viernes, 4 de agosto de 2017

JOSE MOJICA FRAY JOSE FRANCISCO DE GUADALUPE CANTANTE - ACTOR - RELIGIOSO

Por Nicolás N. De Vita
SU PRESENCIA EN BARRIO ECHESORTU

Evidentemente, muchos de los lectores, principalmente los de pocos años de edad, habrán de preguntarse quien era este singular personaje que, en su momento, llegó a acaparar la atención de millones de espectadores de habla hispana; mientras que a los mayores, su recuerdo los habrá de llenar de honda nostalgia.

Al respecto podemos decir que quien en el aspecto personal como artístico llevó el nombre de José Mojica y luego, como religioso "Fray José Francisco de Guadalupe", nació en San Gabriel, Jalisco, Méjico, el 14 de setiembre de 1899, mostrando desde chico no sólo un espíritu aventurero sino también una gran inclinación para el canto. Fue descubierto por el célebre profesor Cuevas cuando Mojica contaba con tan sólo 15 años de edad y el maestro, ante la certeza de tener ante sí un posible grande de la lírica, le dio las primeras lecciones de canto. Su debut oficial se produce pocos años después en el Teatro "Civic Opera" de Chicago (EE.UU.), encarnando uno de los principales roles en la ópera "Thais" de Massenet, obteniendo un señalado éxito. Ya impuesto definitivamente como reconocido tenor operístico, fue requerido en numerosas oportunidades por la dirección del "Metropolitan Opera House" de New York, donde alternó su actuación al lado de célebres cantantes tales como Mary Garden, Amelita Galli Curci, Fredda Hempel y otros resplandecientes primeros divos del teatro lírico universal.

Pero además de su bien timbrada, potente y expresiva voz de tenor, Mojica reunía además otros importantísimos atributos que pronto le abren las puertas del éxito. Juventud, buen porte, excelente fisonomía y, además, una enigmática pero acaparadora sonrisa que atraía de inmediato a todos los públicos sin distinción de sexos. Estos recursos naturales, que hasta entonces le habían servido para triunfar en el teatro de la lírica, fueron prontamente advertidos por los Directivos de la Compañía Cinematográfica "Fox", quienes le ofrecen al artista un ventajoso contrato para intervenir como galán principal en películas musicales a rodar por dicha compañía.

Dado lo ventajoso de la oferta y la posibilidad que se le presentaba no sólo de un triunfo mayor sino también el de mejores posibilidades económicas que el teatro le ofrecía, acepta la oferta y debuta en el cine con la película "El precio de un beso". En ese entonces el nuevo astro contaba con 29 años de edad y fue tan resonante el éxito de dicha cinta que la prensa de toda la América brinda a la misma como a su intérprete los mayores elogios.

A partir de entonces y por muchos años, Mojica llega a ocupar un destacado lugar dentro de las.más cotizadas primeras figuras masculinas de la producción hablada en español, lo que le permite difundir su innata y valiosa personalidad, especialmente en películas musicales. Prueba de ello lo certifican la gran cantidad de películas que contaran con su valiosa participación, entre las cuales, además de las antes nombrada, merecen ser recordadas: La cruz y la espada; El capitán de cosacos; El Rey de los gitanos; Cuando el amor ríe; El caballero de la noche; Hay que casar al príncipe; y muchas otras más; en todas las cuales, en mayor o menor grado, el artista combinó, con gran acierto, el patrimonio de su extraordinaria voz, su calidad de intérprete y la antes aludida personalidad; todo lo cual hizo que en la mayor parte de los hogares de entonces, sus admiradoras tuvieran colocado, en lugar preferente, una fotografía del ídolo, pues, sin exageración alguna, durante muchos años, Mojica llegó a acaparar mayor predilección que muchos de los otros grandes y cotizados galanes de la época.

Mojica estuvo de visita tres veces en nuestra ciudad y también en nuestro Barrio. La primera vez lo hizo el 7 de mayo de 1937, debutando con todo suceso en el ex cine-teatro Real, situado en la esquina SE. formada por el Bv. Oroño y la calle Salta, en cuya oportunidad; entre otras de sus mejores canciones, interpretó: El toro; Cuando el amor llama; El precio de un beso; La canción del paria; Mía; Júrame; María la O.; etc.; tods con el acompañamiento al piano del maestro José Sabil Marroquí.

Como anécdota cabe consignar qué, en esa oportunidad, Mojica prácticamente ya se había retirado de la vida artística; y, como recuerdo de su visita a Rosario —según así se anunció— en un simpático gesto obsequió un magnífico automóvil marca Studebaker - Presidente, sedan, modelo 1937, de su propiedad para qué, con el patrocinio del café "Bhering" que entonces se vendía en plaza, fuera sorteado entre sus admiradores asistentes a la función. La verdad es que a muchos quedó la duda sobre la veracidad de tal obsequio, pues no sería exagerado pensar que el auto en realidad debió ser adquirido por la citada firma comercial y que Mojica pudo prestarse tan sólo con fines publicitarios de actuación, por amistad o, porque nó, a cambio del pago de cierta cantidad de dinero; pero la verdad es que el citado auto se sorteó durante el intervalo de su actuación. Ahora, a través de los años, mejor es interpretar como real el gesto aludido, tal como lo hemos expresado anteriormente, como se promocionó entonces y por tal ciertamente reconocido.

Mojica, como galán, filmó su última película en el mes de mayo de 1935. La misma se llamó "Las fronteras del amor" y compartía la cartelera estelar con una gran actriz que se llamó Rosita Moreno. Sin embargo, como más adelante se dirá, años después aparecería otra vez en la pantalla grande en otra película, pero en una actuación muy distinta a las anteriormente interpretadas. Luego de filmar aquella última película, el actor anunció su retiro definitivo y con ello pasó a ser el primer astro de la historia del cinematógrafo, ídolo indiscutido, que se retiraba en el pináculo de la gloria, lauro conquistado en una ascendente carrera artística que durante más de una década le brindara

José Mojica fama y dinero. La recordada película, "Las fronteras del amor", estaba basada en un guión propio, es decir escrito por el mismo intérprete y versaba sobre su propia vida mundana.

SUS VISITAS A NUESTRO BARRIO
 


En oportunidad de su primera visita a Rosario, Mojica se hizo presente en el "Hospital Carrasco", en un gesto que fue muy reconocido por la comunidad. Allí, en ese nosocomio, entonces dedicado especialmente a la atención de enfermedades infecto-contagiosas, interpretó ante los internados algunas composiciones de su vasto repertorio. El vecindario, conocedor de la presencia de su ídolo, se volcó masivamente a ese lugar, invadiendo practicamente todo espacio libre del Hospital, como así también gran parte del Bv. Avellaneda y 9 de Julio. Al aparecer en el balcón del primer piso, donde está instalada la farmacia, fue recibido con una atronadora salva de aplausos y gritos; a todo lo cual el mismo respondió con su inigualable simpatía como así también con la interpretación de algunas de sus canciones, las que fueron escuchadas con todo embelezo por los asistentes, quienes, deseosos de agasajarlo, tocarle, demostrarle su cariño, llegaron a crearle serios problemas cuando, al retirarse, debió recorrer a pie el trecho que separaba entre la administración del hospital y el Bar entonces de propiedad de don Maximino Alvarez, ya desaparecido, sito en la esquina SO. del Bv. Avellaneda y 9 de Julio, donde le fuera servido un vino de honor.

Años después, el que fuera gran ídolo del cine parlante, habiendo ya hecho renuncia definitiva al triunfo, al halago de la popularidad y a la vida mundana, luego de hacer entrega de todos sus bienes materiales a los pobres, ingresa a la órden de San Francisco de Asís; recibe su ordenación sacerdotal en la ciudad de Arequipa (Perú); y adopta el nombre de Fray José Francisco de Guadalupe; y así, en esta faz religiosa, sale a recorrer los caminos de toda la América Latina, predicando la fe, la caridad y el amor en Cristo. Así, con total abnegación y con el aval que le dispensaba el enorme poder de atracción que le valiera para triunfar en el teatro y en el cine, ídolo querido de millones de personas, los últimos años de su existencia los dedica en pró de la santa iglesia, con un trabajo tan bueno y encomiable como lo había sido en lo artístico.

Ya, como Fray José Francisco de Guadalupe, José Mojica estuvo otras dos veces en nuestra ciudad. Una, muy de paso, en el año 1950; y la otra, durante los días 16 y 17 de mayo de 1964. En esta última oportunidad lo hizo especialmente invitado para el estreno de la películal' "Yó, pecador", que protagonizara junto a Libertad Lamarque y el actor Pedro Geraldo y que se exhibiera en el antes recordado cine-teatro "Real". Además, personalmente y con el acompañamiento del conjunto "Las arpas de oro", el ahora sacerdote interpretó diversas canciones, tanto del género lírico como religioso, las que fueron ruidosamente festejadas por un público que colmó la sala teatral en cada una de las funciones programadas y que tuvieran como principal objetivo el de recaudar fondos para las obras de los Barrios que en ese entonces se encontraba empeñado el Arzobispado de Rosario. Dichas funciones contaron también con la feliz intervención del Coro del Seminario diocesano "San Carlos Borromeo". Cabe aclarar que las obras a que se han hecho referencia anteriormente, en realidad llevaban, como propósito fundamental, el de despertar vocaciones eclesiásticas en la Juventud Latino-Américana.

Durante esas dos nuevas presencias en la ciudad, Fray José Francisco de Guadalupe volvió otra vez a nuestro Barrio Echesortu en cortas visitas a la Parroquia San Francisco Solano; donde, luego de asistir a misa, departió amablemente, sin apuro alguno, con la gran cantidad de fieles y admiradores qué, como la vez primera, enterados de su presencia física, concurrieron masivamente al templo para testimoniarle su simpatía y admiración.

Finalmente, luego de soportar con honda resignación cristiana diversos males físicos que le aquejaron durante varios años, entre ellos la amputación de su pierna derecha y la colocación de un marcapasos, el 20 de setiembre de 1974, cuando contaba con 78 años de edad y como consecuencia de un paro cardíaco, José Mojica o Fray José Francisco de Guadalupe entregó su vida al Señor.

Dejamos así expuestas en este capítulo las visitas que el cotizado astro nos hiciera en su oportunidad. A no dudar que todos aquellos que fueran partícipes de dichos acontecimientos habrán de recordar con honda emoción los mismos, pues la presencia de Mojica, sea como actor o religioso, dieron brillo no sólo a nuestro Barrio sino a la ciudad toda por lo que el mismo representaba en ese entonces en todos los pueblos de habla hispana.
Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.