martes, 1 de agosto de 2017

Rodolfo Rivarola y su Rosario natal

Francisco Cignoli*


La revista, asociándose a los homenajes que en distintos puntos del país se tributaronal doctor Rodolfo Rivarola con motivo del sesquicentenario de su natalicio, ha decidido dar a conocer un artículo elaborado por el recordado historiadorFrancisco Cignoli, hace treinta años y que constituye una pieza antológicade la reseña biográfica periodística.

La principal avenida de Barrio Godoy lleva su nombre y muy pocos conocen que dicha I arteria hace referencia a uno de los intelectuales más brillantes que tuvo la Argentina.

Personalidad enjundiosa y A multiforme la del doctor Rodolfo Rivarola. Fue una noble expresión de la cultura argentina y mantuvo hasta en su ancianidad venerable la preocupación del bien público y el afán de servir al perfeccionamiento de la comunidad. Sin ser legislador pudo contribuir a preparar leyes y sin ser ministro, supo orientar a gobernantes. Tuvo el celo de las instituciones. Humanista, juez, maestro, pensador, estadista, cultor de las bellas letras y de la poesía, gran parte de su larga actuación, proficua y ejemplar, ha de buscarse en la magistratura, en la cátedra y en el libro. Profesor de historia, filosofía y derecho, decano de facultades, presidente de la Universidad Nacional de La Plata, "doctor honoris causa" de la Universidad de Río de Janeiro, fue también eficasísimo propulsor de la amistad panamericana y extracontinental. Sustraído a las luchas civiles, pero en modo alguno ajeno al cuidado de los deberes de ciudadano. Hombre de pensamiento y de estudios disciplinados, vivió la firmeza de su labor intelectual y de conducta moral. Su característica fue singularmente el equilibrio. Al cumplir Rivarola los 80 años de edad, el país le tributó el homenaje que cuadra a los maestros. Países hermanos adhirieron a ese tributo, nuncio y preludio de su posteridad gloriosa. Falleció én Buenos Aires el 10 de noviembre de 1942. De todas las facetas de tan vasta, prolongada y meritoria actuación, destaco la vinculación afectiva que Rodolfo Rivarola mantuvo con su ciudad natal. Me consta el gran cariño que sintió por el terruño, por habérmelo manifestado personal­mente más de una vez, en conoci­miento de mi residencia rosarina y así lo ratificó su hijo Horacio. Indudablemente Rivarola tuvo siempre en sumo grado el culto del terruño. El movimiento de opinión en favor de la creación de la Univer­sidad Nacional del Litoral, tuvo en el doctor Rivarola apoyo decisivo desde la hora inicial. Por su parte, la ciudad que le viera nacer, ha sabido honrar a hijo tan dilecto. En 1937, adhiriendo a los homenajes que se le tributaron en el día de su octogésimo aniversario, la Municipalidad de Rosario dio el nombre señero de "Doctor Rodolfo Rivarola" a la avenida "Los Pláta­nos", del populoso barrio Godoy. Para concretar tan plausible adhesión fue necesario prescindir por esa vez de la disposición del artículo 29 de la ordenanza N° 36|1929, que prohibe que se de el nombre de una persona a una plaza, avenida, calle o pasaje, hasta un año después de su fallecimiento, Horacio Rivarola me refirió que cuando su señor padre recibió la grata nueva, comunicada por el intendente Culaciati, le satisfizo saber que con su nombre no se reemplazaba el de otra persona. Una década después, en 1947, al cumplirse el 90° aniversario del natalicio del doctor Rivarola, el Centro de Estudios Americanistas de Rosario, descubrió una placa recor­datoria en el frente del actual edificio de la calle Córdoba 1023, levantado en el solar donde existía la casona en que nació el ilustre rosarino. Previa­mente, el doctor Calixto Lassaga, coetáneo de Rodolfo Rivarola, diser­tó sobre su personalidad por una radioemisora. 
En 1952, con motivo de cumplirse el 10 de noviembre el décimo aniversa­rio del fallecimiento del doctor Rivarola, por decreto del P. E. de la provincia de Santa Fe, se dio el nom­bre de "Doctor Rodolfo Rivarola" a una escuela fiscal de nuestra ciudad. La ausencia apaga la llama... El dicho no vale para Rodolfo Rivarola, que no pudo estar ausente de su Rosario natal porque lo llevaba en el alma de los recuerdos y en la memoria del corazón. Nostalgia del terruño. Estaba en él como una dulce, apacible y melancólica añoranza. Rosario tampoco lo olvida; fue en su tierra donde el hombre del futuro oyó la tierna canción de cuna.
  • Fue publicada el 8 de diciembre de 1975 en el diario La Capital de Rosario.

  • Fuente: Extraído de la Revista” Rosario y su Historia”. Fascículo N.º 59 de diciembre de 2007