jueves, 23 de junio de 2016

EL CIERRE PROSTIBULARIO

por. Héctor N. Zinni

Algo más está sucediendo en 1933, es que, a partir del 1ro. de enero han cesado en sus actividades las casas de tolerancia ubicadas en el radio urbano rosarinos Mucho he escrito sobre el tema prostibulano en mis obras anteriores: Prostitución y Rufianismo, El Rosario de Satanás y la Mafia en la Argentina. Al comienzo de los años 30, en pleno auge del espectáculo en Rosario, recrudecen las discusiones entre abolicionistas y reglamentaristas de la prostitución, por ello:
El fracaso del Primer Año
Para mayor abundamiento de todas las " ventajas" del abolicionismo y de todas las "desventajas" del reglamentarismo, es de sumo interés leer el Diario de Sesiones del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Rosario de fecha 29 de abril de 1932, donde intervinieron los concejales: Juan Carlos Alvarez, Atilio De Sanctis, Rodolfo Galaretto, Angel L. Fiasco, Francisco Bodetto y otros, sobre el dictamen de la Comisión de Higiene, referente a la ordenanza de los lenocinios. La erudición de unos y otros fue el exponente de dicho debate. La mayoría se inclinó por las tendencias abolicionistas del momento. Pero el concejal Atilio De Sanctis sostuvo brillantemente la verdadera posición científica, social y legal de la prostitución. Demostró que la prostitución es un "hecho social" inextirpable, de graves concecuencias para la salud pública, al dejarlo librado a las contingencias del clandestinismo.
El movimiento abolicionista de Rosario fue iniciado por la cátedra de Dérmato-sifilografia, cuyo profesor Enrique Fidanza, desarrollo una labor decidida y eficiente contra el régimen reglamentarisfa. Uno de los médicos adscriptos a su cátedra, José María Manuel Fernández dio una conferencia en el Círculo Médico local, en el mes de Junio de 1932, sobre El problema médico- social de la Prostitución, de carácter doctrinario, manifiestamente orientado hacia las tendencias abolicionistas de la cátedra a la que pertenece. Después de un año de haber sido puesta en vigencia la ordenanza municipal aboliendo la ordenanza de la prostitución, el citado médico volvió a ocuparse de esta cuestión, publicando a principios del año pasado una interesante comunicación sobre La experiencia abolicionista de Rosario. No pudo menos que reconocer el aumento de la morbilidad venérea con el cambio de régimen llevado a la práctica. El fracaso del primer año fue evidente. Esto mismo ocurrió en Bélgica, al punto que el estado decidió volver al restablecimiento de la reglamentación, aunque con menos rigidez y más en consonancia con las leyes proteccionistas. Para explicar los inconvenientes del primer ensayo abolicionista en Rosario se han buscado fallas: en la deficiente organización de la campaña antivenérea, en la intervención policial contraproducente y en la ausencia de un regimen uniforme en toda la provincia.

Censores de la conducta sexual
Ahora, la provincia de Santa Fe, por una reciente ley cuyos fundamentos prestigió el diputado Malamud, es abolicionista. Habrá que esperar los resultados para emitir opinión.
El error fundamental del abolicionismo consiste en atribuir a la reglamentación, por insuficientes métodos de control sanitario, las causas principales de la morbilidad venérea. Se basan en las curas estadísticas. Confundir a todas las personas enfermas de males venéreos en una cifra y adicionar ésta al montón de la prostitución, son dos operaciones aritméticas de la que ha de huir siempre la ciencia: la primera es una información incompleta por alimentarse en datos mal llevados; lo segundo, es un acoplamiento arbitrario ante la razón, porque no puede sumarse lo heterogéneo en la práctica.
Hay que convenir que la estadística de la morbilidad conduce a errores lamentables. Es muy usada, porque mediante ella puede demostrarse todo. Quetelet dio a la estadística una importancia extraordinaria. Llegó a llamarla Física Social. Pero otros menos avenidos a considerarla como elemento de valor la han denominado La gran mentirosa, por la dificultad que sus datos ofrecen, por la ambiguedad interpretativa de los hechos reunidos y por la incompleta ordenación de los elementos de la misma especie.
Basta leer el último trabajo de José María Manuel Fernandez (1) para comprobar la exactitud de lo dicho sobre la interpretación de las estadísticas. Al hablar del aumento de los enfermos de sífilis y blenorragia que arrojan las cifras del año 1933 -año del ensayo abolicionista- y al compararlas con las del año 1932 , escribe textualmente: "Quiere decir entonces que si bien hay un aumento en el número de enfermos también hay un aumento en el número de Servicios. Las estadísticas comparativas de los dos años no son pues correlativas y cabe preguntarse si la mayor facilidad para tratarse que implica la creación de nuevos Dispensarios no habrá atraído un número mayor de enfermos que en otra forma no hubieran consultado médico
Con este criterio se puede anticipar desde ya, que la morbilidad venérea de toda la provincia de Santa Fe en el corriente año, alcanzará cifras inprevistas, aterradoras...
Los sifilógrafos, venereologos y hasta los higienistas pretenden invadir con sus principios de profilaxis antivenérea, el campo de la sexología y de la sociología. Para ellos la prostitución se reduce a la sifilis y a la blenorragia. Asumen el rol de sensores de la conducta sexual humana. Hacen por su cuenta hipótesis gratuitas que le sugiere un elemento parcial de la realidad. Se pierden en apreciaciones unilaterales.
Destrucción de la organización prostibularia
Dígase que la prostitución es la ocasión, para el contagio venéreo, pero no que es el contagio único de la sífilis y de la blenorragia, y se estará más cerca de la verdad. De lo contrario podría argüirse, ajustándose a las medidas profilácticas que para evitar la transmisión de las enfermedades infectocontagiosas de la infancia, debería abolirse la enseñanza primaria y con ella las escuelas.
Se ha dicho muy elocuentemente: "la lucha sexual debe dirigirse contra la prostitución y no contra la prostituta ". Luchar contra ella no significa extirparla. Para lograrlo debe recurrirse a la reglamentación que es disciplina y no por la abolición de la disciplina. Los ingleses, por ejemplo, hacen gala de los éxitos del abolicionismo a base de disciplina viril en el hombre y de preceptiva moral en las mujeres.
Al decir reglamentación, equivale a reconocer la necesidad de imponer normas dentro de la convivencia por una educación sexual, amplia y racional. Que es lo que en resumidas cuentas realizan los abolicionistas, al proponer obligaciones y deberes en reemplazo de las medidas reglamentaristas. Cierran los prostíbulos; declaran libre la combaten el proxenetismo y en su lugar establecen: el tratamiento obligatorio, la denuncia obligatoria y el delito de contagio venéreo.
Emery, al analizar las causas del incremento de la morbilidad venérea a través de la prostitución, puso de relieve que la mujer prostituta representa la canalización de tráfico sexual tanto más peligrosa como menor es su grado de notoriedad pública.
No se debe desconocer la importancia de las campañas abolicionistas.
Gracias al impulso de sus teorías y doctrinas se ha podido destruir la organización prostibularia con todas sus ignominias. (2)
 


Esta última afirmación del doctor Raimundo Bosch, de cuyo extenso trabajo se publica aquí una parte, se ha constituido en el éxito más rotundo del cierre prostibulario, ya que han debido emigrar de la ciudad los representantes de la poderosa organización internacional de trata de blancas llamada Zwi Migdal -incluyendo los de la Varsovia así como toda una cáfila de personajes vinculados con la prostitución encabezada por macrós y gerentas de prostíbulos, habiendo dejado de percibir sus jugosos estipendios funcionarios venales de la justicia, la policía y la municipalidad (3)

Recién tres años después de haberse dispuesto la clausura de los lenocinios en Rosario, se hará lo propio en Buenos Aires, el 30 de diciembre de 1935 de la ley 12.331, ordenará abolir las casas de tolerancia en todo el país, aunque algunas provincias ignorarán la disposición. Vale la pena transmitir una carta que me fuera enviada por el doctor Cintra con referencia a la provincia de Corrientes y que dice así:
"Estimado señor Zinni:
"Queda el interrogante del porqué siguieron abiertos los prostíbulos en Corrientes, tanto en la ciudad capital como en otras localidades -Goya por ejemplo- a más de cuarenta años de la sanción de la Ley Nacional 12,331 denominada Ley de Profilaxis Antivenérea.
"También ocurrió lo mismo en la ciudad de Salta, capital de dicha Provincia, donde aún en 1975 partía de la plaza central en las horas del atardecer y hasta la madrugada una línea de colectivos urbana, que allegaba gente hacia el barrio de los Prostíbulos.
"Siendo la ley de carácter nacional. ¿porqué causas no se aplicó en dichas provincias argentinas como en las demás?. Hubo otra excepción Comodoro Rivadavia, creo, en la provincia de Chubut, pero según me informé se debió a que esta ciudad estaba bajo régimen de jurisdicción militar "…
Mi estadía permanente en la ciudad de Corrientes comenzó en 1966 prolongándose hasta fines del año 1978 y, con sorpresa, encontré allí no menos de cuatro prostíbulos habilitados oficialmente.
"Uno se denominaba Tiburón o El Yacaré y estaba en la calle Córdoba entre las de Lavalle y Gral. Paz y tenía más de veinte habitaciones ocupadas por las respectivas pupilas. Era un caserón muy antiguo edificado, tal vez, antes de fin de siglo. Cerró hacia 1977 y se convirtió en Pensión de Estudiantes, siéndolo aún al presente, posiblemente por su gran cercanía con la Facultad de Medicina, a dos cuadras de distancia. Según me enteré no fue cerrado como prostíbulo por disposición oficial, sino por fallecimiento de la propietaria, y los herederos, que no residían en Corrientes sino en la Pcia. de Buenos Aires, optaron por darle destino de pensión de estudiantes, pues no les interesaba explotar el inmueble con el rubro que tuvo anteriormente.
"Otro estaba mucho más céntrico, en la esquina del Mercado de Piso, o sea el Mercado de Abasto de la ciudad. Constaba de un gran patio, con 15 habitaciones, y se llamaba La Esterlina o La Libra Esterlina, cerró en 1974. Los otros dos estaban uno a la par del otro en la calle Lavalle, entre Avenida Alberdi y la continuación de la calle San Luis, denominada Guastavino en el plano oficial, pero que la población sigue llamando San Luis.
"Se denominaban La Paiva y La Blanca, y mantuvieron estos nombres hasta 1973, en que pasaron a llamarse, sencillamente Whiskería. También tenían 15 habitaciones alrededor de un gran patio. Estos dos fueron los últimos en cerrarse, hacia fines del año 1978, por disposición oficial emanada de la Intendencia. Pero esta disposición no se refería a Ley de Profilaxis alguna. El cierre se fue realizando en varias etapas, con leves intervalos de varios meses entre ellas en que volvían a abrir. La cuestión era porque los dueños no se ajustaban al Reglamento de Higiene y Bromatología Municipal. Se multaba al establecimiento por transgresión a tal o cual ordenanza municipal relacionada con los baños, o similar. Pagaban la multa, cumplían el período de clausura -15 días tal vez-, mejoraban los baños o lo que fuese y volvían a abrir. Esta situación duró hasta la fecha indicada, fin del año 1978, en que ya no volvieron a ser habilitados.
"La habilitación de un prostíbulo, siempre indicaba un permiso legal Municipal y Provincial completo, pues la Municipalidad hacia concurrir un médico semanalmente que revisaba el estado de salud de las pupilas, y por parte del gobierno Provincial se enviaba un policía que cuidaba el orden de cada uno de ellos. Con esto se aclara que funcionaron legalmente y que no eran clandestinos.
"Incluso puedo citar una anécdota curiosa de lo que presencié en La Paiva, pues vivía a tres cuadras de allí, sobre la Av. Alberdi:
"En la manzana donde estaba ubicada esta casa funcionaba un cine de barrio. La sala daba sobre Av. Tres de Abril, arteria muy importante en la ciudad de Corrientes pues es el acceso que une a esta con El Chaco cruzando el Paraná y que se habilitó en 1973.
"El asunto es que este cine -llamado San Martin, y que en 1977 se convirtió en una gran pizzería que desapareció al año-, tenía en cartelera ciertas películas calificadas como prohibidas para menores de 14 ó de 18 años. El boletero no dejaba entrar a los muchachos que tendrían unos 15 años, mas o menos, aduciendo que la Inspección Municipal podría presentarse y el dueño del cine quedaría en un aprieto.
"El caso es que yo estaba en la esquina y veía a los chicos tomar la Av. Alberdi, dar vueltas a la manzana, doblar por la calle Lavalle y penetrar sin ningún problema -vigilante policial por medio ubicado en la puerta del prostíbulo- en La Paiva... Comentando este asunto más tarde, se me dijo que enfrente del cinematógrafo vivía una familia relacionada con la Liga de Madres de Familia y que se supo observar al dueño del cine...
"Respecto al tema capital de este escrito, nunca pude sacar nada en limpio, al pedir a gente muy relacionada y culta de la ciudad de Corrientes una explicación posible al motivo por el cual la Provincia escapó al cumplimiento de esta Ley Nacional. Siempre me contestaron con respuestas evasiva o diciendo directamente que desconocían la causa.
"Rosario 24 de Abril de 1980.
Eugenio A. Cintra
Doctor en Ciencias Veterinarias
Maipú 2475. Rosario
Las anécdotas prostibularias llenarían gruesos volúmenes ya que muchos sucedidos entraron a formar parte de un común denominador. Hasta llegarán a producir letras tangueras como esta, cuyo autor me hizo llegar:
 
Salomón Salomón / Tango-balada
Entró a Pichincha,
que brillaba como el día,
con dos pesos en busca de alegría.
Tenía veintiún abriles,
un peso pa la cena, las copas y el Casino.
Y otro pa la mina.
Rió, se calentó y al fin
compró la lata de un peso
en el Armenonville.
Si usó o no la lata con Sabina,
la hermosa polaquita de la sapie,
ni importa m se sabe.
Carlitos desde la vitrola del patio
fue aflojando ante la historia de la mina.
Llevaba seis semanas de casada,
cinco que saliera de Cracovia,
y tres de esclavizada
casi aún vestida de novia.
Salomón, Salomón
escuchó sin haber ido para eso.
Maldijo entender el polaco
como si las lágrimas de Sabina
no hablaran todos los idiomas;
como si en tres semanas
no hubieran hablado también
a docenas de hombres
ciegos de pasión
y sordos de corazón.
Salomón Salomón
pensó en sí, en su propia vida.
Y él, que había entrado
con paso de muchachón
despreocupado,
salió con miedo de hombre
pa la comisaría.
Con temor al rufián y a la misma policía
pero decidido a torcer el destino de Sabina.
Y lo logró,
se jugó y la buscaron.
Logró que volviera a su nación;
que el Rosario turbulento de los veinte,
al lado de sus llagas
mostrara un corazón.
Tal vez en Cracovia
este flor de tipo
no tenga una canción.
Tal vez Sabina prefirió callar.
Y con razón.
Pero Rosario no olvida,
no puede, no debe olvidar
a Salomón Salomón.
(Estribillo)
Tenía veintiún abriles,
un peso pa la cena, las copas y el Casino.
Y otro pa la mina. (4)

El final de Pichincha y los manes del cementerio de Granadero Baigorria, documentados en dos obras anteriores, citadas al principio de este capítulo y a lo largo del libro, servirá para la evocación poética, no ya con la estampa in situ maravillosamente escrita por Luis Blasco El Tuerto Pichón, o aquellas décimas surgidas del estro payadoril de José Rico El Zurdo, sino con versos producidos por representantes de generaciones posteriores, como estos que transcribo y que me enviara, desde su Villa Ballester natal, el distinguido periodista, poeta amigo y escritor popular perteneciente a la Academia Nacional del Tango y a la Academia Porteña del Lunfrdo, Roberto Selles:
Pichincha
Me convocan los quecos de Rosario,
hoy que todo es orilla de la nada
y Pichincha es Richieri, en la cambiada
de un tiempo que jotraba de corsario.
Todo es un barrio gris, triste y otario,
ayá donde tayaba la pesada
de la cafiola brava y la encamada.
Todo es un mundo muerto y legendario.
Pichincha, es un demonio flolo y reo
quien te faja su réquiem en hebreo
y en lunfa con chamuyo oscuro y lerdo.
Y en la chinche fulera del olvido,
no recuperará lo ya perdido
ni el gris permanganato del recuerdo.

Cementerio de Granadero Baigorria
Una sombra de negro en la fiambrera.
Es el alma de alguna puta vieja,
Afrodita que fuera de pendeja
en el templo del vicio que antes era.
¿Fue linda, estuvo papa, fue diquera?...
Qué importa? Si la parca nada deja,
si es un lecho de muerte el que la aleja
de una vida vivida en la catrera.
Esa grelas de un tiempo son un mito
al que los moishes capos de la trata
desde sus tumbas tiran el carrito.
Granadero Baigorria, última suerte.
Catre y tumba es igual. Pide la lata
la madama huesuda de la Muerte.
Notas
1. José María Fernández: Distinguido leprólogo de Rosario con proyección internacional. En los años 20 advirtió la dimensión del problema de las enfermedades venéreas, constatando la enorme corrupción que el comercio prostibulario ejercía, tanto en el área sanitaria como en lo administrativo y policial. Las víctimas mujeres jóvenes provenientes de Italia, Francia, Polonia y otros paises, eran recibidas e internadas en Rosario en lo que se dió en llamar "privadas" o "casas privadas".
En Pueblo Esther existió un centro de internación llamado La mariposa, lugar donde actualmente funciona el Cotolengo Don Orione, que tenía celdas por ambos lados y puertas de hierro. Fernández apreció en toda su magnitud el gran problema sanitario y moral. Se adulteraban los resultados de los análisis de control hasta el punto que debía llevar consigo los tubos con sangre y los extendidos vaginales para efectuarlos en la sala 4 del Hospital Centenario. Así fue como emprendió una campaña para enadicar la prostitución oficializada en Rosario. Luchó contra grandes obstáculos y presiones tanto económicas como políticas a las que se agregaban las opiniones de profesionales que creían contraproducente la eliminación de los prostíbulos. Luego de una dura, larga y tenaz lucha, consiguió la ordenanza municipal que abolió los prostíbulos y la prostitución oficializada en toda la ciudad. Con el tiempo, disminuyeron las enfermedades venéreas, éxito sanitario que fue observado por las autoridades de la provincia de Santa Fe y del orden nacional, aboliéndose la prostitución en todo el territorio del país-
El gran logro del doctor Fernández contó con el apoyo de grandes profesionales médicos, entre ellos, los doctores Fidanza, Muniagurna, Invaldi y otros. Así fue como la Argentina erradicó la esclavitud más indignante que su sufrieron gran cantidad de mujeres, y pudo ostentar ante el mundo el mundo el logro de ser uno de los pocos paises sin esta lacra. Augusto B. Mercau: Homenaje a un maestro de la leprología argentina". La Capital. Rosario, 16-7-95.
Ver también El Rosario de Satanás. T. I. Pág. 230.
2. Raimundo Bosch, Profesor Titular de Medicina Legal en la Facultad de Medicina (Rosario). El Problema la Prostitución. Separata de la Revista de Medicina Legal y Jurisprudencia Médica. Nro. 2. Rosario , 1935.
3. V. Rafael Lelpi y Héctor N. Zinni. Prostitución y Rufianismo, 4ta, parte, capítulos 1 al 7y de Héctor N. Zinni, El Rosario de Satanás, 6ta. parte, cap. 1 y 2.
4. Héctor López. Salomón Salomón Tango- balada basado sobre un hecho real ocurrido en 1930 rescatado en el libro Prostitución y Rufianismo.
 
Fuente: Extraído del Libro “Rosario era un espectáculo”- vida teatral, cotidiana. Prostibularia y Radiofonica. Tomo I. Editorial Homo Sapiens. Año 1995.