lunes, 12 de diciembre de 2016

LA EMPRESA MUNICIPAL EN FUNCIONES

El 15 de septiembre de 1932, sin conocer las particularidades de aquella actividad, EMMTR toma a su cargo el servicio tranviario. No hay en el local de la Compañía libros, planillas ni útiles. Con la re­caudación del primer día (8.284,90 pesos) se organizó la imprescin­dible contabilidad.
Los ómnibus, en su mayoría precariamente acondicionados, fueron adquiridos en los primeros meses de gestión, a un precio pro­medio de 11.200 pesos cada uno. Un mal negocio, por el estado de las unidades. Para abastecer de energía al sistema tranviario, a su vez. EMMTR firmó un contrato con la empresa SER (Servicios Eléc­tricos del Rosario), que del grupo SOFIMA, a su vez dueño de la Compartía General. Paradó­jicamente, de ese modo, los nuevos empresarios volvían a depender de los antiguos...
Si bien los coches presentaban un aceptable estado, no ocurría lo mismo con la red de vias, que no había tenido un mantenimiento adecuado y se encontraba casi in­transitable en algunos sectores, como el ramal a Alberdi. lo que producía frecuentes accidentes y descarrilamientos.
La nueva empresa —que el pú­blico conocería siempre como la Mixtainició sus actividades con una flota de 271 tranvías (121 grandes, 90 medianos y 60 chicos, y 215 ómnibus de distintas marcas y modelos, agrupados en 12 líneas. Tal variedad la llevarla prontamente al descalabro económico, pues no hay peor negocio para una empresa de transporte que la diversidad de unidades, por el arsenal de repuestos necesarios y la mano de obra especializada que cada vehículo requiere. De cualquier ma­nera, la Mixta trabajó con entu­siasmo, comenzando   la fabricación de coches en sus talle­res, con un coche mediano de 32 asientos, al que denominó 272.
También fueron tendidas nue­vas lineas, llegando otra vez el -vía hasta Saladillo, pero por otro recorrido: un ramal a Pascual Rosas, otro a Ludueña y una ex­tensión de la linea 26 por Ovidio Lagos hasta Muñoz. Paralela mente, una larga querella con la Compañía General llegada con su fin cuando el mando d intendente Culaciatti fir­ma el decreto correspondiente, el 16 de agosto de 1936. disponiendo el pago a la CGTER de un monto por .odas sus bienes, en 34 cuotas amales que incluían amortización e interes.

 
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario , Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo N• 14. Autor Juan Carlos Muñiz. Julio 1991.