las cuatro unidades que los auri­azules dejaron "escapar" en la etapa de las revanchas. El resto fueron todas victorias, algunas por marcadores con­tundentes (7 a 3 a Sportivo Alsina; 6 a 1 a Argentinos Jú­niors; 5 a 0 a Unión y El Por­venir; 6 a 3 a Almagro y 9 a 0 a Dock Sur.

Ya vimos que Vélez fue un antagonista enconado de Cen-:-al en la marcha hacia el tí­tulo y hubo indicios y presun-: mes de que algunos allega­res a la entidad velezana es­taban dispuestos a no reparar en medios para conseguir el fin esencial: el ascenso a pri­mera división. Con todo, la so­lidez del equipo auriazul, el masivo apoyo de su hinchada y ía prolija atención que sus di­rigentes prestaban a todo mo­vimiento extraño alrededor del plantel, aventaron los fantas­mas tan corrientes en aquellas épocas y permitieron que al final, como siempre debiera ser, triunfara el fútbol. Argen­tinos Júniors, que había ini­ciado el torneo con bríos, ce­dió rápidamente en sus aspi­raciones y terminó ocupando uno de los últimos lugares en la tabla de posiciones. Quíl-mes tuvo algunos pasajes positivos que le permitieron al­ternar los primeros puestos, pero sin llegar a provocar tro­piezos o dificultades en la se­gura marcha centralista hacia el título. 

Conviene reiterar que fue­ron frecuentes en esa tempo­rada los comunicados de agra­decimiento que los dirigentes hacían públicos para la hin­chada centralista, movilizada y enfervorizada por los triun­fos de su equipo. Por una ra­serias y fundadas dudas. De todas maneras, se cuidaban los mínimos detalles para im­pedir que factores extradepor-tivos pudieran frenar la mar­cha hacia el título, convenci­dos todos de que futbolística mente era imposible parar a aquel equipo, cuya formación más habitual registró estos nombres: Ricardo, Perucca y De Zorzi; Casalini, Rivero y Fo-gel; Vilariño, De Cicco, Bravo, Aguirre y Vidal. 

Fuente: De la Colección de Rosario Centra. Autor: Andrés Bossio