viernes, 26 de mayo de 2017

EL INICIO EN LA DOCENCIA Y UN PEREGRINAJE MILITANTE

El acceso a la supervisión escolar no fue casual, sino que cons­tituyó la culminación de una tra­yectoria previa como maestra de grado, vicedirectora y directora.
Su tarea docente se inició frente a grados de escuelas primarias de nuestra provincia, y fue ascendien­do a todos los cargos por concursos o escalafón. Por esos concursos abiertos y limpios por los que < pre luchó desde el gremio.
 
  Se inició en la Escuela V Moisés Ville. el 24 de Junio de 1931. hace ya casi 60 años. En 1936 fue trasladada a la Escuela Nº 262 de Monje, donde al poco tiempo sufrió su primera cesantía. Pasados algunos meses la reintegraron en Coro­nel Dominguez, luego fue tras­ladada, por escalafón, a la Escuela Nº 851 como directora de escuela complementaria en Palacios (San Cristóbal). De allí pasó a la Escue­la Nº 735 de Estación Frontera (Dpto. Castellanos) y luego a la Es­cuela N° 138 de Rosario, como vicedirectora.
  Ingresó, concurso mediante, en la Escuela Almafuerte el 11 de Octubre de 1947 y ascendió, también por concurso, al cargo de directora de la Escuela N- 119, de la que, al poco tiempo, fue separada por cesantía en 1950. El 1º de mayo de 1976 la dejan cesante por tercera vez, en su cargo de supervisora.
En este peregrinaje provocado por razones familiares, políticas y propias de su tarea profesional, Ro­sita tuvo oportunidad de trabajar con excelentes docentes con los que compartió inquietudes profe­sionales y político-gremiales, an­gustias, preocupaciones, alegrías y experiencias. Todas mis amista­des las he hecho en mi trabajo" re­pite siempre- "por eso me quedo a vivir aquí en Rosario, donde suena a cada rato mi teléfono, donde sal­go a la calle y la gente me saluda y me recuerdan tantas lindas expe­riencias pasadas".
Desde sus primeros desempe­ños docentes le preocuparon los mismos problemas: ¿cómo hacer más productivo y placentero el pa­so de los niños por la escuela?, ¿có­mo contribuir en la formación de actitudes solidarias y comprometi­das? y, una pregunta que la preo­cupó en momentos difíciles y de de­sasosiego, pregunta que respondió siempre con su compromiso y militancia: ¿haremos más felices a los niños si logramos que desarrollen el juicio crítico, que logren com­prender la realidad?
 
Cuando Rosita supervisión, llevó todos estos consigo  además de todos los interrogantes, el bagaje armado diariamente, en cada una de las escuelas de pueblo, de barrios, en las que -con  gusto- trabajó.
 
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta” . Fascículo Nº 4 Autora Liliana Olga Sanjurjo. De junio 1990