martes, 11 de octubre de 2016

NACE LA ASOCIACION ROSARINA DE FUTBOL



En el local de Maipú 1025, sede por entonces de Newell's Oíd Boys,» se reúnen el 22 de junio de 1931, Flynn por Ro­sario Central; Domingo Brab-bia por N. O. Boys; Dr. Anto­nio Onis por Central Córdoba; Emilio Navarini per Provincial, Angel Rossini por Belgrano; Sixto Martínez por Nacional y por Tiro Federal, Francisco Ciuro.

Allí nació el profesionalis­mo en Rosario, que días des­pués inauguraría su primer torneo con Rosario Central, Newell's Oíd Boys, Belgrano, Central Córdoba, Nacional Provincial, Tiro Federal, Sparta y Washington. Estos dos úl­timos fueron incorporados a la Asociación pese a no haber participado de la fundación.

En materia futbolística, el inicio de la era rentada no fue propicio para Rosario Central. Y trajo, encima, incidentes y entredichos con jugadores ya acusados de una conducta de­portiva equívoca.

La comisión directiva de Central se ve en la obliga­ción, ante "la irregular actua­ción de nuestro equipo de primera división" (según dice el acta respectiva), a res­cindir numerosos contratos por carencia de eficiencia en algunos jugadores y "por fal­ta de entusiasmo, cariño y dis­ciplina", en otros. Esa es la causa por la que la entidad de­cide dejar sin efecto la contra­tación de algunos elementos entre los que se citaba a Na­zareno Luna, Segundo Gómez, Juan Francia el mismo que ha­bía debutado con singular su­ceso en 1918, que fue figura durante una década y que ya andaba por los 35 años), Pas­cual Salvia, Alfredo Lamas, Juan García y Ramón Luna.

Singular situación debió vi­virse con el último jugador ci­tado. Mimado por la hinchada auriazul, llegó un pedido a la comisión para que reconside­rara su exclusión del equipo. Ramón Luna hizo declaracio­nes incorrectas sobre sueldos, viáticos y primas que no le ha­bían abonado. Los directivos pusieron avisos en los diarios con copia de recibos firmados por el excelente centrodelante-ro santiagueño, el mismo que formara una fantástica línsa de ofensiva junto a los otros Lu­na y a los Díaz. La decisión fue irrevocable: Ramón Luna se había equivocado y no ju­gó más en Rosario Central, pasando en el '32 a Argentinos Júniors.
Fuente: extraído del libro de la historia de Rosario Central . Autor Andrés Bossio