viernes, 31 de agosto de 2018

El último gran golpe de la banda e "El ángel"



Un grupo armado robó en 1932 el dinero destinado a y, producto de un informante, pudieron desarticular al grupo.
Fue uno de los casos más resonantes de la época.




Por Juan Pablo Robledo


En la tarde del 8 de septiembre de 1932, tres hombres que simulaban ser obreros llegaron a los talleres del ferrocarril del Central Argentino vestidos con camisas y pantalones azules, tal como era el uniforme de los mecánicos, se mezclaron entre los obreros y se dirigieron hacia el sector de carpintería donde pagaban los sueldos de los operarios.

Los tres asaltantes se ocultaron con bigotes postizos y lentes ahumados. El coche que tenía parte de los sueldos estaba detenido frente a la oficina del ingeniero jefe mecánico, custodiado por cuatro soldados armados. De su interior bajaron dos parejas de pagadores, que salieron de los talleres de Carpintería y de Aserradero.

Al ver ese escenario, los asaltantes se asustaron y optaron con robar a los pagadores de Luis Campogrande y Alfredo Remy que tenían sueldos de casi 90 empleados de la carpintería.

Luego de un rato, los asaltantes redujeron a Campogrande, tras increparlo con armas de fuego y un violento grito de -"Arriba las manos, no se haga matar"-. El encargado con mucho miedo le entregó las dos cajas con los sueldos cuya cifra superaba los 23.000 pesos.

Al mismo tiempo en las inmediaciones de Catamarca y Corrientes un cuarto cómplice abordó un taxi que manejaba un siciliano de 33 años y le pidió que lo llevara hasta Echeverría y Junín. El viaje trascurrió con normalidad y el cliente dijo que iba a buscar a su novia que trabajaba en una fábrica de las inmediaciones de la zona. El taxista apagó el auto y luego de un rato de esperar, el siciliano se quiso ir del lugar. Fue cuando el ocupante lo amenazó con una pistola. Segundos después, del muro de los ferrocarriles que daba a calle Echeverría aparecieron los tres asaltantes de los talleres corriendo a toda prisa. Subieron al taxi para darse a la fuga, mientras que el conductor salió corriendo del auto temiendo por su vida. Tiempo después el taxi aparecería abandonado en Fisherton.

Según la investigación policial, sospechaban de "delincuentes dirigidos o asesorados tal vez por algún ex obrero de la empresa" ya que sus movimientos fueron muy certeros y conocían bien el blanco de su robo.


La caída de la banda y las detenciones

El caso siguió su investigación, pero pronto entró en un callejón sin salida. Cuando la causa parecía estar destinada al olvido, a principios de noviembre de 1933, un hombre declaró a la División de Investigaciones de la policía local, diciendo que uno de los ladrones vivía en la ciudad de Buenos Aires. El dato fue certero, el hombre se llamaba Anacleto López y era un boxeador español de 27 años. Según dijeron los uniformados, se había comprado una pensión poco después del atraco. Al ser detenido confesó su autoría y el de sus cómplices: Luis Sebastián Carrión, español de 29 años, Luis Bourrouhil, argentino de 31 y Avis Ceballos otro español de 27.

Según el diario "La Capital" de la época, todos los asaltantes fueron detenidos en Rosario y condenados a prisión. Dos de los delincuentes, Carrión y Bourruhil tenían 17 años de antigüedad trabajando como mecánicos en la empresa. Asimismo Carrión era un destacado ex futbolista de Newell's y un sobresaliente boxeador, ya que había ganado un campeonato de la categoría pluma en Gimnasia y Esgrima.

Tras las rejas, este personaje del mundo del hampa y del deporte local comenzó a escribir sus memorias, que publicó en. 1949 bajo el título de "El ángel infame. La autobiografía del capitán de la banda que asaltó y robó 23.000 pesos a los pagadores del F.C. Central Argentino".

Las memorias no se limitaron al asalto, ya que el autor rememoró su vida desde la infancia, pasando por su afiliación gremial, hasta el asalto. Gran parte de la obra está dedicada a una vecina, Catalina de la cual el muchacho se enamoró. "La coqueta de Catalina se hundió como un estilete en mi alma sencilla de obrero", se lamentaba Carrión. La muchacha pertenecía a una clase social alta por la cual Carrión vio frustrado su amor. También en esas páginas argumenta que fue empujado al robo porque debía enviarle dinero a un hermano que estudiaba en Italia. También parte de lo robado fue destinado a acciones benéficas a sectores humildes, según contó en su obra.

La banda organizada de delincuentes dio su ultimo golpe y con eiia inscribió uno de los casos más resonantes de la época de toda la historia criminal rosarina. •



Bibliografía

Aguirre, Osvaldo, "La Chicago argentina. Crimen, mafia y prostitución en Rosario ". Editorial Fundación Ross, año 2000.

Archivo diario "La Capital"

Zinni, Héctor Nicolás - Ielpi Rafael Oscar -Prostitución y rufianismo Editorial Horno Sapiens Ediciones, año 2004


Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Su Historia y Región”. Fascículo N.º 100 de Setiembre de 2011

jueves, 30 de agosto de 2018

Los nuevos criterios



Pocas actitudes confirman el ocaso de una clase, como la negación, casi sistemática, de la nueva clase empresaria: una racionalización para justificar la resistencia al ingreso de un grupo humano a los círculos elevados, sin sospechar que el nuevo empresariado está cumpliendo el mismo ciclo que algunos cumplieron hace medio siglo. 'Juan Fuentes firmaba con una cruz —comenté días pasados un miembro del Club Rosarino de Pelota—, pero sus nietos se educan, empiezan a frecuentar clubes, a relacionarse y terminan siendo amigos de todo el mundo". Los nuevos hombres de negocios, por otra parte, no comparten la opinión del desfalleciente patriciado; aún más, les es absolutamente indiferente.

"No creo que haya diferencia entre las familias tradicionales y las empresarias - dice Renato Vaschetti (54 años, casado, 1 hijo), fabricante de vinos—; desde luego que la ciudad ha sufrido un cambio empujada por sus hijos, pero, después de todo, somos rosarinos y seguiremos trabajando para Rosario". Sin embargo, la opinión del dinámico industrial no es compartida por Dora Fortuni de Bernardelo (52 años, casada), presidente de la Asociación de Mujeres Empresarias: 'Aquí el que ha trabajado es conocido aunque traten de oprimirlo ciertos sectores sociales —sentencia, sentada en la mesa de directorio de Pedro Fortuni S.A.I.C.—; el industrial, gracias a su empresa, da ocupación a varias familias. Si un miembro de la clase alta no hace nada por ellas, entonces es más importante el industrial". Pero ninguna definición parece ser más acertada, para ilustrar una realidad, que la que desliza la empresaria Bernardelo: "En Rosario ya no hay clase alta: el Jockey Club es el mejor ejemplo".

"No creo que haya diferencia entre las familias tradicionales y las empresarias —dice Renato Vaschetti (54 años, casado, 1 hijo), fabricante de vinos—; desde luego que la ciudad ha sufrido un cambio empujada por sus hijos, pero, después de todo, somos rosarinos y seguiremos trabajando para Rosario".
Fuente: Extraído del Libro " BOOM La revista de Rosario Antología". Edición de Osvaldo Aguirre. La Chicago Editoria. Año 2013

miércoles, 29 de agosto de 2018

El poder y la gloria


La señora cruzó pausadamente el living room, recorrió con la mirada los exquisitos muebles ingleses y franceses de la época, y, finalmente, optó por plegarse sobre un sillón colonial, tapizado en chintz. Pocas mujeres —quizá la única—pueden atribuirse semejante grado de elegancia, de savoir vivre, hasta el punto de haber deslumbrado a toda una generación, como Carola de Elia de Gigena; ninguna familia rosarina, en lo que va del siglo, ha superado los esplendores de los Elia; si alguna vez se hubiese confeccionado una lista para verificar quiénes encabezan la clase alta de Rosario, con toda seguridad estarían en el primer lugar. Para coronar un estilo de vida, Nicanor de Elia decidió, en 1910, erigir la muestra más acabada de belleza arquitectónica que ha conocido la ciudad: un desafio rosarino a los palacios que brotaban, a principios de siglo, en Buenos Aires, realizados por arquitectos franceses. "La casa —evoca nostálgicamente Carola de Elia de Gigena (71 años, 3 hijas), en su departamento de Urquiza al 1300—la hizo un tío mío: Carlos Methurst Thomas. Además, contó con la colaboración para realizar el jardín, del mejor parquista de aquella época: el francés Thays, que diseñó los bosques de Palermo. De todo eso no queda nada —suspira---; lo indignante es que nadie haya querido conservarla, ni quisiera como dependencia estatal".


Para la aristócrata Elia, los años han arrasado no sólo con "las casas horrorosas que edificaron enfrente de la nuestra", sino, también, con todas las costumbres de la ciudad: las mujeres elegantes, la calidad del teatro ("cuando venia Sara Bernhardt, Caruso y la Pavlova" —se apura en señalar), con la colonia inglesa que iba al Club Plaza Jewell —no la que incursiona en la actualidad— y fundamentalmente, con un estilo de vida. "El señorío —proclama, mientras fuma un cigarrillo— es muy dificil de adquirir. Los tiempos, sin duda, han cambiado, y ha surgido mucha gente nueva. Sin embargo, puedo asegurar que mi antiguo mucamo, Manuel García, era más señor que algunos que figuran hoy en día".


Los cánones de la clase alta también incluían, hace varios años, un objetivo nada desdeñable: apuntar hacia Europa, y lograr un casamiento con algún noble francés o español que, por lo general, languidecía económicamente. Y la máxima expresión de esa tendencia la depara Lili Anión Mayor de Diez de Tejada, condesa de Castillo del Tajo: en una de sus habituales incursiones por Europa, contrajo matrimonio con el andaluz Alfonso Diez de Tejada, miembro de una aristocrática familia española. "Yo soy parte de la sociedad de Rosario —exclama la condesa de Castillo del Tajo (49 años, 5 hijos), mientras se contorsiona con ejercicios de yoga en su casa de la calle Santa Fe al 700—; habría que hacerle un muro y quedarnos así como somos". Para la contundente Diez de Tejada, que mejoró asombrosamente su status económico después de heredar una fortuna colosal de su tía, Firma Mayor de Estévez, la nueva clase empresaria rosarina pertenece a un mundo remoto, distante: "Por suerte no la conozco —agrega irónicamente—; para considerar una persona como perteneciente a la clase alta, generalmente, se toman en cuenta lós valores personales; yo, en cambio, tengo que admirar la belleza fisica".

"Yo soy parte de la sociedad de Rosario —exclama la condesa de Castillo del Tajo (49 años, 5 hijos), mientras se contorsiona con ejercicios de yoga en su casa de la calle Santa Fe al 700—; habría que hacerle un muro y quedarnos así como somos".


Fuente: Extraído del Libro " BOOM La revista de Rosario Antología". Edición de Osvaldo Aguirre. La Chicago Editoria. Año 2013

martes, 28 de agosto de 2018

El principio del fin



El hombre se acercó a la biblioteca, buscó un libro entre un caleidoscopio de lomos dorados, y por ultimo lo abrió sobre el escritorio: de- acuerdo al algo pasado de moda Nobiliario del Río de la Plata, un mamotreto que ocupó varios años a Carlos Calvo, los orígenes de su familia se remontad al Perú, y desciende nada menos que del azteca Moctezuma. "Hemos perdido la fortuna —confiesa Augusto Fernández Díaz (72 años)—; hace doce años, teníamos unos campos muy valiosos, que vendimos para colocar el dinero en acciones e hipotecas: en la actualidad, no valen nada. Por otra parte, la mayor parte de la clase alta, si existe, está en la misma situación: de cada diez apellidos que figuran, sólo a uno podemos incluirlo dentro de ese rubro.


Pero los infortunios de Fernández Díaz apenas disimulan su origen: la nueva clase empresaria parece ser la responsable de los descalabros económicos que azotan al patriciado. "El empresario es el producto de una injusticia —pontifica, mientras juguetea con el libro—; gracias a la fe de los accionistas, se produce el auge de las sociedades anónimas, que sólo enriquecen al empresario o al ejecutivo. El inversionista solamente recibe una parte mínima de las ganancias". Para al aristocrático Fernández Díaz las relaciones entre las clases alta y los nuevos industriales no están sujetas a ningún tipo de discrirninación, y la aceptación de los últimos responde a pautas concretas: 'Una clase alta en decadencia, como es la rosarina, no puede oponerse a una clase empresaria que tiene el poder del dinero. Además —agrega—, por el progreso industrial, las redes se han vuelto menos cerradas. Hoy en día, se realizan muchos casamientos entre miembros de la clase alta y de la clase empresaria, en última instancia, entre el apellido y el dinero".


Para algunos, sin embargo, la clase alta sigile manteniendo sus privilegios como si la hecatombe que la sumió, a partir de 1930, en la decadencia económica y política, fuese un fenómeno ajeno a este grupo. Bajo la mirada de un antepasado en lienzo, el empresario Gonzalo Colombres (56 años, casado, 5 hijos) defiende frenéticamente los bastiones de la clase alta: para el ejecutivo Colombres, que combina tradición con capacidad empresaria (una mezcla algo insólita para un miembro de la clase alta), las familias tradicionales son las que van a seguir adelante. "Los estratos altos —proclama, mientras se desplaza hacia una chimenea encendida, en su despacho de San Luis al 4800—, son un grupo cerrado, una gran famili... todos, en alguna medida, estamos emparentados, nos movemos en un mismo círculo y nos relacionamos con personas que pertenecen al mismo. La diferencia está en que la clase alta es más reducida". Definir a la high liTe rosarina, y las condiciones que se requieren para pertenecer a la secta, no ofrece dificultades para Colombres: lo principal es la "educación". A pesar de que una familia haya transitado del esplendor a la pobreza (un fenómeno de los últimos 30 años), si conserva la educación y la tradición familiar no deja de pertenecer a la aristocracia. "Aquí existe un señor de apellido tradicional —interrumpe el ingeniero Carlos Colombres—, que tiene un kiosco de cigarrillos; todo un caballero que perdió su fortuna: sin embargo, es más representativo que los miembros de la clase empresaria actual".


Hoy en día, se realizan muchos casamientos entre miembros de la clase alta y de la clase empresaria, en última instancia, entre el apellido y el dinero.


"Aquí existe un señor de apellido tradicional —interrumpe el ingeniero Carlos Colombres—, que tiene un kiosco de cigarrillos; todo un caballero que perdió su fortuna: sin embargo, es más representativo que los miembros de la clase empresaria actual".


Las dudas de Gonzalo Colornbres, en cuanto a los límites del-'huevo empresariado, son precisas, casi categóricas: la publicidad los ha llevado a un promoción desmedida que no coincide con sus verdaderas posibilidades. Hay que tener cuidado cuando los mencionamos: algunos son puro bluff'. La discriminación, no obstante, no parece ser una actitud del tradicional Colombres, que se apura en agregar: Los acepto socialmente, mientras sean individuos correctos, con ambiciones sanas, y que hayan logrado el éxito con méritos propios". No todos, sin embargo, están de acuerdo en cuanto a la definición exacta de la clase alta: para algunos, simplemente no existe, y se trata, en todo caso, de una definición abstracta que no coincide con la realidad. "En realidad no hay clase - irrumpe Alfredo Pirucho Rouillón Echesortu (65 años, casado, tres hijos); en esta ciudad la única que hay es la de los pesos. Además, los cambios no han sido radicales: los hombres actuales tienen las mismas responsabilidades de los que crearon esta ciudad".


Los candelabros, las mantillas ylos platos atiborraban la sala; los objetos antiguos reptaban por las paredes, mientras un bargueño japonés, en una esquina del salón, ostentaba una colección de estatuillas. "La clase alta está decididamente en decadencia —asegura Fernando Schlleper (59 años, soltero), en su casa de Fisherton—: ha perdido la fortuna. Sólo quedan escasas familias con dinero, y las que sobreviven, se arreglan con muy poco". Para el categórico Schlieper, la explicación de la hecatombe responde a causas específicamente económicas: el gobierno no ha sabido reconocer la ayuda que prestó el patriciado rosarino a las sociedades anónimas comprándoles las acciones, que a causa de la inflación, han perdido el valor. Los que invirtieron en bienes inmuebles y campos, por el contrario, se han enriquecido. El peronismo, curiosamente, no parece haber sacudido las estructuras de la clase alta; aparentemente, los 12 años que el movimiento político imperó en el país apenas fueron percibidos por algunos integrantes de las grandes familias. "A Perón se lo ignoró" —asegura Schlieper.


La indiferencia hacia el régimen peronista también envuelve a una testigo ancestral de la historia de Rosario: Amanda Carreras de Palenque (89 años), recalcitrante enemiga del justicialismo. "A Perón lo ignoró la clase tradicional —sentencia, mientras se acornada en un sillón Luis Felipe, tapizado de rojo—; pero no olvidamos que algunas instituciones de bien publico fueron peijudicadas por él, en la segunda presidencia. Yo lo he vivido de cerca: hace cincuenta años que pertenezco al Hospicio de Huérfanos; Perón nos quitó las subvenciones obligándonos a vender campos, que habíamos recibido como donación, para poder mantener alas niños". Sin embargo, para la dinámica Palenque, las injusticias sociales no se limitaron a la era peronista: en la actualidad, al-gimas oprobios se desploman sobre la clase proletaria. "El obrero debe tener participación en las ganancias de la empresa donde trabaja —pontifica, moviendo el dedo indice—: estoy con la socialización de la industria y del comercio". La descendiente de José Carreras, propietario de inmuebles hectáreas en el sur de la provincia de Santa Fe, se resiste, no obstante, a la socialización de las tierras. "¡No, no! —vocifera, moviendo la cabeza—; la socialización del campo llga después: primero la industria y el comercio".


Fuente: Extraído del Libro " BOOM La revista de Rosario Antología". Edición de Osvaldo Aguirre. La Chicago Editoria. Año 2013

lunes, 27 de agosto de 2018

Clase alta: lo que el viento se llevó



Gaev: ¡Amigos míos, queridos amigos míos/Abandonando para siempre esta casa, ¿puedo yo callar; puedo contenerme, para no manifestar; al despedirme, aquellos sentimientos que llenan ahora todo mi ser? Anton Chejov, El jardín de los cerezos, Acto IV

La mansarda se estremeció ante los embates, hasta el punto de hacer tambalear su estructura: la pica, cada vez con más fuerza, se incrustaba en las pizarras, haciéndolas saltar en pedazos; poco después, las piquetas de demolición se ensañaron con la mampostería, con las guirnaldas y rosetas, arrancándolas de las paredes. Inesperadamente, un derrumbe estrepitoso alarmó a los que transitaban por bulevar Oiuño y Mendoza, que contemplaron, atónitos, el hundimiento de un gigante: el ex palacio de los Elia (vendido a los .Alabern, en 1945), que se desmoronaba inmediatamente ante la indiferencia de la ciudad. "Se va una época, desaparece una generación" —se lamentó histriónicamente una señora que observaba el espectáculo.Y quizás tenía razón; la muerte del coloso iba más allá de la destrucción arquitectónica: simbólicamente, caía el último bastión de la clase alta rosarina, por donde desfiló, durante años, un grupo humano que esgrimió el poder político y económico del país.

Quizás no sospecharon, los descendientes del patriciado, que a partir de 1930 cambiaba la historia del país, y que el trono les sería arrebatado, años después, por una nueva clase social que no fundó su imperio en el campo o en la ganadería, sino en la industria: la de los empresarios, que hizo eclosión hace 25 años, aunque se empezó a gestar con el siglo, a través de abuelos pobres y analfabetos, y de padres que no escaparon a los rigores de la pobreza, pero que, curiosamente, tuvieron visión empresaria.

Para las familias patricias, que basaron su influencia entroncándose con los fundadores del país, el punto histórico de partida tiene una fecha precisa: a mediados del siglo pasado, produjeron el primer 'despegue" de Rosario, a través de las tierras y del comercio. En 1852, con la declaratoria de ciudad, ciñen el cetro del poder los Garay, Lassaga; Colombres, Goilán, Machain, Ortiz y Lejarza; fueron los primeros abogados y escribanos de la ciudad, y su estilo de vida difería fundamentalmente de las primeras remesas de inmigrantes, trabajadores y ahorrativos: la clase alta rosarina, en aquel entonces, ponía el acento en el señorío como mecanismo de diferenciación frente al aluvión inmigratorio. La Constitución de 1853, por otra parte, facilitó este despegue: eliminó algunas restricciones ancestrales que constreñían a Rosario, y una avalancha de porteños, cordobeses y santafesinos se apoltronaban en la ciudad (económicamente promisoria-y políticamente más tranquila): en 1855, Vicuña Mackenna comprueba la existencia de 20 manzanas; almacenes "suntuosos" como los de Buenos Aires; dos hoteles "regulares"; dos cafés, que mezclaban el estilo criollo con el francés; una sastrería civil y militar; una librería, y varios talleres de artesanos piamonteses. La prosperidad y el crecimiento sé aceleran vertiginosamente: en 1856, restallan 202 casas de negocios, para una ciudad que no pasa de 4 mil personas; en 1858, Rosario triplica la población de Santa Fe, con 9.785 habitantes. La colonia extranjera, asimismo, lograba integrarse con los rosarinos: españoles, italianos, franceses e ingleses, engrosaban el poderío de la ciudad.

Inesperadamente, en 1889 la clase alta comienza a percibir un cambio, a partir de una catarata de inmigrantes que se enriquece día a día con las actividades comerciales, y que se perfila, dentro de Rosario, como factor de poder. Desde luego, el patriciado ignora a este grupo humano, y trata de defenderse a través de algunas actitudes: "No me traigas a casa a nadie que no sea hija de mis amigas" era el leit motiv preferido de las madres, a fines del siglo pasado; mezclarse únicamente con los europeos cultos, especialmente ingleses y franceses, caracterizó también a esa generación. Los hijos de los inmigrantes estaban lejos de participar de los esplendores de la clase alta: por el contrario, el trato era abominablemente formal (con los normalistas, por ejemplo) y la amistad era algo que escapaba a los cánones de la época.

Pero los inmigrantes, a la vez, tenían sus propias reglas de juego; los italianos (en su mayoría, genoveses), reunían un capital, establecían un negocio y con el producto compraban tierras y casas, multiplicando sus fortunas; surgían por el propio esfuerzo, trataban de enriquecerse, y esencialmente, educaban a sus hijos. Las pautas de fines del siglo pasado imponían, para trepar la pirámide, un título universitario: los hijos de verduleros, carboneros o carpinteros, modificaron su estatus a partir de su ingreso en la universidad; en efecto, del conventillo, un hábitat de rigor para la generación de sus padres, pasaron a ser médicos, abogados o normalistas, un imperativo para ejercer cargos políticos. La beneficencia fue el campo de batalla preferido para las mujeres: sus nombres están vinculados a obras importantes, como por ejemplo el Hospital Italiano y el Hospital Español. Ideológicamente, el inmigrante no había abandonado sus creencias europeas, hasta el punto de trasladar a Rosario los axiomas del liberalismo, la masonería, o los postulados de los garibaldinos y carbonarios; una estatua de Garibaldi estuvo, durante años, en el patio de la Masonería (Laprida al 1000), hasta que se autorizó a emplazarla en un lugar público. También hubo grupos ácratas; en 1893, aparece Demoliamo, un periódico anarquista con un slogan delirante ("La propiedad es un robo") y una periodicidad algo dudosa: "Esce quando esce. Non si fanno abbonamenti".

Los símbolos de antaño

El dinero, sin embargo, logra abrir las puertas de la ciudad para los hijos de loá inmigrantes: el hermetismo del patriciado empieza a desfallecer, ante la posibilidad de casar a sus hijas con jóvenes acaudalados. "En aquella época —deslizó a BOOM un miembro de la clase alta— los muchachos estancieros, o lo ue trabajaban en las reparticiones públicas, no eran mejor vistos que los descendientes de inmigrantes; las fortunas empezaban a tallar". Esa apertura tuvo una consecuencia directa, contundente: los Sugasti, Rouilíón, Echesortu, Pinasco, Staffieri, entre otros, son aceptadós por las familias patricias, a cambio de la prosperidad económica.

Este nuevo contingente se volcó decididamente hacia el radicalismo; en algunos casos, optaron por los demócratas progresistas, a partir de que, en las elecciones nacionales, la consigna era votar por los radicales. Las listas, curiosamente, se confeccionaban en el Club Social, la Única institución comme fi faut del momento: el Jockey Club estaba invadido por nuevos ricos, y para ingresar, sólo se exigía tener dinero. Porque ninguna institución identificaba a los miembros de clase alta como un club; la discriminación y el "pequeño comité" eran los engranajes primarios que se esgrimían contra los advenedizos. El Fénix, el Club Social, y posteriormente, el Club Rosarino de Pelota fueron los santuarios del patriciado, una actitud que jamás cesó, a pesar de los embates de los demócratas progresistas: Lisandro de la Torre se negó a asociarse al Jockey Club.

Los símbolos de prestigio brotaron sorpresivamente, como consecuencia de los matrimonios con los miembros de la clase alta, y el ingreso al gran mundo impuso condiciones que pocos dejaron de cumplir; en efecto, el cementerio de El Salvador albergó panteones pomposos, que reproducían los oropeles del cementerio de la Recoleta; el bulevar Oroño se convirtió en la arteria á la pa ge, donde surgieron palacetes, en su inmensa mayoría franceses, que trataban de reeditar el fasto de la Avenue Foch, de París: una respuesta generacional de los que reunían apellido y dinero.

Paradójicamente, la resistencia de los fundadores de Rosario hacia los inmigrantes y su descendencia se vuelve a repetir en plena década del 60; en la actualidad, la resistencia pasiva de la clase alta va dirigida contra la nueva clase empresaria, que surgió hace 25 años, a partir de la industrialización del país: después de la Segunda Guerra Mundial, se abre paso hacia la cúspide de una generación de descendientes de inmigrantes más recientes. Pero este ascenso vertiginoso trajo, como consecuencia, un cambio de estructuras: el ocaso de la clase alta del poder económico y político. Pocas familias conservan intactas, o aumentadas, las fortunas que poseían en las tres primeras décadas del siglo: después de 1930, la curva descendente alcanza proporciones alarmantes para una mayoría abrumadora. "La crisis fue un golpe demasiado duro —analiza un estanciero venido a menos—; la industrialización posterior también fue un disparate: produjo todos nuestros males. Tan bien que se vivía exportando materia prima e importando productos extranjeros mejores y más baratos! En realidad —agrega excitado— la industria es ruinosa porque crea el proletariado urbano industrial, que es una amenaza para la gente decente: en vez de estar cultivando la tierra en Santiago del Estero, por ejemplo, vienen a la ciudad y pretenden vivir como ricos. Menos mal que la CGT. está dividida: de lo contrario, gobernaría al país".

Una clase alta en decadencia, como es la rosarina, no puede oponerse a una clase empresaria que tiene el poder del dinero. Hoy en día, se realizan muchos casamientos entre miembros de la clase alta y de la clase empresaria, en última instancia, entre el apellido y el dinero.
 
Fuente: Extraído del Libro " BOOM La revista de Rosario Antología". Edición de Osvaldo Aguirre. La Chicago Editoria. Año 2013

viernes, 24 de agosto de 2018

EL BAILE; EL TANGO (ORIGEN Y EVOLUCION): APARECE EL BANDONEON; LAS NUEVAS GUARDIAS; LAS ORQUESTAS Y SALONES OLVIDADOS; LA DECADENCIA BAILABLE


Por Nicolás E. De Vita




Nunca se podrá decir con exactitud cuando, por primera vez, hacen su aparición en nuestra ciudad conjuntos musicales integrados por distintos instrumentistas, los que habrían de servir para que la población de Rosario pudiera gustar del enorme placer que brinda la danza. Sin lugar a• dudas qué, desde los tiempos de Romero de Pineda en adelante, es decir desde sus orígenes, el baile debió ser el principal pasatiempo de los humildes vecinos de la aldea, quienes debieron hacerlo tan sólo por medio de la voz marcando el compás entonando viejas canciones o danzas de su lejana tierra, al son de paliques o palmas o tan sólo a los sones de guitarras las qué, con toda seguridad, quienes las pulsaban poco o nada conocían del arte musical, pero que de oído suplían esa falencia en mayor o menor grado; en una palabra lo hacían intuitivamente. 

No obstante, ya en la segunda mitad del siglo anterior ello debió haber avanzado mucho gracias a la radicación en gran escala de numerosos inmigrantes que, desde sus respectivos países de origen, lo hicieran con conocimientos musicales y además munidos de instrumentos que lo sabían ejecutar aunque más no fuere rudimentariamente Avalamos dicha suposición gracias a un anuncio publicado en el año 1871 en un diario de la época, por medio del cual se solicitaba un sirviente para el "Café de La Bolsa", al que se le ofrecía buen sueldo pero, irónicamente, se le imponía, como condición principal, el de saber barrer bien, pues su ocupación principal lo sería la de "amontonar las notas que se les escapaban a los instrumentistas y que caían al suelo". Así lo hace constar el notable historiógrafo rosarino D. Wladimir C. Mikielievich como apunte didáctico evocativo del pasado de nuestra ciudad, en el ejemplar N° 26, pág. 105 de la Revista de Historia de Rosario. 

Del notable trabajo realizado por el historiador rosarino, D. Héctor Nicolás Zinni, titulado "Autores, compositores e intérpretes de la Guardia Vieja de Rosario", publicado en el N° 29, páginas 3/32 de la antes mencionada Revista de Historia de Rosario, se desprende el avance qué, a partir del último cuarto de siglo pasado y hasta ya muy entrado el presente, adquieren tanto el desarrollo de los bailes como así también de las orquestas y músicos que hicieran época y a los qué, con toda justicia, podemos en realidad llamar los precursores de los conjuntos profesionales e intérpretes que luego habrían de aparecer en nuestra ciudad, en un período que se lo recuerda como "la época de oro". 

De la enorme lista de excelentes profesores e intérpretes que Zinni recuerda en su trabajo histórico, rescatamos los nombres de: Feliciano Latasa, José Luis Roncallo, Manuel Cuevas, Prudencio Aragón, Domingo Santa Cruz, Ernesto Ponzio, José Baracco, Pascual Romano, Cayetano Grossi, Cantalizio Aranáz, Juan B. Massa, Adolfo R. Lapicotieri, José Francisco Berrini, Manuel Cuevas Mederos, José Luis Padula, Eduardo Bianco, Fernando Llorca, Santiago París, Ermete De Lorenzi, Nicolás Donadío, Salvador Frumusa, José María García, Nicolás Mastroiacovo, José Mulé, Germán Ordóñez, Alfredo Rodríguez,-Francisco Tapia, y otros tantos brillantes músicos que dieron todo su arte en beneficio de nuestra ciudad. 

Sabemos que hasta muy poco tiempo antes de finalizar el siglo anterior, nuestros antepasados mostraban sus condiciones danzantes al compás de orquestas de diferente nivel. En la clase alta, se hacía por medio de pequeños pero verdaderos conjuntos clásicos compuestos principalmente de piano, violín y cello; en cambio la mayor parte de la clase media y la baja en su totalidad, lo hacía al compás de simples cuartetos integrados preferentemente por violín, guitarra, flauta o clarinete y pistón o trombón o concertina. En cuanto a los motivos musicales que se ejecutaban lo eran con preferencia el vals, la polka, la gavota, el lancero. El tango aún no había podido entrar en la esfera principal y se lo bailaba en su mayor parte entre hombres, principalmente en las casas públicas que en realidad no eran más que lugares privados en donde ciertos y determinados clientes podían gozar de un rato de esparcimiento, amén de otros menesteres de los cuales consideramos no es necesario extendernos en demasía. Todo ello lo ratifica plenamente el escritor D. Ricardo Llanes, verdadero estudioso del tema, quién en la edición del Diario La Prensa, de fecha 20/4/1969, refiriéndose a lo antedicho, así opinaba:


"No se trataba de casas públicas abiertas al primero que se le ocurría llamar. A ellas se concurría a bailar y, por lo común, en grupos convenidos con anticipación para rematar la velada juvenil con un bien movido fin de fiesta.
Previo convenio con la dueña, ésta se encargaba de seleccionar las bailarinas que, por lo general, resultaban pensionistas de la casa. El trato podía ser por horas o por toda la noche, con o sin bebidas y estas servidas hasta cierto límite...".




De dichas casas, en Buenos Aires adquirieron justa fama como tales, las que se conocieron con los nombres de: Tarana, luego Hansen, sita en Palermo; la Vieja Eustaquia; la parda Adelina; la Casa de Laura; la de María La Vasca; etc.; mientras que aquí, en nuestra ciudad, ello se hacía en determinadas casas de tolerancia sitas en el Barrio Pichincha, pero con la diferencia que éstas, a diferencia de algunas de aquellas, a posteriori pasaron a ser públicas, es decir dedicadas exclusivamente al negocio sexual y erradicándose la parte bailable que pasó a ocupar salones habilitados de exprofeso para tal actividad, los que estuvieron radicados en distintas partes de la ciudad como más adelante lo habremos de recordar. 

Luego, al ir el tango ganando poco a poco el interés general de la población y de los mismos músicos, con el agregado de un nuevo instrumento musical cromático de teclado y fuelle de mayor extensión que la concertina y el acordeón, que le iría a dar una jerarquía mayor, esa forma musical aparece primero en locales de muy modesta condición, para luego hacerlo rápidamente en los principales salones, restaurants y cafés, para finalmente hacerlo dentro de los mismos hogares donde antes era palabra prohibida. 

A este nuevo instrumento, al que en nuestro país se le conoció primero con el nombre de "bandolium o bandolión" y, finalmente, como bandoneón, se le adjudica su paternidad a un ciudadano alemán llamado Heinrich Band (1805-1888) y su finalidad originaria, según lo han expresado destacados eruditos, lo fue para suplir al órgano en los lugares que se carecía de este instrumento o en las reuniones que se efectuaban al aire libre, dado que la sucesión de sonidos que surgen del mismo y que procede por semitonos, se adaptaba fundamentalmente para los oficios religiosos. Dicho instrumento en un principio lo era de un tamaño pequeño y de pocas notas, que generalmente se usaba colgado al cuello del ejecutante por medio de una correa, pero que luego, dada la enorme acogida que tuvo, se lo fué mejorando en lo que se refiere a las escalas musicales, con botonera teclado para ambas manos a fin de servir tanto para canto como para acompañamiento y, por lo tanto, al estar construído en mayor tamaño, obligó al ejecutante a estar sentado teniendo el instrumento sobre sus rodillas tal cual se hace actualmente. 

El bandoneón fue construído por distintas fábricas alemanas y aún por otras de distinto origen, pero el que incuestionablemente, por su mayor perfección, sobresalió entre todos, lo fueron los que salieron de la fábrica de Alfred Arnold, a los que comunmente se les denominó "Doble A (AA)", y que fueran los preferidos de sus mejores intérpretes. 

La fecha en que el bandoneón hace su aparición en nuestro país no se sabe con certeza. Hay muchas opiniones al respecto, pero en verdad las mismas no pasan de simples conjeturas. Según Antonio Chiappe, verdadero erudito de este tema, este instrumento fue dado a conocer en nuestro país allá por el año 1870 por un brasileño llamado Bartolo, que trajo uno de 32 voces; a su vez la Revista Sintonía, en una de sus ya olvidadas ediciones, dice que aproximadamente en el año 1884 llegó a Buenos Aires un inglés llamado Don Tomás, que trajo el primer bandoneón, instrumento que el nombrado dominaba fácilmente. Al hacer esta afirmación posiblemente Sintonía debió referirse a un marinero inglés llamado Thomas Moore a quién se lo sindica como uno de los primeros ejecutantes que conoció nuestro país. 

En cuanto a los primeros argentinos que fueron intérpretes del bandoneón, si bien tampoco hay certeza de quienes lo fueron, a no dudar que entre éllos lo estuvieron; José Santa Cruz, padre del que luego llegara también a ser un destacado ejecutante de este instrumento, Domingo Santa Cruz (el rengo), autor este último de un inolvidable tango llamado Unión Cívica; Pantaleón Maguo, padre del bandoneonista Juan Maglio (Pacho), autor éste de infinidad de tangos, tales como Sábado Inglés, Tango Argentino, etc.; Ciriaco Ortíz, padre del bandoneonista del mismo nombre, compositor éste que llevó al pentagrama y con ello a la posterioridad interesantes piezas, tales cómo: Entre Copa y Copa, Atenti Pebeta, No me preguntes nada, y muchos más. También se lo coloca entre esos primeros ejecutantes a un moreno llamado Sebastián Ramos Mejía, apodado "el pardo Sebastián", conductor de tranvía a caballo, aún cuando su mayor virtud, según se ha comprobado posteriormente, lo fue tan sólo el de enseñar rudimentariamente el manejo del nuevo instrumento a muchos de los que luego habrían de formar una verdadera legión de grandes bandoneonistas. 

Lo que sí no cabe duda alguna de que si no todos, la mayor parte de esos primeros ejecutantes del instrumento debieron hacerlo tan sólo por intuición, como lo hacían entonces la casi totalidad de los guitarristas y aún, en menor escala, los de algún otro instrumento; pero el contagiante entusiasmo que nació entre los interesados de esa nueva y revolucionaria forma interpretativa musical los llevó luego a buscar un mayor conocimiento por medio de estudios serios y profundos que les fueran brindados en sus comienzos por reconocidos maestros y que luego éllos se encargarían de perfeccionar cada vez más. Con ello fueron desapareciendo paulatinamente aquéllos faltos de escuela, para dar paso a los qué, años más tarde, habrían de asombrar a todos los públicos, mediante interpretaciones y composiciones de alto nivel artístico. 

Así vamos dejando el siglo pasado y los artistas que lo enriquecieron, para pasar a una nueva época; a ese nuevo período al cual en la interesante obra titulada "Un siglo en la Historia del Tango", de la Editorial Perfil, año 1980, se la define así:


"....Ya se le había dado el adios al prostíbulo y los músicos no tocaban de oído; el tango no era ya una danza primitiva de las casas de mala fama bailado entre hombres; no despertaba ideas malsanas y se bailaba en todos lados...",

y más adelante, agregaba:

"Si el tango hubiera sido intrascendente nadie se hubiere preocupado por él. Si hubiere sido ilegítimo, hubiere caído por propia decantación...".



Pero el espaldarazo definitivo al tango se lo dieron diversas circunstancias, entre las cuales merece ser recordada la encuesta popular que en 1912 realizó quien fuera uno de los primeros pilotos aviadores civiles de nuestro país. Nos referimos al Barón Antonio De Marchi, quien pulsó el ambiente para saber si el tango era o nó musica aceptable en los salones de la sociedad porteña; para lo cual, como una muestra, del valor que como música y danza tenía y ante una extraordinaria muchedumbre, hizo bailar en el "Palais de Glacé" a dos verdaderos cultores del tango como lo eran en ese entonces el bailarín José Contreras en pareja con quien a su vez fuera extraordinario violinista y pianista D. Enrique Saborido, autor de importantes temas tales como: La Morocha, Felicia, Papas Fritas, Mosca Brava, etc.; es decir un dúo integrado por dos hombres; quienes lo hicieron al compás del cuarteto de Genaro Ricardo Espósito, apodado "El tano"; y, en esa ocasión, que fue una verdadera apoteosis, hizo que el público en general dejara definitivamente de lado los falsos prejuicios de la alta sociedad y con ello expédito el camino para una aceptación total y definitiva. 

Con respecto al nombrado Genaro R. Espósito (El tano), cabe consignar que el mismo fue maestro de quienes luego serían insuperables ejecutantes del instrumento, tales como Ricardo L. Brignolo (la nena) y Antonio Cacace; además, como autor, dejó escrito numerosos temas tangueros entre los cuales merecen ser recordados: Pare la música, Manuel Lema, Juan José, Manuelita; etc. 

Llegado el año 1920, se vislumbra ya el final de aquel notable período llamado "de la guardia vieja"; los antiguos cuartetos empiezan a pasar al ocaso; aparece el tango cantado (Mi noche triste, interpretado por Garde!); !os sextetos típicos; las innovaciones que más adelante se dirán; y con ello una serie de cambios que habrían de dar paso a una nueva guardia. 

Las orquestas pasan a integrarse con músicos de gran solvencia profesional salidos de conservatorios dirigidos por eximios profesores. Se agregan a las orquestas otros instrumentos, tales como lo hicieran en la década del 40 Osvaldo Fresedo introduciendo el arpa de manos de Nélida Gianneo; Francisco Lomuto, un saxo (Primo Staderi), un clarinete (Carmelo Aguila) y un baterista (Salvador Cilotta); a su vez Julio De Caro, junto con su inseparable violín corneta, incorpora un organista; Francisco Canaro, una trompeta (José Ranieri) y también un baterista; modificaciones que de inmediato habrán de ser asimiladas por otros conjuntos orquestales y con ello dar lugar a formaciones de híbridos conjuntos musicales a los que se les habrían de conocer con la denominación de conjuntos de "Típica yJazz", en razón de que ejecutaban, indistintamente, tanto el tango como así también cualquier otra clase de música, sincopada o nó. 

Mientras tanto, gracias a los diversos viajes efectuados al exterior por intérpretes argentinos,, como lo fueron: Alfredo Gobbi (se dice del mismo que fue en realidad el primero que llevó el tango fuera del país), padre de aquel extraordinario violinista, director y compositor de tangos que se llamó Alfredo Julio Floro Gobbi; Angel Villoldo; Eduardo Arolas; Eduardo Bianco; Francisco y Carlos. Spaventa; Francisco Canaro, con sus hermanos Rafael (contrabajo), Juan y Mario (bandoneonistas), los dos últimos citados habrían de quedar radicados definitivamente en París (Francia) donde con formaciones orquestales propias harían honor a nuestra música ciudadana; etc.; todos los cuales habrían de ser los precursores de la larga lista que luego transitarían la misma senda y con ello dar a conocer el tango en sus formas, musical y cantable, fuera de las fronteras de nuestro país. Como resulta de todo ello se decía entonces que los argentinos éramos más conocidos en el exterior por el tango que por cualquier otra circunstancia o motivo. 

De ninguna manera podemos soslayar a quiénes fueron también contribuyentes eficaces del tango como lo fueran en su momento las hoy ya olvidadas orquestas: Víctor; Corrientes; Agesilao Ferrazano; Luis Petrucelli; Julio Pollero; Juan Carlos Cobián; Juan B. Guido; José Bohr; Cayetano Puglisi; Adolfo Carabelli, etc.; de las que hoy quedan tan solo emocionados recuerdos en viejas grabaciones existentes en manos de verdaderos coleccionistas del tema; y principalmente, cuando al tango se le agregaron letras y por ende la aparición de cotizados cantores y cancionistas, a las desaparecidas revistas que se llamaron: "El Alma que Canta", editada a partir del año 1916, de la que en el año 1925 llegó a venderse la extraordinaria cantidad de 150.000 ejemplares por semana; y el "Canta Claro", que comenzó a editarse a partir del año 1921 y que también gozó de la preferencia de una gran cantidad de lectores. 

Luego, en la década del 30, se procura por todos los medios posibles favorecer el mejoramiento y difusión de nuestra música popular y ello pudo lograrse gracias a concursos de enorme importancia, tales como elque fuera organizado por la Empresa de Discos Nacional Odeón, que contó con la intervención de destacados conjuntos orquestales y cantores de la época, realizado en importantes salas teatrales y que sirvieron para dar a conocer nuevas composiciones que lograron enorme trascendencia popular y que perduran aún en el tiempo, tales como lo fueran, entre muchas: Sentimiento Gaucho, Organito de la tarde, Con toda el alma, Amigazo, Yo te bendigo, Noche de Reyes, Alma en pena, Duelo Criollo, Misa de once; etc. etc. 

Finalmente, mediante un hecho doloroso y trágico que habría de impactar tan profundamente no sólo en el pueblo argentino sino en toda la América Latina, el tango alcanza el pináculo de la gloria. Ello ocurre el 24/6/1935 cuando, en el aeropuerto de Olaya Herrera, en Medellín, Colombia, nuestro querido zorzal criollo, Carlos Gardel, cae irremediablemente abatido, perdiéndose con ello el más genuino y brillante representante de la canción ciudadana. Incuestionablemente esa triste y dolorosa circunstancia sirvió para darle al tango el empujón definitivo y con ello calar hondo en el alma de los que aún podían encontrarse al margen del mismo. 

Por ello estamos en un todo en desacuerdo con quienes expresan que la mayor jerarquía del tango alcanza su techo máximo en la década del 20. Si bien durante ese lapso de tiempo ocurren hechos trascendentales para su aceptación, es en realidad a partir de la década siguiente, con el advenimiento del tango cantado y de las innovaciones que se le efectúan a los conjuntos orquestales, principalmente por directores como lo fueron Julio De Caro y Cobián; con la mayor venta de discos; con la iniciación de la radio; con grandes formaciones que interpretan los temas en base a revolucionarios sistemas de arreglos y orquestaciones de jerarquía; es cuando en realidad se llega al éxito total. No obstante nuestra modesta opinión es que la mayor preponderancia la adquiere en realidad el tango en las décadas del 30 y 40 y, por lo tanto, ese lapso de tiempo debe en realidad ser considerado como la verdadera "época de oro", para entrar en decadencia a partir del año 1950, agudizarse en 1955 y, lamentablemente, terminar su reinado total en 1960. Quienes, como nosotros, que viviéramos ya sea como intérpretes directos, oyentes o bailarines, estaremos en un todo de acuerdo en reconocer que durante aquellos años de euforia tanguera, no había confitería, cabaret, boite, teatro, club social y deportivo, que no nos ofreciera el deleite de las incomparables páginas de música ciudadana interpretadas por verdaderos conjuntos orquestales. Fue la época en que los músicos profesionales no carecían de trabajo; los conservatorios estaban atiborrados de alumnos deseosos de aprender el arte musical en todos sus aspectos, es decir adquirir un cabal conocimiento para luego volcarlos en futuras formaciones; en las calles de la ciudad era muy común observar la gran cantidad de pequeños estudiantes con los estuches de su instrumento preferido en sus manos; es cuando surgen a la consideración del público una verdadera legión de compositores, letristas (verdaderos poetas), ejecutantes, directores, cantores, etc.; es cuando en la noche de los sábados o en las matinées de los Domingos, se volcaba la juventud en la infinidad de salones o pistas bailables, sin peligro moral o social alguno, a pasar alegres horas de regocijo; es en realidad cuando en verdad se rendía el verdadero culto a la buena música y al baile por que entonces había que saber hacerlo, aprenderlo antes de salir a dar el primer paso para no hacer un triste papel ante el ocasional compañero o compañera, para lo cual en horas de la semana, al compás del gramófono o de la radio, los que ya lo sabían lo enseñaban a los neófitos; es, en fin, todo lo que yá, lamentablemente, no existe, lo irremediablemente perdido y que sólo perdura en el recuerdo de los nostálgicos que yá, en las postrimerías de su vida siguen evocando aquella tan insuperable época de la juventud que, paradójicamente, corrió a la par de la música ciudadana. Por todo ello ahora, al pasar frente a uno de esos sitios a los que pomposamente se les denominan "confiterías o boliches bailables", (que no son confiterías ni bailables) y sentir el infernal ruido que propalan los sofisticados aparatos de reproducción de sonidos, retrotraemos nuestro recuerdo a aquellos modestos salones de antaño y, así, otra vez, como por embrujo, cómo si surgieran como un eco del pasado, volvemos a deleitarnos con un valsecito criollo, un marcial pasodoble, un rítmico fox-trot, una pegadiza ranchera o las candentes notas de un tango qué, por su ritmo melancólico y dormilón, se hace más nostálgico si lo escuchamos en altas horas de la noche. 

Cuando a partir de 1960 el tango comienza a perder aquella maravillosa fuerza que, como música bailable había conservado durante varias décadas, algunos de sus más destacados intérpretes comienzan gradualmente a alejarse de su estilo original. Entonces, por modificaciones impuestas a la ejecución, volcadas más a lo clásico que a lo popular, con la incorporación de instrumentos electrónicos no convencionales, es decir con micrófonos incorporados y con la gradual eliminación de quien hasta entonces había sido su instrumento irreemplazable, el bandoneón, comienza a cambiar sustancialmente la interpretación de nuestra música popular para entrar en una nueva concepción musical que poco o nada tiene de esa riqueza de matices ciudadanos, pero no exenta de alto contenido artístico musical. 

Es así como comienzan entonces a aparecer diferentes conjuntos a los que se les habrían de dar el nombre de "vanguardistas", tales como ocúrriera en 1956 con "El cuarteto de cámara del, tango", integrado por Leo Lipesker y Hugo Barales, en violines, Mario Lalli'en viola, y José L. Bragato, en violoncello; con orquestaciones preparadas al efecto por Pascual Mamone. En 1957, lo haría Astor Piazzola en bandoneón, con Elvino Bardaro en violín, José L. Bragato en violoncello, Jaime Gosis en piano, y Juan A. Vasallo, en contrabajo. Luego, en 1958, aparece Horacio Salgán en piano, con Ubaldo De Lío en guitarra, y Rafael Ferro en contrabajo; conjunto que luego sería reemplazado por el famoso "Quinteto Real", dirigido también por Salgán, con Enrique Francini en violín, Pedro Laurenz en bandoneón,, Ubaldo De Lio en guitarra, y Rafael Ferro en contrabajo. "Los notables del tango", nuevo conjunto de Leo Lípesker en violín, con Leopoldo Federico y Antonio Príncipe en bandoneones, Manuel C. Flores en piano, y Omar Murtagh en contrabajo. En 1960, "Los 4", con Eduardo Rovira en bandoneón, Osvaldo Manzi en piano, y Enrique Díaz en contrabajo, con la colaboración de Silvia del Río como cancionista. En el mismo año, Piazzola, siempre innovando, dá a conocer su "Quinteto nuevo tango", con él en bandoneón, Simón Bajour en violín (éste luego sería reemplazado por Elvino Bardaro y éste, a su vez, por Antonio Agri), Horacio Malvicino en guitarra, Jaime Gosis en piano, y Enrique Díaz en contrabajo, con quienes actuaron, como vocalistas, Nelly Vázquez y Héctor de Rosas, luego Amelita Baltar. Yá, en pleno auge esta nueva modalidad tanguística, aparecerían posteriormente, "El quinteto tango" de Osvaldo Manzi; "El trío contemporáneo"; "El quinteto de la guardia nueva"; "Generación Cero", de Rodolfo Maderos; y otros como los dirigidos tanto por el multifacético Astor Piazzola; por el violinista rosarino, Antonio Agri, con su conjunto exclusivo de cuerdas; o por otros directores renovadores muchos de los cuales aún se encuentran en actividad. 

En el cuerpo de nuestro capítulo hemos dicho cuales eran las danzas más usuales durante la llamada época de oro y que se interpretaban en los salones de nuestra ciudad. Pero, para completar ese detalle convie.ne recordar su estilo, forma musical, etc. 

Del tango, consideramos que no hace falta extenderse en demasía, dado que le hemos dado preferencia en el presente relato. Su ritmo lo es del 2 x 4. 

Del paso-dobles decimos que es el tema musical con que se iniciaba y finalizaba toda reunión danzante. Musicalmente lo definimos como marcha militar que originariamente se empleó para el desfile de soldados de infantería; pero que tiene su mayor preferencia y aceptación durante los espectáculos de las corridas de toros. Su cadencia, además de alegre, es muy sencilla, ya que se baila en parejas que se mueven independientemente al ritmo de la marcha. Son famosos, entre otros de no menor valía: Suspiros de España, El Gato Montés, Virgen de la Macarena, Gallito, España Cañí, El Relicario, etc.; todos ellos de origen español, pero sin olvidar que también en nuestro país, principalmente en nuestra ciudad, hubo compositores que escribieron páginas de alta calidad. 

Del fox-trot (su traducción significa "paso del zorro"), decimos que es una música de baile de 8 compases de 4 x 4, que deriva probablemente de una de las tantas danzas negras. Fue muy popular en América del Norte durante el período anterior a la primera guerra mundial y se extendió más tarde por Europa propagado por las tropas americanas allí acantonadas. Cuando el fox-trot llegó al viejo continente, éste se encontraba invadido por el vals y el tango, por lo que las orquestas tuvieron que adaptarse rápidamente a la nueva modalidad, asimilando sus formas. Incuestionablemente el fox-trot, como danza elemental, es de donde han derivado tantas otras que le han sucedido hasta el presente. En la década del 20, principalmente, simbolizó con el Ragtime la despreocupación, la alegría, el deseo de vivir, de una generación que había sobrevivido a las angustias de una reciente guerra. Al igual que el fox-trot, recordamos aquí también la Rumba, pero ésta, ha tenido su origen en los países centroamericanos, entre éllos Cuba y en el Sud por Brasil. 

Con respecto al Vals, sabemos que es una danza de tres tiempos (3 x 4), cuyo origen se dice deriva del "Lindler", danza alemana. Sirvió originariamente para temas clásicos y para ello se sirvió de músicos célebres, tales como Chopín, Schumann, Ravel, etc.; pero, a mediados del siglo XIX, en Austria, deja de ser tan solo un tema de concierto para ser transformado en bailable, con tanta aceptación que, de inmediato, se extiende por todo el mundo, para lo cual se lo adaptó a pequeños conjuntos orquestales. En realidad quienes merecen ser llamados incuestionablemente revolucionarios del vals bailable lo son, principalmente, Johann Strauss (padre e hijo), siguiéndoles en órden de méritos Walteufeld, J. Linner, I. Ivanovici, G. Rosas, etc.; mientras que aquí, en nuestro país, fueron compositores destacados en dicho género bailable: Juan Maguo (Pacho), Héctor Bates; Antonio y Gerónimo Sureda, Francisco Canaro, Francisco Peña, José Filipetti, Pedro Datta, Rosita Melo, José Padula, Adolfo R. Avilés, etc.; y aquí, en nuestra ciudad, entre muchos; José Sala, Félix Lipersker, Santiago París, Francisco Plano, Atilio Cavestri, Santiago Ricci, Carlos Audissio, etc. 

En cuanto a la ranchera, es una mezcla de vals, con reminiscencias de aires criollos, en tiempo de 3 x 4. 

Retomando el hilo de la parte fundamental del presente capítulo, nos permitimos tomar la posta de lo iniciado oportunamente por el historiógrafo rosarino D. Héctor Nicolás Zinni, es decir comenzar nuestro relato musical a partir del año 1930 en adelante. 

A no dudar que, luego de aquella brillante época de autores, conjuntos y músicos de la "guardia vieja" de nuestra ciudad y que tan magníficamente lo describe Zinni en la "Revista de Historia de Rosario", comienzan a aparecer, junto con muchos de aquellos, infinidad de orquestas, muchas de las cuales llegarían a ocupar a través del tiempo, lugares prominentes en el panorama artístico y carteleras bailables de nuestra ciudad. 

Cabe hacer notar también, que mucho habría de contribuir a ello, el inicio de la era de la radiofonía en la ciudad de Rosario, con la aparición de las primeras "Broadcasting", vocablo inglés con que se las denominó en un principio a las mismas. Si bien, a partir del año 1924, ya sea por medio de "Teleradio", el Radio Club Rosario y otras, ya habían comenzado a irradiarse programas musicales, en realidad lo es, a partir del 26/3/1924, cuando sale al aire L.T.3, que en su primer momento se la conoció bajo la característica F.2, con sede en calle Maipú 836, que en 1927 cambiada su denominación con la característica LOG., traslada su domicilio a calle Santa Fe 1270, luego a calle Presidente Roca 970; después en 1937, ya con la designación de L.T.3, Radio Cerealista de Rosario, a calle Córdoba 1154; y, finalmente, a partir del año 1950, a calle Balcarce 840. La segunda Radio que tuvo nuestra ciudad lo fue la que originariamente y con sede en calle Salta 2133, se la conoció bajo el nombre de "Radio Colón" (estaba instalada en los fondos de una bicicletería); luego se la designó como L.V.5, Radio Millelot; pasó a calle Sarmiento 884; y, finalmente, ya como L.T.8, Radio Rosario, a calle Córdoba 1825, sede actual de la misma. La tercera en ser instalada lo fue L.T.1 Radio del Litoral que, a partir del 9/7/1932, inicia sus transmisiones en calle Córdoba 1039; pasa luego a calle Córdoba 1169; posteriormente al N°1331 de la misma calle; el 1/ 3/1953 es nacionalizada bajo la sigla "L.R.A. - Radio del Estado"; y en 1955 pasa a llamarse "L.R.A. 5 - Radio Nacional". La cuarta lo fue L.T.2, Radio Splendid, que inicia sus transmisiones el 24/5/1942, con estudios en calle Santa Fe 1388; en 1979, ya bajo el nombre de "L.T.2 - Radio Genéral San Martín", pasa a ocupar una de las plantas altas del Centro de Convenciones en la Plaza Pinasco, San Martín y San Juan; para luego trasladar sus estudios definitivamente a su nuevo actual domicilio de calle Dorrego 1042. 

Nos hemos permitido relacionar los antecedentes más destacados de las Radios rosarinas en razón de que, con la incorporación de las mismas el acervo artístico de la ciudad, sus programas en los que se incorporaban continuamente números musicales en vivo, conjuntamente con el enorme auge provocado por los discos, ellos fueron a no dudar factores importantes en la difusión de toda música bailable y, por lo tanto, los mayores propagandistas de todo lo atingente a tan caro sentimiento. 
Pero, a la par de esos caracterizados conjuntos orquestales radiales, comienzan a aparecer también otros, más modestos, pero de tanta calidad profesional como aquellos, liderados e integrados por anónimos ejecutantes; conjuntos que, a través del tiempo irían sufriendo continuas mutaciones debido a cambios forzosos de sus elementos, pero que en vez de debilitarlos les irían dando mayor ensamble y calidad; y con ello aser requeridos insistentemente por las diversas instituciones sociales de la ciudad y del interior para lograr un mayor éxito en sus programas bailables. A esas formaciones se las habrían de conocer bajo el nombre de "ORQUESTA TIPICA Y JAZZ". 

Dicha denominación les fue adjudicada porqué, habiendo dentro del plantel instrumentos tanto de cuerdas como de viento y percusión, la orquesta podía, éIla sola, asumir la responsabilidad de la total amenización del bailable, puesto que estaba en condiciones de interpretar cualquier clase de repertorio musical, es decir tanto lentos, como rítmicos o marciales. Por ese motivo, durante muchos años, en la mayoría de los casos las reuniones danzantes se efectuaban mediante la actuación de tan sólo un conjunto musical, en su mayor parte integrado por piano, uno o dos violines, dos o tres bandoneones, batería, saxo, trompeta, y contrabajo; el qué, a pesar de su reducido número, en nada desmerecía la fiesta, pues gracias a un total afiatamiento, conseguido a través de serios y contínuos ensayos, por la extraordinaria calidad de sus integrantes, por el ritmo de sus interpretaciones y por lo valioso del repertorio adoptado, llegaron a gozar de tan enorme preferencia por parte de los bailarines de entonces que su contratación por parte de las instituciones organizadoras muchas veces se hacía dificultosa por la gran cantidad de trabajo que las mismas tenían. Podemos asegurar, a fuer de sinceros y sin desmedro para nadie qué, durante muchos años, estas modestas orquestas superaron en mucho en labor profesional a las más cotizadas del ambiente radial. 

Como integrante de algunas de esas formaciones orquestales y por lo tanto el de haber vivido personalmente aquella maravillosa época del bailable, que comenzaba en los días Sábado y vísperas de feriados a las 22 horas para terminar a las 3 horas del día siguiente; como así también los denominados matinées, que comenzaban a las 17.30 horas para terminar, a más tardar a las 22.30 horas; o los famosos pic-nis, que hicieran tanto furor durante la época estival, que se realizaban a partir de las 10.30 horas hasta las 19 horas; todos los cuales, como ya lo hemos comentado anteriormente, comenzaban y terminaban con la ejecución de un pasodoble; nos consideramos suficientemente aptos para referirnos a esta parte de la historia que corresponde a las orquestas ya o casi olvidadas, pero que a no dudar, muchos de los lectores al ir recordando sus nombres habrán de revivir tantos inolvidables momentos que al compás de las mismas pudieron gozar en un determinado y bello momento de sus vidas, lejanos en el tiempo pero tan cercano al corazón. 

De dichas formaciones orquestales, tanto típicas exclusivamente, como las de típica y jazz o jazz solamente, características, etc., y pidiendo de antemano se nos perdone cualquier omisión, justificable dada la gran cantidad que existieron dentro del período comprendido entre los años 1930 y 1960 podemos recordar las siguientes: 

ORQUESTAS TIPICAS y/o TIPICAS-JAZZ 

ACOTO, Carlos y José - ALMA, Juan - ALSINA-VETERE - AMERICA (de Atilio Cavestri) - ARCEO-FRIGERI - ARCEO, Pedro - ARCEO, Pedro Hugo - ATLAS (de Vicente Gianello) - AUDISSIO, Carlos - BARBOSA, Julio - BARBATO-ABBATI - BARBATO-RIGATUSO - BARDAZZI, Armando - BASSI, Atilio - BASUALDO, Juan José - BEDRUNE, Abel - BELLIA, Angel - BIANCHI, Raúl - BOEDO (cuarteto) - BOHEMIOS DEL TANGO (de Elios E. Garbuglia) - BRUNELLI, Francisco H. - BUENOS AIRES - CALIFORNIA - CAMELINI - CAPPELLA, Juan - CARLINO, Alfonso - CARUSO, Antonio - CARROLl, Learte - CARROLI-ROMANO - CASANOVA, Antonio - CASTELLANOS, A. - CASCIO, Salvador - CASCIO, Miguel - CASSANO, Reynaldo - CATALDOCASTIGLIONE- CAVESTRI, Atilio - CEBALLOS-CEBALLOS-CONTI - CERTANI, Enrique - CLEMENTE, Roberto - COLETTI, Juan - COLOMBO, Eduardo - CONTI, Julio - CONTI-RIGATUSO, COSTA, Vicente - COSTANTINO, Nicolás - CORNA, José - CHERA, Luis - CHERA-SKENAZZI - CHERA-MANTEQUITA - CHERA-PARDO - CHERA-SALA - CHERA, Julián - CHIRINO, Juan - D'AMICO, Juan - DE LA GUARDIA - DEL LITORAL (de Nicolás Barbato) - DEL RECUERDO (de Alfredo Rodríguez) - DE LOS SANTOS, Adolfo - DI BIASE, Antonio - DOMINGUEZ, A. - DONADIO, Nicolás - DUARTE - FEDERAL 9(Borzone - De Vita)- FEDERICO, Domingo - FERRARI, Alba (cuarteto) - FILADELFIA - FITIPALDI - GALIMBERTI - GALLARDO, Luis (cuarteto) - GARCIA, José María - GARNERO, Agustín - GARROT, Lincoln (Los Provincianos) GEVARA-TAIBI - GHIRARDI-CEBALLOS (duo bandoneones) - GIANGRASSO - GIORGIO - GOMEZCORSI - GONZALEZ, Juan de Dios - GONZALEZ, Juan - GONZALEZ, Anastasio - GONZÁLEZ, Eduardo - GONZALITO - GRANDES DEL TANGO, Los (cuarteto de José Abruzzo) - GRISTEIN (Orquesta de señoritas) - GUARAGNA (Hnos. Silvio y Saverio Guaragna) - GUARDIA VIEJA: de Fermín Molina; de José (Pepe) Mulé; de Germán Ordoñez; de José María García; de Salvador Frumusa; de Alfredo Rodríguez; Internacional, de Nicolás Donadío, y Serenatas de Antaño, del mismo director; GUENNA, José - INTERNACIONAL (N. Donadío) - IRIS - JUAN MANUEL (cuarteto) - L.T.1 y L.T.3 (orquestas estables de dichas emisoras) - LAGUNA, Goyo - LAS AMERICANITAS (orquesta de señoritas) - LAZZARI, Miguel - LEANZA, Carlos - LEYTON - LEYTON-CINTORA - LINIERS - LIPESKER, Félix - LIZZA PERETTI, José - LOS ASES (de Leónidas Montero) - LOS ENTRERRIANOS - LOS GRANDES DEL TANGO (Marañón-Quinteros) - LOMASCOLO - LOPRESTI (orquesta de señoritas) - LOS MENDOCINOS - LOS PIBES ROSARINOS - LOS SIETE ASES - LOZZI - LURA, Juan Carlos y sus caballeros del tango - MAENZA, José - MAIPO (de Domingo Sala) - MALDONADO, Blanca (orquesta de señoritas) - MANINI, Antonio - MANTEQUITA (Julio Schiavone) - MANZUR, Juan Antonio - MARA-BU - MARTINEZ, José - MARTINO, Miguel - MAYO ( de José Sala) - MENDOCINOS, Los - MENDOZA, Josecito - MIGLIASSO, José Alberto - MIGLIASO-CASANOVA - MIGLIASSO-BARBATO - MIGLIASSOCHIRINO - MIGLIASSO-PERRI (actuó en el Bar El Indio) - MIGLIASSO-SANTOS - MILETTI - MILIA - MILICI, Luis - MILITELLO, Américo - MINACORE, Miguel - MOLINA, Fermín - MONTERO, Leónidas - MONTEVERDE, Claudio - MONUMENTAL (de Carmelo Pagano) - MUNNE, Enrique - MUSSI, Benjamín - MOYANO, Norberto - NATALIO, Francisco (Panchito) - NICOLETTI-CARRASCO - NOCITO, Juan - NOVEL - 9 de JULIO - OLLOQUI, Alfredo - ORLANDO - ORTIZ - ORTOLANI, Alfredo - CRUZA - PACHECO - PADULA, José Luis - PALADINI, José - PANCHITO (de Francisco Natalio) - PANCHITO - MILILLO - PANCHITO-YUVONE - PANE, José - PARIS, Santiago - PARODI, Carlos - PECORARO, Federico y José - PERETTI - PIERRE - PLANO, Francisco - PLANO, Francisco Humberto - POETAS, Los (de Antonio Ríos) - POLATO, Marcelo G. - POLATO-GODOY - PORTEÑA (de Atilio Cavestri) - POTENZA, Francisco - POZO, Juan - PROVINCIANOS, Los (de Lincoln Garrot) - RADIO ROSARIO (Orquesta Estable de dicha emisora) - RAGAZZO, Raúl - RAGONESE-BARDAZZI RESTIVO, Cataldo - RESTIVO-BARBATO - RESTIVO-PANE - REZZANO, Juan REZZANO-GONZALEZ - RICCI, Santiago - RIOS, Antonio - RISPOLI - RODRIGUEZ, Alfredo - ROMANO, Salvador - ROMANOCARROLl - ROMANO, Ignacio - ROMANITO - ROSARINOS, Los (de Francisco Termini) - ROSARIO (de Francisco Plano) - RUSITO - SALA, Domingo - SALA, José - SALA-MANTEQUITA - SALVADOR, Emilio - SAN MARTIN - SANTANA, Pedro - SANTESTEBAN, Tomás (cuarteto) - SCAZZINA, Guerino - SCHNEIDER, Alex - SCHIAVONE, Julio (Mantequita) - SERENATAS DE ANTAÑO (N. Donadío) - SKENAZZI, Santos Salvador - SMALDONE - SPERA, Miguel - SPLENDID - STELLA, Panchito - STIBELMAN, Adolfo - SUCHER, Manuel - TAPIALONGHI - TAVACHI - TEJEDOR LOPEZ, Faustino - TEJEDOR, Francisco - TERMINI, Francisco (Los Rosarinos) - TOTORO - TORRES, Omar (quinteto) - TORTOSA, Francisco - TRAVIGLIA, José - TRAVIGLIA-DOMINGUEZ - TOZZI - ULTIME-CHIRINO - VAGA, Alberto - VANETTI, Silvia (orquesta de señoritas) - VETERE, Eduardo - YUVONE, Luis - YUVONE, Oscar L. - YUVONE-BALESTRA - YUVONEPANCHITO - ZEOLI, Adelio - ZEN-SKENAZZI - ZORROS GRISES, Los (de Alfredo D'Andrea). 

ORQUESTA DE JAZZ 

ALESSIO JAZZ - ALEX, Fred - AMERICAN BOY'S - BARBATO, Emilio - BLUE STAR JAZZ (Director Falgueras) - BORT, Carlos - BROADWAY JAZZ - BUCKINGHAM JAZZ (director: Fito) - CALIFORNIA (de José Sala) - CAMPOS, Tito - COMETAS, Los - COPACABANA - CORVINI, Franco - CASALOMA - CONTINENTAL (Alfredo Serafino) - CHARLESTON - CHICAGUITO (de Vicente Lepere) - DADOS NEGROS (Juan Grisiglione) - DADOS ROJOS - DAMATO, Tommy - DIXIELAND'S KING - DIXIELAND'S SWINGER'S - DON ALVARADO - DON FERMIN - FART-WEST - GALY, Orlando - GEBEL JAZZ - GLOBBETROTTERS (de Walter Gómez) - GRANDE CASTELLI, Santiago:- IMPERIAL JAZZ (de Luis Cohen) - JULY Y SUS BOY'S - KELLINGTON JAZZ (de Miguel Minacore) - LAC PRUGENT, Alberto - LATINO, Jhonn y sus Diamantes - LEPERE, Vicente (Chicaguito) - LISERRA, Nick - LOS COMETAS - LOS DIABLOS ROJOS (de Aquilino Gallo) - LOS GIGANTES - LOS MARISCALES - LOS PANAMEÑOS – LOS PENIQUES - LOS RELOJES DEL RITMO - (de Domingo Schneider) - LOS TITANES DEL JAZZ - LOS MARISCALES (de Chito Morales) - LUCKY BOY'S (de Jerry Nelson) - MELODIC SERENADER'S - MICKEY - MILIA - MOORE, Charles - MONUMENTAL (de C. Pagano) - MORALES, Chito (Los Mariscales) - ORIGINAL JAZZ (de Smaldone) - PAGANO, Carmelo - PANAMA JAZZ (de Alberto Lac Prugent) - pANAMA JAZZ (de Cayetano Veraldi) - PANAMÁ, Los - PARIS, Santiago - PENIQUES, Los - PUEBLITO, Juan - RADAR - RAGTIME 4 - RAZZETTI, Juan - RENACIMIENTO JAZZ - RIMINI, Eduardo - RIOPLATENSE (de Atilio Cavestri) - ROSARIO SERENADER'S (de Vicente Giosa) - RITMOS - SANTA MONICA - SASSAROLI, Roberto - SWING SINCOPATOR'S - THE BROTHER'S JAZZ - THE INDIANA - THE MASTER JAZZ (de Juan D'Amico) - THE ORATORIAN'S JAZZ BAND - TIC-TAC - TRAVERSO, Mario - TROPICAL HABANA JAZZ (de Tito Manno) - WILTON JAZZ - ZORROS GRISES JAZZ (de Zacarías Sánchez). 

ORQUESTAS CARACTERISTICAS 

BARONE, Alfredo - BELMONTE, Luis - BESSONE, Omar - BISSIO, Hnos. - BOHEMIOS, Los (de Francisco Plano) - BONO, Antonio - BRUNELLI, Francisco - COMANDANTES, Los - DRAGONES, Los (de Osvaldo Ramos) - EVOCACION - GALLUCCI, José Antonio - GERLO, Séptimo - MAMELI, Juan Ricardo - MARANI - MARTINO, Cándido - MAZZOLA, Angel - PULIZZI, Juan Carlos - SANTA MARIA, Tino - VIGANO, Francisco. 

CONSTITUCION DE ALGUNAS DE ESAS FORMACIONES 

JOSE SALA (año 1934); José Sala (piano); Miguel Martino y Moretti (bandoneones); hermanos Alma (violines) y Salvador Alma (contrabajo). Año 1954: actuó en mayo de 1954 en L.R.3 Belgrano de Buenos Aires: José Sala (piano); Antonio Agri, Norberto Auteri, Salvador Farace, Bonifacio Muñiz y Alberto Del Bagno (violines); Agustín Hita (viola); A. Laniella (cello); D. Donnaruna (bajo); Omar Torres, Domingo Torres, Marcelo Bomprezzi y Américo Arnal (bandoneones). TRAVIGLIA-DOMINGUEZ: Héctor Hize (p); Victorio Militello, José Migliazzo, Angel Yacoponelli y Américo Arnal (bandoneones); Adolfo Alsina, Julio Lansky y H. Grisiglione (violines); Abraham Llelivinsky (violoncello) y José Domínguez (contrabajo). 

PANCHITO-YUVONE: José Paladini (piano); Francisco Natalio (Pan-chito) y Marino Basignana (bandoneones); Julio Lansky (violín); José Raguzza (trombón a vara); Andrés Bustamante (clarinete); José Nispil (saxo) y Luis Yuvone (batería). 

GUARDIA VIEJA 

DECADA DEL 30: MULE: José (Pepe) Mulé (flauta); Fermín Molina y Dermidio Guastavino (violines); Victorio Lazzari y Francisco Tapia (guitarras). INTERNACIONAL: Nicolás Donadío (bandoneón); Salvador Di Módena (arpa); César Mastroiacovo (flauta); Antonio Mazzara (piano); Dante Di Módena y Milo Sanguino (violines). 

DE SALVADOR FRUMUSA: Frumusa y Moreno (mandolines); Yuvone y Roussy (guitarras); Galli y Salgado (flautas); Nuncio Trifiró y Francisco Stelia (bandoneones), y Próspero Stancanelli (violín). DE-CADA DEL 40: DE PEPE GARCIA: García y Cuello (violines); Juan Aleandro (flauta) y Julio de los Santos (guitarra). DE MOLINA: Fermín Molina (violín); Manuel Vega y Francisco Tapia (bandoneones); Victorio Lazzari (guitarra); S. Sánchez (contrabajo); C. Mayolín y Dermidio Guastavino (violines), y H. Márquez (flauta). SERENATAS DE ANTAÑO: Nicolás Donadío (violín, guitarra y bandoneón); Chaqui y Ledesma (mandolines); José Valdivia (violín), y Juan Marino (flauta). DEL RECUERDO: Alfredo Rodríguez (bandoneón); Pedro Cassone y Angel Longhi (violines); Juan Marino (flauta); Victorio Lazzari y Patricio Peralta (guitarras). Esta última orquesta en el año 1951 estuvo integrada por: Alfredo Rodríguez (bandoneón), José Manodoro y Antonio Ferraro (violines); Hermenegildo Márquez (flauta), y Francisco Fernández (guitarra). DE GERMAN ORDOÑEZ (director-guitarra): Alberto Soto (bandoneón); José Ramírez (flauta) y José Alcalá (violín). 

TIPICAS 

LEONIDAS MONTERO (año 1955): Luis Pratti (piano); Leonidas Montero; Orlando y José Trujillo (bandoneones); Manuel Silveyra, Guerino Zanfagnini y Vicente Ottado (violines); Panizzoli (contrabajo); cantores: Lorenzo Rivó y Roberto Domínguez. 

JOSE CORNA: José Coma e Ivo Pirotto (bandoneones); Oscar Gallucci, Cirilo Faure y Alejandro Schneider (violines); Luis Pratti (piano), y D'Estéf ano (contrabajo). Cantor: Lorenzo Rivó. En esta orquesta actuaron también: Paco tti, Brunelli, Agri, Mala guamera, Ottado, Alma, Eguia (violines); Orlando Trujillo, Carlos Sacco, Colombetti (bandoneones), Antonio Santiago, Manuel Sánchez y Norberto Nofri (bajos). 

JULIAN CHERA: Hugo Grimolizzi (piano); Julián Chera (director), Héctor Arful, Carlos Espinoza, y Renato Roca (violines); Antonio Del Blanco, Juan Carlos Valenti, Héctor Grimolizzi y Antonio Alonso (bandoneones) y Rodolfo Chera (contrabajo). 

TIPICA Y JAZZ 

COLOMBO: Su director lo fue el Sr. Eduardo Colombo, único ejecutante del violín corneta (creación de Julio De Caro) en nuestra ciudad; y estaba compuesta, en su mayoría por los músicos que luego pasaron a formar parte de la Orquesta Federal que se indica a continuación. 

FEDERAL: La misma estuvo integrada por: Ernesto Borzone, reemplazado luego por Dino Cassano (piano); Nicolás E. De Vita y Albino Segata.(violines); Inocencio Carcedo y Carlos Sforza (bandoneones); Orlando Garcilazo (contrabajo); Juan Latino (trompeta); Ricardo Gamboa y/o S. Dorffman y/o Moscariello (saxos), y Alberto Cavallo reemplazado luego por Tomás Castello (batería). Actuó también en esta orquesta el acordeonista Marino Meschini, y se desempeñó como cancionista Mechita Olmedo. 

ZORROS GRISES: Fue dirigida en un principio por R. Cabreras y estuvo integrada por el nombrado y Carlos Faenza (bandoneones); Victorio La Rosa (piano); Alfredo D'Andrea y Nicolás E. De Vita (violines); Juan Latino (trompeta); Angel Lomáscolo (saxofón); y Zacaría Sánchez (batería). El mencionado conjunto al disolverse continuó bajo la dirección de Alfredo D'Andrea y estuvo integrado por el nombrado y Oscar Grillo (violines);,-.Juan Carlos González o Juan C. Lurá o Raúl Quintana o Domingo Costanti u Osvaldo Vigañó (piano); Justo Martín, Nicolás Sciangula y los hermanos Cáceres (bandoneones), José Mercado (contrabajo y trombón); Adolfo Dinolfo (batería); Francisco Humberto Plano (trompeta); Salvador Di Dio o Alceo Minacore (saxo); Franco Recamati (acordeón), y Alberto Vázquez y luego J. Navarro (como vocalistas). 

PLANO: Estuvo integrada por: Juan Carlos González (piano); Francisco StelIa, Horacio Nasca y Tito Rubino (bandoneones); Renato Roca y J. Pallarés (violines); A. Raccamato (acordeón); Francisco H. Plano (trompeta-director); Angel Lomáscolo (saxo); Alberto Miglioratti (batería), y Roberto Gálvez (vocalista). 

DI BIASE: este conjunto contó con los siguientes integrantes: Antonio Di Biase (director)y Sabino Méndez (bandoneones); Antonio Ragonese (violín); Angel Lomáscolo (saxo); Carmelo Dómina (trompeta); Tomás Castello (batería). 

BARDAZZI: En su mejor momento este conjunto estuvo integrado por los siguientes profesionales: Armando Bardazzi (director), Horacio Nasca y Francisco Stelia (bandoneones); José Malaguarnera, Renato Rocca y Maximino D. Alvarez (violines); Osvaldo Viganó (piano); Juan Pozzo o Guillermo Loberse (contrabajo), y Alfredo Ríos y Juan Barber (vocalistas). 

ARCEO (padre): Esta agrupación orquestal, que en su época tuvo mucha aceptación, estuvo integrada por: Pedro Arceo (director) y Alberto Pisso (bandoneones); Benito Arceo y Arístides Paccoti (violines); Tomás Santesteban (piano); Osvaldo Friggeri (saxo); Cerruti (trompeta); M. Sánchez (contrabajo) y Luis Fanjul (batería). 

ARCEO (hijo): Este conjunto estuvo formado principalmente por los siguientes músicos: F. Dezorzi y Manuel Gevara (bandoneones); Arístides Paccotti (violín); Pedro Hugo Arceo (piano-director); Nicolás Colubriale (saxo); José Cistola (trompeta); Carmelo Demaría (contrabajo), y Tomás Castello (batería). 

CARACTERISTICA 

CARLETTI: La integraron: Arsenio Carletti (director-acordeón), Gustavo Carletti (teclados), Rubén López (saxo), Isidro González (trompeta) y Polo Benítez (batería)

JAZZ 

JUAN PUEBLITO: Esta notable formación orquestal estuvo dirigida por Noé Scolnick e integrada por los siguientes profesionales: Ulises Alles (piano); Marcelo focco (contrabajo); Alberto Alcalá (batería); Julio Conti y Manuel Lapuerta (trompetas); Jesús Benítez, Juan Viccino, Carlos Corvini y Antonio Pozzoli (saxos); habiéndose desempeñado como crooner (vocalista) Hugo Mastrogiovanni (Larry). De este notable conjunto se recuerdan no sólo sus desempeños en radios y bailables, sino principalmente sus actuaciones en el antiguo Café Kamachi, luego La Cosechera, de Córdoba y Mitre, de 17 a 21 horas todos los días. 

CASALOMA JAZZ: Al disolverse la agrupación de Juan Pueblito por haberse el mismo ausentado de la ciudad, la mayoría de sus músicos resolvieron constituir una nueva orquesta bajo la antedicha denominación y que estuvo integrada por los siguientes ejecutantes: Alberto Vidosio (piano); Osvaldo Vasconcellos (contrabajo); Antonio Cigno o Polo Benítez (batería); Julio Conti y Manuel Lapuerta (trompetas); Nicolás Liserra, Carlos Corvini, Mariano Zarich y José Pinzone (saxos); Manuel Cabral (trombón a vara), y como vocalistas: Juan Carlos Fanara, Pedro Rarnbazzi y Carlos Bohr. 

PANAMA JAZZ: Fue otro de los grandes Conjuntos de Jazz de la ciudad y lo componían: Alberto Lac Prugent (piano-director); Mariano Carroli (batería); Ernesto Jiménez, Armando Conti y Eraclio Aparicio (saxos); Miguel de la Guardia y José Pérez (trompetas), y Luis Maranghelio (contrabajo). 

2a. PANAMA JAZZ: Disuelta la primera agrupación de este nombre su director Alberto Lac Prugent, forma una nueva agrupación que llegaría a tener tanto éxito como lo fuera su antecesora. Esta nueva jazz estuvo integrada, además de su director y pianista, por: Crivelli, en batería; Benítez, en contrabajo; Grande Castelli, en guitarra eléctrica y arreglos musicales; Pizzicatti, Módica y Muñiz en saxo; Franco Corvini y Miguel Archilla en trompetas; Rubén Decaroli, en trombón, y Hugo Moyano Vargas en la parte vocal. 

LOS PANAMEÑOS: ,Este conjunto que durante muchos años sería muy solicitado, nació por desavenencias con el director de la Jazz anteriormente nombrada, y la integraron: Elio Gallo (piano); León Sigal (batería); Luis Maranghello (contrabajo); Armando Conti, Juan Zaghis y Eraclio Aparicio (saxos), y Nicolás Desimone y José Pérez (trompetas), habiéndose desempeñado como vocalista el ex cantor de tangos y locutor radial, Ricardo Valdés. 

ROSARIO SERENADER'S: Buen conjunto que entre otros estuvo integrado por: Vicente Giosa (director-batería); Francisco Rodríguez (contrabajo); Albino R. Segata (piano); Mario Cilia (trombón); Osvaldo Jurjo y Raimundo Aparicio (saxos), y Eugenio Guidi y Alfonso Bond¡ (trompetas). 

GRANDE CASTELLI: Excelente agrupación tanto por la cantidad y calidad de sus músicos: Santiago Grande Castelli (director-guitarra eléctrica); Alfonso Bond¡, Roque Roberti, Norberto Desimone, Eugenio Guidi y José Tabacco (trompetas); Henry Bay, Mario Cilia, Rogelio Velázquez y Rodolfo Giacosa (trombones); Francisco Larroca y Miguel Archilla (cornos); Juan Curaba (alto); Mariano Zarich, Alberto Vilosio, Nicolás Colubriale y Nello Moine (tenores), y Salvador Saccomano (barítono); todos ellos en saxos; Norberto Nofri (contrabajo), y René Maenza (batería). 

Si bien en los últimos años no han salido grandes conjuntos dedicados a la música sincopada, merece ser citada por su gran capacidad interpretativa, la TRADICIONAL JAZZ BAND, que en sus mejores momentos ha estado integrada por: Baby Zacarías (piano); Jorge Pede-monte (corneta); Walter Paccotti (clarinete); Gustavo Martínez (trompeta); Juan Oviedo (saxo barítono); Alberto Manera (saxo); Enrique De Oña (trombón); Miguel Sartori (tuba); Bambi García (banjo); Hugo Di Nenno (batería), y Jacinto Flores (tabla de lavar). Es de destacar que este conjunto interpreta preferentemente el jazz tradicional, es decir aquel nacido a fines del siglo pasado en New Orleans, y que a pesar de los años transcurridos se mantiene con plena vigencia.

SALONES DE BAILE 

Finalmente, como complemento de todo lo antedicho, cúmplenos recordar a algunos de los lugares en donde, al compás de aquellas orquestas pudimos gozar de tantos bellos e inolvidables momentos de distracción. 

Así recordamos a: ATLANTIC SPORTSMEN, en Av. Godoy y Crespo; LA AGRUPACION ANDALUZA, en Rioja 994, después en San Lorenzo esq. Laprida (altos); el RECREO AVENIDA, de los hermanos Barberio; ATLETICO DEL ROSARIO, en Córdoba y Pje. Gould; BUENOS AIRES, en calle Buenos Aires 2255; BECCAR VARELA, en Alem y 27 de Febrero; BELGRANO, en Bv. Oroño y 3 de Febrero; BELLA CATANIA, en Av. Pellegrini y Paraguay; CENTRAL CORDOBA, en San Martín 3250; CENTRO PROGRESISTA, San Juan 3677; COSMOPOLITA, Fraga 1150; CENTRO ASTURIANO, San Luis 664; CENTRO GALLEGO, Entre Ríos 251; COLISEO, Av. Uriburu y Corrientes; CASTILLA, Corrientes 1570, luego 1342; CULTURAL ESPAÑOL, Salta 1744; CENTRO CATALA, Entre Ríos 776; CERVECEROS, Av. Alberdi 369; CINE DORE, Mendoza 1570; DOPOLAVORO, Laprida 575; CINE ECHESORTU, Mendoza 3955; EDEN PARK, de José Migliasso; ESPAÑOL, Rioja 1052; EL FAVORITO, Av. Alberdi 385; GIUSEPPE GARIBALDI, Paraguay 1461; GUGLIELMI, Tucumán 2650; GERMANIA, Crespo 163; GARDEN PARK; GIMNASIA Y ESGRIMA; HUMBERTO 1°; Jujuy 2551; IMPERIO, Av. Pellegrini 1645; IDEAL, San Martín 1570; INSTITUTO TRAFICO, San Lorenzo 2233; CLUB ITALIANO, Buenos Aires 1252; JOCKEY CLUB; LIBERTAD, Mendoza y Felipe Moré; EL LUCHADOR, Lima 1350; MODELO, Bv. Oroño 52 (altos), luego mismo boulevard esquina Jujuy (SO); NEWELL'S OLD BOYS: ORIENTE (ex cine), Mendoza 529; POLONES, San Nicolás 831; PLAZA F.C., Cafferata esquina San Luis (SO); PATORUZU, Mendoza y Brasil; EL POLO, de los Hnos. Quarantelli; CLUB PROVINCIAL; PALERMO CHICO; EL ROSEDAL, Mendoza 4132; ROWING CLUB, Av. Colombres; REGIONAL ESPAÑOL, San Lorenzo 1211; REGATAS ROSARIO, Cordiviola 1268; CINE REAL, Oroño esquina Salta (SE); CINE REX, Av. Alberdi; ROSARIO CENTRAL, Av. Ovidio Lagos y San Lorenzo (SO); SMART, Bs. As. 2255; SERVANDO BAYO, San Luis 4575; UNION FERROVIARIA, Salta 3555; UNION Y PROGRESO, San Juan 3464; UNION ARGENTINA, San Juan 4357, etc. 

QUINTAS 

CENTRO UNION DE ALMACENEROS; CENTRO CASTILLA; CENTRO ASTURIANO; CHIESA; LINARES; LA NELIDA; LOS PERALES; PERSEGANI; PRADO ESPAÑOL; SANGUINETTI, etc. 

BOITES, DANCINGS, CONFITERIAS 

BAMBU INDIA, Av. Beigrano 202; BIARRITZ, Córdoba esquina Entre Ríos (NO); CISNE BLANCO, Av. Arijón 1070; CAN-CAN, Maipú 778; CARACOL, Santa Fe 1357; CASTEL ROJO, Av. Pellegrini y Av. Belgrano; CHIN-CHIN, Santa Fe 1371; LOS DOS CHINOS, Rioja esquina San Martín (NO); DALILA CLUB, Rioja y 1° de Mayo; LA ESTANCIA, Av. Pellegrini 1647; FRANTZ y FRITZ, Santa Fe 1110 (subsuelo Café El Cairo); JEZABEL, San Luis 1112; KAMACHI (luego Córdoba), Mitre esquina Córdoba (SO); MARINA, Mitre 871; EL MOROCCO, Av. Belgrano 200; MARABU, San Martín 714; PARADISE, Mitre 643; REFA-SI (Hnos. Guaragna), Rioja esquina Mitre; SPORT, San Lorenzo esquina Mitre; SAVOY HOTEL, San Martín 550; BAR CIFRE, etc. 

CONCLUSIONES 

Dejamos así por concluido este capítulo dedicado a la música bailable. Sabemos qué, ni remotamente, lo dicho refleja todo lo que a ella atañe y por tal motivo justificable el desencanto que para muchos de los lectores habrán de significar las omisiones incurridas; pero si se reflexiona desapacionadamente, de seguro se sabrá comprender que ello es perdonable dada la gran cantidad de conjuntos que dentro de la época que hemos recordado se desempeñaron en la ciudad. Lo que sí, podemos asegurar, que orquestas, cantores y lugares de actuación, recordados o no, estarán siempre en los corazones de aquellos que tuvimos la enorme fortuna de haberlas conocido, de gustar de su afiatamiento, de haberlas escuchado y de haber bailado a su compás. Por ello, figuren o no en estos apuntes, todas son dignas del mayor de los respetos por ser parte indiscutible de la verdadera historia bailable de nuestra ciudad. 




Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.