lunes, 14 de noviembre de 2016

EL PROFESIONALISMO / LLEGA A ROSARIO. ' PUDIENDO LOS CLUBES RETENER A SUS MEJORES JUGADORES



Obviamente, la plaza futbolística de nuestro medio era la más codiciada por los porteños. Desde varios años antes a ese 1931, los principales clubes locales también "disfrazaban" en sus balances sumas importantes que tenían como destino el pago a sus futbolistas. Al oficializarse y decidirse la profesionalización de los jugadores en Buenos Aires se corría el serio riesgo de que se produjera en nuestra ciudad un éxodo masivo ante las tentadoras ofertas de los poderosos. Había que actuar y nuestros dirigentes lo hicieron rápidamente.




Para ayudar a comprender aquel especial momento —histórico, fundamental para el fútbol— no debemos soslayar esta referencia que hallamos en la memoria centralista del año 1932 y que, bajo el título de "Profesionalismo", dice:



"La necesidad para regularizar situaciones incómodas para los clubes, por un lado, y por otro para evitar el éxodo de jugadores hacia la Capital Federal, donde se había iniciado el profesionalismo, con la selección de tas más prestigiosas e importantes instituciones deportivas, hizo que entre las similares de nuestro medio se estudiara el asunto para llegar a culminar en la separación de la Liga Rosarina, constituyéndose agrupadas bajo la denominación de Ascciación Rosarina de Foot-Ball".

Para regir los destinos de esta novel institución fue designado nuestro presidente, don Federico J. Flynn, en cuyo honroso cargo ha sabido desempeñarse con su eficacia y actividad acostumbradas. Con esto —concluye al respecto la memoria de aquel año— fue necesario realizar contratos especiales con los jugadores y legalizar así para tranquilidad de la mesa directiva ante la masa de asociados el verdadero destino que en el llamado amateurismo había necesidad de disfrazar a las pagas por este concepto, con rubros de cuentas que evitaran la aplicación de artículos prohibitivos de reglamento, que figuran en los de la Liga Rosarina".

Aquel lenguaje no admitía eufemismo y los dirigentes rosarinos, con la misma preocupación que tenían los auriazules, decidieron dar el paso definitivo a menos de un mes de haberse iniciado el campeonato profesional en Bs. Aires.
Fuente:“ La historia de Rosario Central “, por Andrés Bossio.