viernes, 26 de octubre de 2018

Amalia Celia Figueredo La rosarina precursora del- cielo.



Por Roberto A. Colimodio




Amalia Celia Figueredo, la primera aviadora argentina y sudamericana, había nacido en Rosario el 18 de febrero de 1895, sus padres fueron Faustino Isidro Figueredo, comerciante, y Honoria Pereyra. Sus padres eran oriundos de San Nicolás de los Arroyos donde también nacieron sus hermanos mayores.

En 1899 la familia se traslada a Buenos Aires y Amalia realiza sus estudios en el Colegio Nuestra Señora de las Victorias donde egresa como Maestra. También cursa estudios en Medicina en la Universidad de Buenos Aires. La mudanza de la familia Figueredo al recién nacido barrio de Lugano, pone a Amalia frente a un mundo nuevo, su domicilio está ubicado frente al Aeródromo. Con ojos adolescentes ve la evolución de las máquinas voladoras y se entusiasma. Mira los vuelos de bautismo con ojos grandes, las piruetas de los pioneros y se acerca para observar y de a poco se hace espectadora habitué. Allí conoce a Jorge Alejandro Newbery, quien le pregunta si había volado alguna vez... Ella, la precursora del cielo, responde que no, que le encantaría hacerlo y acepta la invitación de Newbery a realizar un vuelo. Amalia disfrutó del vuelo, de la máquina, de elevarse y encantada y con la desfachatez de sus jóvenes años le dijo a Newbery que "le gustaba más cuando daba vueltas, y no volar derechito". Un nuevo vuelo, esta vez acrobático, le dio el gusto ese mismo día.

Al descender, "su padrino" le sugirió que aprendiera a volar y se convirtiese en la primera aviadora argentina, estos fueron los comienzos de la leyenda a principios de 1914.

El apoyo de su madre la alienta a realizar el aprendizaje de vuelo con el aviador y constructor francés Pablo Castaibert quien había fundado una escuela de pilotaje en 1912 en el Aeródromo de Villa Lugano.

Como todos los alumnos comienza a aprender los secretos del pilotaje carreteando un Castaibert Anzani 25 HP. Este aeroplano tenía una sola carlinga para piloto por ello toda la instrucción se realizaba en tierra. Pronto sus compañeros efectuaban sus vuelos solos en otras naves, pero ella, debe ir acompañada por el temor de Castaibert "porque sos mujer". "Acompañada" participa en dos vuelos interesantes: con el piloto Ricardo Detomassi, vuelan desde Lugano a San Fernando en un biplano Marichal, propiedad del señor González, utilizando 01:17 horas. En la misma aeronave, 17 días después, realizaron el trayecto en sólo 35 minutos, pues tuvieron viento de cola.

Esta apasionante actividad llamaba la atención del público que estaba pendiente de las jornadas de vuelo en el aeródromo los fines de semana. La popularidad de Amalia Figueredo fue en ascenso, como testimonio de ello están sus fotos en la revista Caras y Caretas en varios números de 1914 que acompañan esta nota.

Precisamente en la localidad de San Fernando, desencantada con el instructor Castaibert, tomó clases en la escuela de pilotaje dirigida por Marceille Paillette y Pablo Teodoro Feis quienes le prometen que volará sola. Se entrena allí con un biplano Farman, aeronave mucho más grande y con la cual podía hacer prácticas con instructor a bordo lo que le permite avanzar con su aprendizaje en busca del ansiado brevet y empezando sus vuelos "en solitario".

El propio Detomassi la presenta a examen el 6 de septiembre de 1914.


Ángel caído

Amalia Figueredo contó su experiencia en ese examen por lo que sabemos que: "Cuarenta y ocho horas antes, manos anónimas le habían aflojado los tensores de su aparato, por lo que estando a unos 60 o 70 metros de altura, siente que se le va la palanca de entre las manos y se queda sin controles. Los cables, sueltos, colgaban. Invoca al Angel de la Guarda... "y éste me protege" ya que la máquina desciende lentamente planeando hasta llegaral suelo con suavidad". Amalia ilesa y el aeroplano averiado.

El 58 para la primera.


El historiador Julio Luqui Lagleyze entrevistó a Amalia Figueredo y ella relató los pormenores del nuevo examen dónde obtuvo el tan buscado brevet de piloto y donde se convirtió en la primera aviadora argentina y sudamericana a los 19 años. Dice : Éx Luqui Lagleyze:

"En el medio del campo de San Fernando se colocó una mesa con los cronómetros y se fijaron dos pilones a 15 metros uno de otro. Ella debía venir volando, pasar entre los pilones sobre la mesa donde comenzaban a tomarle el tiempo y luego efectuar cinco series de "ochos" entre los pilones, elevarse a 300 metros y descender desde allí mago con motor, aterrizando en el sitio prefijado. Finalizada la primera parte y después de cinco minutos de descanso, debía repetir otras cinco series de "ochos", realizar el ascenso y descender sin motor, planeando, para aterrizar en el sitio indicado. Todo lo realizó a la perfección y aprobó con éxito el examen".


Era el primero de octubre de 1914 y obtenía así el brevet número 58 de la Aeronáutica Internacional, otorgado por el Aero Club Argentino. Para ese vuelo, fue fiscalizada por el ingeniero Irmscher y el señor Borcosque, que fueron designados comisarios por el Aero Club Argentino.

La crónica periodística de la época relataba: "Dio comienzo a las 4:30 de la mañana, iniciando la examinada, sin dificultades, dos largas series de "ochos" con el Farman Gnome 50 HP. Cumplida esta parte del examen, se elevó a una altura de 200 metros y, después de algunos virages interesantes, descendió en un largo vuelo planeado, que mereció aplausos de parte de los que presenciaban la prueba".



Ya es piloto

Amalia realiza exhibiciones en Lugano y esporádicamente en el Hipódromo Nacional de Beigrano cosechando más admiración y popularidad. Decide realizar en junio de 1915 un raid a su ciudad natal, Rosario, en su Farman biplano biplaza con motor de 50 HP y 500 kilos de peso. Allí sufre un accidente sin consecuencias al perder altura sobre el Cementerio del Salvador al despegar del Hipódromo Independencia. Sobre su aterrizaje hay dos versiones, una que lo hizo sobre la plazoleta frente al cementerio, y la segunda que lo hizo sobre el tranvía 15, cuyos pasajeros, testigos involuntarios jugaron y ganaron con ese número en la lotería.

Prosiguió con sus vuelos en Casilda y San Nicolás donde aparentemente lideró las acciones para la creación de "La escuela de Aviación de San Nicolás"- ya que emitió y firmó "acciones" por un valor de diez pesos" fechada el 2 de agosto de 1915. El 1 de julio de ese mismo año se dirigió por escrito al Presidente de la Sociedad Italiana de San Nicolás, don Francisco La Scalea solicitando su intervención para recaudar fondos para realizar vuelos en el marco de la celebración del 99 aniversario de la Declaración de la Independencia.


De regreso a Buenos Aires y a tierra.


Había prometido a su novio que abandonaría la actividad aérea cuando se casaran. Efectivamente, se casaron el 13 de noviembre de 1915, y Amalia Celia Figueredo de Pietra dejó de volar. Si bien Alejandro Carlos Pietra no se opone a sus vuelos no demuestra entusiasmo alguno por la actividad aérea.



Un día, al descender con su Farman supo que no volvería a volar. La esperaban para llevarla al Registro Civil. Se casó. Cumplió con su promesa y con sus obligaciones. Tenía poco más de 20 años cuando marchó al altar. Sus nupcias con el cielo habían durado dos años y 12 habrían de durar sus nupcias terrenas.

En 1928 fallece su esposo quedando a cargo de sus dos hijos aún pequeños, Blanca Noemí y Rodolfo Carlos Pietra Figueredo (quien siguió la carrera aeronáutica alcanzando el grado de Comodoro de la FAA).

Amalia Figueredo entra a trabajar en la Municipalidad de Buenos Aires, en el Registro Civil de Belgrano, donde se jubilaría 30 años después. A los 38 años solicita ante el Senado de la Nación Argentina una pensión graciable en mérito a los servicios prestados por su extinto esposo, la que le es concedida por el término de cinco años.

Nunca se aleja de la actividad aeronáutica. En ocasión de la visita de aviadoras uruguayas, el 23 de noviembre de 1941, las acompaña en un avión piloteado por Carola Lorenzini. De regreso, Lorenzini quiere continuar volando pero Amalia Figueredo prefiere descender por cansancio. Lorenzini despega y al hacer un looping invertido a -muy baja altura se estrella y pierde la vida.

Amalia Celia Figueredo falleció en la ciudad de Buenos Aires el 8 de octubre de 1985, a los 90 años de edad, sus restos descansan en el Panteón Militar del Cementerio de la Chacarita.

Durante su larga vida recibió numerosas distinciones nacionales e internacionales. Presidenta del Aeroclub Femenino de la Argentina, fue designada Socia Honoraria del Círculo Militar de Aeronáutica (1952), Aviador Militar "Honoris Causa" (1964), Aviadora Civil Uruguaya (1968), "Orden del Mérito" con el grado de Gran Oficial (Brasil, 1968), título de Precursora de la Aeronáutica Argentina otorgado por la Fuerza Aérea Argentina (1970), Gran Medalla de Oro de la Asociación Vieilles Tiges (1971),Medalla de Plata por la Asociación Aeronáutica Argentina (1979) y Capitán de Reserva de la Fuerza Aérea Argentina (1983).

El 29 de octubre de 1964 la Cámara de Senadores de la Nación le brin( un homenaje en esa ocasión el pr sidente de la Ctmara expresó: "1 honorable Cámara termina de tributo homenaje merecido a la señora Am ha Figueredo de Pietra, que honra a mujer argentina y es un ejemplo de h roicidad y patriotismo".

La Ley 18.559 del 21 de enero de 19 le confirió el título de "Precursora de Aeronáutica Argentina". El 16 de ene de 1972 se dio su nombre al aeródr mo de Cosquín. A 30 años de su fallecimiento, elevemos nuestra mira al cielo intentando ver la estela de vuelo pionero hace más de cien años.



Fuente

Gloria de BERTERO: "Quién es Ella en San Fe" 1995.

Julio LUQUI LAGLEYZE: "Amalia Celia Figueredo de Pietra y su tiempo". Inst Arg Historia Aeronáutica Jorge Newbery. 1982.

Junta de Estudios Históricos Lugano Riachuelo Gustavo PAVLOVCIC: www.revistaaerea.com. 7.Nov.2014.

Revista Caras y Caretas: Números 816, 82 832, 837, 841 (año 1914).


Fuente: Extraído la Revista “ Rosario y su Historia” Fascículo N.º 127 de Marzo 2014