miércoles, 27 de septiembre de 2017

GUIDO, ANGEL



Fue una de los hijos más meri­torios de Rosario, en donde viera la luz en 1896, en un hogar tradicionalmente inclinado a las bellas artes. Su nombre quedará unido permanentemente a la ciu­dad por ser el autor principal de una de las maravillas arquitec­tónicas contemporáneas: el Mo­numento Nacional a la Bandera de la Patria.

Angel Guido cursó sus estu­dios en la universidad de Córdo­ba graduándose como ingeniero civil en 1920 y como arquitecto en 1921. Desde ese momento su obra fue muy intensa, sostenida por su probada ductilidad artís­tica, tanto en la docencia supe­rior y universitaria como en sus múltiples facetas literarias, ade­más de la de conferenciante mu­nido de vasta erudición.

Apenas creada la Universidad Nacional del Litoral fue desig­nado profesor de historia de la arquitectura y de otras asigna­turas. De su labor en la cátedra perdura el buen recuerdo. En 1948fue nombrado Rector de la Universidad Nacional del Lito­ral, cargo que dejó dos años des­pués. Entre los muchos trabajos que Guido dejó en el campo de la arquitectura está la elaboración de los planos reguladores de Ro­sario, Mar del Plata, Salta, Tu­cumán, el proyecto de la Ciudad Universitaria de nuestra ciudad además de otras obras impor­tantes. Asimismo se le debe el proyecto premiado del Monumen­to ala Batalla de San Lorenzo, de alta calidad artística en su límpida y moderna concepción.

Como escritor se dio a conocer como poeta en 1922, pero pron­to dejó esa modalidad para ce­ñirse a la prosa en la que produ­jo ensayos muy meritorios que van desde Fusión hispanoindigena en la arquitectura colonial has­ta su obra acaso más enjundiosa Redescubrimiento en América del Arte, libro valioso para interpre­tar los procesos culturales de Hispanoamérica. Guido, cuyas vinculaciones de pensamiento con Ricardo Rojas, de quien fue amigo, son claras, también estu­dió el arte mestizo, tanto en sus ensayos sobre el Aleijadinho como en su Influencia indígena en el arte colonial mexicano, que le encomendara el gobierno de Mé­xico. Como homenaje a Rosario escribió con el seudónimo de "Onir Asor" una extraña novela simbólica que tituló "La ciudad del puerto petrificado".

Copiosa es también la obra que Guido* cumpliera fuera del país ya sea como representante en congresos internacionales de arquitectura,como en universi­dades de América y de Europa. Además integraba numerosas en­tidades científicas y artísticas del mundo.

Angel Guido mostraba además de su polifacética personalidad, otras virtudes acaso más entra­ñablemente valiosas: la senci­llez, el amor por el terruño, la cordialidad de su trato, el seño­río de sus maneras, la consubs­tanciación con la realidad de las esencias argentinas y america­nas, la fe y el optimismo en el fu­turo del continente, esta tierra eurídica, como solía decir, con el neologismo acuñado por Ricar­do Rojas. Falleció en Rosario, el 29 de mayo de 1960, y sus restos mortales descansan en el cemen­terio El Salvador, a la vera de la calle mayor. En el primer aniver­sario de su muerte sus amigos colocaron en su tumba una pla­ca de bronce, que dice: "Forjador de Belleza, Maestro, Rector, In­geniero, Arquitecto, Urbanista, Historiador, Redescubridor de América en el Arte, Conferencis­ta, Crítico. Realizó obras de tras­cendencia continental. Creador del Monumento y Parque Nacio­nal a la Bandera."

En verdad Angel Guido fue hi­jo esclarecido de Rosario.
 
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historias de aquí a la vuelta” . Fascículo Nº 1. Autor Héctor A. Sebastianelli . Abril 1991