miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las grandes tiendas

Por Rafael Ielpi

Angel García, un asturiano nacido en 1867, se había establecido en Rosario a los 14 años, trabajando en la ciudad junto a su hermano hasta lograr reunir el capital suficiente para la concreción de una tienda. "La Favorita", inaugurada en mayo de 1897, tendría nuevos edificios en 1905, siempre en esa tradicional esquina céntrica, en 1912 y final­mente en 1926/29.
En el año del Centenario, la mencionada firma ofrecía trajes tailleurs de corte y confecciones parisienne a $ 17.50, mientras que en 1912 otras ofertas ilustraban acerca de otros atuendos y costos: blusa de nan-souk a $3.50; traje de rico brin rayado, botones de nácar y puños de piqué a $26; elegante batán de broderie inglesa, adornado con valencianas y vai­nillas pasacintas a $ 35; sombrillas de tafeta de pura seda a $ 12.
Tienda tradicional de la ciudad, contaba, como muchas otras, con su casa de compras en París, en Rué Paradis, 34 (donde al parecer se concentraban las agencias parisinas de las casas importadoras de la lejana Rosario) y en los años del Centenario trabajaban en ella cerca de un centenar de personas. El edificio original fue reemplazado por un segundo local en la misma esquina en 1912 y luego por el actual, iniciado en 1926 y concluido en 1929, contemporáneo del vecino Palacio Fuentes, y concretado sobre proyecto de los arquitectos Presa y Arman, con Candía y Cía. como empresa constructora y Carlos Righetti como responsable de las esculturas y decoraciones interiores de la imponente construcción. La venta del paquete accionario de la familia García posibilitó que la tradicional esquina siguiera albergando a una gran tienda, al ser adquirido el mismo por la cadena chilena Falabella, cerca ya del final del siglo XX.
La tienda aparece mencionada en la primera novela escrita por un rosarino sobre su ciudad: ¡ Vencido!, de Jorge Sohle, publicada en 1901.

Llegaban a la esquina Libertad, donde, hasta hace poco tiempo se encon­traba la tienda "Buenos Aires" cuando Sanquet, interrumpiendo a su amigo que le hablaba de mandar en el próximo marzo a su hijo mayor a un Colegio Inglés, le dice: "—Quién es esa muchacha que viene con SaraCastillo? Acaban de salir de 'La Favorita'. Cómo se ríen, parece que fuera de nosotros. ¿Tendremos algo de ridículo?"
(Jorge Sohle; "Vencido! (Cuento de Rosario de Santa Fe)", Jacobo Peuser, Rosario, 1901)


Las vidrieras de "La Favorita" eran parada obligada del corso rosa­rino de los primeros años del siglo, como lo eran también las de otras tiendas emplazadas sobre la misma calle central. Sería el caso de la "Gran Tienda Buenos Aires", que comenzara como un negocio importante en la esquina suroeste de Córdoba y Entre Ríos, con die­ciséis vidrieras, aunque no se trata del edificio que aún se yergue en esa esquina, de construcción ulterior y donde la firma siguiera fun­cionando aún por muchos años.
Había sido fundada en 1868 por Antonio Gómez y Santiago Terán, pero en 1916 sus propietarios eran todos de esta última familia: Eleuteriojosé y Vicente Terán, que manejaban una dotación de medio centenar de empleados y un taller de confecciones con igual cantidad de operarías: cortadoras, costureras, etcétera. Como toda gran tienda de ese tiempo, "la Buenos Aires" tenía secciones de lencería, tejidos, sedería, artículos para señoras, novedades, tapicería, alfombras y su inevitable casa de compras parisina, que la abastecía de "lo último".
Similares características ostentó "Casa Gath & Chaves", primero en Córdoba entre San Martín y Maipú y luego en su edificio propio en la esquina suroeste de Córdoba y San Martín, filial de la casa porteña del mismo nombre, que rivalizaría durante más de cinco déca­das con "La Favorita" en las preferencias de la burguesía adinerada de principios de siglo, primero, y de la clase media después de 1930. Gath & Chaves, cuya central porteña estaba en Florida y Cangallo, había sido fundada en 1883 por Lorenzo Chaves y Alfredo Gath, original­mente en San Martín entre Piedad y Cangallo; tenía sucursales, ade­más, en La Plata, Mendoza, Bahía Blanca, Paraná y Mercedes (Pro­vincia de Buenos Aires) y dos casas de compras, una parisina, en Rué Richer IXme.,y otra neoyorkina en 13-25 Astor Place.
    Su denominación legal era S.A. Almacenes Argentinos Gath & Chaves Ltda., y su céntrico edificio, actualmente conocido como "Victoria Malí", fue construido en 1927 según proyecto de los arqui­tectos británicos Eustace Lauriston Conder, Sidney Follet y Augusto Farmer, al igual que los construidos en otras ciudades como Buenos Aires, Santa Fe y Paraná. La para esa época impresionante estructura de acero (realizada por la Compañía Británica de Acero Limitada, que también interviniera en la construcción de "La Favorita" y el Teatro Odeón), se levantó en 40 días, lapso de tiempo notable aún para la actualidad. El edificio, que contaba con una superficie de 8500 m2, con cinco plantas y dos subsuelos, y cuya construcción fue confiada a Alejandro Hume y Cía., una empresa porteña, quedó concluido en seis meses y fue inaugurado el Io de noviembre de 1927.
Sus catálogos llegaron a ser tradicionales y eran esperados con expectativa, como adelanto de la indumentaria que deberían lucir las mujeres para las que "vestir a la moda" era una obligación social o un imperativo de figuración social. Gath & Chaves era, en tiem­pos posteriores al Centenario de Mayo, permanente proveedora de atuendos femeninos, pero también masculinos en un espectro que iba desde la ropa de calle a la que se destinaba a las recepciones socia­les, la ida al teatro o a los agasajos. En 1912, ofrecía trajes de casimir fantasía a $ 29.50 pero también fracs a $ 100 y pantalones desde $ 8 junto a un sombrero Henry Heath importado a $25, una galera de felpa a un peso menos o camisas de París con pechera lisa con tablillas en la botonadura, como rezaban sus avisos, a $ 14.
Un buen ejemplo del status que otorgaban las grandes tiendas, y ésta en particular, la brinda un aviso aparecido en la revista P.B.T., en 1904. En el mismo se ve a una pareja en la calle y al caballero que dice a la mujer: ¿No te decía yo que vistiéndonos en Gath & Chaves nos iba a salu­dar la gente como apersonas de la crema? El dibujo incluía un tercer perso­naje: un niño que portaba un globo con las iniciales de la famosa tienda.
Aquella costumbre de remitir los impresos con las novedades de la temporada era común a la mayor parte de las grandes tiendas con sede en Buenos Aires, que publicaban sus avisos en las revistas que llegaban a Rosario y eran visitadas por buena parte de las seño­ras de la sociedad local que viajaban a la Capital Federal con ese fin. Era el caso, entre 1900 y 1920, de "A la Ciudad de México", de Cuyo y Florida, fundada en 1889, calificada por la prensa de la época como templo de la moda; la "Tienda San Juan", ubicada en Alsina y Piedras, de 1875, preferida por la clase acomodada porteña; la "Gran Tienda Buenos Aires", en Victoria 650; "El Siglo", de Rivadavia y Piedras frente a la "Confitería del Gas"; la distinguida "Harrods", de Florida al 800, inicialmente en calle Tucumán, filial de la prestigiosa casa lon­dinense de Sir W. Burbidge; la "Tienda Cabezas", en calle Cuyo entre Florida y San Martín, o "La Imperial", de Victoria esquina Piedras, todas ellas competencia nada desdeñable para las casas rosarinas.
La misma competencia que opondría, en los finales del siglo XIX la tienda "A la Ciudad de Londres", en Perú entre Rivadavia y Victoria, fundada por los hermanos Brun en 1878, una de las pione­ras en la denominación de "A la Ciudad de...", que imitarían muchas otras en años posteriores. Era, por lo demás, editora de La Elegancia, única publicación dedicada a la moda originada en esas grandes tien­das, cuyos ejemplares llegaban también al Rosario a calmar la avidez de novedades de las señoras de la alta clase social Las damas de las familias de mayor significación social y pode­río económico no desdeñaban, por lo demás, en los años iniciales del siglo y hasta 1916, la visita a la porteña "maison" de Madame Carrau, en el nacimiento de la tradicional calle Florida, que les garantizaba los modelos parisinos provenientes de los principales modistas franceses del momento.
    No menos importantes, pero mucho menos selectivas en su clientela, ya que en ella se mezclaban inicialmente las señoras de rancios apellidos con las que sólo portaban dignamente el suyo aunque tuviera resonancias criollas o europeas, eran tres grandes tiendas rosarinas :"A la Ciudad de Roma", en San Martín y San Juan, “Casa Zamboni” con cuatro locales céntricos concentrados en la misma manzana, y" Casa Cassini", en San Martín y Rioja.
La primera de ellas sería impulso inicial de la importancia económica y social de una rama de las familias destacadas de las ciudad, los Castagnino. Giovanni Battista Castagnino, que llega a la ciudad hacia 1852, se inicia con un pequeño negocio de tienda “Alla Cittá di Roma”  se inicia en 1852 , se inicia con un pequeño negocio de tienda hasta  1880, para radicarse definitivamente en el Rosario, funda al entonces Mercado Sud, luego Central, en la esquina suroeste de la calle Puerto ( actual San Martín) y San Juan. En el solar adquirido hace construir un importante edificio, reproducido en las tarjetas postales que la tienda imprimiera en los años del Centenario. La firma comercial se modifica y diversifica en 1893 y pasa a ser "Castagnino e Hijos y Sanguinetti", abriendo asimismo la importación de comestibles, con un negocio instalado en la céntrica calle Córdoba.
Al morir el fundador en 1899,1o suceden sus hijos Alfredo v Guido, que mantienen la sociedad anterior hasta la muerte de Nicolás Sanguinetti, en 1909, cuando la firma se constituye como "Castagnino Hermanos y Cía.". En 1905, los Castagnino adquieren un amplio terreno en Corrientes 351, donde levantan un monumental edificio 10 del que aún se conserva la planta alta y en el que se centraban sus negocios de importación de comestibles en gran escala, rubro al que se agregaría en 1916 el de venta de maquinarias agrícolas, provenientes de Estados Unidos. Otros dos hermanos de los anteriores se dedican, uno, Atilio, a la tienda, que era ya tradicional en la ciudad, y el otro, Héctor, a la atención de las oficinas de la, empresa en Genova, en cuyo puerto embarcaban las remesas de comestibles con rumbo a Rosario.
Hacia 1900,1a firma representaba, entre otros, a productos prestigiosos como el "Té Lipton" o el "Almidón Celluloil", utilizado para los puños y camisas de los hombres de la época. En 1910 había expandido la actividad a otra también redituable como el turismo publicando avisos como el que anunciaba: El vapor expreso "Príncipe di Udine" saldrá para Santos y Genova el 8 de enero a las 4 p.m. como ejemplo de los rápidos viajes a Europa, con las mejores comodidades; director de hotel a bordo, cocina excelente, novillos y pollos vivos. Los más amplio-, puentes de paseo, capellán a bordo. Cosa de pasarla bien y, de paso, poder confesar algún pecadillo cometido durante la travesía.
Las viejas tarjetas coloreadas con imágenes de edificios de la ciudad de 1910 (el Banco Francés, el Teatro La Opera, los Tribunales  de Justicia o la propia tienda), con la publicidad de "A la Ciudad di Roma" en su reverso, testimonian todavía hoy, aunque amarillenta por el paso del tiempo, el dinamismo de aquella gran tienda, una di las más populares.
José Castagnino (1853-1916), de la otra rama familiar, sería asi mismo comerciante notorio entre ambos siglos, y formaría parte de la clase poderosa de la ciudad. Se inicia en ella como propietario de un almacén de productos importados, bajo la firma "Berizzo y Castagnino", en 1853. Dos años más tarde, asociado con Luis Pinasco, integra durante más de dos décadas, entre 1875 y 1897, la firma "Pinasco y Castagnino", 1 n el mismo rubro, ya su desvinculación funda con su hermano Juan la"( Casa Castagnino Mérmanos", en la planta baja de la aún hoy esplén­dida residencia de la esquina suroeste de Maipú y San Juan.
Fue socio comanditario de "A. Cánepa y Compañía" e integró las comisiones de instituciones representativas de Rosario como la Sociedad Rural, que presidiera y entre cuyos fundadores se contara; el Banco Provincial de Santa Fe; la compañía de seguros "La Rosario, de la que fuera también fundador, y la Compañía Sudamericana de Seguros; la comisión promotora del Hospital Italiano, a cuya  concreción contribuiría su familia y cuyo directorio presidió durante  ocho años. Padre de Juan Bautista, en cuya memoria se construirá  el museo de Bellas Artes que lleva su nombre, y de Guido, jurisconsulto nacido en 1894, fue como muchos otros hombres de su clase social, integrante del Concejo Deliberante, en su caso como representante de la Liga del Sur (a la que adhiriera desde su crea-
ion), durante siete períodos.
Su hermano y socio, Juan Castagnino, se había asociado a los 22 años a una agencia marítima ya establecida, la que giraría durante los siguientes ocho años bajo la razón social "Caffarena y Castagnino", hasta que con José y los hermanos Luis y Américo Cánepa se asocian            los Pinasco, primos suyos por lo demás y se dedican al comercio mayorista de comestibles.
"Casa Zamboni" tendría como antecedente inicial hacia 1891, Una modestísima sombrerería al lado del Teatro Politeama como recordara apital en 1914, al publicar la noticia del fallecimiento de Angel Zamboni, el fundador, ocurrido en Várese (Italia). El negocio tuvo un pronto y notable crecimiento, al punto de que en los primeros años «leí siglo, Zamboni decide asociar nuevos capitales, los de Emilio Rey.
En el Centenario la casa contaba con 197 empleados en sus cua-110 locales, ya como "Zamboni y Cía.", y un centenar de mujeres que . desempeñaban en los talleres de confección. Un gran motor a gas con su dínamo y una batería de acumuladores proveían electricidad  complejo comercial, a lo que se sumaba otro confort: 57 ventiladores de techo y un ascensor eléctrico, el segundo instalado en la ciudad y el primero en una casa de comercio. Los cuatro locales albergaban doce departamentos: despensa, sastrería, bonetería, sombrerería,
confección, modas, bazar, perfumería, camisería, zapatería, tienda y mercería: todo un "shopping"...
Las cuatro direcciones, Sarmiento 827, Córdoba 1035 y 1063 y San Martín 844, la convertían en un real emporio comercial, muy popular y concurrido. La porteña revista Fray Mocho, en 1913, en una nota sobre la tienda consigna: En el extranjero se cree que únicamente Buenos Aires puede tener tiendas a la europea como la Galería Lafayette de París. Rosario también tiene su Louvre. Es la Casa Zamboni, con oficinas de compras en Rué Paradis, 24, de París; 25 Broad Street, Nueva York; Piazza Borromeo, Milano y 33 Bow Lañe, de Londres. El malagueño Rey se haría cargo de la empresa al retiro de Zamboni en 1911, junto a los sucesores del empeñoso italiano que llegara a la ciudad en 1886 con la ilusión, concretada en su caso, de hacer fortuna.

Rosario no era como ahora, con tanto progreso. Era un poquito menos. "La Favorita" estaba. Estaban la "Casa Zamboni", la "Casa Cassini", la "Tienda Ideal de los Novios", y un montón de casas que faltan, como "Gath & Chaves".Tiendasgrandes, lindas. La Zamboni me parece que es la que se quemó, no me acuerdo bien. Estaba en la calle Sarmiento, por la cuadra de la "Casa Beige", por ahí. Se hizo una quemazón grande. Un hombre de Bella Vista se traía los rollos que­mados y adentro las telas estaban buenas. Trabajaba sacando las cosas del incendio y lo que se podía sacar, lo sacaba. La Favorita era como ahora, nada más que ahora han puesto la escalera mecánica que no tenía: la han hecho un poco más moderna.
(Marsegaglia: Testimonio citado).


La inauguración el 30 de noviembre de 1910 de la "Casa Cassini", fue un real evento social en un año de tantas celebraciones, en San Martín 898, esquina Rioja, y el comercio tendría un rápido crecimiento económico. Roque L. Cassini, italiano, sería, en poco tiempo, uno de los inmigrantes adinerados del Rosario y su tienda, una de las más con­curridas por los rosarinos de toda condición social. Entre septiembre y octubre de ese año se publicita en forma permanente la inminente apertura de la tienda, a la que se anunciaba como un establecimiento único. La firma funcionaría posteriormente en otro importante edificio en la esquina noreste de Córdoba y Sarmiento.
Fuente: extraído de libro rosario del 900 a la “década infame”  tomo III  editado 2005 por la Editorial homo Sapiens Ediciones