viernes, 29 de junio de 2018

LA EMPRESA MUNICIPAL EN FUNCIONES



El 15 de septiembre de 1932, sin conocer las particularidades de aquella actividad, EMMTR toma a su cargo el servicio tranviario. No hay en el local de la Compañía libros, planillas ni útiles-.Con la recaudación del primer día (8.284,90 pesos) se organizó la imprescindible contabilidad.

Los ómnibus, en su mayoría precariamente acondicionados, fueron adquiridos en los primeros meses de gestión, a un precio promedio de 11.200 pesos cada uno. Un mal negocio, por el estado de las unidades. Para abastecer de energía al sistema tranviario, a su vez, EMM1'R firmó un contrato con la empresa SER (Servicios Eléctricos del Rosario), que dependía del grupo SOFIMA, a su vez dueño de la Compañía General. Paradójicamente, de ese modo, los nuevos empresarios volvían a depender de los antiguos...

Si bien los coches presentaban un aceptable estado, no ocurría lo mismo con la red de vías, que no había tenido un mantenimiento adecuado y se encontraba casi intransitable en algunos sectores, como el ramal a Alberdi, lo que producía frecuentes accidentes y descarrilamientos.

La nueva empresa —que el público conocería siempre como la la Mixta— inició sus actividades con una flota de 271 tranvías (121 grandes. 90 medianos y 60 chicos) y 21 ómnibus de distintas marcas y modelos, agrupados en 12 lineas. Tal variedad la llevaría prontamente al descalabro económico, pues no hay peor negocio para una empresa de transporte que la diversidad de unidades, por el arsenal de repuestos necesarios y la mano de obra especializada que cada vehículo requiere. De cualquier manera, la Mixta trabajó con entusiasmo, comenzando la fabricación de coches en sus talleres, con un coche mediano de 32 asientos, al que denominó 272.

También fueron tendidas nuevas líneas, llegando otra vez el tranvía hasta Saladillo, pero por otro recorrido; un ramal a Pascual Rosas, otro a Ludueña y una extensión de la línea 26 por Ovidio Lagos hasta Muñoz. Paralelamente, una larga querella con la Compañía General llegaba a su fin cuando el intendente Culaciatti firma el decreto correspondiente, el 16 de agosto de 1936, disponiendo el pago a la CGTER de un monto por todos sus bienes, en 34 cuotas anuales que incluían amortización e intereses.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 14, de Julio 1991. Autor: Juan Carlos Muníz.