jueves, 11 de agosto de 2016

DE ZUASNÁBAR, Horacio

Miguel Ángel De Marco (h)

LOS NIÑOS

En el terreno de la vida sólo se puede influir sobre los otros por medio de fuerzas propia­mente vitales, como el amor, la inicia­tiva y el ejemplo, dijo un maestro de la psicología social.

Rosario supo tener a principios de siglo pasado una pléyade de médicos que irradia­ban actitudes vitales. El doctor Horacio de Zuasnábar pertenece a aquella generación de grandes personalidades de la medicina nacidas en las dos últimas décadas del siglo XIX, formadas en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Bue­nos Aires a principios del siglo XX, y que tie­ne en Bernardo A. Houssay, primer premio Nobel de medicina de Latinoamérica, a su gran exponente.
Hasta el siglo XX no existió una política tendiente a implicar al Estado como respon­sable de la salud pública de la población. El área de salud pública ni siquiera disponía en la provincia de una pequeña oficina ni se encontraba anexada a alguno de los mi­nisterios. El Estado provincial ejercía sólo una función subsidiaria y solidaria hacia entidades particulares. En tal contexto De Zuasnábar regresa a la ciudad para trabajar en los hospitales públicos cuando hacerlo en el sector privado era más renta­ble. Sin embargo, uno de sus legados más importantes fue el Hospital de Niños, que se inauguró el 14 de julio de 1930. La labor que realizó en la década del 20 lo conceptuó como un médico capaz y por eso fue desig­nado director fundador de la que sería bajo su conducción una de las más prestigiosas instituciones del país.
Durante esa década había sido responsa­ble del único servicio municipal de niños de la ciudad hasta ese entonces y por lo tanto era conocedor de las dificultades délos esta­blecimientos de salud sostenidos por el era­rio comunal. Fue entonces que creó la Aso­ciación Pro Hospital de Niños. De Zuasnábar incorporó a la salud pública municipal el vo­luntariado social, y muy lejos de adoptar una política personalista y excluyente involucró en aquel proyecto, que le pertenecía desde su concepción, a la ciudadanía, a través del fomento de la solidaridad humanitaria.
De Zuasnábar no limitó su actividad a la dedicación que el Hospital de Niños le exigió por décadas. Militó en la Unión Cívica Ra­dical del Pueblo y participó en actividades culturales. Fue profesor en el Colegio Na­cional Ne 2, en el Liceo de Señoritas y en la Escuela de Servicio Social, y formó parte del núcleo de la Asociación Médica. Asimismo, fue presidente de la Liga Argentina contra la Tuberculosis, de la Sociedad de Pediatría, de la Sociedad de Médicos del Hospital de Niños y de la Asociación Pro Escuela Normal de Maestros.
Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital 140 “ de año 2007.